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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

miércoles, 21 de diciembre de 2016

LAQUIPAMPA, EL CORAZÓN DE LA SIERRA LAMBAYECANA.

La visita de Isabelle Lemoal siempre es pretexto para darse una escapada por lares cercanos, pero aún no conocidos. Así, el sábado 12 de noviembre salimos Orietta, Isabelle y yo rumbo a Chiclayo, previas coordinaciones con la empresa Ecoserv que tiene un albergue ecológico, Huaca de Piedra cerca de Íllimo y colindando con el bosque de Pómac. Como el año pasado, tomamos un bus de Emtrafesa para ir a Chiclayo. Llegamos a casi una de la tarde y, antes de ir a almorzar, fuimos a comprar varias avituallas (fruta, pan, salami) para el día siguiente. Ya el dueño, Dante Díaz, nos esperaba en su camioneta en la misma estación de buses y nos esperó para terminar nuestras compras. Luego nos dirigimos a Lambayeque para almorzar antes de irnos a nuestro albergue (era un tramo de casi una hora); en una primera instancia pensábamos almorzar en el restaurante Pacífico, pero estaba lleno y no había lugar para estacionar. Nuestro guía nos propuso el Cántaro. Había ido allí hace varios años y no lo recordaba mucho; ahora está muy bien, con buenas instalaciones y un servicio muy atento para nosotros. Almorzamos rico, bastante rociados de cervezas para el calor chiclayano. Concluido nuestro almuerzo nos dirigimos hacia nuestro albergue. Se toma la carretera hacia Olmos hasta llegar a Íllimo donde toma un desvío; en realidad es otra entrada al bosque de Pómac; es más, al día siguiente íbamos a atravesar un tramo de este en el viaje a nuestro destino. Como habíamos tenido un viaje de un poco más de tres horas desde Trujillo, más el almuerzo regado de cervecitas llegamos a nuestro hospedaje a leer y hacer una buena siesta. Previamente habíamos coordinado para la cena y también guardar todas las cosas que necesitaban estar en un congelador o refrigeradora. Por la noche cenamos con tranquilidad y vi un poco de televisión; el programa que vi me intrigó, pues era una reconstrucción en formato de telenovela de la vida de Isabel la Católica de España. Había leído una novela sobre ella de César Vidal en la que no sale tan bien parada; además había leído una revista sobre Fernando el Católico de Aragón en el que le da mucho más valor que Isabel. Hubo fragmentos de la serie que sí los había reconocido en ambos textos sobre la elección del Cardenal Cisneros para sus futuros planes como reino y la aparición de Juana la Beltraneja. Una lección de historia en un albergue a miles de kilómetros y cientos de años después de esos acontecimientos registrados. Tomé una ducha fría antes de dormir.



Había que levantarse a las 5 de la mañana. Sé que para Orietta fue toda una experiencia rayando con el sacrificio e inmolación. Hubiera ido gustosa a Moche a las 11 de la mañana a ver pajaritos. Pese a todo, los tres viajeros tomamos nuestro desayuno temprano y salimos un poco más de las seis. Para mí no es tan traumático, incluso había tomado nuevamente otra ducha fría un poco antes de la cinco para despercudirme de la modorra. Subimos todos nuestros bultos a la camioneta, puesto que nos íbamos directamente al terminal de buses a Trujillo luego de la visita a Laquipampa. Salimos atravesando un buen tramo de Pómac tanto el que está libre y ocupado por agricultores de la zona, como el área protegida. Conversábamos sobre el problema de la sostenibilidad del bosque y los habitantes, los intentos de invadirlo, los tristes sucesos en 2009 causados por los traficantes de tierras con el asesinato de tres policías. En realidad, la población tiene que integrar a su vida estos espacios, como el que íbamos a visitar (y que posteriormente se vio amenazado por los diversos incendios forestales que estallaron una semana después de nuestra visita). Una vez que la gente lo siente como su medio de vida, lo va a proteger con mucho celo y valor. Otro de los datos interesantes que escuchamos en nuestra ruta fue el caso del alemán Karl Weiss, quien fue un gran benefactor en Chiclayo y director del emblemático colegio San José. Comentaba que tenía vínculos nazis y que hizo una serie de experimentos en Batán Grande, propiedad de su amigo Juan Aurich, donde desarrolló algunas ideas en la apicultura. La conversación se incrementó al respecto al atravesar, precisamente, el poblado de Batán Grande donde se ve lo que queda de la casa hacienda. Orietta comentaba sobre los fascistas que recalaron por estas tierras, lo mismo que un buen número de nazis que lograron su pasaporte de salida por la iglesia o los Estados Unidos, o la Argentina de Perón. El ascenso fue rápido hacia nuestro destino final: Laquipampa. El año pasado, en nuestro intento frustrado por la lluvia, Dante nos comentaba de los lodazales que suelen hacer en la zona y es cierto, puesto que hay un buen tramo de la carretera que es trocha. Sin embargo, buena parte de la misma está bien asfaltada y contacta varias pequeñas localidades hasta Incahuasi, mítico lugar en la serranía lambayecana, zona limítrofe con la Región Cajamarca. En el trayecto hacia Laquipampa nos encontrábamos con micros que descendían desde Incahuasi con la vestimenta dominguera. Y es una de las pocas zonas norteñas en la que aún se habla quechua. Desde Batán Grande, la carretera es afirmada, pero se halla en relativo buen estado (aunque las lluvias la afectan). El paisaje se vuelve más andino. En esta zona del Perú, los Andes se “alejan” del litoral costero. Ya en Piura la presencia andina es cada más alejada y ya no la vemos en Tumbes. Piura y Tumbes son regiones en la que se respira mar tierra adentro. Laquipampa es un pequeño poblado en la provincia de Ferreñafe. 



