Viernes 09: los planes iniciales de ir hasta Bayóvar, un sueño anhelado se tuvo que cambiar. Piura me ha ocultado varias cosas. El año pasado no logramos ir a las ruinas de Aypate, pues la carretera estaba en mantenimiento; en esta oportunidad, fue por el comentario que el chofer de la movilidad que lleva María a la universidad nos había advertido: pescadores furtivos ilegales estaban generando desórdenes en la carretera azuzados por una congresista de la región al haberse promulgado una drástica sanción contra aquellos que usaban métodos criminales, destructivos en la pesca u otras formas de captura de animales. Este es todo un problema latente en nuestras naciones: con el argumento de generar recursos personales, muchos pescan con dinamita, curare u otras formas abusivas y depredadoras que terminan arrasando con la riqueza de la zona para beneficio de un puñado de oscuros personajes. Como los mineros ilegales, por ejemplo. Y esta situación ha sido aprovechada por políticos populistas, arribistas e irresponsables que cubren estos delitos. En el viaje del 2014, estuvimos en Sechura y Parachique. El año pasado (2021) estuvimos nuevamente en Sechura y pudimos visitar su playa y su gran iglesia ya restaurada tras los daños sufridos en el terremoto del 2014. Aquí mis crónicas de esas visitas del 2014 y 2021: https://www.blogger.com/blog/post/edit/4795243307169787731/4028320264144713797 y https://elrincondeschultz.blogspot.com/2021/09/piura-nuevamente-cronica-de-viaje.html. Espero, pues, volver nuevamente a esta zona, descender hasta Parachique e ir hasta Bayóvar e Illescas. He visto fotos de las playas que se encuentran por ahí, pero comentaban que hay que ir con gente que conoce, pues podría uno perderse en esas rutas aún no del todo bien trazadas. Playas como Punta Shode o Nonura son cada vez más conocidas, pero la infraestructura vial es un tema pendiente.
Salimos temprano no sin antes, en el hotel, haber dejado todo listo con el fin de poder cambiarnos a una nueva habitación con un baño más cómodo; nos dirigimos a desayunar a El Parcelero, nuestro nuevo point. Antes de ir al restaurante ingresé a la iglesia de San Sebastián. No recuerdo haber ingresado a esta iglesia en mi vida, quizás cuando era muy niños (3 años, recuerdos muy vagos). Estuve un rato en este espacio que tiene unos bonitos vitrales (https://blog.nicoleyluis.com/2019/11/06/iglesia-san-sebastian/).
Tomamos un desayuno frugal para salir rápido hacia Talara. Ya premunidos con todo: agua, sombreros, cremas y las cámaras nos fuimos hacia el Norte. La ruta de salida es por la Avenida Sánchez Cerro, la que se ha convertido en un viaducto de tránsito rápido, aunque no dejan de ingresar de vez en cuando mototaxis que ponen en peligro el tránsito en general. Felizmente salimos rápido de Piura gracias al sistema de avenidas, pasos a desnivel y tréboles con los que nos ubicábamos rápido y nos permitió acceder con facilidad a la autopista a Sullana. Luego en Sullana, pasamos “bajo el puente” y llegamos a Marcavelica donde se estrecha nuevamente la vía. Esperemos a futuro que esta vía de alto tránsito a Talara y Tumbes se convierta en una buena autopista. Mucha gente va a Máncora, Punta Sal y todos los balnearios de moda durante fiestas, por lo que esta vía se satura, pues solo tiene un carril (aunque amplio) por lado. Felizmente no había aún mucho tránsito y la carretera, salvo algunos tramos, se encuentra en buen estado. Ahora se han hecho numerosos puentes que recuerdo en la visita a Tumbes en el 2019 estaban en todo el proceso de reconstrucción; ahora están implementados y bien señalizados por lo que la ruta fue pasible, amable para el auto y el conductor. El día anterior habíamos ingresado por un poblado llamado Ignacio Escudero hasta Marcavelica, tramo que hicimos de noche y con tránsito pesado y denso. Cruzamos varios puentes con graciosos nombres y algunos, ya con falta de imaginación o sobre un río desconocido, tenía solamente numeración cartográfica. Un poco antes de llegar a Talara, se cruza por un parque eólico; en el 2014, con Orietta y Maria llegamos por este sitio y se veía aún vacío. Ahora ya hay proyectos de urbanización del lugar. Según el mapa, en Milla 7, en la Panamericana aparece un desvío de ingreso a Talara. Iba recordando esa grata visita que hicimos con Orietta y María que nos llevó hasta Cabo Blanco, Máncora y otros lugares. Ahora nos íbamos a centrar en Talara y sus alrededores para buscar lugares secretos. En la visita anterior estuvimos en Punta Balcones, el punto más septentrional de América del Sur, y Negritos. Pero ahora íbamos a ver otros lugares que nos sorprendieron. Ya en Talara, dimos la vuelta al aeropuerto (usado por la Fuerza Aérea Peruana, incluso) e ingresamos a la ciudad. Hice una maniobra incorrecta e ingresé a una calle en la que pensé, inicialmente, estaba el hotel donde estuvimos en la visita anterior, el Oro Negro. Equivocación. Tuvimos que volver a salir para ingresar por otra avenida, la que nos llevó a la ruta que fuimos improvisando. Antes nos detuvimos en una estación de gasolina para cargar más combustible y buscar más agua. Talara está destinada a tener un gran consumo por la cantidad de gente que está llegando por la refinería de petróleo, situación que, espero, tenga efectos más positivos que negativos para la ciudad en su conjunto. Cajamarca tuvo un vuelco drástico con la minería; así como vinieron mejores servicios de todo tipo, el costo de vida subió de manera alarmante y también los índices de violencia y prostitución, fuera de otros problemas sociales que luego se irían conociendo (contaminación, por ejemplo). Veremos qué pasa en Talara. (https://www.refineriatalara.com/petroperu-culmina-trabajos-de-mantenimiento-de-via-del-cono-norte-de-talara/). Subimos por la carretera muy bien asfaltada en dirección a Negritos. En el trayecto vimos un cartel que indicaba un bosque petrificado, novedad que no tuvimos tiempo de visitar. Era casi mediodía, por lo que no contábamos con mucho tiempo. Fuimos a Negritos y seguimos adentrándonos para ir al muelle. Pero en el camino, César nos indicó de un lugar por lo que dimos marcha atrás para ir a un salar, el Salar de Negritos; sin embargo, no bajamos a visitarlo, sino que nos fuimos hacia la playa hasta llegar a un lugar interesante desde el cual se ven las plataformas petroleras: Litoral 3-4. Aquí había varios pescadores artesanales y la vista era genial, salvo la cantidad de viento que corría; por esa razón los pescadores iban completamente cubiertos en su mayoría. Estuvimos viendo el mar y la pesca de estas personas en una zona en la que hay intensa actividad extractiva de petróleo. Pensé que iban a venir a sacarnos del lugar por ser zona rígida.
