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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 11 de agosto de 2024

EN EL CORAZÓN MAYA: YAXHÁ (CRÓNICA DE VIAJE POR GUATEMALA 2)

 



Miércoles 24 de julio, ya noche. Una de las cosas extrañas que vimos en algunos casos es el hecho de que cobran por pasajero, sobre todo cuando vas al aeropuerto. Del Departamento al aeropuerto no era larga la distancia, pero hay que tomar en cuenta las horas punta que hace que ciertos tramos se vuelvan intransitables. El taxi nos recogió y nos llevó a nuestro destino. Este aeropuerto, La Aurora (https://www.aeropuertos.net/aeropuerto-internacional-la-aurora/,  https://www.youtube.com/watch?v=4PJzmszIu9M) es relativamente pequeño y casi no tiene vuelos nocturnos, salvo el que íbamos a tomar para la ciudad de Flores en el Noreste guatemalteco; como no íbamos con equipaje para depósito, ingresamos rápido previamente haber sacado en una de las máquinas nuestra tarjeta de embarque. El vuelo fue rápido (casi 50 minutos) y llegamos a Flores, al aeropuerto Mundo Maya en la Región de Petén, rica en biodiversidad y arqueología. Es el sueño de muchos viajeros que quieren conocer la historia prehispánica de esta parte del continente y cerca de esta pequeña ciudad se encuentra precisamente Tikal, el derrotero precolombino. Mundo Maya es un aeropuerto internacional de amplias instalaciones en medio de la selva (https://mundochapin.com/2020/07/aeropuerto-internacional-mundo-maya/91105/#google_vignette, https://www.youtube.com/watch?v=PpwCBTkBNA0). En este aeropuerto conseguimos, por fin, bastante folletería turística de la zona y otros lugares de Guatemala. Incluso obtuvimos un mapa de la ciudad de Guatemala. Ahora sí. César buscó un taxi por las aplicaciones y logramos un precio módico (¡por persona!) para ir a Flores, a la isla donde estaba nuestro hotel, Hostal Doña Gladys, muy bien ubicado  (https://planetofhotels.com/es/guatemala/flores/hostal-dona-gladys). La isla, no es tal, pues está unida por una lengua de tierra, la 6ª Avenida, que comunica a este rincón altamente turístico con el resto de la ciudad en sí. Se  me había malogrado uno de los bastones de caminar y queríamos buscar una ferretería para hacerlo. Hallar una significaba salir del perímetro de la isla. Decidimos hacerlo al día siguiente. Hablamos con la dueña del hostal para poder ubicar nuestras habitaciones, cancelar nuestras deudas, tomar los paquetes turísticos de los días siguientes y luego salir a cenar. La señora, amablemente, nos dio algunas indicaciones de restaurantes. Todos queríamos comer pescado, pero no tilapia que es lo que abundaba en la zona. Fuimos caminando por las pintorescas calles de Flores, empedradas, para buscar primero el restaurante Raíces que se encuentra en el mismo embarcadero. Este restaurante te da otra opción que es la de comer en un restaurante del mismo propietario en una embarcación en medio del lago. Nos instalamos para ordenar, pero nos dijeron que sólo tenía tilapia por pescado. Nos disculpamos; el lugar es muy bonito y reconocido como de los mejores del lugar (https://mrmenu.co/guatemala/restaurantes/raices/), pero nos habíamos propuesto comer pescados oriundos de la zona. Salimos del lugar y nos fuimos caminando por el malecón Benito Juárez en la Calle 15 de Septiembre que va bordeando el lago. Seguimos el camino hasta llegar a otro, Casablanca, que tenía aire acondicionado. El calor sí era excesivo, lo viviríamos y sufriríamos los dos días restantes). Volviendo al restaurante, fue una buena elección: https://www.guatemala.com/comida/restaurantes/casa-blanca-restaurante-mejores-vistas-isla-flores-peten/. Una buena cena rociada con vino. Al salir, César y yo fuimos a una discoteca pequeña en la que estuvimos un rato tomando un par de cervezas y disfrutando la climatización. Guatemala tiene varias cervezas, como la Gallo y la Cabro, sus versiones ligeras son buenas (https://circlecitypedicabs.com/las-7-mejores-cervezas-que-debes-probar-en-guatemala/). Nos fuimos a dormir bajo una temperatura 25 grados aproximadamente; más la humedad, un perfecto caldo climático.