Desde aquí se parte para visitar (lo que se puede en una primera visita) el Refugio de vida silvestre Laquipampa. Su extensión es de 8,328.64 ha. Y en ella hay bosques, flora, animales salvajes que se creían extintos, recursos hídricos y bellos paisajes. Hay zonas en las que los agricultores conviven con los bosques y se está logrando que los pobladores identifiquen este bosque como su gran recurso natural en todos los campos. Por eso me dio mucha pena saber que a una semana de nuestra visita, los bosques se vieron amenazados de un gran fuego forestal. En el poblado nos percatamos que se estaban preparando para una fiesta religiosa en homenaje a San Martín de Porres. La pequeña iglesia estaba engalanada y había arcos con muchas botellas de cerveza y gaseosas. Era fiesta y la gente llegaba con sus galas. Luego de un buen café pasado nos dirigimos al Centro de interpretación. Lo que me impactó fue ver una inmensa bromelia en la puerta. Luego de registrarnos y recibir información gráfica, Dante nos presentó a una persona del lugar que nos iba a llevar a los dos lugares que íbamos a visitar en esta oportunidad: la ruta de las lajas y Shambo. La primera era una caminata breve para ver unas pequeñas cataratas. El sendero, aunque corto, es un poco escarpado. Isabelle y Orietta habían decidido a quedarse con Dante para evitar “algunas torturas”.  Isabelle recordaba la casi masacre de las cataratas de Gocta y decidió no arriesgarse.
La primera caminata fue corta, este sitio queda a unos 3 km. Del Centro de Interpretación; hay un sendero ya preparado para los caminantes. Es un juego de caídas de agua que deben de ser, imagino, impresionantes cuando ya es temporada de lluvias. Nuestro guía nos contó que en la poza que estuvimos viendo inicialmente habían muerto dos alumnos y un profesor. Vaya dato. Retornamos por el mismo sendero; en realidad, sí hubiera sido molesto para Isabelle y no me lo hubiera perdonado.




La segunda, la ruta Shambo, era más extensa y nos permitía atravesar un bosque. La caminata era relativamente ligera, pues el sendero no era muy escarpado. Atravesamos algunas chacras de campesinos de la zona, algo de ganado vacuno y nos internamos en medio del bosque rodeado por cientos, cientos de mariposas de diversos colores y tamaños. Es impresionante la cantidad de ellas; a medida que avanzábamos la sombra de los árboles nos iba cubriendo hasta que llegamos a una zona de había una caída de agua con un pequeño lago. Hicimos una segunda pausa; antes nos habíamos detenido para refrescarnos en otra caída cuya agua era bastante fría: ideal para el calor y refrescarnos un poco. Luego de la pequeña pausa en la lagunita, el guía nos dijo para subir hasta un mirador, un balcón de piedra natural que te permitía ver toda la estribación andina y la verdura de la zona. De ahí iniciamos nuestro retorno. Durante la visita a esta Reserva, tuve la oportunidad de compartir esta experiencia con dos estudiantes chiclayanos, bastante reflexivos y cuyos comentarios me parecieron bastante atinados sobre el potencial de la zona y el cuidado que debe de existir para no depredar el potencial que tiene esta Región. Comentaban sobre el riesgo de la minería, sea informal o formal, que amenaza estas zonas.





Almorzamos algo ligero; iniciamos nuestro regreso a Chiclayo. La zona por la que cruzamos era por Ferreñafe, para llegar a Chiclayo. Llegamos un poco antes de las 4 pm. Nos despedimos de Dante y de los dos jóvenes que nos acompañaron. Nos fuimos a tomar un café antes de retornar a Trujillo. Hasta otra oportunidad.










domingo, 18 de diciembre de 2016

HERIDAS ABIERTAS (ARTÍCULO DIARIO CORREO DOMINGO 18 DE DICIEMBRE)

