De mis terribles congojas, cúmpleme que logre
Cuanto mi ánimo ansía, y sé en esta guerra
Tú misma mi aliada.
SAFO DE MITILENE (600 a.C.)
Nadie de mí se duela
Por verme atada,
Pues trocaré ser reina
Por ser esclava
ROMANCE 16 al Marqués de la Laguna, SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
Quizá uno de los más grandes logros del pensamiento humano en los últimos 200 años es el avance arrollador de la mujer en diversos campos del quehacer humano. El rol femenino en muchas actividades humanas fue siempre el de un segundo orden, casi imperceptible y con patrones claramente establecidos por siglos, a lo cual contribuyeron factores culturales reforzados por la marcada división del trabajo basada en la actividad física, así como roles claramente delimitados en el ámbito familiar, a lo cual se adosaba un determinismo científico o religioso. Pero el desarrollo del capitalismo en el siglo XIX fue una gran oportunidad para que de manera consciente o no, la mujer comience a asumir un rol más protagónico en la sociedad; todo esto conllevó a replantear entelequias psico culturales como es el caso de Género, palabra pobremente limitada a lo sexual, cuando es todo un constructo mental y social en proceso de revisión y que ha recibido más de un ataque artero por parte de personas (no solo hombres) sea por falta de conocimiento o por temor a este mar de oportunidades que se ha ido abriendo a las mujeres en los últimos años. Sociedades, como la nuestra, ven con un poco de recelo cambiar el statu quo, sea por poca capacidad de asimilación o, en muchos casos, por un oscuro temor a la competencia.
Decimos 200 años, ya que tomamos como referencia el inicio de la Revolución Industrial: hasta ese entonces el varón era el obligado a mantener el hogar, el trabajo de los demás miembros no pasaba de ser un aporte periférico a la economía de la casa. La aparición de la máquina permitió que lentamente ese sector periférico entrara también en el mercado laboral. Presionar un botón o mover una palanca no era cosa complicada o de gran demanda de fuerza física extraordinaria; de pronto un niño o una mujer también podían acceder a esta novedad: el trabajo asalariado. Es obvio que los primeros empresarios no tenían intenciones de proponer una reivindicación de derechos de la mujer, ni mucho menos; era cuestión de lucro. Es más, las mujeres recibían un tercio del sueldo de un varón: eran más baratas. Incluso para los pensadores socialistas de esas épocas era raro que se les cruzase por la mente una liberación social y mental de la mujer. Muchas lucharon en solitario, incluso muriendo por la causa de una emancipación femenina: Rosa Luxemburgo (asesinada) o las hermanas Pankhurst (muchas veces ambas en prisión).
Pero la historia de las ideas sobre la identidad del género femenino, del alma femenina, ha tenido una larga evolución desde el mundo helénico hasta nuestros días, en diversos espacios artísticos como intelectuales: desde Safo hasta Sor Juana Inés de la Cruz, desde Santa Teresa de Jesús hasta Marguerite Yourcenar; desde Flora Tristán y Selma Lagerlöf hasta Simone de Beauvoir, Margaret Mead o Susan Sontag; a inicios del siglo XXI occidental, hay un gran camino por recorrer aún. Sin embargo, la dinámica de la sociedad es contundente en los avances vividos; pese a que aún hay sombras oscuras que se ciernen sobre lo recorrido, sea por factores económicos (de apariencia sutil) o por los más terribles centrados en lo dogmático, como los religiosos (talibanes o las ortodoxias monoteístas, incluida el catolicismo). Desde el Informe Hite, la mujer va redescubriéndose a sí misma corpóreamente, y esta identificación de un Yo potencial le permite intentar roles nuevos en nuestra sociedad.
