Mientras los políticos peruanos hacen toda una actuación circense bastante nociva e inútil, sólo con la intención de su beneficio y sus oscuros intereses; la ciudadanía sigue desprotegida y en cierto estado de abandono en momentos en los que proliferan manifestaciones cada vez más violentas contra personas e instituciones que luchan por salir adelante. Pareciera que las autoridades nacionales y locales han ido perdiendo el rumbo de la seguridad y ordenamiento, o existiera una complicidad tácita entre el mundo hampón y varios políticos; y una anomia social crece incontenible contra la cual juzgamos que ya no hay solución. Casos penosos y violentos han sido difundidos en las últimas semanas generados por la presencia cada más vez más apabullante de la ilegalidad, sobre todo de la minería, la tala y el narcotráfico. La semana pasada había escrito sobre las llamadas de atención de diversos organismos internacionales a causa de la burda injerencia que los congresistas han hecho con la colaboración eficaz y la permisividad para que diversas personas y pseudo empresas fomenten la explotación en lugares protegidos o de alto riesgo con todo lo que esto conlleva, desde contaminación ambiental hasta la trata de personas y lavado de dinero. Se lee y oye en las noticias que las empresas formales instaladas en Pataz han sido amenazadas nuevamente. El año pasado se atacó las instalaciones de la Minería Poderosa y 9 empleados fueron asesinados a mansalva, acción que generó una declaratoria de emergencia que no está dando los resultados esperados, pues los ataques y amenazas siguen viento en popa. Estamos culminando medio año y ante las situaciones críticas no ha habido una respuesta asertiva por parte del aparato político, más preocupado en sus contubernios que en velar por la sociedad en su conjunto. Se habla de inversión formal potencial en la minería, pero el sólo hecho de ver cómo prospera impunemente las diversas modalidades ilegales no hacen sino desalentar un capital que urge para la estabilidad del país y del conjunto de sus habitantes, y no para una gavilla de personajes cuestionables que lucran de la marginalidad. Escuchaba un podcast de una conversación entre un periodista y un especialista en seguridad sobre la urgencia de tener planes de contención extrema con el novísimo puerto de Chancay, el cual debe estar en la mira de las fuerzas delincuenciales en nuestro país. Ya estamos cerca de nuestras fiestas patrias, esperando como de costumbre ver qué mensaje tendremos a nuestra nación; quizás la dignataria se refiera a refritos que están pronto a inaugurarse como el mencionado puerto y el nuevo aeropuerto de Lima, obras gestionadas en gobiernos anteriores, y que quieren ser mostradas como logros de esta gestión. Espero que no haya tanto cinismo. Esperamos, eso sí, que haya planes concretos y agresivos para mejorar la seguridad, punto clave para la economía y el bienestar general. ¿Habrá algo positivo?
1 comentario:
Está ofreciendo el oro y el moro
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