Jueves, 25 de julio. Carmen se había levantado temprano y deambulado un poco por el lugar. Gracias a ella, nos fuimos a tomar desayuno en el Hotel Isla de Flores (https://hotelisladeflores.com/acerca-de-nosotros/). En el camino nos detuvimos en una tienda para poder comprar algunos recuerdos como polos, dijes u otras cosas que queríamos adquirir. Había unos polos con los calendarios mayas con información que usaban todos los vendedores y guías. Te preguntan tu fecha de nacimiento para consultar ese calendario (https://www.calendarr.com/mexico/calendario-maya/) para ver tu signo (Nawal, algo así como un tótem) y animal representativo: todos los vendedores tenían un libro para poder recabar la información exacta (https://www.mayatecum.com/calcular/).  En torno a este calendario, se ha dicho tanto y dio pie a una película de desastres: 2012 (https://www.esquirelat.com/entretenimiento/2012-una-pelicula-que-predijo-el-fin-del-mundo). Mucho de lo que íbamos a ver en Yaxha y Tikal, e imagino que todo lo demás que haya del mundo maya, se explica y rige por este calendario, sencillo (casi exacto) y complejo a la vez. Pero este mundo, como lo han sido muchas culturas precolombinas han sido caprichosamente interpretadas por textos, pinturas, grabados y filmes que han querido mostrar a los demás sobre su naturaleza. Al día siguiente, en nuestra visita a Tikal, el guía iba a despotricar de Apocalypto, el film de Mel Gibson (https://www.tomatazos.com/listas/217130/La-cultura-maya-en-el-cine). Y eso se va a ver en otros filmes como uno de la conquista de los incas en la que actúa Christopher Plummer como el Inca Atahualpa, un verdadero bodrio (https://www.filmaffinity.com/es/film789862.html). Toda esa discusión y búsqueda hizo que nos quedáramos un buen tiempo en esa tienda en la que compré unos polos muy simpáticos y unos pantalones tejidos según la usanza quiché. Nos fuimos a desayunar con tranquilidad, pues nos estábamos preparando para ir al Parque Nacional Yaxhá Nakum Naranjo por la tarde; teníamos que estar cerca del mediodía en un punto no muy lejos del hotel para ser recogidos. Al salir del restaurante nos fuimos a caminar por las calles de este bonito lugar, rodeado por el lago Petén. Al caminar llegamos a uno de los embarcaderos y preguntamos por algún circuito; nos ofrecieron dos, pero el tiempo nos apremiaba. Decidimos hacer esta actividad al día siguiente. Bueno, quisimos; ya explicaré qué pasó. Lo que sí hicimos fue visitar la pequeña iglesia del lugar: la catedral de Nuestra Señora de los Remedios (https://www.guatevalley.com/que-visitar/iglesia-y-catedral-de-flore-nuestra-senora-de-los-remedios-flores-peten). Fue un buen momento de descanso, pues el calor ya apretaba. Bajamos por la Av. Barrios donde quedaba nuestro hotel y nos fuimos a la calle Sur, que es la puerta de entrada/salida de la isla. Ahí nos recogió la movilidad, una custer, para ir a nuestro lugar de interés. Un poco antes, Maria había cambiado dinero en una casa de cambio que sí hay en el lugar. 




En Guatemala los conductores son mucho más respetuosos de las reglas que en el Perú. Ceden el paso en el cruce peatonal o dejan pasar autos que quieren ingresar a determinado lugar; aquí muchos conductores de vehículos de servicio privado o público son verdaderos salvajes. Los embotellamientos que vimos en la ciudad de Guatemala hubieran sido diez veces peores en Lima o Trujillo; y el estado de las calles y carreteras es mucho, muchísimo mejor que aquí. En el camino nos agarró un conato de aguacero que felizmente no prosperó. Recogimos a un grupo de turistas europeos que luego irían a Flores con nosotros en el retorno. Ese recojo alargó nuestro viaje. Tras casi 50 minutos de viaje, llegamos a un punto en el que compramos fruta, galletas, agua y algunos sánguches que serían nuestro almuerzo una vez que llegamos al centro de interpretación del parque, el cual nos iría a introducir al mundo maya que veríamos en todo su esplendor al día siguiente en Tikal:  https://aprende.guatemala.com/cultura-guatemalteca/patrimonios/parque-nacional-yaxha-nakum-naranjo-en-guatemala/. Allí nos darían una pulsera de papel para identificarnos, almorzaríamos y usaríamos los servicios higiénicos antes de ir a nuestro objetivo. El grupo se dividió, pues varios querían ver unos restos arqueológicos en una isla, uno de los tantos que reúne este parque como son Nakum y Naranjo, otras ciudades que forman parte del complejo, siendo Yaxhá la más grande de este parque: https://www.parquenacional-yaxha-nakum-naranjo.com/naranjo.html