La semana que muere ha acumulado muchas frases alusivas a quehaceres sublimes de la humanidad (literatura, cine) para entender lo prosaico y vil que puede ser la politiquería peruana: desde Crónica de una muerte anunciada hasta Ascensor para el cadalso o La decapitación de Juan Bautista, estos son los títulos que han descrito todo un escenario lleno de errores, cobardías e insanias sociales en lo que se ha convertido el panorama político nacional. En un contexto de costosas canastas navideñas, turrones y compra de computadoras,  hechos irregulares que saltan por todos lados en este Congreso bastante venido a menos, varios de sus integrantes censuraron a Jaime Saavedra, abandonado por PPK, ahora exministro de Educación. Una semana de esquizofrenia alucinante
Los movimientos realizados durante esta semana, tanto por PPK como por la mayoría congresal, han sido una verdadera muestra de errores y desaciertos que atentan contra los intereses generales de los peruanos como a la aún débil democracia peruana. Saavedra ha sido el peón empleado para medir fuerzas políticas en desmedro de un plan trazado para recuperar uno de los pilares de cualquier sociedad: la educación. Pese a las evidencias de corrupción dadas, algunas ya abordadas, el objetivo ha sido torpedear las leyes que exigen calidad en la educación superior. En la construcción de argumentos de varios congresistas opositores, la pobreza académica ha sido una de las primeras evidencias de varios opositores, rayano con el ridículo. Esos personajes han tenido en sus manos la decisión de tirarse abajo lo avanzado en cuanto a calidad educativa. De cultura combi a cultura mototaxi, así bautizada por ellos mismos. Esta realidad ha merecido el comentario de varios periodistas extranjeros que destacan lo absurdo de esta decisión política: la ignorancia es atrevida y va más allá de su espacio de regodeo.
Por el lado gubernamental, ha sido lamentable la postura del Gobierno con un ministro que ocupaba esta cartera bastante sensible. En su gestión había convocado a diversos actores e incluso recibió el apoyo del SUTEP. La cesión de su cabeza ha envalentonado a un grupo que actúa más por oposición destructiva que constructiva. Quizá en los cálculos gubernamentales pueda estar el sacrificar algunos otros ministros como forma de convivencia con estos pésimos vecinos. De algo que sí se está seguro es que ninguna de las dos fuerzas, similares en el fondo, criticará al ministro de Economía u otra cartera sensible, ya que sería descerrajarse un disparo a la sien.

Pero las punzadas dadas han vuelto a polarizar a la sociedad civil peruana. Las reacciones provocadas deberían de ser tomadas en cuenta por esos congresistas, si no quieren ir aislándose de los electores que los eligieron; y también por el Gobierno como una fuerza activa nada despreciable. No debe de olvidar que precisamente esa ola social fue la que le permitió ocupar el sillón de Pizarro. Un poder social silencioso que ha comenzado a crecer en el último lustro.

domingo, 11 de diciembre de 2016

UN NOBEL DE LA PAZ, DOS MINISTROS, UN CONGRESO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DICIEMBRE 11)

La Feria Internacional del Libro de Trujillo culminó el domingo pasado con la magistral conferencia de Ahmed ben Tahar (Túnez) en la que explicó al público presente cómo su país no se sumió en la violencia ni el caos como está asolando a otros países de la región tras la famosa Primavera Árabe del 2011. El haber pertenecido al Cuarteto para el Diálogo Nacional Tunecino fue la justa causa de su reconocimiento por la Academia Sueca adjudicándole el Nobel de la Paz. En su discurso explicaba la necesidad de desarrollar la tolerancia, el diálogo y sobre todo el compromiso político tal como lo hizo este grupo para construir prácticamente un país que salía de la dictadura de Ben Alí. Este, aunque era muy bien visto por muchos países por su liberalismo económico, gobernaba el país para pocos y los más ricos. Al estallar la revuelta por el descontento social, el Cuarteto (conformado por la Liga de DDHH -a la que pertenece ben Tahar-, los sindicatos, el mundo empresarial y una orden que congrega a los abogados tunecinos) tomó las riendas de la  reconstrucción del país: desde una nueva Constitución hasta un nuevo gobierno electo. Si dejaban que las pasiones e intereses de grupos políticos, económicos o religiosos dirigiesen los pasos de la nación, Túnez hubiera tenido no una “primavera, sino un invierno” según palabras de ben Tahar. Esa es la triste realidad que padece Libia, Siria y aun Egipto. Así no prosperaron los radicales islamistas u otros grupos nada propensos a la democracia. Se abrió el diálogo con puntos comunes entre las partes para construir un derrotero para toda la nación. Promovieron la igualdad ante la ley y ante las oportunidades laborales a hombres y mujeres, destacaron la laicidad del Estado y la democracia como forma de gobierno. Fue todo un placer haber apoyado en la traducción durante la conferencia de este gran hombre.
Mientras recordaba sus palabras, dos eventos han mostrado la cara de la intransigencia política partidaria frente a dos ministros del actual gobierno, Jaime Saavedra y Salvador del Solar. Con el primero, nuestro actual Congreso dio gala de oportunismo ramplón, puesto que su destitución implicará cambios en la Ley Universitaria en beneficio de universidades mediocres, las cuales han hecho un fuerte lobby entre los congresistas o tienen a algunos de sus representantes en dicho Congreso. No hay una visión nacional, sino la de angurrientos hombres que lucran con la educación de medio pelo. Por otro lado, la designación de Salvador del Solar como Ministro de Cultura desbordó los límites del surrealismo al escuchar opiniones de diversos políticos sobre este tema del cual no conocen ni les interesa. Es frecuente oír a personas que identifican a la educación y a la cultura como sinónimos, lo que evidencia su total desconocimiento de ambos rubros.

