03
de agosto. Nos íbamos de periplo hacia el sur, hacia Cajabamba. He estado en
esta ciudad dos veces. La primera vez fue en 1983, luego de El Niño del 82-83.
En ese entonces el viaje desde Trujillo a Cajabamba era complicado. Salías en
un pequeño ómnibus para 40 personas y terminaron viajando casi 100 ¡Hasta en el
techo! Una real locura, con peripecias peligrosas como los retrocesos ante la
presencia de camiones u otras unidades más grandes que el bus en el que íbamos.
De locura. Aquí comparto mis impresiones de ese viaje más el que hice en el
2010 (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/reencuentro-con-cajabamba-1.html). Salimos temprano de Cajamarca. César
había ido a tomar desayuno con nosotros para agilizar la salida. Hay una
carretera asfaltada hasta el lugar, por lo que el viaje no iba a ser tan
tedioso (aunque después nos daríamos cuenta de que sí, en cierta manera). Antes
de salir de la ciudad, echamos un poco más de diésel. Por si acaso. La
camioneta alquilada era una Toyota Hilux totalmente nueva (2023). El dueño
ofrece servicio a las compañías mineras del lugar. Una camioneta prácticamente
estrenada por nosotros y que con la que íbamos a pasar una peripecia al día
siguiente. Este trayecto lo hice, de manera inversa, en 1984. El viaje fue
largo, la carretera era de trocha y terminamos la ruta llenos de polvo de toda
la tierra levantada en el trayecto de entonces. Ahora hacíamos el camino en
sentido contrario. En la segunda visita sólo la hicimos desde Trujillo a
Cajabamba. Era, pues, todo relativamente nuevo para mí. César me iba indicando la
ruta. Fui conduciendo todo el trayecto y parábamos en ciertos lugares. Veíamos cómo
se iban construyendo conjuntos habitacionales o nuevas urbanizaciones en
terrenos fértiles; esta errada situación va a pasarle factura con el tiempo a
la sostenibilidad alimenticia de la zona. Además, César nos contaba todo el
problema que hubo y hay con el manejo de comunidades campesinas con las tierras
y zonas agrícolas que generan todo un tráfico de corrupción. Sin ir muy lejos,
lo vemos también con ciertas comunidades campesinas como las de Huanchaco que
se acogen a una ley otorgada durante el Fujimorato y ha desembocado en el caos
que vivimos tanto en la ciudad como los procesos de urbanización que no están
bien regulados. Basta ver lo que sucedió en Piura con las recientes lluvias e
inundaciones, las cuales terminaron dañando e inundando tierras que se vendían
como seguras. Sin embargo, hay algunas interesantes propuestas de zonas
urbanizadas a modo de retiro de la ciudad y su caos; recuerdo que, en Israel,
ya en los 80 mucha gente no vivía en las ciudades; iban a pequeñas aldeas (no
en el sentido infraestructural de servicios, pues tienen todo) con buenas de
comunicación que permite a la gente vivir cómodamente e ir rápidamente a sus
zonas de trabajo por buenas autopistas o buen sistema de transporte masivo,
cosas de las que nuestro país adolece. Miguel, en Buenos Aires, no vive en la
ciudad, sino lejos de ella. Se pensaba que con lo del COVID 19 iba a generar
esa tendencia, pero la costumbre gregaria al extremo y el mal diseño de nuestro
país con el terrible centralismo limeño hace que esa tendencia no prospere en
nuestra sociedad. Veamos un caso colombiano (https://www.semana.com/hablan-las-marcas/articulo/migracion-por-la-pandemia-en-que-tipo-de-ciudades-prefiere-vivir-la-gente-y-que-espacios-quiere-habitar/202100/). Otro caso: https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/mudarse-a-los-suburbios-una-tendencia-transitoria-generada-por-la-pandemia/. El centralismo y la gran concentración
económica son otros de los males que nos tomarán mucho tiempo de erradicar en
la sociedad y su imaginario (https://www.wikiwand.com/es/Centralismo_en_Per%C3%BA) (https://www.youtube.com/watch?v=KNkgWcsnDEs).
La
carretera, aunque asfaltada, está plagada de curvas (muchas) y rompemuelles que
ralentizan demasiado el viaje. Como la carretera ha sido hecha vinculando las
poblaciones, generalmente los nuevos pobladores tienen la mala costumbre de
construir, de instalarse al lado de la carretera. Esa es la pesadilla de la
Autopista del Sol que tiene ¡Rompemuelles! Una autopista con rompemuelles.
Alucinante. Entre curvas y rompemuelles, llega a ser una tediosa visita. Sé que
hay viajeros locos y lo ves en las combis que cruzan intempestivamente; pero a
estos locos del volante los rompemuelles no les hacen la menor mella. Así
llegamos a Namora, lugar que visitaremos con más calma al retorno. En el
trayecto de Namora a San Marcos, María se sintió mal; llegamos a San Marcos y
nos detuvimos temporalmente en un grifo en las afueras de la ciudad. Como
teníamos que ir a una farmacia, nos fuimos a la plaza principal de la ciudad.