La historia de estas ciudades no ha sido tan pacífica y el fin de ellas está ligada a un desastre natural coadyuvado con un desastre generado por el hombre: la deforestación. La verdura que rodea a los monumentos en la actualidad no era tal, pues los mayas talaron todos los inmensos bosques para volverlos zonas de cultivo. Algo así como lo que está pasando con la Amazonía en los diversos países como el Perú. La factura para los mayas fue el desastre, pues tuvieron que abandonar todas sus ciudades para buscar otros lugares dónde poder vivir. Las personas que fueron en el otro grupo ingresaron por el lago, luego de haber visitado Topoxte, una isla con restos que se encuentra en la laguna Yaxhá. Nosotros fuimos por otro camino. De haber estado sin problemas en la pierna, me hubiera gustado seguir esa visita. Ingresamos al Complejo Astronómico Menor y de ahí seguimos al Juego de la Pelota del Palacio. Aquí la imaginación voló: todo lo uno ha leído sobre este ritual y lo que significaba estaba delante de mis ojos: un juego con mucha carga ritual y un final sangriento visto desde nuestra percepción actual, con  reglas muy complejas y estrictas (https://www.culturamaya.org/juego-de-pelota-de-los-mayas#google_vignette, https://www.youtube.com/watch?v=hU7SnlinIzg). Cerca del lugar donde se hallaba el juego está el monte de los sacrificados. También hay una pequeña acrópolis con grafitos. De ahí nos fuimos al complejo astronómico mayor en el cual subí a una pequeña pirámide. Estando en este lugar, recibí la noticia desde Trujillo que había ganado un premio en un sorteo. Me dio buena suerte. Seguimos nuestra ruta por una senda (Calzada de las Aguadas) que nos llevó hasta la Plaza de las Sombras, lugar donde se reunían los ciudadanos en ceremonias religiosas; es llamado Grupo Maler, que lleva el nombre de Teobert Maler, investigador ítalo – austro -alemán y descubridor oficial de este sitio arqueológico en 1904.  Nuestra siguiente visita fue la Acrópolis Norte, que tiene una pirámide bastante empinada a la cual no arriesgué subir. Como iba a paso lento por mi cojera, podía hablar en varios momentos con el guía y le explicaba la hipótesis vinculante de la simultaneidad de la desaparición del Mundo Moche a causa de un mega Niño, que parece ser también el causante de la fuerte sequía que iba a afectar a los mayas tomando la drástica decisión de abandonar sus ciudades (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/dramatico-final-civilizacion-mochica_6641, https://www.bbc.com/mundo/especial/vert_earth/2016/03/160226_vert_que_acabo_con_civilizacion_maya_yv). Hay tantas hipótesis al respecto: https://laculturamaya.net/quien-derroto-a-los-mayas/?expand_article=1. Llegamos a la Acrópolis 8 para ver a todos subiendo esta empinada pirámide, mientras yo veía unas construcciones palaciegas en el lugar. 





Seguimos nuestra visita por la Plaza de los Pájaros y nos dirigimos al complejo de las Pirámides Gemelas. Pasamos por la Plaza de las Columnas para ir a nuestro último objetivo: el Templo de las Manos Rojas, punto desde el cual veríamos la puesta del sol. Tuvimos mucha suerte que durante nuestra visita no hayamos tenido conatos de lluvias o chapuzones. Pero la nubosidad no nos permitió ver una buena puesta de sol. Las personas que nos vendieron los paquetes turísticos nos indicaron que Yaxhá es para ver la puesta y Tikal para disfrutar un sol naciente. 




