03 de octubre, último día en Cusco. Inicialmente iba a ser un
día libre para todos, pero como el primer día perdimos la visita de cuatro
lugares por las demoras de los chicos, decidimos hacer las visitas pendientes a
Qenqo, Puka Pucara, Tampumachay y a un centro criaderos de auquénidos (llamas y
alpacas) antes de ir al aeropuerto. El día iba a ser intenso y lo fue.
Me había levantado temprano. Decidí dar una vuelta para ver un
gran mural que se halla en la Av. El Sol y dos iglesias que no habíamos
visitado en la gira: Compañía de Jesús y La Merced. Antes de tomar desayuno con
el grupo, tomé una de mis cámaras y salí a caminar por las siempre interesantes
calles de Cuzco. Felizmente el hotel estaba muy cerca tanto del casco histórico,
así como de la Avenida en la que se ubica un inmenso mural de la historia de la
ciudad y con ella del Imperio Inca. Mi primer objetivo fue este gran mural que
mide un poco más de 50 metros y que narra visualmente los mitos de la creación
de la ciudad desde la prehistoria; el mural fue hecho durante nueve meses
exactos por el artista Juan Bravo Vizcarra (cuzqueño).
Este mural tiene más de
26 años y fue el más grande cuando fue hecho. En la actualidad, el más grande
se halla en Trujillo, iniciado por Rafael Hastings. He aquí más información de
este bonito mural cuzqueño que no hay que perder en la visita a esta ciudad (https://muralesdelcusco.wordpress.com/mural-historia-del-cusco/).
Luego de las fotos, me dirigí a tomar algunas a estos dos monumentos religiosos
previamente mencionados, no sin antes pasar por la Iglesia de Santo Domingo
para unas últimas tomas. Lo bonito es ir por el Calle (Callejón) Loreto que va
paralela a toda la majestuosidad de la Iglesia de la Compañía. Sales a la Plaza
de Armas y te encuentras con todo el conjunto monumental: la plaza en sí, la
Catedral y la soberbia iglesia de la Compañía. Este es un monumento que debe de
ser visitado con calma. Estuve en este muchas veces desde la primera vez que
fui en 1973, pero siempre hay cosas nuevas que mostrar, restauraciones hechas y
otros bellos detalles. A diferencia de Europa, Cuzco prohíbe tomar fotos a los
interiores de sus iglesias, no sé por qué razón. La Compañía es una iglesia
imponente. Ubicada en la Plaza de Armas (como en Trujillo, Arequipa), es un
regio monumento religioso edificado sobre el antiguo palacio Amaru Cancha (dios
Serpiente de la sabiduría y astucia). Este monumento tuvo una primera versión
que se comenzó a construir en 1571, pero tuvo un colapso total en el terremoto
del 31 de marzo de 1650. Tras este sismo, se construyó este nuevo edificio que
utilizó las piedras del Cuzco incaico y que mandó a edificar una serie de
bellos altares, que tuve oportunidad de ver con anterioridad. El edificio
cuenta con el altar barroco más grande del Perú. Imagino cuál habrá sido su
belleza interior antes de la expulsión de los Jesuitas, cuyas iglesias fueron
desmanteladas y muchos de sus tesoros enviados a España. Aquí hay más datos
sobre esta magnífica construcción (http://blog.pucp.edu.pe/blog/juanluisorrego/2009/09/27/la-iglesia-de-la-compania-del-cuzco/).
Algunas iglesias, como la de Trujillo, no volvieron a ser retomadas por la
congregación a su retorno al país. Las portadas (principal y lateral) son
impresionantes, pero algunas intervenciones (cables eléctricos, por ejemplo)
han afeado su aspecto general y varios de sus detalles; igualmente, la presencia
de muchas palomas (no solo en esta iglesia) ha generado un daño paulatino en la
piedra por sus excrementos. Tengo entendido que están buscando algunas
estrategias para ahuyentar estas aves que han proliferado de manera
considerable.
Como era muy temprano, la iglesia estaba cerrada y no se
ofrecía culto. Sin embargo, sí encontré la iglesia La Merced con misa, lo que
me permitió entrar a ver esta iglesia tan poco visitada en los circuitos, pese
a tener una de las más bellas custodias del país en su museo. Esta custodia la pude ver en 1973, 1977 y en
mi visita de 1991. Cuzco es una ciudad que tienes que visitarla por lo menos
durante tres días para ir viendo sus viejas casas, sus barrios antiguos y sus
bellas iglesias. Aquí hay más información sobre La Merced, la cual con la de
San Francisco, son dos bellas iglesias poco visitadas. (http://www.qosqo.com/qosqoes/merced.html).
Regresé para tomar desayuno, uno consistente, pues ya retornábamos a Trujillo,
vía Lima.