En siglos pasados, la mujer hubo participado en política, economía, ciencia u otros aspectos; muchas veces ella debía asumir un falso rol masculino; tal como lo indicaba María Rostwowroski sobre esas mujeres caudillos que tomaron el liderazgo político militar en el mundo quechua durante la desarticulación de la sociedad inca; casi como una explicación sistémica, el desplome del liderazgo masculino es acometido por el femenino, y así entenderemos a un personaje injustamente olvidado como Micaela Bastida. Cuando dominaba la cultura europea (basada en lo judeocristiano) de todo el mundo occidental, muchas mujeres se transformaron en hombres para poder tener acceso a campos del saber o de otros intereses reservados a los hombres: he ahí las historias de la Monja Alférez (Dominga Gutiérrez Cossio) o Aurora Dupin, convertida en George Sand; o Sidonie Gabrielle Colette, quien como la Sand, gustaba vestir de hombre; muchas vivieron bajo la sombra de grupos intelectuales dominados por varones; pocos conocemos a la pintora impresionista Bertha Morissot, más a Frida Kahlo o Georgia O´Keeffe. Pese a todo, el universo crece: Indira Gandhi, Golda Meir, Ana Pavlova, Madame de Pompadour, Marie Curie, Isadora Duncan, Janis Joplin, Dolores Ibarruri, Margaret Thatcher, Gabriela Mistral, Billie Holliday, Marguerite Duras, Edith Piaf, Mae West y miles de mujeres más anónimas ellas como Las locas de la Plaza de Mayo o las campesinas de Ayacucho (quienes inauguraron un museo de la memoria en su ciudad).
Les quiero alcanzar una lista de filmes dedicados al alma femenina, vista tanto por directores como directoras. Son películas que podrían estar en cualquier otra temática, pero nos muestra una visión particular de la mujer en diversos contextos humanos, desde lo geográfico hasta lo histórico. Es de interés general plantear este tema para reflexión, pensando que la población femenina de nuestras universidades crece no solo a nivel general, sino que están estudiando carreras que antes eran del dominio masculino como una exclusividad. Y pensar, además, en la posibilidad de que nuestro país sea quizá, gobernado por una mujer alguna vez en nuestra historia (como ya sucede en Chile y Argentina)
TRISTANA (1970) Luis Buñuel (Francia/España) Una obra maestra del gran cineasta aragonés, basada en la novela de Benito Pérez Galdós, notable escritor de la generación del 98 y de quien Buñuel llevó al cine NAZARÍN. La vida provincial es el contexto en el cual se va a desarrollar la historia: una huérfana (Catherine Deneuve) es acogida por un notable en la pequeña ciudad de Toledo; él, un libre pensador, le inculca nuevas ideas de la moral y la hace su amante; ella, joven, se enamora de un joven pintor, Horacio (Franco Nero), y huyen; las circunstancias no les son benévolas y retorna con un cáncer voraz. Ya inválida, deja morir a su viejo amante. Dura realidad de una mujer que tuvo que luchar para hallar su libertad con toda una secuela trágica de momentos. Si nuestros abuelos vieran este filme hallarían muchas cosas en común en nuestras ciudades, de las que no escapa nuestra ciudad: Trujillo.
THE HOURS (LAS HORAS) (2002) Stephen Daldry (EE.UU) Este en buen filme que reúne tres buenas actrices quienes reconstruyen almas conflictivas, autodestructivas y cercadas por emociones encontradas y marcadas por relaciones lésbicas. Nicole Kidman hace un papel extraordinario de Virginia Woolf; gesta su obra Mrs Dalloway, que va a marcar la vida de una ama de casa, Laura Brown (Julianne Moore), a tal grado de intentar el suicidio; y llegamos a una editora, Clarissa Vaughn (Meryl Streep) quien es testigo del suicidio de su mejor amigo. La literatura en el mundo de los sentimientos es el vínculo de nuestros tres personajes.
EN LA PUTA VIDA (2001) Beatriz Flores Silva (Uruguay) Filme muy duro, pero veraz; embaucada por la vida, un proxeneta lleva a una joven mujer (Mariana Santangelo) a prostituirse a España con el fin de obtener dinero para una vida “mejor”. Como muchos casos de compatriotas nuestros o muchos latinoamericanos, la desesperación prima por sobre la dignidad humana y la hace carne de cañón para una explotación vil, inescrupulosa. Es una película de denuncia y logra su efecto, y debería ser más visto por el público latinoamericano, sobre todo en países como el nuestro, para desencantar a miles de hombres y mujeres desesperados que no dudan en hacer las cosas más innobles con el fin de ganar un puñado más de dinero.