Por eso nos íbamos a ir al día siguiente muy temprano a este nuevo espacio. Terminada nuestra visita, regresamos a nuestro bus para retornar a Flores; ahora el viaje fue más corto. Llegamos al mismo punto del cual partimos. Pese a ser noche, hacía mucho calor. Teníamos problemas con la reservación de nuestro hotel en Antigua debido a los cambios de planes. Así que comenzamos a buscar alternativas, pues en un par de días teníamos que ir a la antigua capital de Guatemala. Fuimos a cenar en el mismo lugar que habíamos desayunado. Luego nos fuimos al hotel, pues íbamos a salir a los 2 AM. Íbamos a ver el amanecer en Tikal.





miércoles, 7 de agosto de 2024

GUATEMALA, HACIA EL MUNDO MAYA (CRÓNICA DE VIAJE)

  



Hay viajes a los cuales les pones muchas expectativas y también dudas; este viaje es uno de ellos. En mi reciente viaje a Europa, había hablado con Carmen Ortega para hacer un viaje en grupo con Maria a visitar algún lugar atractivo. En un principio era Cartagena de Indias en Colombia; pero en el camino fui recordando este sitio como uno de esos lugares que quieres ir, pero siempre estás postergando. Este es Guatemala. Compartí esta idea con César Alva quien comenzó a búsqueda de pasajes para ir hasta ciudad de Guatemala sin tocar Lima. La opción fue la línea COPA vía Chiclayo. El día elegido: martes 23 de julio. Por esos días, había hecho una pesada mudanza hacia mi nuevo departamento despojándome de muchas cosas que no iban a estar en mi nueva casa, así como un dolor intenso en mi pierna izquierda: el desgaste de mi cabeza de fémur que va a condicionar mi viaje en cierta manera. Sin embargo, pese a todas estas circunstancias, el viaje iba a salir de todas maneras.

Martes 23 de julio. Decidimos hacer el periplo en un solo día. Salimos en el servicio de 8 am vía Emtrafesa hacia Chiclayo. La distancia de 248 km se hace en un poco más de cuatro horas, que evidencia el remedo de autopista (la del Sol) que une a ambas ciudades. Es insufrible esa carretera que tiene grandes interrupciones, rompemuelles y que ingresa a algunas ciudades, lo que ralentiza el viaje entre ambas urbes. Cuatro horas. Hay zonas como Guadalupe, Chepén o Reque que se va a paso de tortuga. Llegamos a Chiclayo un poco más del mediodía para encontrarnos con César quien había estado en Cajamarca. Erróneamente había hecho el chequeo el día anterior, perdiendo tontamente un poco más de doce dólares. Tontería total. Primero nos fuimos a almorzar algo en el Hebrón en la Av. Balta. Luego, fuimos al aeropuerto en dos taxis (Chiclayo tiene pocos taxis grandes) para hacer todos los trámites necesarios como imprimir nuestra tarjeta de abordaje. Íbamos con equipaje de mano, pasamos todos los controles necesarios como el de los rayos X y la revisión del pasaporte. Maria estrenaba pasaporte peruano. El abordaje fue rápido e íbamos en buena ubicación. Yo tuve que ir con un par de bastones para caminar; uno lo utilizaba como bastón de apoyo para desplazarme y lo haré a lo largo de todo el viaje. El vuelo fue normal durante dos horas 45 minutos hasta el aeropuerto Tocumen en Panamá. La Llegada fue puntual sin cambio de huso horario. Nuestra conexión con Guatemala era en la puerta colindante: nunca mejor conexión. Mi sitio era al lado de la ventana por lo que pude ver algunas vistas del canal. Guatemala tenía una hora menos en su huso horario. Llegamos al aeropuerto internacional La Aurora casi a las 7 de la noche, hora local. Sacando cuenta, habíamos estado casi 9 horas sentados, sea en bus, sea en avión. Ya en el aeropuerto, hicimos cambio de algo de dinero, dólares a quetzales, la moneda local. Eran casi 8 quetzales por dólar. Así recibimos una buena cantidad de esta moneda en billetes para pagar nuestro traslado al departamento que se había alquilado gracias a la gestión de César. Recibimos billetes de denominación de 5 hasta 100 quetzales y luego monedas, bastante bonitas (https://aprende.guatemala.com/cultura-guatemalteca/general/historia-moneda-de-1-quetzal/). Desde el aeropuerto al dpto. eran casi 20 minutos. Era la 14 calle, 317 zona 10, una zona llena de hoteles y restaurantes. Nuestro edificio daba al frente del hotel Clarion y muy del Intercontinental. El barrio es muy bonito y lo íbamos a conocer a lo largo de varios días de nuestra permanencia. Nuestra primera noche de cena nos fuimos a un nuevo restaurante chino por la zona, tan nuevo que no aparece en el Google Maps. Fue una cena muy simpática que consistía en ir creando tu propio plato tomando como base una combinación de sopas, siendo la más deliciosa de tomate. Luego de cenar, nos fuimos a tomar algo en un bar aledaño. Ahí nos comentaron sobre uno de los mejores rones guatemaltecos: Ron Zacapa (https://laestrelladelmar.es/descubriendo-el-origen-del-ron-zacapa/), sobre todo el XO (https://www.youtube.com/watch?v=PgRLIOAvY2I). César tuvo planes de comprar uno compartiendo un buen descuento antes de retornar a Perú, pero era mucho sobre peso. Así cerramos nuestro primer día de viaje, en el que nos fuimos desde Trujillo hasta la ciudad de Guatemala.



