Miércoles 24 de julio, ya noche. Una de las cosas extrañas que vimos en algunos casos es el hecho de que cobran por pasajero, sobre todo cuando vas al aeropuerto. Del Departamento al aeropuerto no era larga la distancia, pero hay que tomar en cuenta las horas punta que hace que ciertos tramos se vuelvan intransitables. El taxi nos recogió y nos llevó a nuestro destino. Este aeropuerto, La Aurora (https://www.aeropuertos.net/aeropuerto-internacional-la-aurora/, https://www.youtube.com/watch?v=4PJzmszIu9M) es relativamente pequeño y casi no tiene vuelos nocturnos, salvo el que íbamos a tomar para la ciudad de Flores en el Noreste guatemalteco; como no íbamos con equipaje para depósito, ingresamos rápido previamente haber sacado en una de las máquinas nuestra tarjeta de embarque. El vuelo fue rápido (casi 50 minutos) y llegamos a Flores, al aeropuerto Mundo Maya en la Región de Petén, rica en biodiversidad y arqueología. Es el sueño de muchos viajeros que quieren conocer la historia prehispánica de esta parte del continente y cerca de esta pequeña ciudad se encuentra precisamente Tikal, el derrotero precolombino. Mundo Maya es un aeropuerto internacional de amplias instalaciones en medio de la selva (https://mundochapin.com/2020/07/aeropuerto-internacional-mundo-maya/91105/#google_vignette, https://www.youtube.com/watch?v=PpwCBTkBNA0). En este aeropuerto conseguimos, por fin, bastante folletería turística de la zona y otros lugares de Guatemala. Incluso obtuvimos un mapa de la ciudad de Guatemala. Ahora sí. César buscó un taxi por las aplicaciones y logramos un precio módico (¡por persona!) para ir a Flores, a la isla donde estaba nuestro hotel, Hostal Doña Gladys, muy bien ubicado (https://planetofhotels.com/es/guatemala/flores/hostal-dona-gladys). La isla, no es tal, pues está unida por una lengua de tierra, la 6ª Avenida, que comunica a este rincón altamente turístico con el resto de la ciudad en sí. Se me había malogrado uno de los bastones de caminar y queríamos buscar una ferretería para hacerlo. Hallar una significaba salir del perímetro de la isla. Decidimos hacerlo al día siguiente. Hablamos con la dueña del hostal para poder ubicar nuestras habitaciones, cancelar nuestras deudas, tomar los paquetes turísticos de los días siguientes y luego salir a cenar. La señora, amablemente, nos dio algunas indicaciones de restaurantes. Todos queríamos comer pescado, pero no tilapia que es lo que abundaba en la zona. Fuimos caminando por las pintorescas calles de Flores, empedradas, para buscar primero el restaurante Raíces que se encuentra en el mismo embarcadero. Este restaurante te da otra opción que es la de comer en un restaurante del mismo propietario en una embarcación en medio del lago. Nos instalamos para ordenar, pero nos dijeron que sólo tenía tilapia por pescado. Nos disculpamos; el lugar es muy bonito y reconocido como de los mejores del lugar (https://mrmenu.co/guatemala/restaurantes/raices/), pero nos habíamos propuesto comer pescados oriundos de la zona. Salimos del lugar y nos fuimos caminando por el malecón Benito Juárez en la Calle 15 de Septiembre que va bordeando el lago. Seguimos el camino hasta llegar a otro, Casablanca, que tenía aire acondicionado. El calor sí era excesivo, lo viviríamos y sufriríamos los dos días restantes). Volviendo al restaurante, fue una buena elección: https://www.guatemala.com/comida/restaurantes/casa-blanca-restaurante-mejores-vistas-isla-flores-peten/. Una buena cena rociada con vino. Al salir, César y yo fuimos a una discoteca pequeña en la que estuvimos un rato tomando un par de cervezas y disfrutando la climatización. Guatemala tiene varias cervezas, como la Gallo y la Cabro, sus versiones ligeras son buenas (https://circlecitypedicabs.com/las-7-mejores-cervezas-que-debes-probar-en-guatemala/). Nos fuimos a dormir bajo una temperatura 25 grados aproximadamente; más la humedad, un perfecto caldo climático.