Ya casi a la 1 pm nos fuimos al Salar. Antes de llegar a este salar se cruza a través de un corto puente una laguna, la Laguna de las Parihuanas (no vimos alguna) (https://www.elregionalpiura.com.pe/index.php/region-piura/151-talara/52697-talara-crean-area-de-conservacion-ambiental-balcones). Esta forma parte de unos humedales, zona de interés que hay por conocer y prepararlos para poder ser disfrutado por diversas personas. Es necesario conocer estos lugares para respetarlos, formar cultura geográfica e histórica y crear identidad cultural.
De ahí nos fuimos al salar, no muy lejos de la laguna; en un principio pensábamos que eran pozas en las que se esperaba la evaporación del agua para quedarse con la sal (como debe de ser lo del Salar). La entrada no está lejos de la carretera: https://www.infobae.com/america/peru/2022/06/16/conoce-el-salar-de-negritos-la-maravilla-natural-escondida-en-piura/. Uno de los puntos que hay que cuidar pronto es evitar el ingreso de vehículos al mismo salar y cuidar que no se extraiga sal del lugar, puesto que se ven ya zonas vacías. Un punto urgente que atender para no perder esta joyita que podría generar recursos turísticos para los amantes del Medio Ambiente. Todo el conjunto puede generar una visita completa para los amantes de la naturaleza, el mar en su conjunto.
Salimos de nuestra visita en dirección a Negritos. Le dije a María para que tomase fotos de algunas construcciones de palafito, muchas de las cuales han comenzado a cubrir sus bases. A diferencia del 2014, ahora Negritos tiene más vida, han habilitado más casas; la refinería está demandando alojamientos más aparentes y de mejor calidad que los que puede uno hallar en Talara; Negritos tiene casas atractivas de madera y de material noble. No entramos a su malecón, pero la ciudad en sí está más cambiada que la visita anterior. Definitivamente. Un video que muestra el potencial del lugar: https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=fdRJsUOtJGU. Una nueva visita quedándose más tiempo en Talara para retornar a Cabo Blanco e ir a Punta Balcones se hace obligatorio: https://www.talaramiorgullo.pe/buena-noticia/la-punta-mas-occidental-de-sudamerica-esta-en-talara-punta-balcones.
Al llegar a Talara, nos dirigimos al Hotel Casa Andina para almorzar en algún lugar limpio y seguro. La zona en la que se halla el hotel es residencial, bonita, con casas grandes y lujosas sobre la Av. Bolognesi. El hotel no ofrece almuerzos, pero nos sugirió un buen lugar para almorzar bien y rico: restaurante Cabo Blanco. Nos dirigimos al lugar. El lugar estaba lleno en el primer piso, pues había una inmensa pantalla para ver los partidos de fútbol de Qatar 2022: una locura. Estaban pasando el partido Argentina/ Países Bajos. Como no soy muy amante del fútbol y varios de los viajeros conmigo tampoco, nos fuimos al segundo piso. Pero había otro televisor; no tan grande, felizmente. Almorzamos rico, también abundante como en Paita, pero más limpio y a buen precio (https://es.restaurantguru.com/Cabo-Blanco-Talara) A eso de las 3:30 pm retornamos a Piura para evitar el tráfico. En el retorno condujo María. Llegamos casi a las 5.30 a Piura, lo que nos dio tiempo para una buena ducha antes de ir a cenar al restaurante Tao. Maria tenía que hacer unas compras, por lo que nos fuimos al Open Plaza Piura que estaba lleno de gente y autos. María decidió quedarse y yo regresé al hotel en la camioneta. María nos llamó más tarde para ir a cenar, nos fuimos a pie hasta el lugar (no está lejos de nuestro hotel). La caminata nocturna nos hizo mucho bien. Comer en el Tao es una buena experiencia. Estuvimos aquí por primera vez en el 2014 y el año pasado (2021) repetimos la experiencia. Bien vale la repetición (https://es.restaurantguru.com/Tao-Piura). Para acabar la noche nos fuimos caminando al puente Andrés Avelino Cáceres (a un paso), pero el viento nos doblegó. Hasta nuestro último día.