Miércoles 24 de julio. Nos levantamos temprano para ir al centro histórico para desayunar ahí y cambiar dinero. La ciudad de Guatemala tiene un poco más de un millón de personas, según datos oficiales; pero con los barrios periféricos llega a casi dos millones de personas. Una primera constatación que fue desmentida es el hecho de su sistema vial. Había leído que era uno de los peores de América con Bolivia y Perú. Bastante falso. El nuestro es peor. Y la organización de su sistema de transporte no es como la pesadilla nuestra que es privada: allí no hay combis, micros (sólo los de transporte turístico y de calidad), menos mototaxis. El tránsito es más ordenado y respetan reglas básicas de tránsito. Sin embargo, no todo es oro. En nuestra primera visita al centro histórico, íbamos a descubrir una pesadilla: cambio de dinero. Tomamos un taxi con el fin de visitar el Palacio de Gobierno, que ahora es Palacio Nacional de la Cultura. Uno puede leer que este palacio está considerado entre los más bellos de Hispanoamérica. En la entrada hay información de los horarios de visita guiada, pero ese día había una ceremonia oficial. Primer chasco. Cruzamos la calle para ir a la Plaza y vimos un memorial por 41 niñas secuestradas y asesinadas, considerado un crimen de estado (https://lacuerda.gt/2021/04/13/la-plaza-de-las-ninas-8-de-marzo/). El espacio está lleno de velas y dedicatorias infantiles, así como memorias de papel. Guatemala es un país que sufrió un duro y violento periodo de violencia guerrillera y del Estado. Poco se ve sobre este duro trance, que es muy parecido al vivido por muchos países centroamericanos y sudamericanos, como el nuestro. Sólo vi en Flores un mural sobre Jacobo Árbenz, por ejemplo, del cual hablaremos después.



Luego fuimos a tomar desayuno no muy lejos de ahí, al Patsy Constitución, perteneciente a una cadena extensa de restaurantes y pastelerías (https://patsy.com.gt/). Un desayuno generoso, con huevos estrellados o revueltos, y lo que veríamos mucho, tortillas y frejoles. Ya había vivido esta experiencia en México. En muchos aspectos, Guatemala y México comparten muchos elementos culturales en común como la gastronomía. Esta sucursal está en una antigua casa que ha sido restaurada e implementada para el propósito que se le está dando. El servicio es muy simpático: haces tu cola, haces el pedido según combo y te dan un cartel que debes colocar en tu mesa para que los que sirven identifiquen lo demandado por ti y los demás integrantes de la mesa. Una vez terminado nuestro desayuno nos fuimos a cambiar dinero: César quería cambiar dólares; yo, euros. Aquí comenzó una pesadilla que nos iba a tomar casi toda la mañana. Debido al incremento de lavado de dinero por narcotráfico, el cambio de billetes se ha hecho demasiado estricto. Fuimos al Banco Banrural, cerca del restaurante donde estuvimos. Ingresar era todo un conjunto de medidas de seguridad. Entramos a cuentagotas para esperar una ventanilla libre: primero revisan tus billetes. Cambié 100 euros, los cuales revisaron detalle por detalle; a César le negaron cambiar sus billetes por tener sellos que las casas de cambio suelen colocar para indicar que el billete no es falso. Pero ese sello, así como una pequeña rotura en dicho billete impide que este sea aceptado en Guatemala. Esto iba a ser problemático y la información al respecto no es la adecuada, pues ese mismo problema íbamos a tener en la ciudad de Antigua. Y lo malo es que en muchas instituciones públicas te piden pagar con moneda nacional y no tienen cajeros o se pueda pagar con tarjeta, sea de crédito o débito. Este creo que es el principal problema que íbamos a tener, pues no hay muchas casas de cambios, por el problema que arriba comenté: lavado de dinero. Sin embargo, lo loable es que el uso de ventanillas en los bancos es bastante discreto y no estás en una exhibición como sucede con nuestros bancos en la que mucha gente ve cómo sacas dinero. Toda esta gestión nos tomó casi dos horas; lamentable. Con el fin de sacarnos el clavo, nos fuimos a la Catedral Metropolitana de Santiago de Guatemala.





