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Trujillo, La Libertad, Peru
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miércoles, 5 de enero de 2022

¿BICENTENARIO PARA EL OLVIDO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 02 DE ENERO)

 


Y así se acabó el 2021. El segundo año de nuestro Bicentenario. Una celebración que sirvió para saber qué somos como sociedad o si, en realidad, merecemos serlo.

Las celebraciones del Bicentenario se deslucieron, primero con la inestabilidad política del gobierno anterior en el que tuvimos, cual república bananera, varios presidentes en una semana; todo esto en medio del estallido de la pandemia, el confinamiento forzado y, luego, con el deplorable comportamiento de muchos ciudadanos de todos los estamentos sociales y económicos de nuestra sociedad. Hasta ese entonces pensábamos ser todavía uno de los “pumas” de América, tener una sólida identidad manifiesta por cantar con más ganas el himno nacional en Rusia 2018 y tener una de las mejores gastronomías del mundo. Pese a todo, hubo algunas preparaciones para tan magnas fechas: desde lo académico hasta las edificaciones simbólicas que, como decía Gilles Lipovetsky sirven para que “celebremos lo que ya no queremos tomar como ejemplo”. Nuestra nación intentó preparar un programa interesante, pero en el camino ya vimos lo que nos pasó. Aún recuerdo las conmemoraciones del sesquicentenario (1971 al 1974) con inauguraciones de monumentos desde el del desembarco de San Martín en Pisco hasta el obelisco de la pampa de Ayacucho, actividades artísticas y la impecable edición de la Colección Documental de la Independencia del Perú de ¡86 volúmenes! (https://sesquicentenario.bnp.gob.pe/#), además de la producción académica de universidades o institutos. Una intensa actividad académica de todas las ciencias para la construcción de un sentido de nación. Nuestro bicentenario iba a ser el derrotero con el que entrábamos a una hipotética madurez como nación. Pero lo que tenemos es una clase política deslucida presente en todos los poderes del Estado (Ejecutivo y Legislativo) que nos muestra, quizás, la anomia social que somos. Con partidos políticos, sin ideología o una visión de Estado para los cincuenta años, estos han sido el espacio para la corrupción, decadencia y aprovechamiento personal de cuestionados personajes que hablan de moral y ética descaradamente. Esto es lo que tenemos en la actualidad. Leía el prólogo de Carmen Mc Evoy, Valentín Paniagua: el presidente historiador. Es la introducción para el libro publicado por Paniagua quien hizo la transición tras la renuncia de Fujimori; este sumió a la sociedad en la frustración y escepticismo, entre el nihilismo y el cinismo. Tan descolocada dejó a la sociedad en cuanto a valores democráticos que aún se toma a Alberto Fujimori como un modelo de presidente: cuatro décadas de deterioro moral, social, institucional; ese con el que llegamos a nuestras conmemoraciones. El texto de Mc Evoy, esperanzador, habla del político que piensa en el bien común y proyecta una nación para todos. 2022 será año de elecciones municipales y regionales. La brecha es grande y no creo que se esté a las alturas de las circunstancias.

martes, 27 de julio de 2021

BICENTENARIO A LA PERUANA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 25 DE JULIO)


Los países hispanoamericanos comenzaron a festejar sus bicentenarios independistas desde 2010. Desde México hasta Argentina y Chile, sus festejos fueron accidentados, pues eran momentos históricos en los que una nación se veía “el ombligo”. Recuerdo que en Chile se hizo una ceremonia un poco accidentada para revalorar a sus pueblos indígenas, en especial los mapuches, como un saldo histórico de olvidos y vejámenes.

Nuestro Bicentenario viene muy cargado. La pandemia asoló a la sociedad peruana y desnudó las profundas brechas que se pensaban que habían sido acortadas: sueños de opio. Y se han ahondado más en la reciente campaña electoral bastante accidentada y lamentable en la que los extremos han sido alimentados por odios y miedos. Las sorpresas venían de uno y otro partido en la contienda final, cada uno de ellos envueltos en diversos tipos de corrupción y el consiguiente escándalo. Los candidatos de la segunda vuelta, para asombro de muchos peruanos, arrastraban muchos pasivos, aún con la posibilidad de que una de ellos termine en la cárcel de donde había salido el año pasado por la urgencia sanitaria.

