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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 19 de mayo de 2024

CIUDADANOS SITIADOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 19 DE MAYO)

 


Trujillo se encuentra en un febril proceso de intervenciones para mejorar la calidad de servicios públicos como son el sistema de agua y desagüe, y el vial. Desde una perspectiva global, es una necesaria acción para una ciudad que ha tenido un crecimiento exponencial en cuanto a viviendas y su parque automotor. Sin embargo, hay una serie de detalles que las autoridades comprometidas deben velar para que estas acciones sean ejecutadas con prontitud y transparencia, pues pueden suceder y suceden varios hechos que perturban la continuidad de las labores ciudadanas, tanto de manera colectiva como individual. De manera personal, nuestra casa se ha visto comprometida con el cambio de redes de agua y desagüe que ha sido, inicialmente, bienvenido; pero, una serie de situaciones complicadas ha ido apareciendo generando un malestar en el vecindario. Los canales de comunicación fueron en un principio buenos; pero, a medida del avance de la obra, han surgido desaciertos que han ocasionado que muchos vecinos tengan autos encerrados por semanas, problemas con los desechos, comunicaciones confusas sobre la apertura o sellado de calles, entre otros problemas. Suena como cliché: sabemos cuándo empieza, pero no cuándo termina. Esta incertidumbre surge entre los habitantes habida cuenta de ejemplos que hemos visto en otras partes de la ciudad. El caso de Huerta Grande es notorio; empezó en septiembre del 2019 y culminaron casi a finales del 2020; mientras tanto hogares y negocios se vieron afectados por esta crítica situación, pues levantaron tuberías dejando expuestas las del desagüe, lo que originó una situación calamitosa a todo el vecindario por meses e, incluso, hubo algunos negocios pequeños que quebraron. Viendo el panorama se pueden identificar puntos críticos: falta de coordinación de todas las instituciones y empresas de servicios, un permanente monitoreo del avance de las obras, el compromiso de las empresas contratadas para realizar los cambios, un plan alternativo consensuado y en permanente comunicación con la ciudadanía; y, sobre todo, el trabajo en conjunto de dichas instituciones con el fin de hacer obras que aborden el mayor número de servicios (luz, agua-desagüe, telefonía, alcantarillado). Recuerdo algunas reuniones para ver la reconstrucción del pavimento del Centro Histórico a las cuales siempre faltaban Hidrandina y SEBALIB. En los planes de contención debe verse cosas urgentes como desechos (SEGAT), bomberos y ambulancias; puntos críticos que hay que informar a la ciudadanía en general en casos como estos. Y, además, pensar que, siendo un servicio, la ciudadanía no debería verse tan afectada, pero al ser este asunto tan politizado, vemos que surgen temores que los actuales trabajos puedan verse afectados por cambios en la cúpula del poder. Los avances y abandonos en zonas como San Nicolás o La Merced no hacen, sino corroborar todas nuestras incertidumbres. Debemos exigir más transparencia.