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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 5 de julio de 2020

SOBREVIVIENDO AL COVID-19 (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 05 DE JULIO)


1 de julio, 2020. Se levanta la cuarentena. Desde el confinamiento riguroso a partir del 16 de marzo, varios fallidos intentos se hicieron con el fin de evitar la expansión de una pandemia que la sabíamos desastrosa para lo cual se idearon diversos protocolos con el fin de detener su incontenible avance como sucedió en Asia y Europa. Se empleó diversas estrategias, pero hubo una buena dosis de desconocimiento de un país debilitado en sus estructuras estatales en las últimas décadas en educación, seguridad y, ahora añadimos, salud. Pocos son los países que han sabido controlar la pandemia. Los que priorizaron la economía la están pasando mal, bastante mal. China, Italia, USA, Brasil, Chile (país que pronto pasará al nuestro en cuanto a contagios y fallecidos) y ahora el nuestro, han aplicado diversos métodos contra un enemigo invisible y que ha “aprovechado” todos los medios alcanzados por esta sociedad para su rápida expansión. Algunos países que “relajaron” el confinamiento se han visto en la necesidad de volver a este pues los contagios volvieron a subir. Como me comentaba mi hijastra quien es médico en Portugal, la gente volvió a la supuesta normalidad y el país lusitano, modelo de control, ha entrado en emergencia por la irresponsabilidad de muchas personas, sobre todo jóvenes, que retomaron sus ritmos de vida y diversión sin medir las consecuencias; una simple fiestecita playera fue el foco infeccioso que llevó a casi un centenar de imberbes y sus familiares a copar algunos hospitales lisboetas.
¿Y nosotros? Fuera de la irresponsabilidad e indolencia demencial, y la urgencia social, hay otras situaciones alarmantes. Por ejemplo: basta ver el pésimo servicio de transporte público, las posibilidades de un rebrote son bastante altas. La pesadilla heredada por décadas, el transporte público exige ahora una obligatoria revisión profunda. Los líderes del transporte público privado planteaban a sus usuarios la posibilidad de cobrárseles casi 5 soles por pasaje por un servicio de pésima calidad y que hace que los pasajeros vayan literalmente como ganado. La necesidad de transporte masivo a escala se impone en urbes en las que el panorama es cada vez más lamentable y en franco deterioro. El sentido de las ciudades grandes como centros atractivos de trabajo tienen que replantearse lentamente. Existen diversas anomias sociales, puesto que nuestras ciudades crecen desmesuradamente por el centralismo económico, social, laboral, académico, cultural, político; esta anomalía histórica incrementa el cáncer de la informalidad, fuera del debilitamiento de las estructuras del Estado. Además, es evidente que las grandes ciudades han sido los principales focos de infección que se ha dispersado por el resto del territorio. Situaciones como estas han sido lamentablemente una forma de aprendizaje.  
Gremios profesionales y la Academia deben de plantear propuestas urgentes y atendidas por el sector político.

domingo, 28 de junio de 2020

DESANGRADO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 28 DE JUNIO)


Una semana para reflexionar. Cuando ya estábamos cumpliendo cien días de nuestro aislamiento, varios sucesos perturban la “normalidad” atroz a la que muchos nos hemos estado acostumbrando. En lo económico, en lo político y en lo social, eventos varios han roto esa suerte de monotonía mortal en la que estábamos cayendo los peruanos. La reapertura de una serie de actividades comerciales formales se ha dado en el marco de acontecimientos que han tirado contra la cuerda nuestros diversos hábitos de consumo, la calidad de los materiales que compramos y que tienen un periodo de vida programado, y los escandalosos costos draconianos de algunos servicios, sobre todo los ligados a la salud; estos últimos han levantado una polvareda que, espero en lo personal, se tomen en cuenta para acciones futuras postpandemia.
En clínicas privadas, los costos exorbitantes para el tratamiento de pacientes de COVID-19 se han vuelto una verdadera pesadilla para familiares y posibles deudos que se ven en la obligación de desembolsar cantidades de dinero que compromete no solo la salud del paciente, sino la integridad de su familia. Conozco personas que han quedado con una deuda pesada que arrastrarán y que irán cubriendo con sus sueldos o la venta (lamentable) de propiedades diversas. En las leyes del mercado, el costo es el producto de la oferta y la demanda en la que la vida no es más que una mercancía más. La lógica fría de muchas personas seguidoras de este modelo ahora se está topando con la cruda afrenta de tener un familiar enfermo y no tener los medios para acceder al sistema privado en una sociedad en la que su sistema público ya está totalmente colapsado. El Gobierno ha hecho una serie de gestiones con estas empresas de salud para lograr tratos en un momento en que entramos en las peores fases de la pandemia, sobre todo en el Norte, región en la que se ve un incremento notable de infectados y de fallecidos. Los argumentos de muchas personas e instituciones al modelo han mostrado el verdadero rostro de la humanidad más vil y oscura. Se han dado reglas de juego muy benevolentes y opcionales. Mala señal. Otros advierten la posibilidad de que algunos funcionarios y trabajadores de clínicas privadas hagan reglas sucias como crear listas de falsos pacientes supuestamente infectados para de esa manera cobrar los 55 mil soles de subsidio por enfermedad. La corrupción no solo se da en el sector público, pues ya hemos visto muchos casos de personas y empresas que han actuado y actúan con deshonestidad. Hay oscuros intereses por que no haya protocolos claros y rígidos para que, en situaciones como estas, inescrupulosos obtengan ganancias y réditos a costa de una población desesperada por su integridad.
Una vez concluida esta terrible situación, tenemos que replantear los principios de diversos sectores de la sociedad peruana que, por estúpidos prejuicios, hemos ido postergando hasta llegar a la situación en la que nos hallamos.