El Bicentenario ya está aquí. Hay temas prioritarios como la salud, educación y empleo; pero hay asuntos que han salido a flote en este histórico contexto que están horadando a la sociedad: abierto y descarnado racismo, tendencias totalitarias, proyectos trasnochados que han circulado en toda forma de comunicación terminando por dañar el tejido social en estas celebraciones: la fiesta que pudo haber servido para regocijarnos y sentirnos integrados se ha convertido en una suerte de pesadilla. Pero queda este aprendizaje duro y triste que ya no está en manos de un gobernante al cual se le da cinco años para dirigir (aunque con lo que hemos vivido hay una gran incertidumbre); sino en manos de su propia ciudadanía para seguir como nación a futuro: son cambios urgentes que involucra a cada uno de los ciudadanos de nuestro país, sin excepción. Y con ello van muchas cosas más que nos erosionan todos los días: corrupción, narcotráfico, ilegalidad, exclusión, graves daños ambientales, seguridad; temas que no tienen tintes ideológicos, pero son abordados intencionalmente de manera errónea para su manipulación como bandera de exclusividad. Los otros puntos son equidad laboral y servicios básicos de calidad, álgidas problemáticas también estigmatizadas. Los derechos son inalienables y van más allá de los partidos políticos. Son temas obligatorios. Y tres puntos importantes para nuestro bien vivir políticamente hablando: institucionalidad, descentralización efectiva y partidos políticos. Como ya lo venía advirtiendo Alberto Vergara: “la aparición de partidos que ordenen la participación política”. Así evitaremos estar siempre en el dilema de escoger el “mal menor”, desgracia que nos atormenta varias décadas.

Sólo queda desearle lo mejor para nuestro presidente, pues su suerte es también la nuestra.


domingo, 13 de junio de 2021

KEIKO EN SU SOLEDAD (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 13 DE JUNIO)

Una semana de pesadilla, de divisiones, de situaciones vergonzosas. A estas alturas, algunos medios de prensa internacional comparan el comportamiento de la lideresa Keiko Fujimori con los de Trump y el israelí Netanyahu, quienes hicieron tambalear el sistema democrático de sus respectivos países; peor aún en el nuestro por las graves deficiencias que este tiene en una sociedad muy golpeada por la corrupción y la crisis de la pandemia. Parece que su suerte está echada. Estamos en vilo.

Keiko es un personaje surgido de uno de los gobiernos más corruptos que tuvo nuestro país; ese gobierno supo debilitar las instituciones de nuestra sociedad y a muchas las corrompió de raíz. Con ella también vino una serie de personajes que incursionaron en la política gracias al debilitamiento y vacío de los tradicionales partidos políticos. Así se entiende la desaparición del APRA o el PPC del mapa electoral en los últimos años o en el fantoche que se convirtió AP. Esos vacíos fueron ocupados por nuevos partidos que se adecuan a un neo clientelismo (“plata como cancha”, por ejemplo) que ha viciado el mundo político. Keiko se erigió como una lideresa que recogió la popularidad positiva y negativa de su padre, quien quedó en la recordación de mucha gente por su estilo práctico de gobernar y toda esa urdimbre corrupta que envileció a nuestro país por una década y cuyos rezagos seguimos sufriendo. Ella comenzó a marcar ciertos rumbos de nuestra sociedad: con Ollanta abrió su primer frente. Su trabajo de bases, sobre todo en el Norte peruano, comenzó a entrar en acción logrando destacados avances; por eso, Keiko esperaba su ascenso apoteósico en su segunda contienda; pero, la suerte le fue adversa. Ella, increíblemente, quemó un capital político que ahora le hubiera sido totalmente positivo. Pudo más el rencor que la racionalidad y en su insano accionar sumió a nuestro país en un lustro para el olvido: 4 presidentes, dos congresos y un colapso del sistema por una pandemia que desnudó graves vacíos de décadas.