Ahí estuvimos un poco más de una hora y nos dio tiempo de visitar su iglesia
principal, pequeña y en proceso de restauración. Aquí su historia: https://munisanmarcos.gob.pe/web/index.php/provincia/historia-de-la-provincia. A la salida cruzamos un puente sobre
el río Cascasen donde empieza un tramo de trocha. Este río, como muchos de
nuestro país, se había convertido en un verdadero botadero de todo tipo de residuos.
El año pasado lo limpiaron (https://www.regioncajamarca.gob.pe/portal/noticias/det/5130).
¿Cuánto durará? Hicimos un alto, pues César quería recoger tara, la cual es muy
buena para la garganta, fuera de ser empleado antiguamente como tinte (https://www.amazon-andes.com/es/tara-usos-beneficios-propiedades/). Nos falta mucho por aprender de la
medicina natural, esa que fue parte del folklore y que muchos investigadores
extranjeros han sabido robar para ser patentados y luego limitar su uso libre
como ha pasado con la Uña de Gato, por ejemplo. Leamos este artículo, por
ejemplo: https://www.aldia.unah.edu.pe/la-tara-una-planta-de-importancia-economica-en-el-peru/. Un mendigo sentado en un banco de oro,
Raimondi dixit. Seguimos nuestra ruta. Llegamos a Aguas Calientes, sobre el río
Crisnejas (https://www.asiescajabamba.com/2009/10/rio-crisnejas-limite-entre-cajabamba-y.html).
Este lugar fue de grata recordación de ese primer viaje, pues nos quedamos
“varados”, luego de una visita a La Grama. Un señor conocido de mi padre nos
invitó a ir a recoger zanahoria y otros vegetales para llevar a Cajamarca. Como
no podíamos regresar a Cajamarca tan tarde por ser los tiempos de Sendero
Luminoso y el toque de queda, nos fuimos hasta Aguas Calientes. En el trayecto
vimos el cielo estrellado más limpio que uno pueda imaginar. Nos alquilaron un
cuarto con colchón de paja: experiencia de viajeros. Al día siguiente,
queríamos lavarnos y la señora nos dijo que fuéramos al río para tener agua
caliente, pues es zona de aguas termales. En ese entonces, no estaba ordenado;
ahora es otro paisaje. Y para poner la cereza a la crema de la experiencia, aquel
julio de 1983, la zona estaba en emergencia por epidemia de paludismo. Ahora es
otra cosa: https://consultasenlinea.mincetur.gob.pe/fichaInventario/index.aspx?cod_Ficha=672. (https://rpp.pe/peru/actualidad/cajamarca-aguas-calientes-destino-turistico-de-san-marcos-noticia-593787). 40 años no han pasado en vano. En la
ruta habíamos captado una buena emisora de radio con música de rock del
recuerdo. Este encuentro también me traería un grato momento. Comenzamos el
ascenso a Cajabamba. Un poco antes de llegar hay un serpenteo que hay que ir
con cuidado. Hay, además, muchos locos de volante que hacen colectivo Cajamarca
– Cajabamba diario. De pensarlo. Así llegamos a Cajabamba, la “Gloriabamba” de Simón
Bolívar.
Dejamos la camioneta en la plaza de armas, la cual está bien
conservada y no tiene feas construcciones como veríamos en Chota o Bambamarca. Cajabamba
sigue siendo una ciudad atractiva (https://rpp.pe/peru/actualidad/conozca-la-siempre-fiel-ciudad-de-cajabamba-noticia-595883). Tomamos el Jirón Grau, ahora
peatonal, para tener información de la zona y ver otros atractivos; en mi
anterior visita fui a las cataratas de Cochecorral, una visita muy accidentada
que cuento en esta crónica: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/cajabamba-hasta-una-proxima-vez.html. También fuimos a Cauday, como narro en
esta otra crónica (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/cajabamba-hasta-una-proxima-vez.html). En realidad, íbamos a estar un par de
horas en la ciudad, por lo que fuimos a caminar un buen rato y de ahí a
almorzar al restaurante Sabor Cajabambino. María sólo podía tomar una buena
dieta de pollo y le agregó arroz. Nosotros atacamos otras truchas fritas. Al
salir nos fuimos hacia el Mercado Municipal por el Jr. Grau. Allí me encontré
con la farmacia que me curó las llagas que me hice en la visita accidentada a
las cataratas de Cochecorral. Recuerdos. En la misma calle procedí a comprarme
una gorra con visera y unas sandalias para baño, las que había dejado en uno de
los viajes. Teníamos intenciones de ir a los Baños del Inca el último día de
nuestra estancia en Cajamarca. Llegamos al Mercado, no encontramos nada
atractivo, así que les sugerí visitar las calles aledañas a la plaza para ver
con tristeza que muchas casonas antiguas estaban a la venta y con la certeza de
que muchas iban a ser demolidas para ser horrorosos edificios como los que
vemos ahora por todas partes como símbolo de poder económico y mal gusto. Antes
de retornar a Cajamarca, fuimos a ver la casa de José Sabogal, la que espera
alguna vez ser restaurada. Es lo mínimo que puede hacer la ciudad a un hombre
que dio fama a la ciudad y se convocaba un concurso nacional e internacional a
su nombre (como lo vi en el 2010). La casa está parcialmente intacta, pero
falta mucho más para un hombre clave para la pintura nacional y promotor del
movimiento indigenista (https://noticia.educacionenred.pe/2014/03/biografia-quien-fue-jose-sabogal-jose-arnaldo-sabogal-dieguez-wikipedia-org-050652.html) (https://hal.science/hal-01846780/document). La historia en cuanto a la relación
entre Bolívar y Cajabamba es bastante enredada, aquí tenemos una interesante
versión de este complicado periodo histórico: https://www.youtube.com/watch?v=T-vZn-ytR4k. Hay algunas explicaciones que merecen
mayor investigación; también está la observación sobre una lucha de
independencia incruenta, ¿sería posible o no? Sobre todo, en una sociedad tan
acostumbrada al sistema del cual sacaban mucho provecho. Complicada la
situación.
