Los
terribles incendios ocurridos en la zona central de Chile han dejado anonadados
a todos quienes veíamos por la televisión u otros medios el avance apabullante
del fuego, la desesperación de la gente por sus familiares y sus bienes, y el
incremento del número de víctimas muertas por asfixia o carbonizadas. Pero, un
anuncio por parte de Rodrigo Mundaca, gobernador de Valparaíso, puede convertir
el dolor en ira de confirmarse que estos fuegos han sido provocados por la
forma cómo se han originado y expandido. Ahora están en proceso de
investigación para tener todas las certezas del caso e identificar a los responsables.
Por el desarrollo de estos siniestros, se involucra a un grupo de personas. Se
habla de piromaníacos, pero también de organizaciones políticas que tratan de
desestabilizar al gobierno chileno, como alguna vez le sucedió a Salvador
Allende con las huelgas de transportistas, ahora todo documentado gracias a la
liberación de los archivos de la CIA sobre este tema. Hay otra posibilidad,
promovida por la codicia: el tráfico de terrenos. La noticia de la muerte del
expresidente Piñera y otras han relegado la importancia de lo sucedido en Chile
y que tiene muchas formas de réplicas en nuestros países.
Esta angurria se convierte en una pesadilla en donde aparece, pues este tráfico se ha incrementado exponencialmente en las últimas décadas de manera virulenta y es una de las principales causas de corrupción en nuestras sociedades, incluso como móvil de crímenes como de los que hemos sido testigos en las últimas semanas: el asesinato de dos ancianos en su auto por problemas de posesión de unos terrenos contra una banda de crimen organizado. Antes se promovía invasiones; ahora se logran adquisiciones ilícitas dentro de “la legalidad” (jueces y abogados corruptos), o por las malas. Por la vía legal, tenemos incluso una propuesta de modificaciones a la ley 29763, promovida por este nefasto congreso que atenta contra la Amazonía, sus pueblos oriundos y todo el ecosistema, en favor de tala indiscriminada para favorecer grandes negocios del ramo. La terrible sequía que azota a muchas zonas del Amazonas brasileño está no sólo vinculada al Niño, sino al cambio climático agresivo por la excesiva deforestación incrementada en las últimas décadas (https://www.youtube.com/watch?v=rnDyuOS_8mw). Recordemos que durante el gobierno de Bolsonaro se intensificó esta para tener más pastos para el ganado y fomentar el cultivo de soya. ¿Y por nuestros lares? Vemos cómo diversas autoridades otorgan títulos de propiedad en zonas intangibles, autorizan construcciones sobre áreas destinadas a parques. O se quedan con propiedades. ¿Hay conciencia sobre el manejo responsable y equilibrado de estas áreas en una ciudad con tantas carencias y tantos codiciosos? ¿Cuántos piromaníacos caminan por nuestras calles? Una suerte de soledad de los ciudadanos. De paso, ¿No hay postores para la licitación para la erosión costera que nos causa tanto dolor de cabeza? ¿Dinero o imposibilidad?