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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 25 de diciembre de 2022

PIURA, 2022 (VIAJE A LAS PLAYAS, SOSTENIDOS Y BEMOLES)




Tras varios meses de no haber cultivado mi espíritu viajero desde el año pasado, logré, por fin, hacer un breve viaje por tres días a Piura, lugar en el que siempre hay secretos por conocer, repetir algunos buenos lugares, comer delicioso; así como también experimentar algunas decepciones y tensiones que todo viaje, siempre te ofrece. Como María está trabajando en la UPAO de Piura de jueves a sábado, decidimos aprovechar los dos días feriados (jueves 08 y viernes 09) y coincidir con nuestro amigo César Alva, con el fin de recorrer algunas zonas de la costa piurana. 

Jueves 08: habíamos viajado en ITTSA el día previo. Como era un fin de semana largo, las empresas de buses al Norte iban repletos. La región Piura es una zona atractiva, con mucho potencial; sin embargo, tiene aún grandes vacíos por cubrir para hacerla más atractiva a viajeros de toda índole: los culturales (arqueología, cultura viva, cultura religiosa), los laxos (playas escondidas, paisajes atractivos, gastronomía variada y deliciosa) y los que buscan el dolce far niente (sierras relajadas y amables, desiertos apacibles y rumor de olas en balnearios al alcance de todo bolsillo). Por diversas razones, el planificado viaje fue modificando por una u otra razón. Por ejemplo, en principio íbamos a ser 6 personas y quedamos 4; por esa razón tuve que hacer cambios con las dimensiones de la camioneta que íbamos a alquilar. A última hora, la universidad cambió el boleto de María, quien partió 40 minutos más tarde (aunque llegamos al mismo tiempo a Piura). Un inicio un poco accidentado. Al llegar a la ciudad, Maria se desplazó rápido para poder irnos al hotel al cual ella asiste todas las semanas para sus clases los viernes y los sábados en la UPAO sede Piura. Ya en el hotel instalados, nos dimos con la sorpresa de que el baño tenía pequeñas dimensiones por lo que se hizo la gestión para el cambio. Sin embargo, pudimos ver varias ardillas que caminan y saltan por los numerosos cables aéreos y algunos jardines de las avenidas de la ciudad. Ya duchados, nos fuimos a la plaza de armas de la ciudad para ir al restaurante El Chalán, el cual ha decaído lamentablemente. Felizmente llegamos temprano al lugar, el cual se iba llenando rápidamente pues en la catedral había una ceremonia de comunión por lo que iban llegando jovencitos y sus familias, y entraban todos a tomar desayuno. El lugar se llenó rápidamente de gente, el servicio se hizo lento y la calidad de lo servido no estaba bueno, fuera de la cantidad de moscas que pululan entre los platos y las personas. César y su amigo se tardaron por lo que nos tuvimos que ir a otro lugar a tomar desayuno más cerca: restaurante El Parcero, más grande y limpio que El Chalán. Una vez terminados los desayunos, nos fuimos caminando primero a hacer una rápida visita al antiguo puente San Miguel (antes Puente Viejo), restaurado e inaugurado en el 2014. (https://www.perutoptours.com/index19pi_puente_san_miguel.html). Este puente se derrumbó en 1981 cuando un chofer de camión trató de hacer pasar su unidad haciendo colapsar su estructura, y luego en el fenómeno de El Niño de 1998, cuando las aguas rebasaron su altura. (https://www.udep.edu.pe/hoy/2014/02/nuevo-puente-san-miguel/). Tras la visita, nos fuimos  a recoger la camioneta separada. El primer día iba a ser un recorrido por las costas centrales del departamento: Cangrejos, Yacila, Paita, Colán para retornar a Piura. Al día siguiente íbamos a tentar el Sur, pero habría cambios rigurosos. 