TROIS COULEURS: BLUE (TRES COLORES: AZUL) (1993) Krysztof Kieslowski (Francia) Este filme pertenece a una trilogía que el director hizo inspirándose en los colores de la bandera francesa y creando como una suerte de leit motiv interno, la palabra LIBERTÉ. Julie (Juliette Binoche) es la esposa de un gran compositor francés, y la madre de una niña de 6 años: ellos son su familia y los dos perecen en un accidente automovilístico. El mundo se le derrumba, de pronto la viudez; en culturas como la nuestra, la viudez es todo un proceso complicado para rehacer el mundo; el duelo implica cerrar puertas seguras y abrir nuevas desconocidas. En muchas culturas antiguas, la viuda estaba condenada al abandono e incluso la muerte. Estar sola es todo un cambio de perspectiva que puede devenir en depresión, negar todo. Un acontecimiento la hace reflexionar y, además, se da cuenta que su soledad es el principio de un mundo de posibilidades que las puede trabajar dentro de su nueva libertad.
UNA GIORNATA PARTICOLARE (UN DÍA MUY ESPECIAL) (1974) Ettore Scola (Italia) Esta película está centrada en la relación breve que sostienen dos seres marginales en la Italia fascista antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial: una ama de casa (Sofía Loren) y un periodista homosexual (Marcelo Mastroianni). El encuentro se hace en paralelo cuando los dos dirigentes tiranos se reúnen en Roma: Hitler y Mussolini en mayo de 1938. El encuentro de estos dos seres marginales es notable, el triste final no hace sino mostrar la terrible condición que la mujer tenía: una simple máquina de reproducción y cuidadora de hijos para el régimen; incluso, la mujer más prolífera era premiada por hacer más “carne de cañón”, esto es: más hijos para la patria.
Cuanto mi ánimo ansía, y sé en esta guerra
Tú misma mi aliada.
SAFO DE MITILENE (600 a.C.)
Nadie de mí se duela
Por verme atada,
Pues trocaré ser reina
Por ser esclava
ROMANCE 16 al Marqués de la Laguna, SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
Quizá uno de los más grandes logros del pensamiento humano en los últimos 200 años es el avance arrollador de la mujer en diversos campos del quehacer humano. El rol femenino en muchas actividades humanas fue siempre el de un segundo orden, casi imperceptible y con patrones claramente establecidos por siglos, a lo cual contribuyeron factores culturales reforzados por la marcada división del trabajo basada en la actividad física, así como roles claramente delimitados en el ámbito familiar, a lo cual se adosaba un determinismo científico o religioso. Pero el desarrollo del capitalismo en el siglo XIX fue una gran oportunidad para que de manera consciente o no, la mujer comience a asumir un rol más protagónico en la sociedad; todo esto conllevó a replantear entelequias psico culturales como es el caso de Género, palabra pobremente limitada a lo sexual, cuando es todo un constructo mental y social en proceso de revisión y que ha recibido más de un ataque artero por parte de personas (no solo hombres) sea por falta de conocimiento o por temor a este mar de oportunidades que se ha ido abriendo a las mujeres en los últimos años. Sociedades, como la nuestra, ven con un poco de recelo cambiar el statu quo, sea por poca capacidad de asimilación o, en muchos casos, por un oscuro temor a la competencia.