domingo, 21 de junio de 2020

DESINFORMACIONES PERNICIOSAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 21 DE JUNIO)


La noticia corrió como pólvora. En una sociedad sitiada por el COVID-19, las personas buscan desesperadamente una solución ya no solo para retornar a su vida cotidiana, sino una para evitar caer enfermo y con altas posibilidades de morir. En un mundo en que las noticias falsas como el de las antenas 5G, hallar una cura a la pandemia es una pera endulzada para los voluntariosos que tratan de quedar bien con su entorno o con los sediciosos de la información. La Ivermectina acaparó los titulares de diversos medios de comunicación como una medicina contra la pandemia; este medicamento antiparasitario ha sido empleada con éxito en enfermedades tropicales como la malaria y fue usado en un principio como una posibilidad para contraatacar al virus. Los resultados son diversos y muchas fuentes recomiendan su uso con muchas restricciones y advertencias como se alcanza a leer en esta página que habla de la necesidad de ahondar en la investigación y de su posible e inadecuado uso por parte de la población (https://www.isglobal.org/healthisglobal/-/custom-blog-portlet/ivermectin-and-covid-19-how-a-flawed-database-shaped-the-covid-19-response-of-several-latin-american-countries/2877257/0). El gesto hecho por algunos gobiernos regionales, incluido el de La Libertad, puede tener consecuencias no esperadas, habida cuenta que no habido una adecuada información a una población asustada y que, por desesperación, actúa de manera intrépida poniéndose en riesgo y su entorno familiar. Ya habiendo visto el comportamiento de nuestra sociedad al inicio de la pandemia, es necesario tener buenas estrategias de comunicación social para evitar situaciones en las que el remedio sea peor que la enfermedad.
El tema de los octógonos es otro asunto sensible que involucra el manejo de la información de manera apropiada o no. La resolución de la Comisión de Eliminación de Barreras Burocráticas del INDECOPI a un reclamo hecho por un ciudadano el año pasado considera que el criterio del Ministerio de Salud (MINSA) para la exigencia de los octógonos de la Ley de Alimentación Saludable en la publicidad sí es una barrera burocrática para la gestión comercial y empresarial. Esta ley, promulgada finalmente en octubre del año pasado, había sido permanentemente cuestionada por diversos grupos de poder económico ligados a las industrias alimentarias, tras haber sido manipulada y tergiversada por diversos congresistas que velaban el interés de poderes económicos más que por la ciudadanía. Nuestro derecho de información sobre alimentos poco saludables puede verse obstaculizado al considerar que la ley es una barrera burocrática ilegal al exigir que las advertencias publicitarias tengan octógonos en un área de hasta 15% del tamaño de un anuncio y otras consideraciones que atentan contra el conocimiento al cual todos los ciudadanos tenemos derecho.
La verdad torcida, en tiempos como estos, puede ser más dañina que la ignorancia.

domingo, 14 de junio de 2020

HÉROES Y CAÍDOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 14 DE JUNIO)


