Estamos ya terminando un año académico tanto a nivel escolar como el universitario con sus respectivos semestres; un año en que se volvió a la presencialidad, parcial o total, dependiendo las condiciones de cada centro educativo. En un año con muchas marchas y contramarchas por la latente crisis sanitaria y una zozobra política gracias a la inoperancia de toda la casta política peruana, vamos culminando un año de aprendizajes y reaprendizajes en todos los niveles. Un año que debe poner en alerta a todos los sectores de la sociedad peruana, pues las repercusiones de este sector se verán en todos los campos de las diversas actividades productivas, académicas, sanitarias, culturales e, incluso, recreativas. La educación es un pilar básico para cualquier sociedad y su cuidado o el descuido de esta pasa una pesada factura.
Este espacio ha sido creado por Gerardo Cailloma con el fin de difundir mis ideas y poder compartir con el que esté interesado temas sobre cine, música, educación, viajes, literatura y todo aquella diletancia que produzca placer estético (como el buen comer)
Datos personales
- Gerardo Cailloma
- Trujillo, La Libertad, Peru
- Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
domingo, 4 de diciembre de 2022
¿OSCURO PANORAMA? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO 04 DICIEMBRE 2022)
Estamos ya terminando un año académico tanto a nivel escolar como el universitario con sus respectivos semestres; un año en que se volvió a la presencialidad, parcial o total, dependiendo las condiciones de cada centro educativo. En un año con muchas marchas y contramarchas por la latente crisis sanitaria y una zozobra política gracias a la inoperancia de toda la casta política peruana, vamos culminando un año de aprendizajes y reaprendizajes en todos los niveles. Un año que debe poner en alerta a todos los sectores de la sociedad peruana, pues las repercusiones de este sector se verán en todos los campos de las diversas actividades productivas, académicas, sanitarias, culturales e, incluso, recreativas. La educación es un pilar básico para cualquier sociedad y su cuidado o el descuido de esta pasa una pesada factura.
domingo, 23 de octubre de 2022
TAPANDO EL SOL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 23 DE OCTUBRE)
Mientras la sociedad peruana es sacudida por un extraño caso hipotético de rapto y secuestro de una mujer e hija, y vemos escépticos el circo en el que se ha convertido la mediocre clase política que puebla el Ejecutivo y Legislativo, decidí escribir este artículo en respuesta a unas observaciones hechas por algunas personas sobre un evento que muestra el deterioro paulatino de nuestra sociedad: el descalabro del deporte peruano en los últimos Juegos Suramericanos en Asunción, Paraguay. Para nadie es un secreto que el detrimento de los deportes individuales y colectivos va amarrado con los problemas educativos en general. Las canteras que alimentan los futuros deportistas en modalidades individuales (atletismo, por ejemplo) o colectivos (básquet, béisbol, fútbol, entre otros) son los colegios. De ahí el gran valor de los “Semilleros escolares”. Desde hace décadas, con el fin de “optimizar recursos humanos”, diversos gobiernos permitieron que plazas docentes de Educación Física (como también el curso de Arte, por ejemplo) hayan sido ocupadas por docentes de otras áreas, como matemáticas o lengua. Fatal error que nos está pasando una aplastante factura en la actualidad. Los dorados años 60 o 70 con atletas, nadadores, voleibolistas, boxeadores e, incluso, basquetbolistas que iban a Olimpiadas o acumulaban medallas en Panamericanos, Sudamericanos o Bolivarianos van quedando en la memoria de los que vivimos esos años. Los logros de las fondistas (sí, mujeres) de los últimos años es más la muestra de coraje, asombro y también abandono, que el hecho de haber surgido dentro de un plan de trabajo sistemático, ese que carecemos hace años. Son casi un milagro. Veamos cifras comparativas. Odiosas, pero contundentes. En nuestros Panamericanos, los de Lima 2019, Perú quedó en 9º lugar con 39 medallas (https://www.lima2019.pe/medallero-panamericanos). Tres años después, Sudamericanos de Asunción (sin USA, Cuba, Canadá, México o República Dominicana) Perú obtuvo 74 medallas (19 de oro) y