Decimos 200 años, ya que tomamos como referencia el inicio de la Revolución Industrial: hasta ese entonces el varón era el obligado a mantener el hogar, el trabajo de los demás miembros no pasaba de ser un aporte periférico a la economía de la casa. La aparición de la máquina permitió que lentamente ese sector periférico entrara también en el mercado laboral. Presionar un botón o mover una palanca no era cosa complicada o de gran demanda de fuerza física extraordinaria; de pronto un niño o una mujer también podían acceder a esta novedad: el trabajo asalariado. Es obvio que los primeros empresarios no tenían intenciones de proponer una reivindicación de derechos de la mujer, ni mucho menos; era cuestión de lucro. Es más, las mujeres recibían un tercio del sueldo de un varón: eran más baratas. Incluso para los pensadores socialistas de esas épocas era raro que se les cruzase por la mente una liberación social y mental de la mujer. Muchas lucharon en solitario, incluso muriendo por la causa de una emancipación femenina: Rosa Luxemburgo (asesinada) o las hermanas Pankhurst (muchas veces ambas en prisión).
Pero la historia de las ideas sobre la identidad del género femenino, del alma femenina, ha tenido una larga evolución desde el mundo helénico hasta nuestros días, en diversos espacios artísticos como intelectuales: desde Safo hasta Sor Juana Inés de la Cruz, desde Santa Teresa de Jesús hasta Marguerite Yourcenar; desde Flora Tristán y Selma Lagerlöf hasta Simone de Beauvoir, Margaret Mead o Susan Sontag; a inicios del siglo XXI occidental, hay un gran camino por recorrer aún. Sin embargo, la dinámica de la sociedad es contundente en los avances vividos; pese a que aún hay sombras oscuras que se ciernen sobre lo recorrido, sea por factores económicos (de apariencia sutil) o por los más terribles centrados en lo dogmático, como los religiosos (talibanes o las ortodoxias monoteístas, incluida el catolicismo). Desde el Informe Hite, la mujer va redescubriéndose a sí misma corpóreamente, y esta identificación de un Yo potencial le permite intentar roles nuevos en nuestra sociedad.
En siglos pasados, la mujer hubo participado en política, economía, ciencia u otros aspectos; muchas veces ella debía asumir un falso rol masculino; tal como lo indicaba María Rostwowroski sobre esas mujeres caudillos que tomaron el liderazgo político militar en el mundo quechua durante la desarticulación de la sociedad inca; casi como una explicación sistémica, el desplome del liderazgo masculino es acometido por el femenino, y así entenderemos a un personaje injustamente olvidado como Micaela Bastida. Cuando dominaba la cultura europea (basada en lo judeocristiano) de todo el mundo occidental, muchas mujeres se transformaron en hombres para poder tener acceso a campos del saber o de otros intereses reservados a los hombres: he ahí las historias de la Monja Alférez (Dominga Gutiérrez Cossio) o Aurora Dupin, convertida en George Sand; o Sidonie Gabrielle Colette, quien como la Sand, gustaba vestir de hombre; muchas vivieron bajo la sombra de grupos intelectuales dominados por varones; pocos conocemos a la pintora impresionista Bertha Morissot, más a Frida Kahlo o Georgia O´Keeffe. Pese a todo, el universo crece: Indira Gandhi, Golda Meir, Ana Pavlova, Madame de Pompadour, Marie Curie, Isadora Duncan, Janis Joplin, Dolores Ibarruri, Margaret Thatcher, Gabriela Mistral, Billie Holliday, Marguerite Duras, Edith Piaf, Mae West y miles de mujeres más anónimas ellas como Las locas de la Plaza de Mayo o las campesinas de Ayacucho (quienes inauguraron un museo de la memoria en su ciudad).