Las dos últimas semanas han sido luctuosas para La Libertad, epicentro peruano del COVID-19, compartido con Lambayeque, Piura, Lima y Loreto. Hombres y mujeres, profesionales y aspirantes han ido cayendo en esta lucha sin cuartel contra esta pandemia. Personas que, lastimosamente a pesar de su sacrificio, pronto van a pasar al olvido en una epidemia en la que, como la guerra, la muerte pierde todo ese rito de recordación y homenaje que solemos respetar en tiempos relativamente normales. Así vamos viendo, cada día, caer policías, militares, brigadistas, enfermeras, voluntarios. Personas valiosas y valerosas que han enfrentado con pocas herramientas y muchas carencias una de las más grandes catástrofes de estas últimas décadas que aún estamos sufriendo. No solo han tenido que pelear contra la escasez de recursos y la premura de la situación, sino contra la indolencia de personas irrespetuosas, díscolas e, incluso, agresivas que atentan contra su labor e integridad; la ignorancia perniciosa que cunde cada vez más en espacios caóticos; la corrupción hasta de las mismas autoridades que presiden tal o cual institución (como los sonados casos de la policía); el acaparamiento de material indispensable por parte de personas inescrupulosas e insensibles (incluso médicos) para poder hacer su riesgosa labor. Y todo para que al final se conviertan en cifras más o cifras menos en medio de esta locura. No habrá tiempo para el luto, pues las exigencias y la competencia serán los nuevos faros de la vida que queremos restablecer a la normalidad.
La muerte de César Flórez Corbera, subgerente de Defensa Civil, el reciente 11 de junio, ha puesto un rostro visible a las víctimas de la pandemia. Hombre comprometido con su labor, le tocó atacar uno de los mayores focos de contagio: los mercados. Se enfrentó a esos espacios en los cuales la desgracia va desnudando más ese sueño inconsistente que los peruanos hemos vivido por casi tres décadas. Sueño en el que se permitió que la brecha entre un país idealizado se alejaba del país real. El rostro de Flórez Corbera, como el de otros cientos de peruanos, debe de quedar en el inconsciente colectivo para cuestionarse y replantear nuestra sociedad una vez culminada esta pesadilla. Pero me temo que esos héroes anónimos y conocidos se les olvidará para seguir con la rutina de un estilo de vida, ese que nos exige trabajar por metas prescindiendo lentamente de todo el entorno social que nos rodea y mantener una suerte de burbuja para negar lo demás; ese que ha venido siendo desnudado por críticos nacionales y extranjeros, por periodistas de opinión que han cortado fino la burbuja peruana.
Crónica de un suicidio anunciado. Así es como quería llamar a este artículo de opinión. Hubiera sido más justo para la triste realidad de la que somos asombrados y atemorizados testigos. Y, quizás, como cómplices, nos olvidemos de ellos. Espero que no.

domingo, 7 de junio de 2020

CHOLEÁNDONOS, MAÑOSEANDO TANTO


“No puedo respirar”. La frase dicha por un agobiado George Floyd destapó una caja de Pandora que abrió heridas raciales en la sociedad norteamericana. La rodilla del policía Derek Chauvin se convirtió en un símbolo de opresión alrededor del mundo, incluido en nuestro país. Pero aquí, en cierta manera, el suceso se ha visto mermado por el avance implacable de la pandemia que arrasa con mayor virulencia a las clases populares. Sin embargo, es esa sensación de racismo, centralismo, xenofobia y clasismo la que está marcando el crecimiento pandémico en la sociedad peruana desde el tratamiento de la noticia hasta las acciones hechas en los lugares de asistencia médica a una población desesperada por sobrevivir y que tiene hambre. Un ejemplo: la noticia del sobrecosto de los balones de oxígeno es, en cierto modo, vieja en nuestro país. Iquitos ya lo venía sufriendo hace casi un mes, pero tenía que suceder en Lima para que recién se volviese en “impacto relevante” para la sociedad peruana en su conjunto. Presto las palabras idea del texto Nos habíamos choleado tanto de Jorge Bruce para enmarcar las acciones y reacciones sociales tan teñidas de discriminación entre nosotros. Son muchos los parámetros que empleamos para generar esas hondas divisiones nocivas acentuadas en momentos como estos. Tendemos a negar sucesos que nos desnudan visceralmente. Este último viernes, hace 11 años, Bagua vivió una masacre en la que policías y ciudadanos de segunda (como se expresó el presidente de entonces); una más como las que vivimos por la violencia de Sendero Luminoso, en la que se masacró a más de 70 mil peruanos, muchos de ellos, campesinos analfabetos indígenas. Son aquellos que la sociedad estereotipó en personajes como la chola Jacinta, o con frases tan despectivas como el Guanaco de Harvard (frase que hundió la candidatura de Lourdes Flores Nano).
Por otro lado, y siempre en el mismo concepto, Mabel Huertas denuncia un caso de acoso sexual y uso indebido de datos personales por parte de un trabajador. Muchas personas explican que las medidas tomadas son exageradas, pese a que el uso impropio de información confidencial está penado por la ley. El acoso existe en cuanto una de las partes no da el consentimiento para seguir con cualquier acción que involucre a ambas partes por mutuo acuerdo. Se irrogó el derecho de trasgredir la privacidad del otro poniendo “cara bonita”. Es como espiar a una persona en su desnudez. Los pasos siguientes a esta situación pueden terminar en diversos tipos de violencia, sea física o verbal. Tenemos una larga historia de feminicidios en nuestro haber social.
Pd. Esta última semana ha sido luctuosa. Amigos han perdido familiares y las artes liberteñas han visto perder a dos grandes artistas: Santiago Salazar y Demetrio Saldaña. Los artistas se han convertido en ese segmento altamente vulnerable, sin trabajo y sin derechos que los protejan. Que sus muertes no sean en vano.