Recogimos la camioneta y salimos a nuestros destinos. Íbamos a hacer una verdadera odisea. Una de las cosas impresionantes de Piura es la de contar con una red vial de calidad. La autopista de Piura a Paita causa envidia frente al miserable sistema vial liberteño. Los nuevos intercambios viales de las entradas/salidas de la ciudad hacia el Oeste o al Norte, o el mantenimiento de las calles y la nueva avenida Sánchez Cerro dejan a Trujillo como una simple ciudad de segundo nivel. Hay dos cosas que entorpecen a esta impresionante red vial: las mototaxis, vehículos con choferes temerarios e irresponsables; y la basura plástica, esa plaga que ensucia las bermas y el paisaje costeño (también lo tiene La Libertad). La falta de una política clara y drástica con el mal uso de este material nocivo y la carencia de un verdadero sistema de reciclaje en nuestras ciudades hacen que la basura de todo tipo sea parte de nuestro paisaje urbano e, incluso, fuera de las ciudades; ya es de rigor identificar la proximidad de una ciudad (grande o pequeña) por la presencia de bolsas de plástico flotando u otro tipo de residuos que pueblan las bermas de las carreteras. ¡Cuánto nos falta en este proceso de educación de todo tipo: ecológica, urbana, cívica, histórica, salud...! Sigamos con nuestro itinerario. Tomamos la autopista a Paita. Por una razón, equivocamos el acceso de Cangrejos. Ese acceso correspondía a otro lugar al que luego iríamos, pero a través de otro acceso, un lugar totalmente nuevo para nosotros. Salimos de este acceso y retomamos la autopista; poco antes de llegar a la entrada a Paita hay un desvío a Yacila y Cangrejos. El acceso que habíamos tomado en 2015 cuando vinimos con Orietta estaba despoblado; ahora está lleno de casas construidas de manera desordenada que rodean la carretera (como pasa en todo el país). Luego de dejar el desorden de mototaxis y combis, de reparaciones y desvíos, llegamos a la entrada de Cangrejos. Es un desvío en la ruta a Yacila, un balneario al cual fuimos en el 2015 también. Cangrejos se está poblando paulatinamente, pero las construcciones iniciales están casi abandonadas, pues estas sufren el embate del viento y la arena; muchas de las casas están casi cubiertas de arena; las nuevas construcciones y el pueblo que están creciendo aprovechan el abrigo de una colina de rocas sobre la cual se están asentando. Ingresamos al pequeño pueblo y dejamos la camioneta cerca de las casas semiabandonadas; esa playa es una abierta ensenada en cuyas “puntas” se encuentran las construcciones; por eso, tras esos bloques (cuadras) de casas semicubiertas vemos otro conjunto de edificaciones entre el cual hay un hotel. Maria se quedó a tomar fotos de las casas, mientras nosotros decidimos caminar por el litoral. Cangrejos es una pequeña playa bonita, con un azul extraordinario. Aquí hay datos para esta simpática visita: https://turismoi.pe/playas/playas-del-norte/cangrejos.htm.  La caminata fue relajante, pero teníamos que seguir nuestro periplo. El siguiente objetivo: Yacila. 




Una vez en la camioneta, nos dirigimos a Yacila. Es un balneario más grande y desde la última visita que hicimos, este ha crecido y se ha poblado de más casas y edificios residenciales. Es un balneario por el cual te das cuenta que en el mar la vida sí es más sabrosa. A diferencia de Cangrejos, Yacila tiene un puerto para la pesca artesanal. Ya el calor iba apretando. En esta oportunidad, nos adentramos por las estrechas calles que han crecido de manera desordenada en este balneario. Hay un lugar amplio de estacionamiento cerca de una de las grandes rocas que forman parte del paisaje de este lugar. Esta roca es visitada por los veraneantes y parejas que buscan un lugar para ellos. Forma una playa de piedras y frente a esta se ven pequeñas islas y los inmensos paredones que van hacia Paita. Caminamos por estos senderos y, luego, decidí ascender a una pequeña colina desde la cual se veía toda la pequeña bahía; esta colina estaba coronada por una cruz. Una buena vista del lugar: https://viasatelital.com/mapas/yacila.htm (https://www.somosperu.org.pe/viaja-y-conoce-playa-yacila-en-piura/

