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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 17 de febrero de 2019

CIUDAD A LA DERIVA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 17 DE FEBRERO)


Trujillo es una ciudad que se acerca al millón de habitantes. Durante los días laborales, esta población se incrementa por el número de personas residentes en áreas cercanas a la ciudad y que laboran en diversas empresas e instituciones localizadas en nuestro cono urbano. Nuestra ciudad tiene grandes potenciales que se han ido posesionando en el imaginario de los peruanos y de muchos turistas internacionales que nos han visitado. Es una ciudad con riqueza arqueológica, cultural, social, educativa y productiva. Una urbe ubicada cerca de un río y vecina al mar que le da ciertas ventajas geopolíticas que nos convertirían en una urbe rica y que podría trazar el destino de nuestra nación. Tiene pujanza productiva todavía primaria, salvo excepciones. Una ciudad multiétnica, variada.
Sin embargo, diversos factores humanos han mellado y continúan afectando la organicidad trujillana. La carencia de una educación cívica, el escaso sentido de autoridad y la débil capacidad de trabajar en equipo han sido los factores que han hecho que todo ese potencial se ponga en riesgo permanente con la consiguiente pérdida de oportunidades sociales. Evidencias saltan a la vista sin mucho esfuerzo. Tomemos dos ejemplos: transporte urbano y manejo de residuos sólidos.
Para nadie es un secreto que nuestro transporte es un caos. Tierra de nadie. Fuera de la escasa educación vial de públicos y privados, así como el lamentable estado de calles y avenidas de la ciudad; Trujillo posee un sistema ineficiente, riesgoso e, incluso, contaminante. El estado de vehículos de transporte público, que es privado, es un permanente atentado contra los usuarios de este y los demás ciudadanos, puesto que la antigüedad de muchos buses, combis y taxis presentan una amenaza latente contra cualquier ciudadano y el medioambiente. La concesión de rutas es otra pesadilla, puesto que hay zonas sobresaturadas de líneas de transporte cuya ganancia está en el número de pasajeros que estas lleven; por tal motivo no respetan ni horarios, ni espacios rígidos, ni la cantidad reglamentada de usuarios. Pedir calidad de servicio raya con el ridículo. Una buena línea municipal de grandes buses, tranvías y desde ya pensar en un subterráneo son soluciones obligadas si queremos salir del caos cotidiano. Las soluciones van a ser impopulares, pero atacarán el cáncer en el que se ha convertido todo este tema.
El segundo ya es problema arrastrado por varias gestiones ediles. Por su tiempo se ha hablado de crear una solución global al problema del manejo de la basura. Hubo conversaciones para creación de plantas de tratamiento de residuos, quedando en el tintero. Hay fuertes mafias que se mueven tras el reciclaje y el manejo del relleno sanitario. Absurdo es fomentar una cultura de manejo entre la población (separación de vidrios, papel o plástico) si es que casi todos los desechos van a terminar en el mismo botadero.
Estamos a tiempo de tomar decisiones correctas.