El edificio es imponente (un poco más de 83 ms. de largo) y tiene una serie de imágenes relevantes para el culto católico (https://centrohistorico.gt/iglesia-catedral-metropolitana/). Salimos de la iglesia e ingresamos a un pequeño museo del lugar que se encuentra en una calle lateral (calle 8) que está en el antiguo Colegio de Infantes. La colección es pequeña y no se permiten fotos. Salimos del lugar para ir a conocer otros lugares de interés. Nuestro siguiente objetivo: la iglesia o Rectoría de Santa Rosa. No estaba lejos del pequeño museo, así que nos fuimos caminando, pues se encuentra en la esquina con 10ª Avenida y la calle 8 (donde nosotros estábamos). La encontramos cerrada, pero fuimos viendo las antiguas casas que nos hacían recordar a diversos cascos históricos como el de Lima o Trujillo, pero este mejor conservado y no invadido por edificios grandes. Bajamos sólo una cuadra y nos encontramos con el Museo Nacional de Historia (https://centrohistorico.gt/museo-nacional-de-historia/) y aquí descubrimos una de las cosas incomprensibles: el cobro exorbitante al turista extranjero bastante diferenciado del nacional (en algunos lugares no paga). Eso nos desalentó mucho, pues teníamos que gastar rápidamente nuestros billetes recién cambiados y, en el peor de los casos, no tenían la posibilidad de pagar con tarjeta o no había cajeros cerca, como nos iba a pasar posteriormente en otros lugares. Por tal motivo, decidimos priorizar. Dejamos ese museo para ir a otro. Personalmente, me hubiera gustado visitarlo, pues cuando visité un museo con la misma temática en Montevideo, podías conocer a más detalle la historia colonial y republicana de una nación. En fin. César buscó por In-Drive un taxi para ir a conocer una recomendación compulsiva: el Museo Popol-Vuh. Este museo se encuentra en una universidad privada de principios liberales, la Universidad Francisco Marroquín, que es como debe de ser una institución universitaria: promover la cultura y fomentar la investigación (https://www.ufm.edu/). El campus universitario es una belleza y por las funciones que realiza tendría su equivalente en la PUCP; las demás son remedos de universidad (ya uno puede hacerse una lista mental de las que se han creado en los últimos años). El campus acoge otros dos museos más, pero el de nuestro interés está ubicado en una tercera planta y las instalaciones tienen todas las necesidades requeridas para resguardar tal patrimonio. De ser una persona acuciosa, esta visita te puede tomar mínimo una hora: tiene piezas invalorables que nos dieron una muestra de lo que veríamos después en el mundo maya. Una antesala a la belleza. Como Santo Tomás, “ver para creer”. Y la belleza nos estaba deslumbrando a los cuatro: https://popolvuh.ufm.edu/. Si piensan visitar Guatemala, este es un museo de prioridad. 





Teníamos hambre y habíamos postergado el almuerzo por las visitas. Fuimos a un patio de comidas dentro del campus y almorzamos. Nos íbamos a nuestro departamento a arreglar maletas. En el trayecto descubrimos algo desagradable: cada maleta tenía un recargo de 95 dólares por tramo; esto es: ida, 95; retorno, 95. Total, ¡190 dólares! Comenzamos a buscar una solución a este problema. Avianca/Aviateca nos estaba asaltando literalmente. La solución: viajaríamos con un maletín con lo mínimo de ropa ligera, los artículos de higiene y las cámaras. Coordinamos con el dueño del dpto. para dejar nuestras maletas y con el taxi que nos llevaría esa noche al aeropuerto. Así cerramos nuestros primeros dos días en Ciudad de Guatemala y empezaría de la de Flores. Eso va en la siguiente crónica.