Estoy leyendo justificaciones por los resultados adversos en estas elecciones, incluso culpando al electorado de ignorante e irresponsable por haber permitido el triunfo de Pedro Castillo. No. El sentimiento anti Keiko cruza todos los estratos de la sociedad, la que hastiada ha visto tambalear la democracia por sus caprichos. No podemos borrar cinco años de pesadilla. Pedro Castillo debe de tomar en cuenta esto. Miles de votos vienen no de apoyo abierto a su tendencia política, sino de un rechazo a una candidata que arrastra tantos pasivos que cualquier otro candidato, que hubiera estado frente a ella en segunda vuelta, la hubiera vencido por un margen arrasador. Ni la inversión millonaria, ni los miedos y pánicos difundidos por los medios, ni los pactos y apoyos de personalidades han sido suficientes para maquillarla. Solo han servido para dividir más a nuestra fragmentada sociedad. Penoso Bicentenario.

domingo, 18 de abril de 2021

INCERTIDUMBRE TOTAL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 18 DE ABRIL)

11 de abril 2021 pasará para la historia. Millones de peruanos han decidido entre 19 candidatos los dos que pasarán a segunda vuelta para ver quién será el presidente del Bicentenario y el que nos gobierne por cinco años, si antes no pasa algún raro incidente en un país en el que pueden pasar tantas cosas. Acostumbrados a votar por el mal menor para evitar al mayor, tenemos en el escenario a dos posibles males mayores, según sus lamentables recorridos políticos a la fecha. Hay muchos factores que han jugado de por medio como la pandemia, los impedidos de votar por estar contagiados y los temerosos de contagiarse, así como el prurito de generar pánico en unas votaciones que a la larga han sido más tranquilas de lo esperado. De manera personal y tal como pregunté a varios amigos por redes, las elecciones fluyeron rápido después de los problemas iniciales como suelen suceder en cualquiera de los procesos electorales previos, como el caso de las mesas no constituidas. Del total de votos válidos emitidos, los dos candidatos que pasan a segunda vuelta, Pedro Castillo y Keiko Fujimori, reciben un respaldo bastante débil pues ninguno de ellos llega al 20 % deseado; si los nulos y blancos representasen a un candidato, este era un bolo fijo para la segunda vuelta y posible ganador de la banda presidencial. Juegos de la democracia.

El ascenso de Castillo ha sido insospechado. Quizás haya sido inflado por los estrategas de campaña de partidos de derecha que fueron minando a la posible rival: Verónica Mendoza. Pero también indica un total desconocimiento de una fuerza social que ido creando conexiones que los demás desconocían. Por otro lado, la antigua costumbre de la izquierda de desmembrarse en pequeños partidos ahora ha sido asimilada por la derecha; tantos candidatos de esta tendencia han hecho que se canibalicen entre ellos y las de ganar las tenía el fujimorismo que, pese a todo, cuenta con un aparato político mejor constituido y presente a nivel nacional que los otros partidos que surgen solo para estos momentos. Si analizamos en frío, Castillo hubiera podido haber barrido a otros contrincantes, pues tiene más presencia que los otros partidos de derecha centrados en Lima y algunas grandes ciudades. Así de improvisada y frágil es la política peruana. El caso de Keiko es interesante, pues llega a esta segunda vuelta gracias al socavamiento sistemático de personajes como López Aliaga, Soto, Lescano y Forsyth.

Tenemos dos opciones de espanto. Una ya mostró las facetas que la hacen un peligro; por ejemplo, lo vivido en este último lustro con sus lamentables congresistas. El otro tiene pasado turbulento que aterroriza a muchos. Queda un poco más de un mes para ver qué conceden ambos candidatos. Hay algo que sí es preocupante y de lo cual poco se ha hablado en estas elecciones: el narcotráfico. La pregunta está saber con cuál de los dos legitimaríamos un verdadero narcoestado y, de paso, nuestra perdición.

domingo, 21 de febrero de 2021

VARIABLES DEL FAVORITISMO Y VACUNAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 21 DE FEBRERO)

Favoritismo: Preferencia dada al favor sobre el mérito o la equidad, especialmente cuando aquella es habitual o predominante. (RAE).  Preferencia que no se basa en el mérito o la justicia, sino en el favor, sobre todo en la concesión de cargos o premios (https://www.wordreference.com/definicion/favoritismo). Incluyamos dos variaciones muy comunes: nepotismo y amiguismo.