domingo, 31 de mayo de 2020

TERREMOTOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 31 DE MAYO)


31 de mayo, 1970. 3:23 pm. Una gran parte del Norte peruano es sacudido por un violento terremoto que ha pasado a nuestra historia como el más mortífero y destructivo de entre todos los que nos han azotado. Más de 70 mil personas perecieron por derrumbes, caídas de construcciones y un impresionante alud que, en pocos minutos, borró del mapa a dos ciudades: Yungay y Ranrahirca. Tuvimos tragedias naturales antes y después de esta catástrofe, pero nunca hubo alguna que haya causado la cuantiosa pérdida de vidas humanas y los daños materiales que sufrió toda la infraestructura productiva de nuestro país. No viví el movimiento telúrico; pero las noticias que, día a día, colmaban los diarios y los noticieros radiales o televisivos de ese entonces nos iban mostrando la magnitud de la catástrofe que había asolado nuestro territorio. Recuerdo claramente aquel día en que nos levantamos felices después de haber vitoreado por las calles gracias al triunfo de nuestro equipo en el Mundial de Fútbol de México, cuando el hermano supervisor del colegio en el que estudiaba llevó un diario de tabloide ancho y lo desplegó ante nosotros mostrando el titular 70 MIL SON NUESTROS MUERTOS y una foto aérea en gran dimensión que mostraba la trayectoria del alud. Aunque, luego de la tragedia, la sociedad comenzó a responder con ayuda para asistir a heridos y damnificados; este sismo desnudó muchas debilidades sociales: desde la comunicación hasta la capacidad de organización, desde la información detallada hasta el manejo de la resiliencia social que tuvimos los peruanos hace 50 años. Como respuesta del Estado, se tuvo que crear un organismo que aglutinase todo lo necesario para estar atentos a esos momentos claves: Defensa Civil (actual INDECI)
15 de marzo, 2020. Nuestro país entra en cuarentena por causa de la pandemia que venía de arrasar varias naciones. Cada país busca su propio modo de enfrentar el COVID-19: algunos con medidas extremas, como las implantadas en varios países, incluido el nuestro; otros con medidas más relajadas, como USA o Brasil. Pero tal como evoluciona la crisis, no hay una solución certera, pues no tenemos cifras reales de ningún país (¿algún día las habrá?) y las propuestas tomadas como modelos (Suecia o Chile), luego cayeron en el descontrol; y la pandemia no ha terminado. Como el terremoto, nos está mostrando muchas anomalías: el pernicioso centralismo socioeconómico que genera una gran brecha de servicios; descuido de sectores públicos claves que ahora tienen graves problemas de fondo, como la salud, seguridad y educación; débil organización de la sociedad en general; corrupción en todos los niveles; desinformación perniciosa fomentada por determinados intereses políticos o económicos; informalidad socioeconómica que nos está llevando al desastre, fomentada por un modelo económico centrado en el crecimiento, no en el desarrollo.
¿Esperamos 50 años más para una sociedad que tiene que cambiar muchas cosas?

domingo, 24 de mayo de 2020

¿VOLVER A LO MISMO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 24 DE MAYO TRUJILLO)


