El accidente de la empresa
EMTRAFESA segó la vida de trece personas, aunque todavía las cifras son
inciertas en el momento que escribo este texto. Una volcadura que pudo evitarse
si se hubiera actuado con prudencia y dentro de las normas que deben de regir
esta actividad: se habla de la inexperiencia del conductor, del sistema de
construcción de una eternamente inacabada Autopista del Sol, del escaso control
de la SUTRAN. De haberse cumplido con todos los protocolos, este lamentable
accidente se hubiera evitado: un chofer nuevo asesorado por uno de experiencia,
el conocimiento del uso adecuado de un óvalo y el uso consciente de todo
ciudadano del cinturón de seguridad. Todo indica que la empresa envió a una
persona novata que ahora arrastrará en su conciencia la muerte de numerosos
pasajeros; que hubo y hay un verdadero desconocimiento sobre el uso de óvalos y
rotondas; y que la mayoría de ciudadanos no cumple con las medidas de seguridad
como el uso del cinturón. Muchos foráneos ven con asombro nuestro modo de
conducir y el total desconocimiento de reglas básicas de tránsito, tanto del
sector público como privado. Alguna vez escuché a un dirigente de transporte
público que no encontraba sentido del uso de una rotonda u óvalo. Desde este
punto ya comenzamos mal. Ante una forma tan agresiva e individualista de los
conductores de todo tipo de vehículo, no es extraño que haya graves desastres
como el que acaba de suceder.
El segundo accidente pone muchos elementos en entredicho. El fatal hecho que causó la muerte lamentable de dos bomberos y tres en estado grave surge del problema de comunicación en un aeropuerto que se jacta de ser uno de los mejores de Sudamérica. Y el desenlace pudo haber sido más grave de haberse incendiado el avión que trataba de decolar lleno de pasajeros. El incidente también ha desnudado el problema de un país excesivamente centralista. Cerrado el aeropuerto internacional, comenzó el drama para miles de personas que salían o entraban a Lima desde el interior o exterior del país. Un caos total. Es el pago que tenemos por haber permitido que todo sea priorizado en la capital (como el famoso puerto de Chancay, el futuro nudo portuario cercano a Lima). Una situación crítica para la seguridad y continuidad del resto de nuestra nación. Por ejemplo, ayer Trujillo prácticamente quedó incomunicada con el resto del mundo, salvo los vuelos hacia a otras latitudes como Arequipa o Santiago de Chile, que son poco frecuentes. ¿De haber habido una catástrofe de mayor magnitud, nuestro país paralizaría?
1 comentario:
Qué bueno que escribas sobre estos hechos, querido Gerardo. Para los indolentes ( las autoridades primero) esto lo borra el reloj, pero para quienes apreciamos la vida, estos hechos son muy significativos.
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