quedamos en 7º lugar, nuevamente desplazados por Venezuela y Ecuador (https://olympics.com/es/noticias/medallero-juegos-suramericanos-asuncion-2022), que en los Panamericanos estuvieron por debajo de nosotros. En líneas generales, el deporte peruano ha tenido un retroceso mortificante. En los diarios, sólo mencionaron el triunfo del vóley femenino por la de oro y una que otra esporádica nota por los 19 oros obtenidos. En los Suramericanos de Cochabamba del 2018, Perú obtuvo 92 medallas, 22 de oro (https://www.futbolperuano.com/mas-deportes/portada/cochabamba-2018-asi-quedo-el-medallero-oficial-de-las-14-delegaciones-193496). El abandono hacia las demás disciplinas deportivas es más que evidente, no sólo por parte del Estado, sino de las empresas y medios de comunicación. Las secciones deportivas, por ejemplo, llenan sus páginas con notas insulsas sobre futbolistas hasta de clubes de segunda que focalizarse en resaltar a deportistas que pugnan por participar en un Mundial o Panamericano; sólo se narra la anécdota cuando las familias de algunos seleccionados organizan polladas con el fin de recabar dinero para cubrir los pasajes o estadía. Prioridades perversas en un país necesitado de modelos positivos juveniles.
domingo, 3 de abril de 2022
¿ADAPTÁNDONOS A GOLPES? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 03 DE ABRIL)
En medio de la latente amenaza
del COVID que está enviando al encierro a millones de personas en otras
latitudes y de los tambores de guerra cuyas consecuencias nos está pasando una
dura factura que son parte del grave problema de una huelga de transporte que
tiende a agravarse; el retorno a aulas sigue siendo un reto en el que todos
debemos de hilar fino. La naturaleza de las clases virtuales del mundo escolar
de estos dos últimos años ha generado cambios actitudinales que aparecen como
una suerte de fractura insospechada que se está manifestando en las nuevas
relaciones. El “restablecimiento” de estas relaciones de niños y adolescentes
en sus salones de clases ha provocado ciertos comportamientos que hay que
observar atentamente. El ansiado momento presencial está generando algo de
desencanto y un complicado reacomodo entre todos los actores de la tríada
educativa: alumnos, profesores y padres de familia. Siendo una de las pocas
sociedades sin clases presenciales por dos años, los peruanos estamos en un
lento proceso de aprendizaje en el que vemos muchos bemoles por los cuales
debemos de estar alerta. Tanto la educación pública como privada están, pues, aprendiendo
en el camino y con pautas que iremos entiendo, pues no existen referentes en
otras sociedades.
Durante la primera semana en
la que empezaron las clases presenciales en muchos colegios públicos, una niña
declaró, muy sincera ella, a un entrevistador televisivo su desasosiego por
retornar a aulas: el hecho de tener que lidiar con compañeros de clases que no
“le caen bien” o estar en una clase aburrida se volvían momentos desagradables
para esta alumna que añora la virtualidad. Me contaban diversos amigos que
trabajan o tienen hijos en educación inicial ese duro proceso de socialización
para niños que habían vivido prácticamente aislados o con escaso contacto con
otros niños de su edad, pese a haber estado regularmente en sus momentos
virtuales. Compartir un juguete u otro objeto para estos niños no es de su
agrado y estos reaccionan negativamente a la socialización; esto exige a muchos
docentes creatividad y perseverancia para crear en el niño la necesidad de compartir
y aprender a convivir con los demás. Interesante panorama que para muchas
personas ha pasado desapercibido. Y esta evolución no está exenta de varios
momentos reactivos que generan malestar y frustración no sólo a los niños, sino
a los profesores y a muchos padres desconcertados. Los colegios están viviendo
toda una ebullición social en la que se ven muchas reglas quebrantadas,
conflictos de convivencia y cuestionamientos ante el nuevo contexto. El retorno
es para muchos también un espacio de expresión de tensiones vividas en sus
hogares y en el mundo familiar, algunos incluso arrastrando duelos de personas
queridas que partieron a la distancia. Es, pues, una realidad que exige la colaboración
de todos para restañar las brechas emocionales, mentales y sociales.