“Todos
los caminos conducen a Roma”. En nuestro país, “todos los caminos conducen a la
corrupción”.
Tras
idas y venidas en estas dos últimas semanas, la ética, la verdad, la justicia y
la credibilidad han recibido tantos golpes humillantes. Sus repercusiones están
alcanzando a todos los ciudadanos sin excepción. Tenemos la conciencia social
triturada, no solo por las acciones de los malos ciudadanos ejecutores de estas
maniobras ilegales, sino por el absurdo manejo que otros tantos hacen de toda
la información que ha ido apareciendo, ciudadanos a los cuales solo les
preocupa sus intereses partidarios más que la verdad. Han ido pulverizando la
conciencia ciudadana. Día a día, Pandora nos ha ido revelando pesadillas de un
mundo movido por intereses lesivos contra nuestra sociedad en su conjunto. Las
investigaciones, cuyo móvil inicial es la lucha contra el narcotráfico y el
mundo criminal organizado en torno a este, han sacudido toda la clase política
(bastante desacreditada), “empresarios exitosos”, personajes mediáticos, además
del bastante podrido Poder Judicial. Además, nos ha acercado a grupos
empresariales turbios, acusados de diversas formas de cohecho, malversación,
extorsión e, incluso, asesinato. Los tentáculos de estas mafias se han
enquistado en todos los campos y hemos visto personas autodenominadas de
intachables e incorruptibles entrando en estas danzas nefastas; estas han
tratado de justificarse tras la aparición de sus nombres en ese caldero de audios
de esta valiosa investigación. Vemos desfilar jueces, abogados, congresistas,
empresarios, deportistas, comunicadores: un largo etcétera humillante. La
semántica nunca se había usado con fines tan viles para restañar su imagen ante
los demás.
En
esta vorágine, algunos líderes políticos están buscando estratagemas para salir
librados de esta segunda oleada de escándalos; estos han intentado,
escandalosamente, salir totalmente limpios del tema Odebrecht - Lava Jato. Aún
quedan pendientes muchas explicaciones claras sobre la danza de dólares
“invertidos” en campañas electorales de las últimas décadas y grandes
favoritismos en concesiones en mega obras de infraestructura (¿les suena Chavimochic?).
Solo estuvieron en prisión Ollanta y Nadine; pero, Marcelo Odebrecht y Jorge
Barata hablan de más graciosas “donaciones” a candidatos y candidatas, sea de
manera directa o indirecta en la modalidad de una bolsa de aportantes,
explicación que comprometió a gente de la Confiep y medios.
Para
cerrar esta lúgubre semana, vimos cómo los partidos políticos se han convertido
en abiertos paraguas que acogen a oscuros postulantes para diversas alcaldías con el fin de legitimar sus actos delincuenciales. La captura del alcalde del distrito de La
Victoria es una muestra de ello: el cuarto delincuente legal acogido por un
partido capitalino. Estas evidencias nos hacen preguntar si en realidad somos sus
cómplices y si estos son una real muestra de nuestra verdadera imagen como sociedad.