Listos ya, salimos hacia Q´enqo o Kenko. Este no se halla
lejos de Cuzco (unos cuatro kilómetros) y está cerca al parque Sacsayhuaman. El
significado de este lugar es “laberinto”. Y lo es, casi natural por la
disposición de las grandes rocas e intervenido respetando las formas de las
piedras que conforman este interesante monumento. Como muchos monumentos y la
cultura Inca en proceso de investigación más detallada sobre la cosmogonía y su
funcionalidad en la vida diaria, este parece vinculado al culto de la serpiente
o Amaru. Es un templo para vincular la deidad con la tierra, con el Kaypacha. Era
un lugar de sacrificios, sobre todo de animales de pelambre oscura o negra. Es posible
que se hallan sacrificados niños recién nacidos. Se sacrificaban “los más
bellos”, según la crónica de Juan de Betanzos. Ingresar a las galerías
estrechas y oscuras es una experiencia interesante. Hay una piedra de especial
pulido en una suerte de sala principal adecuada por la forma de la roca. Viendo
los monumentos incaicos, es bastante sorprendente los logros hechos con el
delicado tallado lítico sin haber contado con herramientas sofisticadas u otros
equipos que hubieran ayudado a hacer estos primorosos trabajos en menos tiempo.
Pero pensar de esa manera nos demuestra lo miserable que se ha vuelto nuestra
vida de apurado, de rapidez, de hacer cinco cosas a la vez, de “ahorrar tiempo”
… y no sabemos para qué. Contemplar las obras arquitectónicas incaicas debería
ser nuestra terapia contra la modernidad. Ya regresando al bus, se podía ver
una buena vista panorámica de la ciudad. Aquí información del lugar (https://arqueohistoriaperuana.blogspot.com/2016/11/sitio-arqueologico-de-qenqo-cusco.html)
Seguíamos nuestra ruta
ahora hacia Puca Pucara. “Fortaleza Roja”, construcción tampoco alejada del
Cuzco, pues se ubica a unos seis kilómetros. Posiblemente tenía una función
militar, la de acoger las tropas del Inca cuando iba a los baños de Tampumachay,
lugar bastante cercano. El monumento en sí está asentado sobre una formación
rocosa irregular; esa es la razón por la cual es bastante accidentada la
distribución del espacio. Hay un muro externo de piedras de tamaño regular.
Ninguna de las construcciones pétreas tiene rocas labradas grandes como se ve
en lugares como Sacsayhuaman. Los incas acoplaron sus construcciones al espacio
que iban ocupando; como los jardines japoneses, los pueblos andinos no
violentaban el espacio natural, por el contrario, aprovechaban sus formas para
ensamblar las construcciones que tenían variado uso: religioso, militar,
económico.
El nombre de este sitio arqueológico deviene del color rojo que
tiene la piedra caliza que es la base del mismo. No fui testigo de ese color
rojo, razón por la cual lleva ese nombre, pero comentan que es importante verlo
al atardecer casi anocheciendo, momento en el cual se puede observar ese espectáculo.
Debo admitir que, aunque haya venido numerosas veces a este lugar, incluso en
horas vespertinas, no tengo un recuerdo de esa explosión cromática. Espero
volver para retener con mayor atención esos momentos. La visita a este lugar estuvo
planificada por la tarde del primer día que llegamos a Cuzco. Aquí dejo un vínculo
para mayor información (https://arqueohistoriaperuana.blogspot.com/2016/11/sitio-arqueologico-de-puca-pucara-cusco.html)
(https://www.boletomachupicchu.com/datos-fortaleza-puca-pucara/).
El último lugar a visitar en cuanto restos arqueológicos fue
Tambomachay o Tampumachay. Este es un lugar de un evidente culto al agua y se
halla a solo 7 kilómetros de Cuzco. Las aguas solo podían ser usadas por el
soberano y quizá la panaca real. Se ve un complejo de canales y cascadas en el
marco de un espacio geográfico simpático. La cascada principal tiene unas
hornacinas en la parte superior. No llega a ser tan impresionante en el manejo
de aguas como Tipón, pero sí se ve mucho esmero en los muros acabados, así como
en los canales. El sistema aún funciona, no sé si ha sido reconstruido íntegramente
o se mantiene tal como está a través de los siglos. Imagino cierta intervención
en su mantenimiento. Es un monumento que, en conjunto con Puca Pucara, recibía
a los visitantes que llegaban del Antisuyo, de la selva, en dirección al Cuzco. Aquí más datos para estudiar el lugar: http://repositorio.uandina.edu.pe/bitstream/UAC/886/3/Pavel_Tesis_bachiller_2017.pdf
Como íbamos contra el tiempo, nuestra visita fue un poco rápida,
puesto que nos faltaba un último lugar: un centro dedicado a la crianza de
auquénidos (sobre todo, alpacas) y productos manufacturados de su lana y otras
artesanías: Textiles Ccori Vicuña. La visita fue simpática, las alpacas ya
están muy acostumbradas a recibir visitas de toda índole. En el lugar de
ventas, había un bello retrato de madera que representaba la figura de Santiago
Mata Indios. El precio me pareció módico.
Ya todos en el bus para ir al aeropuerto, con nuestras
maletas y todo lo necesario, nos dirigimos al terminal aéreo para hacer nuestro
chequeo y dejar las maletas que iban de tránsito por Lima en dirección a
Trujillo. Así terminé mi reencuentro con Cuzco. Hay que volver.