El estallido del caso de las vacunas ha caído como un plomazo a toda la sociedad. El vil beneficio de muchos personajes de cúpulas políticas y de otros ciudadanos más ha generado desazón y hasta frustración en todos los círculos sociales de nuestro país y adonde haya llegado esta noticia. Lo que muchos quieren ver sólo como un acto corrupto de política va más allá de esa limitada visión, pues toca las fibras más hondas de nuestra anquilosada sociedad. Y a medida que vamos descubriendo casos que se han dado en diversos círculos de poder (político, económico, de comunicación y religioso), se han desnudado de manera directa todas nuestras taras sociales. Demás está explicar los sucesos, enfoquémonos en todo lo que esto significa al quedar expuestas las formas cómo funcionan muchas cosas en nuestro tejido social y que, quiérase o no, a cada uno de nosotros también nos compete.

El aprovechamiento de políticos y el arribismo y búsqueda de favores de algunos personajes del área médica, en este asunto, han puesto en bandeja los mecanismos de funcionamiento de cualquier proceso de interrelación en nuestra sociedad en la que se ostenta el poder de cualquier índole. Ha enseñado cómo las personas sacan ventajas de su posición para favorecer a diversos círculos de su interés (por eso las variables de nepotismo = familiares o amiguismo = círculo de conocidos). Esta modalidad no es exclusiva del sector público, se ve en todos los niveles. Hemos visto no solo personas inescrupulosas saquear arcas públicas, sino también convertirse en verdaderos lastres de empresas privadas, compañías e instituciones. A lo largo de la historia hemos visto desfalcos y quiebras de bancos de fomento o privados, o grandes y empresas por parte de hijos, sobrinos, parientes o amigos con algún cargo de poder. En el plano político se ve, un ejemplo palpable, en la creación de las listas electorales en las que vemos, muchas veces, a personas de dudosa reputación en puestos nominales privilegiados.

El problema es de raíz y pasa por una reeducación necesaria, urgente, primordial; no es un tema de derechas o izquierdas, es un problema fundacional, este que permite que la corrupción se instale y anquilose entre nosotros. La UP Cayetano Heredia tiene grandes investigadores, pero algunos monstruos en calidad humana. La pandemia en nuestro Bicentenario ha servido, a la larga, para hacer un brutal diagnóstico de lo que tenemos que cambiar urgentemente. ¿Nuestros candidatos se atreverán a asumir tal reto que incluso los obligue a replantearse a sí mismo? 

domingo, 3 de enero de 2021

RESPONSABILIDADES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 03 DE ENERO)

 2021. Bicentenario de la Independencia política de nuestro país. Elecciones generales. En este año nuevo, los peruanos tenemos dos eventos relevantes con los que debemos de estar a la altura.

Abril será un mes en el que iremos a urnas para elegir el nuevo lustro gubernamental con un nuevo Congreso que asuma funciones legislativas. El lustro anterior ha visto 4 presidentes: inició PPK y culminará la misión presidencial Fernando Sagasti, si es que no hay algún exabrupto más parecido al que generaron la caída de Martín Vizcarra y el fugaz periodo de Manuel Merino. Tendremos que escoger un nuevo parlamento conformado por 130 congresistas entre los que son propuestos por una veintena de partidos. Las recientes inscripciones y observaciones han dado muchas sorpresas tanto en cuanto planchas presidenciales como cuadros de congresistas. Los partidos políticos nuevos y tradicionales, responsables del panorama que atravesamos en la actualidad, pusieron a un grupo de personas que, según las políticas internas de cada organización, era el más idóneo para poder asumir cargos tanto legislativos como los cuadros ejecutivos aparentes para que nuestra vida nacional continúe y mejore. Hemos visto los dos recientes congresos; los resultados son deplorables, salvo pocas excepciones. Personas incapaces, egoístas, individualistas, oportunistas y demagogas han poblado nuestros congresos hace décadas; pero las últimas versiones de este periodo gubernamental han sido un lamentable panorama de lo mal que está el sistema político de nuestra nación. Aunque es un mal común que se ve en muchas democracias formales alrededor del mundo, nuestros congresos han sido un conjunto de personas que pocas veces han velado por el país asumiendo posturas que no les competen, proponiendo leyes de lo más populistas e insostenibles y velando por intereses más que reñidos con lo ético y lo social. Muchos partidos no han dejado de ser meros clanes familiares y algunos orígenes de muchos de los que están en competencia son muy oscuros, vinculados a situaciones de corrupción, lavado de dinero y otras pesadas herencias. Estuve leyendo la biografía de Pablo Escobar y la serie recreada en la biografía de Juan “Chapo” Guzmán. Los hilos del narcotráfico siguen ejerciendo su poder y las diversas formas de lavado de activos apuntan a fortalecer candidaturas de todo tipo como se ha visto a lo largo de nuestra historia y la de muchos países sudamericanos.  