En realidad, el prurito de muchos políticos es aprovechar las circunstancias solo para crear zozobra e inestabilidad para jalar agua para su miserable molino.

LA CONSTRUCCIÓN DE UN PSICOSOCIAL (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN LA INDUSTRIA TRUJILLO DICIEMBRE 11)

Los lamentables sucesos luctuosos de Huaycán muestran algunas condiciones de un equilibrio social muy frágil y que es fácilmente explotado por gente sin ningún tipo de escrúpulos y que son bastante hábiles para crear los famosos psicosociales. Tomemos como referencia a la psicología social para comprender lo que es esta manifestación que toma como factor importante a la cultura. Siguiendo las explicaciones que da la fuente http://definicion.mx/psicosocial/, “existen acciones que tienen un significado concreto en una cultura determinada y en caso de interpretar esos gestos fuera de esa cultura, entonces, tienen un valor distinto”. La creación de un psicosocial malintencionado parte de la cultura de una población, en la cual también se hallan las formas de interpretación del mundo, sus valores y sus temores; así pues, como agrega esta fuente, el psicosocial “muestra cómo el hecho de formar parte de una cultura determinada […] influye en el modo de pensar y de sentir de un individuo en particular que no puede abstraerse del entorno en el que le toca vivir”. Los patrones individuales de comportamiento son dirigidos, pues, por la coerción social, algunos de estos son tan decisivos en una persona como el famoso “qué dirán”, puesto que “las normas culturales que son respetadas por un pueblo tienen un valor muy importante para los individuos que de esta forma, se ven condicionados por algo externos a sí mismos”. Las creencias sociales son decisivas para cada individuo e, incluso, muchas personas no pueden actuar sin ellas.
En la historia, Goebbels era un genio en hacerlo; creo campañas sistemáticas para crear un odio vesánico contra judíos, gitanos y eslavos. En la campaña contra la comunidad judía hizo un film El judío Süss que exploró y explotó todos los temores y fobias de la sociedad alemana que venía de una fuerte depresión económica con hiperinflación y desempleo galopante. Crearon a un culpable que justificaría todo el aparato legal, social, cultural y político de la Alemania nazi con criterio racista.
Pero, para que prospere la creación de un psicosocial en actuales condiciones hay también otro factor a tomar en cuenta: la persuasión y apariencia de credibilidad de los medios. Este factor fue muy bien empleado por el fujimorato con los famosos diarios chichas y ciertos programas de televisión. En la actualidad, ya con casi dos décadas de diferencia, los medios masivos de comunicación han cambiado y son las redes sociales (Facebook, Watsapp, entre otros) los que canalizan los comportamientos y los miedos de la gente. La inducen a reaccionar influida por el miedo y a la zozobra de un temor selectivamente explotado por estos inescrupulosos de la comunicación. Ejemplos varios tenemos: durante las últimas campañas electivas, la mayoría del electorado era sometido a diversas estrategias del miedo a través de entrevistas y de insidiosas noticias. Debemos de agregar, además, que la débil educación recibida, la poca capacidad de análisis del grueso de la población ante una noticia como esta (se la creen a pie juntillas y no se preocupan de la veracidad de la noticia) y la sensación de inseguridad que trae grandes réditos políticos a muchos delincuentes sociales, son el caldo de cultivo de cualquier creencia construida para apuntalar sus temores.

Algunos analistas políticos han visto, con justa preocupación, que el reciente incidente de Huaycán ha tenido una organización mucho más compleja que solo la reacción espontánea y ha buscado mostrar un Estado débil y golpeado por diversos frentes. No hay que olvidar que esa debilidad fue creada precisamente por el turbio gobierno de Fujimori, sumiéndolo en la  corrupción en casi todas sus entidades que lo conforman y anulando la presencia del Estado hasta volverla prácticamente nula en muchas partes de la Nación y en diversos sectores de nuestra estructura social. 