Al descender decidimos partir hacia Paita. Ya sentados en la camioneta, de pronto César iba en su Google Map buscando otras opciones de visita. Encuentra uno que nos llama la atención: La Islilla. La ruta para este lugar sí fue toda una odisea. Buscamos la entrada para este lugar y eso sí que fue bastante adrenalínico. La ruta estaba cerrada por diversos tramos y teníamos que salir de la carretera (que la están asfaltando) para buscar otra forma de ingresar nuevamente a la vía. Hubo tramos en los que se van a construir puentes, pero tuvimos que cruzar estos desvíos saltando montículos de tierra o arena. Alucinante. Pasamos algo más de 15 minutos sin ver persona alguna hasta que nos topamos con maquinaria y personas encargadas en la construcción de la ruta: nos volvió el alma al cuerpo. Al llegar a la pequeña ciudad, comenzamos a ver motos, combis, autos que iban y venían de este lugar; eso me causó sorpresa, pues vimos un tráfico fluido. Obviamente habíamos tomado una ruta que se está edificando. Sin embargo, todo apunta a que esta carretera va a ser una más del buen sistema vial que tiene esta región. Volvamos a la zona: La Islilla. Esta es una caleta de pescadores que tiene cerca de sus playas a una pequeña isla que le da el nombre a la zona. Un detalle relevante es que en esta zona aún se usan naves balsas para la pesca y que los jóvenes también lo usan como diversión (https://seturismo.pe/piura-islilla/) Hicimos una breve caminata; quisimos dar una vuelta por la isla, pero la cantidad que nos querían cobrar un suma exorbitante. Había una agencia de turismo, pero se veía muy informal. La zona puede ofrecer varias ofertas interesantes (https://eltiempo.pe/la-islilla-cuna-tradiciones-ancestrales-de-pesca-ac/). Grave problema de la región y del país. Íbamos a ver en otros casos esa crisis en la que hay que trabajar. 




Regresamos a la camioneta para ir a almorzar a Paita, pues ya casi eran las 2 de la tarde. Llegamos a Paita y buscamos el restaurante del Club Liberal. Aquí fuimos con Orietta y Maria en el 2015. 7 años después vimos la decadencia de este lugar. Una pena que este espacio que tiene tan interesante edificio haya caído en la desgracia. Recuerdo cuando fui a comer en los 90 con varios amigos, la carta era mil veces mejor y la calidad de la comida era notable. La comida es copiosa, pero ya no ofrece algo de calidad, fuera de la cantidad de moscas que pululan por nuestros platos. Ahora hay que sacarlo, pues, de la lista de visitas obligadas. De ahí, hicimos una pequeña caminata hacia la antigua iglesia La Merced y ver el bonito, pero derruido, edificio de la Aduana. Paita tiene joyas arquitectónicas que muestran su esplendoroso pasado. Ni modo. Voluntad política y cívica. 


Regresamos a la camioneta para partir hacia Colán para ver su antigua iglesia. Aquí en Paita hay una iglesia muy interesante, la Basílica de la Virgen de las Mercedes, (reemplaza a la anterior que se ubica al costado de la Aduana y que Maria había fotografiado) que hay que visitar por los interesantes vitrales de Winternitz, artista que fue docente en la PUCP (https://www.arzobispadodepiura.org/nuestra-senora-de-las-mercedes-de-paita-patrona-de-la-arquidiocesis-de-piura/). En la próxima estancia a Piura debo incluir una visita de rigor a este lugar. Salimos de Paita un poco decepcionados y nos enrumbamos a Colán. 

Colán es siempre un lugar atractivo. El balneario por excelencia de los piuranos, tiene un monumento histórico de alta relevancia en nuestra historia: la iglesia de San Lucas. Es la primera iglesia edificada en el Pacífico sur. Edificado sobre una huaca o templo tallán, es una construcción hecha por los dominicos en su proceso de cristianización y extirpación de idolatrías en nuestro continente. Es pequeña, pero cargada de mucha historia (https://www.turismoreligioso.travel/patrimonio/iglesia-san-lucas-de-colan-historia/). La iglesia ha sido reconstruida, pero se ve abigarrada por tener una serie de imágenes y andas que se encuentran en el interior de la iglesia por lo que se ve un poco desordenada. La iglesia estaba abierta y había acceso libre para ver sus altares (el principal en pan de oro) e imaginería en las que se mezclan estatuas antiguas con recientes, así como un decorado floral variopinto. Aquí un artículo especializado sobre la historia y arquitectura de la misma. Una buena visita de todas maneras.  (https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/boletindearqueologia/article/view/19336/19459).