Jueves, 25 de julio. Carmen se había levantado temprano y deambulado un poco por el lugar. Gracias a ella, nos fuimos a tomar desayuno en el Hotel Isla de Flores (https://hotelisladeflores.com/acerca-de-nosotros/). En el camino nos detuvimos en una tienda para poder comprar algunos recuerdos como polos, dijes u otras cosas que queríamos adquirir. Había unos polos con los calendarios mayas con información que usaban todos los vendedores y guías. Te preguntan tu fecha de nacimiento para consultar ese calendario (https://www.calendarr.com/mexico/calendario-maya/) para ver tu signo (Nawal, algo así como un tótem) y animal representativo: todos los vendedores tenían un libro para poder recabar la información exacta (https://www.mayatecum.com/calcular/). En torno a este calendario, se ha dicho tanto y dio pie a una película de desastres: 2012 (https://www.esquirelat.com/entretenimiento/2012-una-pelicula-que-predijo-el-fin-del-mundo). Mucho de lo que íbamos a ver en Yaxha y Tikal, e imagino que todo lo demás que haya del mundo maya, se explica y rige por este calendario, sencillo (casi exacto) y complejo a la vez. Pero este mundo, como lo han sido muchas culturas precolombinas han sido caprichosamente interpretadas por textos, pinturas, grabados y filmes que han querido mostrar a los demás sobre su naturaleza. Al día siguiente, en nuestra visita a Tikal, el guía iba a despotricar de Apocalypto, el film de Mel Gibson (https://www.tomatazos.com/listas/217130/La-cultura-maya-en-el-cine). Y eso se va a ver en otros filmes como uno de la conquista de los incas en la que actúa Christopher Plummer como el Inca Atahualpa, un verdadero bodrio (https://www.filmaffinity.com/es/film789862.html). Toda esa discusión y búsqueda hizo que nos quedáramos un buen tiempo en esa tienda en la que compré unos polos muy simpáticos y unos pantalones tejidos según la usanza quiché. Nos fuimos a desayunar con tranquilidad, pues nos estábamos preparando para ir al Parque Nacional Yaxhá Nakum Naranjo por la tarde; teníamos que estar cerca del mediodía en un punto no muy lejos del hotel para ser recogidos. Al salir del restaurante nos fuimos a caminar por las calles de este bonito lugar, rodeado por el lago Petén. Al caminar llegamos a uno de los embarcaderos y preguntamos por algún circuito; nos ofrecieron dos, pero el tiempo nos apremiaba. Decidimos hacer esta actividad al día siguiente. Bueno, quisimos; ya explicaré qué pasó. Lo que sí hicimos fue visitar la pequeña iglesia del lugar: la catedral de Nuestra Señora de los Remedios (https://www.guatevalley.com/que-visitar/iglesia-y-catedral-de-flore-nuestra-senora-de-los-remedios-flores-peten). Fue un buen momento de descanso, pues el calor ya apretaba. Bajamos por la Av. Barrios donde quedaba nuestro hotel y nos fuimos a la calle Sur, que es la puerta de entrada/salida de la isla. Ahí nos recogió la movilidad, una custer, para ir a nuestro lugar de interés. Un poco antes, Maria había cambiado dinero en una casa de cambio que sí hay en el lugar.
En Guatemala los conductores son mucho más respetuosos de las reglas que en el Perú. Ceden el paso en el cruce peatonal o dejan pasar autos que quieren ingresar a determinado lugar; aquí muchos conductores de vehículos de servicio privado o público son verdaderos salvajes. Los embotellamientos que vimos en la ciudad de Guatemala hubieran sido diez veces peores en Lima o Trujillo; y el estado de las calles y carreteras es mucho, muchísimo mejor que aquí. En el camino nos agarró un conato de aguacero que felizmente no prosperó. Recogimos a un grupo de turistas europeos que luego irían a Flores con nosotros en el retorno. Ese recojo alargó nuestro viaje. Tras casi 50 minutos de viaje, llegamos a un punto en el que compramos fruta, galletas, agua y algunos sánguches que serían nuestro almuerzo una vez que llegamos al centro de interpretación del parque, el cual nos iría a introducir al mundo maya que veríamos en todo su esplendor al día siguiente en Tikal: https://aprende.guatemala.com/cultura-guatemalteca/patrimonios/parque-nacional-yaxha-nakum-naranjo-en-guatemala/. Allí nos darían una pulsera de papel para identificarnos, almorzaríamos y usaríamos los servicios higiénicos antes de ir a nuestro objetivo. El grupo se dividió, pues varios querían ver unos restos arqueológicos en una isla, uno de los tantos que reúne este parque como son Nakum y Naranjo, otras ciudades que forman parte del complejo, siendo Yaxhá la más grande de este parque: https://www.parquenacional-yaxha-nakum-naranjo.com/naranjo.html.
