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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 16 de julio de 2023

PETARDEANDO LA DEMOCRACIA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 16 DE JULIO)

 



Las acciones que uno realiza traen consecuencias. Siguiendo el principio sartriano, una persona siempre es responsable de los actos que realice o deje de hacerlos. Son los actos que acometemos los que nos describen ante los demás como entidades sociales que somos. Las palabras son también actos en potencia como lo son, por ejemplo, las promesas electorales, tan venidas a menos. En los últimos días, hemos visto acciones y anuncios que son un verdadero detrimento de las bases de la débil democracia peruana. ¿Qué es la democracia? Es un “sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho de este a elegir y controlar a sus gobernantes”. Es un sistema político imperfecto, pero que destaca sobre las otras formas, por ser de carácter participativo e inclusivo. Esa debe ser su naturaleza y no desligarse de donde emana su fuerza: la voluntad popular. Esta última se ve reflejada por una serie de medios sociales desde encuestas hasta mítines de apoyo o en contra. Lo que hemos estado viendo en estos últimos días es alarmante, pues son acciones que vienen desde el mismo gobierno en todos sus poderes, bastante impopulares y que viven en un mundo paralelo a la sociedad peruana. Ante el descontento social por el descaro evidente del poder central y el congreso, recurren a medidas peligrosas que dinamitan nuestro sistema democrático y acentúan la peligrosa vorágine de confrontamiento que estamos viviendo ya hace casi una década. En momentos como estos, las medidas extremas deben ser controladas para evitar acentuar esa brecha sociopolítica en la que la sociedad peruana se está hundiendo. El haber recibido al grupo denominado La Resistencia (o La Pestilencia), por parte de la gestión de la cuestionable ministra de Cultura es inaceptable; bajo esa perspectiva, movimientos de extrema izquierda entrarían también en esa promoción de “diálogo” con grupos lumpen en cuya naturaleza el concepto diálogo les es desconocido. Las renuncias y detracciones posteriores son una clara evidencia de la gruesa metida de pata que calza con la impopularidad gubernamental. Pero es lamentable que muchos medios de comunicación no hayan hecho comentarios al respecto. Era urgente parar esto. Los medios alemanes hablan, alarmados, de la elección a la alcaldía de Hannes Loth, candidato del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), xenófobo, nacionalista y cuyos objetivos explícitos ocultos son "eliminar el orden básico democrático libre" y "abolir la garantía de la dignidad humana". La democracia como tal debe crear “candados políticos” para evitar estos juegos peligrosos que permitieron en diversos momentos de la historia que personajes cuestionables como Hitler y varios de los que hemos visto en este siglo hayan subido al poder por su populismo, violencia y bravuconería. Eso debió entender la ¿irresponsable? ministra de Cultura al autorizar tan grueso error que empodera a violentistas y legitima sus trasnochadas ideas. El puesto le quedó grande. Pero sus acciones dejan muchas dudas, muchísimas.


domingo, 30 de abril de 2023

LA CULTURA DE LA NEGACIÓN (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 30 DE ABRIL)


 

Durante la guerra de Vietnam, tanto el gobierno de Johnson como el de Nixon aplicaron una política informativa de la negación. A pesar de las evidencias hechas públicas en varios de los medios periodísticos independientes norteamericanos, ambos presidentes usaron esta estrategia para negar las evidencias tanto en la debacle norteamericana en el conflicto asiático como en el famoso caso Watergate, escándalo que obligó a Richard Nixon a renunciar al cargo político más poderoso del mundo: la presidencia de los Estados Unidos. Los medios de comunicación desnudaron toda esta trama que Nixon negaba construyendo argumentos insostenibles hasta que las evidencias fueron más allá de sus capacidades.

