El 2018 pasará a nuestra historia
contemporánea como el año de posibilidades para nuestra sociedad. Todo empezó
con el desmantelamiento de la Banda de los Cuellos Blancos, a mediados de este
año, que dio pie para la caída de una serie de personajes y permitió el
debilitamiento de un Poder Judicial corrompido por el narcotráfico. Debemos
recordar que el móvil principal de la investigación de jueces, políticos,
comunicadores y empresarios pertenecientes o vinculados a esta banda nos
permitido tocar las honduras, la sima de la corrupción. El crimen develado ha
hecho que un puñado de personas haya terminado en la cárcel, haya hecho que uno
de ellos se preste a la colaboración eficaz (Camaño) y uno de ellos, uno de los
peces más gordos del grupo, haya sido el más osado al haber huido del país.
Mientras, el caso de los
famosos cocteles, usados como justificación para explicar ingentes ingresos de
dinero en campañas electorales, sobre todo presidenciales, se reavivó en
momentos en que la sociedad peruana se halla aún conmocionada con todo el
escándalo del Poder Judicial circunscrito a Lima-Callao (aún). Dicho caso
revisado, con más pruebas, fue motivo del encarcelamiento de la lideresa de
Fuerza Popular. Pese a todas las campañas de obstaculización política (generada
desde el Congreso) y un amplio sector corrupto del Poder Judicial, encabezado
por el inefable Fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, el 31 de octubre se dictó
prisión preventiva por 36 meses (3 años) a Keiko Fujimori.
Luego de este golpe político
para muchos congresistas naranjas y sus aliados (por diversas razones), estos
comenzaron a movilizarse; sea para evitar que muchos de los interesados puedan
resultar ser implicados en esta ilícita actividad (caso el colaborador eficaz
Rolando Reátegui, quien se limpió previamente); sea para evitar abrir más esa
gran caja negra en la que se está convirtiendo el caso Lava Jato. Tanto así que
el cuestionado informe sobre dicho caso, presentado por la congresista Rosa
Bartra ha sido sometido a revisión gracias a la votación del Pleno para su
desclasificación, pese a la destemplanza de dicha congresista. Este documento,
irregular en su factura, excluye groseramente al cuestionado líder del APRA,
razón por la cual este ha abierto una suerte de frente de lucha en pro de la
rea lideresa. Favor con favor se paga.
El ruido político generado en
estos dos últimos años generado por la renuncia de un Presidente, los
frecuentes escándalos congresales de corrupción (el de Cuellos Blancos es uno
más) y la retención carcelaria de Keiko, lideresa del aún principal partido de oposición;
todo esto ha pasado factura a la estabilidad social y económica del Perú en su
conjunto. Muchos personajes políticos, empresariales y de comunicaciones son
sindicados como corruptos (AGP, Ollanta Humala y esposa, Toledo, PPK, Susana
Villarán; grupo GM, entre otros). Su fin debe de ser la cárcel. Limpieza en
casa para un mejor país.