Hacía tiempo que tenía planeado visitar Amotape. Es un pequeño poblado cargado de historia, pues aquí se encontraba la tumba de Simón Rodríguez, maestro y benefactor de Simón Bolívar. Piura tiene dos personajes relevantes en la historia de nuestra independencia: Manuelita Sáenz, compañera sentimental de Simón Bolívar, y Simón Rodríguez. No sé si todos los piuranos saben estos datos. La Sáenz vivió un buen tiempo en Paita, tuvo visitas como las de Melville (Moby Dick) y el patriota italiano Garibaldi (tuvo la nacionalidad peruana); murió a causa de una epidemia de difteria y enterrada en fosa común (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/saenz_de_thorne.htm) (https://fundacionbbva.pe/opinion/manuela-saenz-la-silenciosa-libertadora/). Y el otro personaje es Simón Rodríguez, venerado en Venezuela y Colombia. Murió en Amotape (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rodriguez_simon.htm). La historia es un buen móvil que te invita a buscar esos rincones donde pasaron o quedaron personas que construyeron nuestro pasado. Una vez, caminando por las calles de Paita en 2014, estaba hablando con unas amigas sobre estos dos personajes y un transeúnte, desconocido, se detuvo y me comenzó a hablar de ellos. Me causó sorpresa y esperanza de que reconozcamos ese patrimonio humano que está en nuestro país. Esta experiencia quedó impregnada en mí hasta que en este viaje me saqué el clavo de conocer Amotape. No hay que confundir con un parque ecológico: Cerros de Amotape que se encuentran cerca de Máncora y en Tumbes. Este es un pequeño pueblo (también integra este parque) al cual se llega también por ruta asfaltada; sin embargo, no fue fácil acceder. Primero nos dirigimos hacia el Pueblo Nuevo de Colán y desde ahí empezó  la aventura que nos hizo ir por canales que en algún momento se interrumpieron y tuvimos que dar marcha atrás. Ya iba haciéndose tarde. Llegamos a Amotape cerca de las 6 pm. Vimos su iglesia por fuera, aquí estuvo enterrado Simón Rodríguez (https://www.iperu.org/distrito-de-amotape-provincia-de-paita). 



Terminada nuestra excursión, decidimos regresar y esto se iba a poner peliagudo. Teníamos que regresar por el pueblo de Tamarindo y la carretera estaba en construcción. De noche todos los gatos son pardos y los huecos, escondidos. Decidimos seguir a una combi que la vimos subir por un muro; así de loco era este trayecto. Cruzamos una planta de etanol, Caña Brava, la cual tiene numerosas quejas por contaminación. Por fin salimos hacia la Panamericana, pero esta solo tiene una vía por cada sentido por lo que el retorno se volvió un poco penoso hasta llegar a la excelente autopista que conecta Sullana y Piura. Una cosa sí es de cuidar: los mototaxis que van por la autopista. Total imprudencia y también la torpe conducción de muchos camioneros que prefieren ir a la izquierda, entorpeciendo la fluidez vial. Llegamos a Piura cerca de las 8 pm. Nos fuimos a pegar un duchazo y de ahí a cenar al hotel Casa Andina, cerca de nuestro hotel. Para el día siguiente iríamos a un patio de comidas que sería la envidia de Trujillo. Genial. (https://infomercado.pe/tao-restobar-abre-sus-puertas-es-posible-mantener-un-restaurante-en-azul-con-aforo-reducido/). De ahí nos fuimos a dormir. Fin de primer día.