El informe de la organización mundial Human Rights Watch sobre los incidentes de diciembre del año pasado en diversas zonas de nuestro territorio ha sido contundente. Sin embargo, no han hecho más que corroborar los informes preliminares, aunque en este caso se ha ampliado a la Fiscalía de la Nación, presidida por ese personaje tan cuestionado como lo es Patricia Benavides. La información, profusamente detallada para poder emitir tan contundentes resultados, nos muestra el mal manejo de una crisis social y política que, de haber sucedido en otras latitudes, hubieran puesto en la calle a muchos integrantes del actual gabinete, sujetos en paralelo con los demás poderes del Estado que tratan de sobrevivir hasta el 2026. Una vez que Boluarte y su primer ministro estén “desocupados”, deberían ir a prisión preventiva acusados de ser las cabezas visibles de las numerosas muertes de compatriotas en Juliaca y Ayacucho, sobre todo. Boluarte necesita del cinismo y la angurria de los congresistas para poder obtener más días para su libertad. De no proceder la justicia frente a tamaña información, nos haría dudar cada vez más de la capacidad de acción de esta. Mientras sucede esto y ya sin la virulencia de la violencia social del Sur ni la del clima en el Norte, hay que ir creando nuevos monstruos para tener “ocupada” a la población; por eso, tenemos ahora todo el problema social migratorio, el cual ha tenido mal manejo por parte de las autoridades peruanas en muchos aspectos y que ha encontrado una suerte de chivo expiatorio para sus problemas. En la anatematización del fenómeno migratorio relacionando todo tipo de violencia y delincuencia en nuestra sociedad, pronto se hallará de manera sorpresiva que Joaquín Ramírez sea, en realidad, venezolano. En el paroxismo de lo que vivimos, nos vamos pareciendo a esa histeria que el nazismo creó para determinar la “pureza racial”. Basta con ver las redes sociales y ver los titulares de diversos diarios para sugerir otras formas de linchamiento social como las que ya hemos vivido en nuestro país. Sería bueno revisar la historia para ver cómo creamos fantasmas para encubrir nuestros errores y deficiencias entre balazos y expulsiones. ¿Estamos ante nueva versión de “terruqueo”?


domingo, 22 de enero de 2023

¿AL FONDO HAY MÁS SITIO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 22 DE ENERO)

 


Más al fondo, mucho más. Más de media centena de muertos, muchos de ellos por balas. Estado de emergencia y toque de queda en muchas regiones del país. Carreteras bloqueadas en muchos tramos de la Panamericana y saqueo con destrucción de bienes en muchas ciudades y zonas de bloqueo, mientras el discurso de la presidente es que todo está “controlado”. Un verdadero diálogo de sordos en medio de un desprecio por la vida humana tal como lo expresa el lenguaje oficial, de manera subyacente, así como las expresiones de la gente en redes sociales: racismo, clasismo. Brechas y etiquetas socioeconómicas, lingüísticas y culturales han salido a flote para justificar acciones extremas observadas severamente por medios e instituciones nacionales e internacionales encargadas de los DDHH. Ya algunos gobiernos se han pronunciado para detener la creciente anomia y obituario diariamente. ¿A dónde vamos?

En una conversación sostenida entre varios gestores culturales el último viernes, se veía el camino largo pero necesario por recorrer en el campo de la cultura, artes y academia para ir cerrando las profundas zanjas que se han ido abriendo por siglos en nuestra sociedad construyendo una necesaria ciudadanía. El proceso exigirá que todas las partes aprendamos del otro, la otredad; no es un conocimiento que se le va a pedir al otro, es el de todos para conocernos más y tratar con respeto a todos los integrantes de nuestra sociedad, los peruanos. Por eso, es urgente cambiar el tono y discurso que sale desde el Palacio de Gobierno; se lo están diciendo a la presidente, la CM y Congreso en todos los idiomas posibles. O será que hay que llegar una cuota humana de decesos para que recién se module la comunicación: ¿cien, doscientos peruanos más? ¿mil? La adjetivación ofensiva de “terruco” contra muchos de los protestantes, algunos de ellos con parientes muertos por la policía, exacerba más los ánimos de una población desatendida por siglos, sin educación ni salud de calidad, con mecanismo de justicia adversos a ellos y con muestras de crecimiento desigual. Ojo, crecimiento no es igual que desarrollo, algo que no hemos vivido en nuestro país en las últimas décadas. La situación extrema le va a pasar pesada factura a Dina Boluarte y a todo su gabinete por lo que no sería raro que, de agravarse la situación, otros ministros “tiren la toalla”.

