Cada día tenemos noticias más lamentables de nuestro mundo político por sus actores en los diversos poderes estatales. Desde la presidente, sus ministros, congresistas y demás funcionarios, vemos el rápido deterioro de sus posiciones ante la opinión pública (hacen todos los méritos posibles) y generan en esta un rechazo, hastío y peligroso escepticismo con la democracia como sistema, lo cual es aprovechado por movimientos extremistas tanto de izquierdas como de derechas ante la indiferencia ciudadana. Peligroso es también el buen número de personas que han dejado de creer en la justicia y algunos organismos encargados de la seguridad nacional y ciudadana, que puede terminar en una grave coyuntura social. Algunos analistas acuciosos con contundentes argumentos vaticinan situaciones críticas en nuestra sociedad, la cual mira con detalles cómo diversas formas de corrupción van ocupando espacios en los cuales no deberían haber prosperado: narcotráfico, formas ilegales de producción, lavado de activos. Y vemos estas lacras enquistadas en dichos poderes (legislativos, ejecutivo, judicial) avanzando de manera permanente con actores identificados y apoyados entre ellos para mantenerse en el poder. La excusa de la sostenibilidad económica se cuestionó a raíz de la nueva calificación de la S&P Global en descenso, generado por la débil gobernabilidad de nuestra nación. Basta ver el panorama para darnos cuenta cómo estamos: una presidente envuelta en graves problemas por cualquier lado que se lo vea, un congreso plagado de personajes cada vez más gamberros que juegan a pared con la insostenible Boluarte, una fiscal en suspenso que protege a su hermana jueza vinculada al narcotráfico y con muchos arreglos bajo la mesa. La preocupación por defender a Boluarte, más las aberraciones legales de las que estamos siendo testigos en estos días (no tienen ataduras), hacen que esta situación pueda estallar de manera imprevisible. Se está jugando con un fuego peligroso, el cinismo no puede comprar la paciencia de toda la sociedad. Se habla de separar a Boluarte del poder por su insostenibilidad. ¿Adelanto de elecciones? Tenemos otro gran problema: los partidos políticos, los verdaderos causantes de la desgracia que corroe la institucionalidad en nuestro país, con mochasueldos, mediocres y delincuentes. Con el relajamiento de unas necesarias primarias y candados para evitar injertos de última hora, estos partidos seguirán colocando escorias entre las cuales el pueblo elegirá por la obligatoriedad de las elecciones y la Ley Electoral que permite que personajes con ridícula votación puedan acceder al poder. Peor aún con la reciente malhadada bicameralidad. Muchos opinan que el elector tiene la culpa; creo que se está equivocando el origen del error: con un dañino pragmatismo, son los líderes políticos, los que ofrecen el pésimo menú para elegir ¿Tendremos otra pesadilla las siguientes elecciones? Todo apunta a que sí.
1 comentario:
No hay nada que hacer, nuestros políticos son absolutamente nuestros,son el reflejo de lo que somos como sociedad.
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