domingo, 18 de agosto de 2019

NUEVAMENTE AMOTAPE: HACIA EL BOSQUE SECO




Jueves 09 de mayo. Nos íbamos al Parque Nacional de Amotape. El día anterior habíamos hecho todas las coordinaciones con la agencia de la empresa de turismo Mayté Tours que queda en plena Plaza de Armas. Este iba a ser nuestro punto de partida. El bus partía desde la misma plaza. En este tour nos fuimos Isabelle, Jean-Pierre, Maria y yo. Mientras estuvimos en la plaza, aprovechamos para hacer unas cobranzas y compras en los bancos que se hallan en la calle principal (que es peatonal), calle Bolívar. Además, aprovechamos para entrar en la catedral. En la esquina de la plaza que da hacia la misma catedral, se reúnen numerosos venezolanos, hombres y mujeres, viejos y niños, que tratan de pasar el día vendiendo cosas o esperando un trabajo. La tragedia de la migración venezolana se ve con más impacto aquí por estar cerca de la frontera y por ser una ciudad más pequeña. Algunos de ellos tienen algunos trabajos e incluso dan trabajo a otros compatriotas; pero algunos peruanos están molestos con ellos, pues han generado un desborde de servicios en la ciudad. Además, esta situación ha llamado la atención a muchas instituciones internacionales para tratar de mitigar esta terrible situación de los miles de migrantes. Ingresamos a ver la pequeña catedral o la iglesia matriz San Nicolás de Tolentino; la vez pasada que estuve no pude visitarla en su interior. Pero lo que sí es lamentable es la situación del edificio del antiguo Cabildo de Tumbes. Es un interesante edificio de madera y adobe que está en estado calamitoso. Espero que no sea una víctima más del errado concepto de modernidad que se dedica a demoler todo para construir cosas de mal gusto. La última vez que estuve antes de esta visita ya el edificio mostraba visos de un marcado deterioro, pese a que se lo usaba como local de la Biblioteca Municipal. Hay propuestas de reconstrucción, pues está considerado como Monumento Patrimonial desde 2003. Esperemos que haya voluntad, sobre todo, política. Aquí una información técnica para su reconstrucción hecha por unos arquitectos e ingenieros civiles (http://www.revistas.uni.edu.pe/index.php/devenir/article/view/635/950). Luego, haciendo un poco de tiempo, fuimos a ver el monumento que se yergue en la Plaza en recordación de la Batalla de los Manglares de 1532, la cual duró 15 días. Esta batalla fue contra Pizarro y dirigida por el curaca Chilimasa de quien se tiene pocos datos. Históricamente, es el primer caso de resistencia en lo que correspondería al actual territorio peruano. El encuentro se dio en lo que es Corrales, no muy lejos de la actual Tumbes. Por tal acción, la Municipalidad de Tumbes, lo declaró Señor de Tumbes en el 2000. El Ejército Peruano hizo su oficial reconocimiento de este primer héroe nacional en el 2010.  Así nació nuestra nación, un parto doloroso. El rostro de este personaje descuella sobre la concha acústica que domina la Plaza; además, hay otros elementos que evocan este suceso tan poco conocido por el resto de los peruanos.





Nuestro guía nos esperaba en la agencia y nos invitó a ir al bus que no estaba lejos de la Plaza. En el camino nos detuvimos un rato a ver una casa hecha en caña de Guayaquil que se encuentra en plena esquina de las calles Grau y Los Andes. Una bella construcción que se usa para el comercio y que está en franco deterioro. Muchas de sus casas están dañadas por el último Niño del 2017; Tumbes debería apostar por un buen turismo, pues los ecuatorianos “bajan” a esta ciudad por sus restaurantes, sus costos de abarrotes, sus playas; de convertir Tumbes en una ciudad simpática, muchos ciudadanos (restaurantes, hoteles, transporte público y privado, guías, tiendas comerciales, mercados, un largo etcétera) se verían beneficiados. Ojalá que lo vean así. El bus estaba estacionado sobre la calle Los Andes y desde ahí empezamos nuestro recorrido: íbamos ir en paralelo por el río Tumbes por la orilla norte e íbamos a regresar por la otra orilla. Cruzamos varios poblados: Garbanzal, Tacural hasta llegar a Pampas de Hospital, punto al cual llegamos la oportunidad anterior en el año 2007 en un viaje a Zorritos y que lo extendimos a Tumbes por un solo día. (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2008/12/amotape-mundo-por-ver.html). Desde Pampas un tramo del camino se volvió tortuoso. Pero luego retomamos la carretera asfaltada hasta ingresar a la zona Bocana Carrillo para luego entrar al bosque en sí ya en un camino de trocha para ir hasta el Cañón del Mango desde del cual veríamos un paisaje impresionante. Una vez que ingresamos al lugar, nuestro joven guía dio una instrucción al conductor que hizo que el vehículo se hundiera en un lecho de río seco. Luego de trabajar varios minutos, se apareció una camioneta salvadora del SERNAP. Luego de este incidente, nos dirigimos a un pequeño poblado en el cual ordenaríamos nuestro almuerzo, luego de visitar el bosque y tratar de bañarnos en las aguas del río Tumbes. Nos estábamos internado a un bosque seco ecuatorial. Llegamos al punto desde el cual haríamos la caminata. Isabelle decidió descansar, un poco agobiada por el calor. Aún recordaba la tortura de la caminata a las cataratas de Gocta. Comenzamos nuestra caminata, luego de dejar el mayor número de cosas para que no nos estorbe. Como era un bosque seco, no vimos muchos ceibos (en realidad, vimos solo uno), pero sí muchos algarrobos y otros árboles como el pasallo, charán y el famoso palo santo, especie que están considerada en peligro de extinción. El calor sí era fuerte, lo que hacía un poco difícil la caminata. La vista desde el mirador sí bien valía una misa con sermón incluido. Cerca del mirador había un punto geodésico. Al descender nos encontramos con una gran iguana de tierra (llamada Iguanón, otros pacazo) el cual estaba tranquilo contemplado a esos extraños que estaban por sus tierras. Aquí más datos de esta zona, todavía poco visitada por los peruanos: http://www.sernanp.gob.pe/cerros-de-amotape