Otro papel es el que han jugado los grandes medios de comunicación, alimentando casi un lenguaje esquizofrénico. Por ejemplo, un titular de un diario local anuncia que el paro no prospera gracias a la gestión del gobernador regional y, de pronto, se suceden bloqueos e incendios; el siguiente titular aparece con un condicional: habría, serían, actuarían. No hay certeza de hechos y evidencias que corroboren lo dicho generando desconcierto, malestar y escepticismo entre los lectores. Por todo esto, sólo que decir que nos va a tocar un largo trecho para recuperar la verdad y confianza en nuestra sociedad.


domingo, 25 de diciembre de 2022

TRISTES NAVIDADES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 25 DE DICIEMBRE 2022)

 


Un poco más de dos decenas de familias peruanas pasarán una de las más tristes navidades de sus vidas, pues tendrán la ausencia de alguno de sus integrantes (hijo, esposo, tío, abuelo), muchos de ellos bastante jóvenes. Además, habrá hogares en los que otros ciudadanos, civiles o policías, pasarán estas fiestas en clínicas, hospitales o postrados en sus casas. En una de las principales fiestas cristianas signadas por el amor y la fraternidad, estamos viviendo un duro momento en que estas palabras no tienen validez alguna.

Los pasos dados por los actores políticos han sido erráticos y poco atentos al termómetro social en ebullición. Se echa la culpa a una población cansada de ver la rampante corrupción e indiferencia de la clase política que tenemos desde hace décadas; incluso se la anatematiza con términos despectivos acuñados en las últimas décadas, “terruco”, con el que ponen en el mismo cajón a hombres y mujeres hartos del comportamiento del grupo gobernante. Para una mayoría cargada de escepticismo, los últimos gestos “correctivos” son insuficientes, pese a que puedan estar en los tiempos adecuados para su realización. Los voceros gubernamentales y las cajas de resonancia que han encontrado en diversos políticos y medios de comunicación han puesto más gasolina al fuego. El desaparecido Guillermo Thorndike, zorro viejo en manejo de medios de comunicación, alertaba cómo estos ayudan a transformar al culpable en un ciudadano probo y al inocente en todo un diablo pervertido ante la opinión pública. Las portadas de diarios que priorizaban cifras económicas en vez de vidas dicen mucho de los intereses de las personas que encabezan los mismos; insensibilizando a la población tomando distancia del drama humano que millones de compatriotas viven. Sus reclamos se vuelven acciones casi terroristas por el solo hecho de cuestionar la indiferencia de congresistas y del ejecutivo. Varios organismos internacionales han llamado la atención sobre el actuar de nuestras fuerzas del orden, obligadas a ejecutar órdenes. Veía la entrevista entre el congresista Carlos Anderson y el periodista Carlos Cornejo; el primero, durante la acalorada conversación, sostenía, parafraseando, que las FFAA respondían frente al clima de guerra actual. Dura aseveración: ¿una guerra civil? Lastimosamente, esta situación es aprovechada por inescrupulosos revoltosos, el lumpen e, incluso, personas interesadas en radicalizar el uso de la fuerza ante los reclamos reforzando la idea del terror. Uno puede estar en desacuerdo con esta situación, no concordar con la clase política que nos ha gobernado en las últimas décadas; pero eso no hace calificar al rival de terrorista. Como líderes políticos, deben moderar sus mensajes, escuchar a la ciudadanía, ser más empáticos con sus reclamos dirigidos a mejorar la calidad de vida de cada uno de los habitantes de nuestra nación tal como figuran en los artículos 1, 2 y 3 de la Constitución.