sábado, 10 de diciembre de 2016

JALCA GRANDE, ÓLLAPE, HUANCAS...LA HISTORIA


El sábado 29 de octubre hice realidad uno de mis anhelos: visitar Jalca Grande. Desde la primera vez que fui a Chachapoyas en 1999, en una visita solitaria y con varios estudiantes míos universitarios que me esperaron, tuve la intención de conocer más de esta zona fascinante. En esta oportunidad me encontré con Leonardo Rojas con quien pudimos hablar un poco este último día antes de retornar a Trujillo. Un día antes, gracias a César Alva, había logrado contactarse con un  amigo suyo quien me iba a alcanzar datos de una empresa que hacía viajes particulares a la zona. La Jalca o Jalca Grande es una pequeña ciudad que se halla casi 3 mil metros de altura (2, 891 para ser más exactos) y está a unas dos horas de viaje en auto. Salimos temprano para ganar el día, que se veía esplendoroso (la lluvia se alejó); es el mismo trayecto que se toma para ir a Kuélap o Leimebamba. Vas yendo hacia el sur en paralelo al río Utcubamba que se hallaba bastante cargado. Un poco más allá del desvío para Tingo y Kuélap, nos detuvimos para ver Macro con un poco más de paciencia. Una visita pendiente y, según el chofer, de relativo fácil acceso. Del desvío hasta el pueblo de Ubilón se toma una media hora aproximadamente. Luego ingresas por este pueblo y comienza el ascenso hacia Jalca Grande, que te toma una hora aproximadamente. El camino es carrozable, bastante bien afirmado; pero no imagino cómo será con lluvias pues se ven trazas de deslizamiento. En el tramo entre Tingo y Ubilón, poco antes de llegar fuimos testigos de un pequeño derrumbe sobre la carretera. El auto sube pausadamente, pues hay algunas curvas cerradas que debemos de pasar con precaución. Pero el paisaje es gratificante, puedes distinguir los pueblos sobre las laderas de la otra orilla del río. Esta zona, a pesar de no ser tan alta como en los Andes sureños, tiene unos paisajes espectaculares por la verdura que puebla sus laderas. Eso es lo impresionante de la zona, una zona intermedia entre la montaña y la selva; además de la cantidad notable de lugares arqueológicos. Es el Cuzco del Norte. Un poco antes de llegar a Jalca Grande nos topamos con Óllape, lugar que visitaríamos después de nuestra ronda por la pequeña ciudad. El paisaje urbano desde lejos es interesante por la gran torre de la iglesia que íbamos a visitar. Al llegar al poblado de unas dos mil personas sorprende la cantidad de ropa abrigada en la gente bajo un sol radiante. Como íbamos en el interior de un vehículo no nos percatamos del frío que hace en esta zona. Jalca Grande es una región con mucha historia, incluso preinca. Por aquí llegaron los españoles un poco después de la derrota inca, imperio que había asimilado a los chachapoya un poco antes.

El adelantado español Alonso de Alvarado llegó por estos lares y fundó Jalca Grande. Se edificó esa interesante iglesia que se distingue desde lejos por su alta torre: Nuestra Señora de las Mercedes. Parece ser que el frío hizo que los conquistadores de movieran hacia Levanto y luego a Chachapoyas, que sigue siendo un lugar pequeño y agradable para vivir. La iglesia, parece ser, es la más antigua de la región (se remonta al siglo XVI en 1540)  y fue edificada con las piedras de las ruinas se encuentran cerca de la ciudad. En el exterior se ven detalles que uno puede ver en Kuélap o en Óllape, las ruinas cercanas. En interior tiene pequeños retablos con imaginería indígena. Es una iglesia que necesita un urgente mantenimiento y que debe de ser incorporado a un circuito turístico de personas interesadas en historia y arqueología (cerca está Óllape). Para abrir el convento fuimos el chofer y yo a buscar a una vecina quien se encarga de las llaves del portón. Las mujeres suelen llevar un paño en la cabeza tanto como protección como para cargar cosas. Pero sí que hace frío. La gente tiene un poco cuarteada la piel, imagino por el sol y las heladas que debe de haber en julio y agosto. La visita fue interesante; una vez concluida nuestra respectiva sesión de fotos, dejamos propina a la señora que amablemente nos abrió la puerta. Las calles tienen una marcada pendiente. Incluso hay una gran hoya a la entrada-salida del pueblo. No pudimos visitar el museo de sitio.







De ahí nos dirigimos a Óllape, otra agradable sorpresa. Es un conjunto de ruinas chachapoya (igual diseño en la construcción y el uso de la piedra) que se halla cubierto de vegetación. Dejamos el auto al pie de la ruta y subimos un buen tramo. Nuestro guía chofer nos quiso llevar por una ruta más breve, según él, pero estaba bloqueada. La zona tiene diversos propietarios, campesinos de la zona. Sin embargo, llegar al conjunto arqueológico no es complicado y no se paga. Hay un pequeño grupo de construcciones cubiertas de maleza e, incluso, por árboles. Según nuestro guía es posible que lo visto sea una pequeña muestra de un conjunto mayor que falta por desenterrar: una aventura.




Así culminada nuestra visita a la zona, nos enrumbamos a Magdalena para almorzar una buena sopa serrana (son buenas) y compartir una buena conversación. Una vez concluida nuestra sobremesa, hablé con el guía y le pedí que nos llevase a Huancas, donde se encuentra el cañón de Sonches que había visitado en el 2009. Así nos enrumbamos hacia Chachapoyas para lograr alcanzar aún  luz solar. El tramo desde Chacha al lugar toma unos veinte minutos (hay que ascender y no está asfaltada la ruta). Y el trote bien valió la misa. Llegamos al pueblo de Huancas que ahora se encuentra más organizado que la primera vez que visité. Hay una producción artesanal en barro interesante. La iglesia es pequeña y que su interior es interesante. Pero como la vez pasada, estaba cerrada. No lejos de allí está el cañón. Ahora han marcado unos senderos de piedra que los caminantes pueden tomar para no extraviarse para su destino final. Y ya en el lugar, hay un amplio mirador y una atalaya en cuya parte inferior te venden artesanía. El espectáculo es impresionante; pese a que no llegar ser tan hondo como el Colca, sí es destacable el paisaje, cielo y nubes que acompañan estas honduras. Y comentan que van a hacer un mirador más alto para poder ver desde ahí las cataratas de Gocta, puesto que en dirección oeste se puede ver la zona en un día despejado. Quizá hagan una ruta que una estos dos lugares geográficamente impresionantes.