2021 es nuestro Bicentenario nacional. El de Trujillo nos tocó bastante deslucido por la pandemia y otros problemas de organización. Como ciudad y región no tuvimos una gran obra que hubiera dado un realce a nuestra ciudad. Un gran sistema vial y drenaje, por ejemplo, proyectado y planificado tras los destrozos del Niño del 97-98, hubiese sido un gran regalo para la actual urbe en la que hemos convertido. Faltó visión, liderazgo. Oportunidad perdida. Trujillo es una gran ciudad. Pues, hora de despegar.

domingo, 13 de diciembre de 2020

NEUROSIS BICENTENARIA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 13 DICIEMBRE)

Calles y avenidas cerradas, tráfico sin rutas alternativas. Choques entre ambulantes y la policía municipal. Vecindarios con pistas destrozadas. Hospitales que colapsan. Radiografía diaria de una ciudad neurótica.

Este es el retrato de una urbe que, de pronto, se ha visto sometida a situaciones caóticas que atormentan a los preocupados y sufridos trujillanos. En medio de la crisis sanitaria y económica que muchos estamos pasando, hemos sido testigos de fuertes reacciones como lo fueron las protestas sociales contra la asonada provocada por congresistas de móviles oscuros y, por otro lado, el problema agrario que causó zozobra en la ciudadanía al haber mucha población laboral involucrada en esta modalidad. Cada vez es más frecuente ver negocios que se ven forzados a cerrar sus puertas o ver por muchas partes carteles que alquilan o venden inmuebles. Los intentos de retornar a una suerte de resurgimiento económico chocan con otras veleidades del mundo político que genera desconfianza e incertidumbre. Las acciones populistas y ramplonas, y el doble lenguaje empleado por parlamentarios y líderes de partidos políticos han generado un fuerte resentimiento en la población que va a ser difícil de ser olvidado; y esperemos que así sea, pues hay tristes evidencias de amnesia colectiva política como lo podemos ver a lo largo de nuestra historia electoral. En cuanto al panorama sanitario, no deja de causar grandes temores. Se habla de una segunda ola, mientras muchos ciudadanos se vuelcan a las calles para satisfacer sus ansias de consumo o para disipar las tensiones vividas en nuestro forzado encierro. Mucha gente clama por libertades individuales y exigen libre circulación. Tras la amarga experiencia que vivimos entre los meses de junio a septiembre nos debería invitar a la reflexión y no convertirnos en portadores de la desgracia para sus familiares o para uno mismo.

En este complicado escenario, surgen acciones desatinadas que obedecen a un prurito proselitista más que el bien cívico. De haber pensado en este último, no nos veríamos en la estresante situación que ahora estamos viviendo: mientras cientos de ciudadanos reclaman el asfaltado de calles que fueron abandonadas por la gestión edil (otro caos que raya con la hilaridad), se abocan a romper otras sin haber generado rutas alternativas y causando molestias en momentos como estos. El desatino cunde por la ciudad que pareciera ser golpeada por diversas plagas, muchas de ellas evitables si hubiera la coordinación correcta, el criterio técnico más que el político, una visión más global de la ciudad y una comunicación más efectiva; realidades bastante escasas por las evidencias que estamos sufriendo.