Diciembre 2019. Más 250 mil vehículos circulan por las mal tenidas calles trujillanas; de estos, casi un 30 % son de servicio público. Un dato interesante es que, por antigüedad, anualmente unos seis mil vehículos, tanto públicos como privados, deberían estar fuera de circulación; por una u otra razón, la más de las veces política, estos aún circulan poniendo en riesgo a la población y haciendo de Trujillo una de las ciudades peruanas más contaminadas. Ticos, combis, microbuses, colectivos que han pasado de los 20 años de antigüedad siguen ofreciendo servicio con todo el peligro que esto significa, adosado actualmente al hecho de ser grandes focos contaminantes en las últimas semanas. Las horas punta trujillanas están pobladas de choferes irresponsables, tanto particulares como públicos. Pese a la restricción se ha visto a una buena cantidad de salvajes al timón de una 4X4.
Mercados, comercio ambulatorio, basura. La pesadilla trujillana que rebasó el control municipal en las recientes fiestas de fin de año ha sido otro de los factores que han hecho de nuestra ciudad un centro de contagio y caos. Infructuosos proyectos de formalización, estropeados por el populismo y afán electorero, y carencia de autoridad han hecho que esta anomia socioeconómica haya prosperado en las últimas décadas. La informalidad campea impunemente; ante esta situación, incluso negocios formales afectados por esta comenzaron a realizar sus actividades económicas orientadas hacia esta modalidad. Esta incrementó con la migración venezolana que vio una forma de subsistencia gracias al descontrol que les permitía ganar ciertos derechos sobre los sitios ocupados a vista y paciencia de la pintada autoridad. Ahora, es bastante posible que el segmento microempresarial, modalidad resaltada como forma de espíritu emprendedor, engrose el número de personas dedicadas al comercio ambulatorio. Y de este último se desprende otra gran preocupación: la basura. Su incremento en las últimas semanas se ha dado por la cantidad de guantes, táper, envases de gaseosas, mascarillas desechados en cualquier lugar. De volver los mercados, más todo lo anterior nombrado, ¿volverá Trujillo a generar 300 toneladas diarias de desechos?
¿La normalidad significará, entonces, que se abra nuevamente La Hermelinda, el lugar indicado como uno de los de mayor contagio en el Perú? ¿Los otros mercados desordenados y caóticos? Ya hay mucha gente que ve con esperanza su retorno para lo cual surgen todos los argumentos posibles. Estos espacios son una demostración de una de las famosas frases del presidente Prado: “En el Perú hay dos tipos de problemas: los que nunca se arreglan y los que se arreglan solos”. Ante la posición de muchas personas, no será nada raro que este espacio vuelva a ser lo mismo.
Con la poca capacidad que han tenido muchas autoridades en nuestra ciudad y Región, y el escaso sentido cívico de la población; la normalidad promete una pesadilla peor.

domingo, 17 de mayo de 2020

VIRUS PEORES: CORRUPCIÓN, POPULISMO, OPORTUNISMO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 17 DE MAYO TRUJILLO)

Hay virus naturales, aquellos que surgen en la naturaleza, o los creados artificialmente para uno u otro propósito. Pero existen unos virus que pueden ser peores, puesto que conllevan otro tipo de mortalidad: los sociales. El contexto que estamos viviendo, cuando nuestro país está entre los veinte en los que hay más contagiados y estamos al inicio de una recesión mundial, es un verdadero caldo de cultivo en el que vemos cómo estos virus latentes han crecido haciendo tanto o más daño que la pandemia que nos aqueja. Para exacerbar el caos, algunos medios de comunicación juegan un rol muy ambiguo al no tener una posición clara frente a algunas medidas tomadas para controlar la pandemia y juegan a favor de muchas acciones hechas por personas e instituciones inescrupulosas.

Ejemplos de oportunismo. Iquitos: balón de oxígeno de precio regular 1085 soles a cerca de 4 mil soles. Precios de medicinas ligadas a los problemas respiratorios o sus efectos colaterales sufren alza de precio en los monopolios de farmacias de nuestro país. Ciro Maguiña, representante del Colegio Médico, renuncia al Comité de Expertos del COVID-19 en momentos críticos y cuando surgen severas críticas contra el comportamiento de muchos médicos que prefieren trabajar en el sector privado a expensas del público, incluso con goce de haber.

