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Trujillo, La Libertad, Peru
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miércoles, 5 de enero de 2022

¿BICENTENARIO PARA EL OLVIDO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 02 DE ENERO)

 


Y así se acabó el 2021. El segundo año de nuestro Bicentenario. Una celebración que sirvió para saber qué somos como sociedad o si, en realidad, merecemos serlo.

Las celebraciones del Bicentenario se deslucieron, primero con la inestabilidad política del gobierno anterior en el que tuvimos, cual república bananera, varios presidentes en una semana; todo esto en medio del estallido de la pandemia, el confinamiento forzado y, luego, con el deplorable comportamiento de muchos ciudadanos de todos los estamentos sociales y económicos de nuestra sociedad. Hasta ese entonces pensábamos ser todavía uno de los “pumas” de América, tener una sólida identidad manifiesta por cantar con más ganas el himno nacional en Rusia 2018 y tener una de las mejores gastronomías del mundo. Pese a todo, hubo algunas preparaciones para tan magnas fechas: desde lo académico hasta las edificaciones simbólicas que, como decía Gilles Lipovetsky sirven para que “celebremos lo que ya no queremos tomar como ejemplo”. Nuestra nación intentó preparar un programa interesante, pero en el camino ya vimos lo que nos pasó. Aún recuerdo las conmemoraciones del sesquicentenario (1971 al 1974) con inauguraciones de monumentos desde el del desembarco de San Martín en Pisco hasta el obelisco de la pampa de Ayacucho, actividades artísticas y la impecable edición de la Colección Documental de la Independencia del Perú de ¡86 volúmenes! (https://sesquicentenario.bnp.gob.pe/#), además de la producción académica de universidades o institutos. Una intensa actividad académica de todas las ciencias para la construcción de un sentido de nación. Nuestro bicentenario iba a ser el derrotero con el que entrábamos a una hipotética madurez como nación. Pero lo que tenemos es una clase política deslucida presente en todos los poderes del Estado (Ejecutivo y Legislativo) que nos muestra, quizás, la anomia social que somos. Con partidos políticos, sin ideología o una visión de Estado para los cincuenta años, estos han sido el espacio para la corrupción, decadencia y aprovechamiento personal de cuestionados personajes que hablan de moral y ética descaradamente. Esto es lo que tenemos en la actualidad. Leía el prólogo de Carmen Mc Evoy, Valentín Paniagua: el presidente historiador. Es la introducción para el libro publicado por Paniagua quien hizo la transición tras la renuncia de Fujimori; este sumió a la sociedad en la frustración y escepticismo, entre el nihilismo y el cinismo. Tan descolocada dejó a la sociedad en cuanto a valores democráticos que aún se toma a Alberto Fujimori como un modelo de presidente: cuatro décadas de deterioro moral, social, institucional; ese con el que llegamos a nuestras conmemoraciones. El texto de Mc Evoy, esperanzador, habla del político que piensa en el bien común y proyecta una nación para todos. 2022 será año de elecciones municipales y regionales. La brecha es grande y no creo que se esté a las alturas de las circunstancias.

domingo, 7 de noviembre de 2021

LA DEMOCRACIA TALADRADA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 07 DE NOVIEMBRE)

 


“¡Baja Napo! - ¡Con tiempo, pe, doña!

El transporte público en la ciudad de la “primavera eterna” es un conjunto de laberintos de metal y carne podrida. Humanoides oxidados. Cajas de sorpresas indeseables. Ataúdes móviles. Menester es que el pasajero posea cierto grado de flexibilidad y tolerancia para soportar lo que durará el recorrido; en buena medida, también es importante el equilibrio y la fuerza, sobre todo cuando se está de pie asiendo el pasamanos, balanceándose como mono no desarrollado”. Este es un extracto del excelente cuento Línea B del libro Sórdido de Marcio Taboada Zapata que relata el trayecto penoso de un viajero de microbús. Es el contexto en que se ubica su cuento que se lo tomo prestado, pues su descripción no puede ser más exacta de esa pesadilla que es el transporte público. Este servicio que está en manos privadas es un territorio en el que todo vale: lo vemos en el estado de las unidades, en las formas cómo “choferes” manejan las mismas trasgrediendo toda norma de tránsito. Hay empresas serias que son opacadas por la actitud indolente y lumpenesca de muchos de los integrantes y empresas de ese sector; en los últimos años se ha ido agravando no sólo por el franco deterioro de muchas unidades (algunas con más de dos décadas) con la consiguiente inseguridad y contaminación de todo tipo; sino por la impunidad con la que hacen este servicio diversas personas que no son choferes profesionales o distan de serlo. Agravado también por la evidente corrupción en el tráfico de brevetes u otros procesos ligados al sector vial. El Fujimorato, con el fin de “paliar” la crisis generada por los despidos masivos durante su gobierno, permitió una serie de barbaridades en este sector al "regular" la importación de vehículos chatarras, buses camión, autos con timón cambiado, los ticos; autorizar sin muchos criterios técnicos el uso de combis, custer o mototaxis (verdaderas pesadillas), que generan pingües ganancias a muchas personas que les permitió, astutamente, no sólo comprar abogados corruptos, sino hasta colocar diversos personajes como concejales, congresistas y lobistas de todo tipo; estos presionan y amenazan a alcaldes, gobernadores regionales y ministros quienes sucumben o terminan en arreglos en desmedro de la sociedad y su movilización. La permisividad y complicidad de ambas partes en las últimas décadas nos han dejado en esta encrucijada. La última crisis mundial de combustibles nos está afectando fuertemente y la gente está en todo su derecho de protestar; pero al leer algunos de los reclamos de asociaciones de este sector rayan con el cinismo y la impunidad. Se mezclan demandas justas con pedidos dignos de bajos fondos. Ganancias a río revuelto.

En el ensayo Las repúblicas también se suicidan, tomado del libro La República agrietada de Carmen Mc Evoy, ella expone cómo la democracia se pone en riesgo ante situaciones en que se prioriza sólo lo económico, tolerando situaciones extremas como las que estamos viendo. Toma como ejemplo el caso de la República de Weimar que termina en brazos del Nazismo. ¿Formas extremas para una solución? ¿Estamos cayendo en esto?