Ya de retorno a Chacha, en vez de ir al Criadero de Orquídeas que pertenecen a la familia de una exalumna mía de la UPN, fuimos a la casa de la tía de nuestro guía y nos encontramos con un pequeño festival de orquídeas: María se compró tres y yo, un par. Las embalaron bien, ya que se iban hasta Trujillo. Nos dieron todos los detalles para su cuidado. Aún están en mi jardín.
Ya de regreso a nuestro hotel, me encontré con Leonardo Rojas, luego de tantos años y ya residente en esta ciudad. Cosas de la vida; justo cuando hablaba con él vimos pasar a otro exalumno mío de antaño. Grato reencuentro.

Como quedaba tiempo aún, nos tomamos un duchazo. Soraia había tomado en Cuzco una sopa a la minuta, como un chupe. Le dije que en un restaurante central (Plaza de armas) preparan esta sopa. Fue tanta su alegría que mandó a llamar a los cocineros para que le digan cómo se hacía la sopa. Demás está decir que la terminó toda y nos fuimos a nuestro hotel a recoger las cosas. Barriga llena y corazón contento. Chachapoyas se volvió a portar bien.




jueves, 8 de diciembre de 2016

KUÉLAP Y EL MUNDO CHACHA

Aunque este año ha sido poco generoso con los viajes, la última semana de octubre fue una buena oportunidad para escapar nuevamente de Chachapoyas con María y su hija para repetir la experiencia de viajes interesantes por el país, aprovechando la llegada de Soraia por su corta estadía de dos semanas. Así que decidimos ir a tierras amazonenses por dos días (muy breve) para ir nuevamente a Kuélap y dos lugares que iban a ser todo un descubrimiento: La Jalca y Óllape.
El día jueves 27 de octubre nos embarcamos en MovilTours a las 4 PM. El bus se detiene por un cuarto de hora en Chiclayo por combustible y aprovechamos en visitar un restaurante cerca de su terminal que se llama El Uruguayo, un pequeño sitio de propiedad de un ciudadano de ese país que, según él, vino a Chiclayo por un mes y se quedó casi 30 años.  Comimos un delicioso sánguche de lechón cada uno “para el camino”. Son 14 horas de viaje. El bus no iba lleno y desaprovechamos la oportunidad de ubicarnos en cada fila para poder dormir más cómodamente.
Llegamos a Chachapoyas a las 7 AM. Nos dirigimos a nuestro hotel, Hostal del Arriero, cerca de la plaza de armas. Nuestro tour a Kuélap estaba listo a partir a las 9 de la mañana por lo que nos fuimos a tomar desayuno. En un restaurante y mini mercado que pertenece a los mismos dueños de nuestro hotel tomamos una buena merienda para el largo camino. Ahí nos apertrechamos de agua, galletas, frutas, chocolates y otras avituallas. Fuimos al hotel a lavarnos los dientes y esperar la llamada de la gente de la empresa que nos llevaría a nuestro destino de ese día. Kuélap ya la he visitado cuatro veces e iba por una quinta. No hay quinto malo, como dice el dicho; pues sí, vimos las instalaciones del nuevo gran funicular que entrará pronto a funcionar y que dará un movimiento inusual a la zona, pues reducirá el trayecto de cuatro horas a solo una. Además siempre el sitio arqueológico tiene nuevos descubrimientos expuestos al público. La ida fue tranquila y fuimos conociendo a varios de los viajeros que iban con nosotros. Nos detuvimos en Macro para ver los restos y luego nos enrumbamos hacia Kuélap. 




Ir a este lugar es subir, pues Chachapoyas está  a 2335 m.s.n.m. y Kuélap un poco más de los tres mil. Luego de Macro, fuimos a Tingo donde está el inicio del funicular; luego Lónguita y María. Llegamos un poco agotados al Parador Turístico del lugar para recoger los boletos de entrada. Se veía ya un cielo nublado. Se nos venía una lluvia y en cualquier se podía precipitar. Felizmente, la lluvia no descargó hasta un poco más de mitad de la visita. Ingresamos por la puerta 3, ya que la 1 estaba cerrada por reparaciones y la 2  norte y sur aún no están habilitadas. Había que ir con cuidado, ya que algunos tramos estaban enlodados. El sitio aún se le sigue llamando fortaleza, pues todavía hay varias personas que le adjudican el carácter militar; pero nuestro guía y muchas personas más nos aclararon que el lugar tiene más objeto de uso ceremonial religioso que militar. Una de las novedades (y va tener que ser una visita obligada) es la pronta habilitación del acceso 2 que tiene dos puertas (norte y sur) de carácter dual para uso de solo mujeres o varones. Es una zona escarpada y ya de por sí el entorno es increíble. El lugar, eso sí, va a tener que manejar una cantidad razonable de visitantes (como lo hace Machu Picchu), pues ese día había una buena cantidad de grupos numerosos.