Si todo esto obedece como parte de una campaña electoral de un debilitado líder identificado como mendaz y traicionero, dudo que la población se sienta agradecida por esto. Salvo que el lema “Sufre, peruano, sufre” sea parte de nuestra compleja identidad.

domingo, 23 de febrero de 2020

TRUJILLO 2020 (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 23 DE FEBRERO 2020)


El último día de 1973, toda mi familia se mudó de Arequipa a esta ciudad. Por razones laborales y sentimentales, mis padres decidieron levantar un negocio y nuestra residencia por estos lares. En ese entonces, Trujillo se recuperaba del fuerte sismo de 1970 que había dejado por los suelos casas, iglesias e instituciones diversas; un alumbrado público débil y el servicio de agua potable muy deficiente, pues las aguas subterráneas no daban abasto a una ciudad sea por los daños infligidos por el sismo o por el crecimiento un poco desordenado de este entonces.
Aunque no residía en esta ciudad, mi familia y amigos me contaban sobre la nueva ola migratoria que venía a Trujillo huyendo de la violencia terrorista o del galopante narcotráfico que hizo de nuestra ciudad un centro neurálgico del mismo. Diversos reportajes nos dieron una fama nada grata, habida cuenta que iban apareciendo extrañas fortunas las cuales nos siguen generando serias sospechas. También fue el inicio, desde el gobierno de AGP, de un éxodo de trujillanos y de peruanos que huían del descontrol, la inflación y la violencia sediciosa. Surge una alternativa desesperada al caos económico: el comercio informal masivo con La Hermelinda como máxima expresión. Hacia fines del gobierno de AGP, una nueva realidad cambiará nuestro rostro físico y social: Chavimochic. Este generará un boom en la agroexportación, como sucede en otras zonas de la Costa peruana, y acarreará dos cambios drásticos: el entorno físico (tropicalización y napa freática) y una gran movilidad social: surgen barrios itinerantes como Alto Trujillo, el cual ahora pugna por ser distrito. Un efecto lateral fue el incremento de la violencia. A fines de los 90 y la primera década de este siglo, nos convertimos en la capital de la violencia, cuyos rezagos seguimos arrastrando. Muchos posibles visitantes evitaron nuestra ciudad por la alarmante visión que se nos dio y nuestro silencio cómplice. Sin embargo, la inyección de dinero trajo muchos migrantes de todas partes del Perú e, incluso, países vecinos. Por la crisis del 2008 en el mundo y, sobre todo, España, algunos trujillanos intentaron el retorno, pero fue un proceso muy frustrante; la ciudad no era capaz de establecer reglas claras de convivencia. Grandes bandas de crimen organizado surgieron haciendo negocio con la extorsión, y “exportando” e “importando” delincuentes. Hubo gente en la policía y el Poder Judicial que actuaron de manera proba contra ellos. La última oleada es la venezolana. Hay buenas y malas personas, como cuando los peruanos “invadimos” Chile, Italia, España o Japón. Hay casi 1 venezolano en cada 10 residentes; han transformado nuestra ciudad. Pasará lo mismo como lo hicieron peruanos en USA, Argentina, Chile o Japón. Serán parte de nuestro acervo cultural y social. Se afincarán, tendrán familia; harán su futuro como lo han hecho nuestros familiares y amigos en otros lares. 
Así llegamos a nuestro Bicentenario.

domingo, 5 de enero de 2020

NUESTROS BICENTENARIOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 05 DE ENERO 2020 TRUJILLO)