De populismo. El inefable Congreso del Perú, tras algunas medidas cuestionables, lanza un proyecto de ley que autorizaría la circulación de taxis colectivos en medio de la expansión de la pandemia. Durante años, lobbies de microbuseros, dueños de combis o colectivos han impedido con sus amenazas hacer un verdadero cambio del sistema de transporte y hubiera sacado de circulación muchos vehículos que son chatarra y contaminantes. Por otro lado, el cierre forzoso de mercados infecciosos se está dando en este contexto, cuando esta acción era reclamada por mucha parte de la población que exigía la clausura de estos focos de contaminación de manera paulatina con propuestas alternativas a los comerciantes que se dedican a estos servicios sin control sanitario ni tributario. El populismo y el afán electorero primaron.

Ejemplos de corrupción: muchos. Dos públicos: el apoyo económico estatal ha sido distribuido escandalosamente entre personas favorecidas por municipios e, incluso, entregado bajo banderas proselitistas; o altas autoridades de la PNP están involucrados en compras irregulares de material urgente para proteger al personal de la Institución que presiden. Uno privado: el mismo apoyo estatal de promoción empresarial es posible que esté siendo direccionado hacia los clientes de determinado banco en desmedro de los demás empresarios que quieran acceder al mismo.

Por eso, la sociedad civil debe de trabajar en conjunto para una reconstrucción social ordenada erradicando estos virus enquistados impunemente y a vista y paciencia de los ciudadanos golpeados por la pandemia.


domingo, 10 de mayo de 2020

¿CAMBIAR? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 10 DE MAYO TRUJILLO)


El Gobierno peruano decidió ir “soltando” diversas actividades económicas con el fin de paliar la presión económica de algunas empresas y, sobre todo, de muchas familias que viven el día a día, segmento al cual se han venido “adhiriendo” un buen grupo de personas quienes han perdido sus empleos durante esta crisis. La acción se da en momentos en que vemos una sociedad peruana costeña, la más “rica y con mejores potenciales” económicamente hablando, que presenta cuadros verdaderamente patéticos de contagios y de desorden civil, producto (quizás) de errores sociales que se han cometido en las últimas décadas; y con manifestaciones alarmantes reflejadas en un lenguaje basado en la incapacidad de comprender la real dimensión de la situación como lo dicho por la presidenta de la CONFIEP que ha dejado a más de uno destemplado por las observaciones hechas ante las medidas de seguridad que se requieren para volver a un intento de normalidad. También está ese espíritu mal concebido del “emprendedor” en ver “oportunidades de negocios”; así surgieron los servicios de entrega (delivery) con escasas o nulas medidas de seguridad que exponen no solo al vendedor, sino al comprador de cualquier producto. Sensato es pensar que las cosas no serán como antes, obtuso es pensar lo contrario.
Mientras tanto, otras actividades, las informales, sí han estado “laborando” de manera efectiva en todas partes del mundo. Una de ellas es la tala ilegal, la gran depredadora de nuestros bosques y selvas. Ante la concentración del control en regiones urbanas, la tala ha prosperado y, con ella, la minería ilegal. Cómo habrá sido de escandalosa esta situación que hasta Jair Bolsonaro, el presidente brasileño promotor silencioso de esta actividad, ha tenido que mandar al ejército a detener esta depredación de la selva amazónica. ¿Estas actividades cambiarán? ¿es posible apuntar a trabajar en energías limpias cuando vemos que los países ricos tienen un sobre almacenamiento del crudo y con precios extremadamente bajos?   
En esta pandemia, el Norte peruano se volvió en un paradigma negativo cuyas explicaciones no son de índole económico ni comercial; sino sociológico o antropológico, incomprensible para muchos imbuidos en cuadros estadísticos o flujos de mercado que no toman en cuenta estos detalles. Las preguntas surgen por sí solas: ¿podremos cambiar para que, en una situación futura de la misma gravedad, las respuestas sean más asertivas y pensando en el bien común, pese al sistema en el que han crecido las últimas generaciones bajo esa mentalidad? ¿Podremos aspirar a una sociedad con buenos mecanismos de respuesta que protejan sus preciados bienes como salud y educación?
En la biografía escrita por Alonso Salazar sobre Pablo Escobar, el autor concluye con una pregunta hecha a un hombre de confianza del famoso narcotraficante: “¿Qué significaría la muerte de Escobar?” y tuvo por respuesta: “¡nada! ¡Absolutamente nada, todo seguirá como antes!”