El retorno a pie fue bajo la lluvia; fue más tranquilo (descenso) pero hubo algunas zonas resbalosas por el agua de lluvia o el lodo que estaba acumulando. Llegamos al Parador y me di una escapada para ver el sitio de interpretación. Es genial, informativo, bien presentado, pero lamentablemente poco visitado. Me dio un panorama más detallado de la ocupación de la zona, unas buenas líneas de tiempo y una pequeña muestra de objetos del lugar. Y una buena folletería a disposición de todos.





Así iniciamos nuestro retorno, ya estábamos soltando la lengua entre los viajeros (había de Lima, Alemania y España); bajamos a almorzar y pedimos una buena sopa revitalizadora. Las sopas serranas son una bendición. Ya por el cansancio o emoción, muchos pegábamos nuestros ojos para dormitar. Recién habíamos llegado ese día a Chacha.

Llegamos a eso de las 6 p.m. a nuestro hotel. Decidimos con varios de los chicos que conocimos en el viaje más nuestro guía ir a cenar juntos esa noche. Una buena velada y luego a dormir. Previamente, había hecho los arreglos para ir el sábado 29 a un lugar que no conocía y que se me había cruzado por la mente varias veces: La Jalca.  





domingo, 4 de diciembre de 2016

LA EDUCACIÓN EN TIERRA DE OTORONGOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 04 DE DICIEMBRE)

Que la educación es un negocio redondo, nadie lo puede negar. Que el estudiante es un cliente, es un enunciado conocido y dicho por todos los estamentos de una institución educativa superior desde la implementación de la Ley 26549 que liberaliza y estimula la inversión en la educación universitaria en el sector privado. Y bajo ese espíritu liberal apareció una palabra que va a decidir el rumbo de muchas universidades: rentabilidad. Otras palabras fueron acompañando a estas nuevas instituciones como lo son calidad, accesibilidad, acreditación, entre otras; algunas se fueron quedando por diversas razones en el camino en muchas de las más de ciento cuarenta universidades que funcionan en nuestro país. Desde el 2014 el Estado se propone, con Jaime Saavedra a la cabeza, enmendar esta distorsión que atenta en contra de la educación peruana.
La rentabilidad y la calidad se fueron distanciando por la priorización de la primera, a tal grado que en la actualidad hay universidades que funcionan en condiciones precarias otorgando títulos a nombre de la Nación a personas que han sido engañadas y estafadas al haberles confiado su educación superior. Con el fin de incrementar el lucro, se sujetaron al concepto de mercado y bajo su nombre se engendraron propuestas poco académicas y más ligadas al marketing: la aparición de nuevas carreras con títulos rimbombantes obedece más a la creación de un concepto de mercado que a un estudio real y académico de su propia creación. Se han creado carreras que tenían un nombre y no un plan de estudio para satisfacer un reducido mercado laboral altamente volátil. Las universidades se han dejado ganar por el sentido de la oportunidad que por la proyección de una necesidad en el tiempo y en su espacio físico. El sentido de lucro llega a distorsionar todo el quehacer universitario: sobrecarga laboral; inestabilidad académica; escasa o nula investigación o publicación; reducción de cursos más con criterios financieros que académicos; abundancia de cursos masivos virtuales; redefinición del pensamiento crítico; estandarización silábica con la anulación de cátedra docente; reducción sistemática de la desaprobación de estudiantes no aptos para la vida universitaria. Estos son los principales síntomas que evidencian el deterioro de una universidad para convertirla en una máquina generadora de títulos con el fin de satisfacer a los clientes que pueblan sus aulas. En muchos casos es mejor tener a un graduado de un instituto más efectivo en procesos sencillos que uno universitario de dudosa procedencia.

Es todo un logro el haber cancelado las propuestas académicas universitarias de querer licenciar a personas en solo tres años. Pero los congresistas otorongos que protegen sus predios de mediocridad y los comprables quieren eliminar la Ley del 2014 y censurar a su principal gestor. Esperemos que la sensatez y el compromiso por el bien nacional sean el verdadero derrotero de la mayoría.

domingo, 27 de noviembre de 2016

FUEGOS QUE MATAN. ARTÍCULO PARCIALMENTE PUBLICADO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJLLO 20 DE NOVIEMBRE