Iniciamos
nuestro retorno. Al salir de Cajabamba en dirección a Cajamarca hay un mirador
interesante que nos da una vista del valle: el Mirador Virgen del Rosario. En
el camino pasamos por Ichocán, la tierra de la cantante Yma Súmac (https://andina.pe/agencia/noticia-yma-sumac-quien-fue-esta-prodigiosa-artista-peruana-y-como-logro-conquistar-mundo-909261.aspx). Esta cantante fue todo un prodigio (https://www.youtube.com/watch?v=7JWxNqyIRtk) (https://andina.pe/agencia/noticia-yma-sumac-quien-fue-esta-prodigiosa-artista-peruana-y-como-logro-conquistar-mundo-909261.aspx). Nuevamente pasamos por Aguas
Calientes y en el trayecto, de pronto, en la radio comenzó a difundirse la
canción Wish you were here de Pink Floyd (https://www.youtube.com/watch?v=IXdNnw99-Ic). Esa canción la escuchaba en mi
primera visita en 1983: la escuchaba cuarenta años después. Una ola de
recuerdos me vino a la memoria y las compartí con todos mis compañeros de
viaje. Pasamos de largo San Marcos para irnos a Namora. Nos estaba esperando.
Namora es un pueblo simpático, de postres y músicos. Luthier de guitarras y
deliciosos alfajores de gran variedad y otros bocaditos (https://andina.pe/agencia/noticia-cajamarca-conoce-namora-ciudad-las-guitarras-hermosos-paisajes-y-deliciosa-comida-860087.aspx).
Dejamos la camioneta en la pequeña plaza y nos fuimos a ver la iglesia que
estaba siendo refaccionada. Al salir nos dirigimos a una tienda a ver guitarras,
pero decidimos ir por alfajores; así nos dirigimos a La Casa del Alfajor
Namorino. Entramos al lugar y nos dieron a degustar diversos tipos de alfajores
(de maicena, de yema, etc.…) (https://www.youtube.com/watch?v=jDQ4Iq77v2w).
El alfajor es siempre una delicia. En Argentina compré y me regalaron varios de
estos; aquí también los hay deliciosos (https://www.directoalpaladar.com/cultura-gastronomica/que-alfajores-cual-su-origen-que-se-diferencian-cada-pais).
Al salir de Namora nos fuimos a una formación de rocas en las que se distinguen
formas de animales ayudados, obviamente, por la imaginación (https://seturismo.pe/cajamarca-bosque-de-piedra-los-sapitos/).
En el lugar había algunos niños que vieron el lente zoom de mi cámara y se
acercaron a ver con más detalles. Los chicos estaban fascinados. Ya se hacía
tarde y queríamos regresar a una buena hora a Cajamarca.
En la ruta, César nos
sugiere regresar por Llacanora y de ahí a Baños del Inca. En Llacanora estuvimos
en el 2018. Aquí la crónica de ese viaje: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2018/06/san-nicolas-y-llacanora-cajamarca-vieja.html.
Al llegar, nos fuimos al Real Plaza, pues María estaba buscando unos pantalones
que había comprado en la visita que tuvimos en el 2015. En ese centro comercial
hay varias tiendas que venden ropa especial para viajes. Ella no pudo encontrar
lo suyo, pero yo compré unos calzados silenciosos. Nos fuimos a dejar las cosas
y busqué un espacio para estacionar la camioneta. Eso nos dio tiempo para poder
ir al Querubín. Una buena cena para cerrar el día.
Al
día siguiente nos íbamos a Chota.