Les quiero alcanzar una lista de filmes dedicados al alma femenina, vista tanto por directores como directoras. Son películas que podrían estar en cualquier otra temática, pero nos muestra una visión particular de la mujer en diversos contextos humanos, desde lo geográfico hasta lo histórico. Es de interés general plantear este tema para reflexión, pensando que la población femenina de nuestras universidades crece no solo a nivel general, sino que están estudiando carreras que antes eran del dominio masculino como una exclusividad. Y pensar, además, en la posibilidad de que nuestro país sea quizá, gobernado por una mujer alguna vez en nuestra historia (como ya sucede en Chile y Argentina)
TRISTANA (1970) Luis Buñuel (Francia/España) Una obra maestra del gran cineasta aragonés, basada en la novela de Benito Pérez Galdós, notable escritor de la generación del 98 y de quien Buñuel llevó al cine NAZARÍN. La vida provincial es el contexto en el cual se va a desarrollar la historia: una huérfana (Catherine Deneuve) es acogida por un notable en la pequeña ciudad de Toledo; él, un libre pensador, le inculca nuevas ideas de la moral y la hace su amante; ella, joven, se enamora de un joven pintor, Horacio (Franco Nero), y huyen; las circunstancias no les son benévolas y retorna con un cáncer voraz. Ya inválida, deja morir a su viejo amante. Dura realidad de una mujer que tuvo que luchar para hallar su libertad con toda una secuela trágica de momentos. Si nuestros abuelos vieran este filme hallarían muchas cosas en común en nuestras ciudades, de las que no escapa nuestra ciudad: Trujillo.
THE HOURS (LAS HORAS) (2002) Stephen Daldry (EE.UU) Este en buen filme que reúne tres buenas actrices quienes reconstruyen almas conflictivas, autodestructivas y cercadas por emociones encontradas y marcadas por relaciones lésbicas. Nicole Kidman hace un papel extraordinario de Virginia Woolf; gesta su obra Mrs Dalloway, que va a marcar la vida de una ama de casa, Laura Brown (Julianne Moore), a tal grado de intentar el suicidio; y llegamos a una editora, Clarissa Vaughn (Meryl Streep) quien es testigo del suicidio de su mejor amigo. La literatura en el mundo de los sentimientos es el vínculo de nuestros tres personajes.
EN LA PUTA VIDA (2001) Beatriz Flores Silva (Uruguay) Filme muy duro, pero veraz; embaucada por la vida, un proxeneta lleva a una joven mujer (Mariana Santangelo) a prostituirse a España con el fin de obtener dinero para una vida “mejor”. Como muchos casos de compatriotas nuestros o muchos latinoamericanos, la desesperación prima por sobre la dignidad humana y la hace carne de cañón para una explotación vil, inescrupulosa. Es una película de denuncia y logra su efecto, y debería ser más visto por el público latinoamericano, sobre todo en países como el nuestro, para desencantar a miles de hombres y mujeres desesperados que no dudan en hacer las cosas más innobles con el fin de ganar un puñado más de dinero.
TROIS COULEURS: BLUE (TRES COLORES: AZUL) (1993) Krysztof Kieslowski (Francia) Este filme pertenece a una trilogía que el director hizo inspirándose en los colores de la bandera francesa y creando como una suerte de leit motiv interno, la palabra LIBERTÉ. Julie (Juliette Binoche) es la esposa de un gran compositor francés, y la madre de una niña de 6 años: ellos son su familia y los dos perecen en un accidente automovilístico. El mundo se le derrumba, de pronto la viudez; en culturas como la nuestra, la viudez es todo un proceso complicado para rehacer el mundo; el duelo implica cerrar puertas seguras y abrir nuevas desconocidas. En muchas culturas antiguas, la viuda estaba condenada al abandono e incluso la muerte. Estar sola es todo un cambio de perspectiva que puede devenir en depresión, negar todo. Un acontecimiento la hace reflexionar y, además, se da cuenta que su soledad es el principio de un mundo de posibilidades que las puede trabajar dentro de su nueva libertad.
UNA GIORNATA PARTICOLARE (UN DÍA MUY ESPECIAL) (1974) Ettore Scola (Italia) Esta película está centrada en la relación breve que sostienen dos seres marginales en la Italia fascista antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial: una ama de casa (Sofía Loren) y un periodista homosexual (Marcelo Mastroianni). El encuentro se hace en paralelo cuando los dos dirigentes tiranos se reúnen en Roma: Hitler y Mussolini en mayo de 1938. El encuentro de estos dos seres marginales es notable, el triste final no hace sino mostrar la terrible condición que la mujer tenía: una simple máquina de reproducción y cuidadora de hijos para el régimen; incluso, la mujer más prolífera era premiada por hacer más “carne de cañón”, esto es: más hijos para la patria.
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