Los que ya pasamos de los 60, recordaremos algunas celebraciones importantes que hubo para la conmemoración del sesquicentenario de la Independencia del Perú, la cual se extendió desde 1970 y culminó en 1974, con la inauguración del gran obelisco de 44 metros en la Pampa de la Quinua en Ayacucho, con la presencia de muchos gobernantes, siendo el más relevante el presidente de Venezuela, ya que dicho monumento se construyó con aportes de ese gobierno. Los 44 metros simbolizan los 44 años que le tomó a nuestro país, desde la revolución de Túpac Amaru II en 1780 hasta la batalla de Ayacucho en 1824, para lograr su independencia política de España. En 1971, hubo una serie de conmemoraciones académicas, culturales, artísticas y urbanísticas. Se preparó una extensa investigación, ordenada en tomos, sobre la independencia de nuestro país dirigida por historiadores, sociólogos, juristas, antropólogos y demás académicos, y se revitalizó la figura olvidada de Túpac Amaru II. Varios monumentos se edificaron en diversas partes, siendo los más notables el obelisco en homenaje a la expedición libertadora de San Martín de 1820, erigido como una vela en Paracas; y el parque de Matamula, que se convirtió en el Parque de los Héroes de la Independencia, amenazado en la actualidad por la reducción de sus áreas verdes; y el mencionado obelisco construido en Ayacucho.
Ni qué decir del Centenario que le correspondió a Augusto B. Leguía y que fue una muestra interesante del agradecimiento de muchas colonias extranjeras residentes en Lima: la estatua de Manco Cápac fue regalo de la colonia japonesa; la torre del reloj del Parque Universitario, de la alemana; el Museo de Arte Italiano de la referida colonia; el arco morisco que daba inicio a la av. Arequipa (hoy demolido), de la española; el complejo del Estadio Nacional, de la británica; la Plaza Francia, de la referida colonia; también lo hicieron la belga, la norteamericana, la ecuatoriana, la china y la argentina. Todas embellecen Lima.
La Comisión del Bicentenario nacional ya está trabajando en diversas partes del Perú y proyecta construir algunas obras relevantes; en sus planes está recuperar la belleza original de los grandes regalos a nuestra patria; pero también hacer museos, colegios emblemáticos, ciudades culturales, actividades integradoras y que reduzcan la brecha social, cultural y económica.
Nuestro Bicentenario ya está aquí. No se ha preparado una obra notable para fecha tan importante. No hay obras emblemáticas que nos distinga como ciudad bicentenaria. Quizás haber pensado en un plan integral de saneamiento (sistema de drenaje, agua y desagüe global y articulado) que hubiera hecho a nuestra ciudad un modelo en el país hubiese sido lo ideal, pero hubieran empezado tras el desastre del Niño 98-99 que inundó la ciudad de cadáveres y ataúdes de Mampuesto. Nunca hubo intención de hacer una gran obra que hubiera sido, ahora, el mejor emblema de Trujillo.

domingo, 29 de diciembre de 2019

PENDIENTES AL 2020 (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 29 DE DICIEMBRE)


Estamos cerrando la segunda década del siglo XXI. Estamos, además, ad-portas de dos bicentenarios, uno de ellos de exclusividad liberteña. ¿Cómo ingresamos a esta nueva década en la que llegamos a una suerte de madurez republicana?
La década pasada fue signada por la corrupción, pesada herencia que recibimos de un fujimorato que destrozó cuanta institución estatal pudo. Las más afectadas fueron el Poder Judicial y las instituciones castrenses (sobre todo, el ejército) con las cuales coquetearon abiertamente una serie de personajes durante los últimos regímenes electos o, incluso, se coludieron contra alguno para “sacarlo del juego” político. El estallido empezó en Brasil con el escándalo Odebrecht - Lava Jato salpicando a muchos países de América Latina, entre ellos Perú. Nuestro país se convirtió en una suerte de Hub de la corrupción con el beneplácito de nuestros gobernantes desde Toledo hasta el renunciante PPK. Hubo un puñado de fiscales y gente del Poder Judicial que quisieron actuar de manera correcta. Pero es insuficiente; el boicot y la escasez de recursos han sido las principales razones por las cuales mucho de lo andado por este equipo comienza a hacer agua. Es inaudito que no haya un equipo más amplio y con un buen apoyo económico que combata la corrupción. También es difícil hallar personas que no estén contaminadas en la podredumbre en que han caído muchas instituciones estatales. Lo hecho en nuestro país por este puñado de fiscales, jueces y abogados se volvió punto de referencia para sociedades como la colombiana o mexicana que sufren el cáncer de la corrupción en todas sus esferas sociales, políticas y económicas. Ese deterioro puede acelerarse si el electorado elige personas que buscan una curul con el fin de protegerse con la inmunidad parlamentaria. Esos candidatos y otros personajes son los que quieren perpetuar el statu quo para cubrirse y amparar a otros corruptos.
¿Cómo ingresa Trujillo a su Bicentenario? Una ciudad que recibió mal el último Niño (2017) no se repone aún. Ingresando al tercer año post desastre, la ciudad no está preparada para un fenómeno del cual se ha aprendido poco. En el último Niño una sola lluvia bastó para hacer colapsar muchos servicios de la ciudad. Para la reconstrucción se necesitan no solo criterios técnicos o de ingeniería, sino políticos. Se habla siempre de liberar zonas que son consideradas de alto riesgo; mas, lejos de pensar con un criterio de ordenamiento urbano y social, lo que se hace es actuar de manera populista permitiendo construir en espacios que colapsarán en una siguiente oportunidad. Se instalan, incluso, servicios básicos como luz, agua y desagüe, los cuales se malograrán y nuevamente se dispensarán recursos necesarios para otras áreas como salud o el sistema vial necesario para el grueso de la población. Se piensa más en votos que en las personas las cuales les otorgan, de manera equivocada, dichos votos.
¿Hablamos de madurez política?

