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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 25 de junio de 2017

TROGLODITAS PERUANOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 25 DE JUNIO) A PROPÓSITO DE INCENDIO LAS MALVINAS, BUTTERS, ALARCÓN, CASTAÑEDA

La semana que culmina ha sido el escenario de eventos que nos han desnudado como una sociedad con grandes carencias. Diversas acciones hechas por variados actores han mostrado el lado más vil que el ser humano puede mostrar diariamente. Día a día cientos de miles de peruanos sufren barbaries diversas por parte de otros compatriotas que no ven en ellos a personas sino rivales primitivos, piezas de un engranaje de intereses personales o incluso pedazos vivientes de carne a los cuales hay que sacarles el máximo provecho.
Un incendio desastroso o un comentario sobre un jugador de fútbol del equipo rival han sido leves desencadenantes de la vergüenza social que soportamos permanentemente. Comentarios humillantes forman parte de nuestra interrelación social y tratamos al otro como un objeto carente de respeto. Lo sucedido con cuatro trabajadores en el lamentable incendio en las galerías Nicolini en la zona comercial Las Malvinas es una muestra del trato que damos y recibimos cotidianamente. La situación ha desnudado una verdad por todos conocidas: la explotación laboral. Miles de personas reciben trato vejatorio, aprovechado por la necesidad de tener un empleo. Diversas modalidades laborales avalan situaciones denigrantes (recorte de derechos, por ejemplo), las cuales son aceptadas por diversos trabajadores que prefieren callar a perder el puesto obtenido. Un local clausurado por las condiciones de seguridad, el encierro de trabajadores bajo llave, las horas extras no remuneradas, un largo etcétera de una verdad sabida pero no oficialmente aceptada. 
El incidente desatado la semana pasada por un dizque periodista deportivo, Philipp Butters, encendió el llano de las comunicaciones. Muchos rieron ante sus destempladas declaraciones. El susodicho, lejos de corregirse ante sus declaraciones, arremetió incluso contra el Ministro de Cultura insultándolo como lo puede hacer un patán. Este personaje ha tenido desafortunados comentarios con otros compatriotas como las comunidades selváticas que tuvieron que desplazarse forzosamente a vivir a Lima y perdieron sus propiedades en otro lamentable incendio. Tildados como ciudadanos de segunda (recordemos a AGP), según expresiones de este inefable periodista, fueron insultados prácticamente por su condición de provincianos, habiendo olvidado que él mismo era uno más en la capital. Como escupir al cielo.

La sofisticación de estos hechos se condensaría en la libertad de Alberto Fujimori. Una mayoría congresal conformada con tanto personaje mediocre y arribista, y de comportamiento casi cavernícola obtendría su objetivo, luego de haber humillado a diversas autoridades políticas; mientras un personaje controversial como el Contralor Alarcón sigue impávido en su puesto. Estaríamos, pues, ante la legitimación de la sociedad troglodita peruana. Hora de hacer rectificaciones.

domingo, 18 de junio de 2017

NECEDAD SOCIAL (A PROPÓSITO DE FUJIMORISMO Y PHILLIP BUTTERS, ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO 18 DE JUNIO)

En febrero de este año, se posteó un interesante artículo de Juan M. Blanco, profesor español de economía y columnista. En este él describe, críticamente, la sociedad moderna en general (https://benegasyblanco.com/2017/02/28/la-imparable-infantilizacion-de-occidente/). Esta tiende a infantilizarse en desmedro del intelecto y el raciocinio, de la cordura y la reflexión, tan necesarios para realizar acciones maduras y tomar decisiones coherentes. En su aguda crítica, ve la política como una acción guiada por impulsos y vehemencias, más que por actos maduros y reflexivos. Blanco llega a enunciar lo siguiente: “El discurso político se simplifica, dogmatiza, se agota en sí mismo, se limita a meras consignas, sencillas estampas. Pierde la complejidad que correspondería a un electorado adulto. En concordancia con la visión adolescente del mundo, no se exige en los líderes políticos ideas, capacidad de elaboración[..]”. Esta triste realidad es la que puebla la política mundial (digno ejemplo es el mundo político de Donald Trump); la nuestra no está exenta de esta corriente de salvajismo juvenil aplaudido por gente que admira a patanes, bravucones o con poca formación académica. Un libro interesante para entender aún más el comportamiento de una sociedad que se refleja en sus políticos es El III Reich en el poder de Richard Evans; este libro describe el contexto histórico de una comunidad que cede su inteligencia a una camarilla de matones, mafiosos y fanfarrones de su escasa inteligencia. Aunque tomemos distancia, nuestra capacidad de crear analogías y extrapolar situaciones puede utilizar estas referencias para identificar claramente muchas de las acciones que suceden en nuestro país y a los personajes que las realizan. Un periodista patán o un congresista mediocre que actúan bravuconamente encajan a la perfección en las investigaciones sociales expuestas por los dos intelectuales previamente mencionados.

Nuestro tejido social se ve debilitado por personajes cuestionables que articulan a personas en torno a ideas lamentables y descabelladas, o que integran partidos políticos cuya razón de ser es actuar reactivamente, sin construir nada. El comportamiento de un partido político movido por la venganza es como ver a un niño que no puede jugar un partido de fútbol y quiere adueñarse de la pelota; o el del periodista que alimenta odios y discriminaciones para mover a un populacho hambriento de espectáculo digno de su “altura”. Tal para cual. Estas actitudes se extienden en todos los campos del quehacer en los que se está privilegiando el accionar light y rápido que el meditado. En muchos casos obedece a consignas de evitar el pensar para dar paso al actuar. Así podemos entender por qué nuestra sociedad vota por mediocres personajes cuestionables o se vuelven fieles seguidores de vendedores de cebo de culebra. Están reflejando la necedad colectiva, la de nuestra sociedad, que después termina lamentado sus acciones.