Lunes 03 de diciembre. El
gobierno uruguayo comunica a la comunidad internacional que el pedido de asilo
del expresidente peruano Alan García Pérez ha sido rechazado al considerar que
en el Perú “funcionan libremente” los tres poderes del Estados, entre ellos el
judicial, que investiga al líder del Partido Aprista. AGP, desde un acto
generado por un gobierno extranjero y bajo la interpretación de jurisprudencia
internacional, ha recibido una fuerte estocada con la que se va convirtiendo en
un cadáver político. Además, la desautorización del presidente de Costa Rica a
las versiones del congresista Mauricio Mulder sobre el pedido de asilo a otros
países ha sido la cerecita sobre la gran torta en la que se ha convertido a un Alan
García en una bestia herida en su ego movida por el temor de que la estrategia
de la prescripción se le escape de las manos. El viaje de congresistas
partidarios de AGP para justificar su asilo ha sido interpretado graciosamente
como una atractiva acumulación de sus puntos millas privados. Preocupa que su
partido (¿en su conjunto?) esté abocado en defenderlo a como dé lugar tal como
lo hizo en situaciones anteriores en las que algún correligionario decidía
inmolarse políticamente con el fin de cubrir sus acciones dolosas o urdir todo
un manto jurídico para blindarlo de una manera u otra. En su encerrona hogareña
está tramando una serie de actos de victimización para que la opinión pública
vaya “identificando” cómo este gobierno, a través de su aparato judicial, le
realiza una implacable persecución que ha significado “la incautación de sus
bienes, la suspensión de sus libertades individuales como la de circulación y
las visitas privadas a su residencia”.
Sin embargo, AGP se ha
convertido en una fuerte distracción en nuestra cotidianeidad. Dentro del
turbulento Poder Judicial, hay algunas oscuras movidas que tratan de entorpecer
las investigaciones de corrupción que han surgido por todos lados: la banda de
Los Cuellos Blancos de Puerto (Desde Hinostroza hasta Edwin Oviedo) y el tema
Lava Jato/Odebrecht, un cuco para el mismo AGP, Keiko Fujimori, PPK, Ollanta
Humala, Susana Villarán, Alejandro Toledo y sus cuadros respectivos. Y, por
otro lado, el mundo político: las acciones nada transparentes que se han
realizado en el Congreso para beneficiar a casinos (verdadero escándalo de
evasión), promover leyes que validan la escasa transparencia del financiamiento
de partidos políticos, entre otras perlas por las cuales los hombres de la
patria dan las espaldas a nuestra sociedad; y, sobre todo, el referéndum de
este domingo 09.
Es anecdótica la declaración
de una congresista que afirma el casi nulo entendimiento del presidente Vizcarra
de la sociedad peruana. Ella olvida que Vizcarra pidió a los congresistas
convocar este referéndum en respuesta a un clamor ante las circunstancias
escandalosas del momento. Es el momento de poner las cosas en su sitio y esto
está en nuestras manos.