domingo, 17 de marzo de 2019

BICENTENARIO COPIOSO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 17 DE MARZO) ¿CÓMO VAMOS A RECIBIR NUESTRO BICENTENARIO?


2020. La ex Intendencia de Trujillo festeja su independencia como una declarada rebeldía contra la corona española. Todo esto en un agitado 1820, cuando casi todas las otrora posesiones ibéricas en esta parte del mundo habían cortado el cordón umbilical con la metrópoli. Muchas ciudades y naciones, desde 2010, han venido celebrado sus respectivos bicentenarios preparando actividades a la altura de una conmemoración de este nivel. ¿Qué estamos haciendo como ciudad para nuestras actividades conmemorativas?
Gobiernos y ciudades trazaron planes para embellecer sus espacios geográficos, mejorar las condiciones sociales y trabajar con diversos actores sociales (culturales, académicos, empresariales, educativos, religiosos) una serie de grandes y pequeñas propuestas con el fin de recibir tan importante acontecimiento que marcó la historia de nuestros países. Recuerdo que, para los sesquicentenarios de nuestra independencia en 1971 y la batalla de Ayacucho en 1974, el gobierno de turno embelleció Lima, Ayacucho y otras ciudades; hizo una intensa campaña de información en diversos medios para sensibilizar y educar a la población.
Trujillo es una ciudad de rápido y caótico crecimiento, desbordada en muchas de sus funciones básicas. Ha carecido de una planificación, pues ha ido parchando los problemas generados en las últimas décadas, incluso autorizando y legalizando situaciones insostenibles como el haber otorgado licencias de construcción en zonas de alto riesgo y haber invertido dinero público en instalar servicios de agua y luz en dichas zonas. Este desorden tiene un alto costo económico y social que pasa una pesada factura a todos los ciudadanos por no haber actuado con autoridad y decisión a quienes les compete. Trujillo es una ciudad que debe de aprender a vivir con el agua: estrategias para evitar su erosión costera y construcciones para preparar a la ciudad con su nueva realidad climática. El litoral es cada vez más estrecho y nuestra falta de planificación acentúa este fenómeno. Las lluvias estivales, con o sin Fenómeno del Niño, son una realidad trastocando nuestro diario quehacer.
¿Cuál sería el mejor regalo de la ciudad? Una solución holística a esa realidad. Un sistema de drenaje que implicaría rehacer las lamentables calles que tenemos y revisar el colapsado sistema de desagüe. Arborizar la ciudad, crear grandes parques como una forma de reciclaje natural de agua, así como una verdadera planta de tratamientos de aguas servidas para dejar de contaminar nuestro océano, obviamente vinculado a una verdadera planta de reciclaje de residuos.
Alguien me dijo que eso era imposible para Trujillo. Otras ciudades peruanas lo han hecho de manera silenciosa. Ni qué decir de otras ciudades sudamericanas: ejemplos como Cuenca, Guayaquil y Arequipa deberían de ser nuestro derrotero y superarlo. Pero, es innegablemente decisión política que tomar. Este sería el mejor obsequio por nuestro Bicentenario.