Hace tres semanas escribí en un diario local un artículo de opinión sobre el valor de la vida en el Perú. En ese entonces, me motivó escribir el mismo por la triste muerte de tres bomberos en un misterioso incendio en Lima aún no del todo esclarecido. Pocos días antes se había difundido por las redes un estudio realizado por William Chopik de la Universidad Estatal de Michigan (https://www.indy100.com/article/psychopaths-countries-map-world-empathy-least-seven-lowest-7363926), en el cual se ubica a la sociedad peruana como la tercera más empática a nivel mundial. El informe resulta de lo más irónico por la forma en que nosotros concebimos la seguridad y la prevención, medidas precisamente para velar la integridad de los demás y de uno mismo. De mantener ese criterio, la sociedad peruana debería de estar entre las más protectoras de la vida humana. Sin embargo un nuevo incendio este último miércoles nos salta en la cara. Así pues, todo lo que ha sucedido y viene sucediendo en nuestro país es una muestra que desmiente la posición de una sociedad altamente empática.
A lo largo de la historia peruana han sucedido diversas tragedias y desastres, muchos naturales, otros provocados por la mano del hombre, sea por intención o por descuido. Los desastres naturales son por ahora inevitables, pero la falta de previsión y el relajo en las medidas de seguridad en diversos procesos y protocolos hacen que un desastre sea altamente mortífero no por acción natural, sino humana. Los siniestros o incendios en construcciones no son de origen natural o, como aducen algunos, divino; son producto las más de las veces de la irresponsabilidad, la corrupción, la mala fe o la ignorancia de personas encargadas de dichas medidas. El uso de ciertos materiales, el otorgamiento de licencias de manera oscura, el robo sistemático de ingredientes o el uso excesivo de ciertos materiales que deberían estar de baja son algunos de los factores nada naturales que han sido grandes causantes de tragedias que comienzan con un cortocircuito, el desgaste de cables, la acumulación de material inflamable, etc. La negligencia humana está, además y hay que resaltarla, en la actitud de conmiseración que se tiene ante ciertas situaciones que sabemos son altamente riesgosas: un ejemplo de ello es el comercio ambulatorio que es permitido y hasta justificado para permitir que diversas personas puedan llevar un pan a sus hogares, cuando en realidad pueden llevar la muerte a otros. El caso de Mesa Redonda aún resuena para muchas personas, pero para otras no pasa de ser una anécdota hasta que esperemos otro gran incendio que cause la muerte de 277 víctimas. Entonces se volverá con eterna letanía y la búsqueda de culpables. Pero más irresponsable es el caso de diversas empresas que con el fin de reducir costos no titubean en “sacarle la vuelta a las normas” con el fin de incrementar sus ganancias adosando su irresponsabilidad a la vida de sus empleados, obreros o clientes. Basta darse una vuelta para ver las condiciones con las que ciertos locales de expendio masivo, centros comerciales, tiendas de departamentos en las que fueron inaugurados y en las que se encuentran ahora. Veremos puertas selladas, escasez de grifos o extintores, material inflamable que reemplaza a uno más seguro pero caro, un largo etcétera que valdría pena revisar, cuestionar y actuar antes de convertirse en un nuevo crematorio de inocentes.

Así ya podremos decir que somos una sociedad altamente empática.

APAGANDO Y AVIVANDO INCENDIOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 20 DE NOVIEMBRE)

En las últimas semanas, en nuestro país y en el mundo hemos visto surgir incendios naturales así como incendios figurados de corte social, político o económico. Estos acontecimientos han hecho que nuestras sociedades  (no solo la peruana) hayan experimentado diversos tumbos que vale la pena hacer un alto para reflexionar.
Los incendios son un reto permanente para la humanidad. Las causas naturales no son tan  diversas, pues están más relacionadas casi siempre con la sequía. En este fenómeno, hemos compartido y compartimos tristes experiencias con Bolivia, Portugal, España, Israel, Italia, Australia, EEUU, entre otros países. Pero, las provocadas por los hombres son más variadas: sequía por sobreexplotación de recursos, mal uso de cultivos, contaminación, ignorancia y, en muchos casos, angurria humana para convertir un rico suelo natural en uno eriazo para ocupación habitacional. La relación entre bosques y el grueso de la humanidad en los últimos siglos no ha sido nada grata para los primeros. La palabra “deforestación” ya es un vocablo importante en las situaciones de riesgo y que atentan contra nuestra seguridad en general. Y esta situación provoca los otros incendios: los económicos, políticos y sobre todo los sociales. La deforestación por fuego (que suele volverse incontrolable) es un recurso rápido no solo empleado por campesinos sino por traficantes de tierras.  Aún quedan en el recuerdo los incendios forestales que amenazaron Machu Picchu en octubre del año pasado. O el lamentable suceso de octubre del 2009  en que varios inescrupulosos traficantes de terreno intentaron ocupar varias hectáreas del famoso bosque de Pómac (Lambayeque) para luego quemar los algarrobos. El desalojo de esos desalmados le costó la vida a tres policías.
Hace dos semanas estuve en Laquipampa, un refugio de vida silvestre, ubicado también en Lambayeque, que mantiene un delicado equilibrio entre la agricultura y los bosques naturales. Estuve conversando con el promotor de esta ruta turística; comentó sobre las estrategias aplicadas con la población rural con el fin de generar una serie de cambios en las costumbres de los pobladores y visitantes de esta zona ubicada en la interesante sierra lambayecana. La propuesta es bastante simple y compleja a la vez: convertir un recurso natural en el eje económico de toda una población. Este lento proceso debe de culminar en una toma de conciencia local de cuidar su patrimonio. El poblador se vuelve en un celoso guardián de su recurso. Muchas comunidades ya han ido asumiendo estas posturas generándoles confrontaciones con diversos poderes económicos o políticos. Pero les faltan otros recursos más para la prevención.
Recientemente he leído con pena que Laquipampa estuvo luchado contra diversos incendios forestales, algunos incontrolables. Y me viene a la mente los bellos parajes que visité y a la gente amable que conocí. Espero que, como el ave Fénix, resurjan de sus cenizas.