La historia de estas ciudades no ha sido tan pacífica y el fin de ellas está ligada a un desastre natural coadyuvado con un desastre generado por el hombre: la deforestación. La verdura que rodea a los monumentos en la actualidad no era tal, pues los mayas talaron todos los inmensos bosques para volverlos zonas de cultivo. Algo así como lo que está pasando con la Amazonía en los diversos países como el Perú. La factura para los mayas fue el desastre, pues tuvieron que abandonar todas sus ciudades para buscar otros lugares dónde poder vivir. Las personas que fueron en el otro grupo ingresaron por el lago, luego de haber visitado Topoxte, una isla con restos que se encuentra en la laguna Yaxhá. Nosotros fuimos por otro camino. De haber estado sin problemas en la pierna, me hubiera gustado seguir esa visita. Ingresamos al Complejo Astronómico Menor y de ahí seguimos al Juego de la Pelota del Palacio. Aquí la imaginación voló: todo lo uno ha leído sobre este ritual y lo que significaba estaba delante de mis ojos: un juego con mucha carga ritual y un final sangriento visto desde nuestra percepción actual, con reglas muy complejas y estrictas (https://www.culturamaya.org/juego-de-pelota-de-los-mayas#google_vignette, https://www.youtube.com/watch?v=hU7SnlinIzg). Cerca del lugar donde se hallaba el juego está el monte de los sacrificados. También hay una pequeña acrópolis con grafitos. De ahí nos fuimos al complejo astronómico mayor en el cual subí a una pequeña pirámide. Estando en este lugar, recibí la noticia desde Trujillo que había ganado un premio en un sorteo. Me dio buena suerte. Seguimos nuestra ruta por una senda (Calzada de las Aguadas) que nos llevó hasta la Plaza de las Sombras, lugar donde se reunían los ciudadanos en ceremonias religiosas; es llamado Grupo Maler, que lleva el nombre de Teobert Maler, investigador ítalo – austro -alemán y descubridor oficial de este sitio arqueológico en 1904. Nuestra siguiente visita fue la Acrópolis Norte, que tiene una pirámide bastante empinada a la cual no arriesgué subir. Como iba a paso lento por mi cojera, podía hablar en varios momentos con el guía y le explicaba la hipótesis vinculante de la simultaneidad de la desaparición del Mundo Moche a causa de un mega Niño, que parece ser también el causante de la fuerte sequía que iba a afectar a los mayas tomando la drástica decisión de abandonar sus ciudades (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/dramatico-final-civilizacion-mochica_6641, https://www.bbc.com/mundo/especial/vert_earth/2016/03/160226_vert_que_acabo_con_civilizacion_maya_yv). Hay tantas hipótesis al respecto: https://laculturamaya.net/quien-derroto-a-los-mayas/?expand_article=1. Llegamos a la Acrópolis 8 para ver a todos subiendo esta empinada pirámide, mientras yo veía unas construcciones palaciegas en el lugar.
Seguimos nuestra visita por la Plaza de los Pájaros y nos dirigimos al complejo de las Pirámides Gemelas. Pasamos por la Plaza de las Columnas para ir a nuestro último objetivo: el Templo de las Manos Rojas, punto desde el cual veríamos la puesta del sol. Tuvimos mucha suerte que durante nuestra visita no hayamos tenido conatos de lluvias o chapuzones. Pero la nubosidad no nos permitió ver una buena puesta de sol. Las personas que nos vendieron los paquetes turísticos nos indicaron que Yaxhá es para ver la puesta y Tikal para disfrutar un sol naciente.
Por eso nos íbamos a ir al día siguiente muy temprano a este nuevo espacio. Terminada nuestra visita, regresamos a nuestro bus para retornar a Flores; ahora el viaje fue más corto. Llegamos al mismo punto del cual partimos. Pese a ser noche, hacía mucho calor. Teníamos problemas con la reservación de nuestro hotel en Antigua debido a los cambios de planes. Así que comenzamos a buscar alternativas, pues en un par de días teníamos que ir a la antigua capital de Guatemala. Fuimos a cenar en el mismo lugar que habíamos desayunado. Luego nos fuimos al hotel, pues íbamos a salir a los 2 AM. Íbamos a ver el amanecer en Tikal.