De ahí nos llevaron a un lugar muy cercano para probar las diversas frutas de la región: carambola, mangos, pomarrosas, cocos. La visita llegó a su fin y nos fuimos a almorzar: un cabrito con frejoles. Se nos había ofrecido la oportunidad de bañarnos en un codo del río, pero no nos pareció muy limpia la zona. Con ese prejuicio, nos fuimos a almorzar temiendo problemas de higiene; pero no. Como tienen costumbre de recibir viajeros, las condiciones eran buenas y la comida sabrosa, tanto así que repetimos los frejoles que estaban ricos. Una vez concluido el opíparo almuerzo, comenzamos el retorno a Tumbes. Ya en el camino, nos detuvimos a ver un cementerio para ver las costumbres funerarias. 




Y quisimos visitar el complejo arqueológico Cabeza de Vaca, pero estaba cerrado. Esos detalles que no deben de suceder. Este se halla en el poblado de Corrales, del cual se habló al inicio de este texto. Parece ser que este lugar tuvo mucha importancia en la época prehispánica para muchas culturas, pues desde aquí se llevaba el famoso Spondyllus, cuya presencia se ve en muchísimas culturas de la costa y sierra, como Moche, Cajamarca e Inca. La zona cuenta con una gran huaca (Del Sol) y los talleres en los que se trabajaba este material que era considerado sagrado en tiempos antes de los españoles. La arqueología e historia se están abriendo paso para rescatar este sitio y lo han incluido dentro del camino inca. Para desgracia de la zona, el museo de sitio sufrió un robo de piezas y material. El tráfico de piezas de arte y objetos arqueológicos en nuestros países son fomentados por mafias poderosas que mueven mucho dinero ilegal y ocupa el segundo puesto, tras el narcotráfico; así de poderoso es. Es, pues, un sitio que hay que poner en valor para que los tumbesinos se involucren en cuidar más su riqueza histórica: https://qhapaqnan.cultura.pe/proyectosdesitio/proyecto-integral-cabeza-de-vaca. Este vínculo es para investigar más: https://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/mi/archivo/CdV.pdf
Llegamos a Tumbes a las 4 de la tarde para hacer las gestiones necesarias para ir a Machala al día siguiente. Tenía que sacar el permiso notarial con el fin de poder pasar a territorio ecuatoriano. Lo hice con comodidad. Quedamos para ir a cenar con César a un buen restaurante donde había langostas y otras delicias: Eduardo El Brujo. La variedad era buena, además que servían buenos tragos. Luego hicimos una caminata para buscar agua para el viaje. Hay un paseo interesante en la ciudad. Para despedir nuestro segundo día en Tumbes.