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Trujillo, La Libertad, Peru
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martes, 26 de septiembre de 2023

CAJAMARCA, CAJABAMBA, NAMORA... DULZURA E HISTORIA (CRÓNICA DE VIAJE)

 



03 de agosto. Nos íbamos de periplo hacia el sur, hacia Cajabamba. He estado en esta ciudad dos veces. La primera vez fue en 1983, luego de El Niño del 82-83. En ese entonces el viaje desde Trujillo a Cajabamba era complicado. Salías en un pequeño ómnibus para 40 personas y terminaron viajando casi 100 ¡Hasta en el techo! Una real locura, con peripecias peligrosas como los retrocesos ante la presencia de camiones u otras unidades más grandes que el bus en el que íbamos. De locura. Aquí comparto mis impresiones de ese viaje más el que hice en el 2010 (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/reencuentro-con-cajabamba-1.html). Salimos temprano de Cajamarca. César había ido a tomar desayuno con nosotros para agilizar la salida. Hay una carretera asfaltada hasta el lugar, por lo que el viaje no iba a ser tan tedioso (aunque después nos daríamos cuenta de que sí, en cierta manera). Antes de salir de la ciudad, echamos un poco más de diésel. Por si acaso. La camioneta alquilada era una Toyota Hilux totalmente nueva (2023). El dueño ofrece servicio a las compañías mineras del lugar. Una camioneta prácticamente estrenada por nosotros y que con la que íbamos a pasar una peripecia al día siguiente. Este trayecto lo hice, de manera inversa, en 1984. El viaje fue largo, la carretera era de trocha y terminamos la ruta llenos de polvo de toda la tierra levantada en el trayecto de entonces. Ahora hacíamos la ruta en sentido contrario. En la segunda visita sólo la hicimos desde Trujillo a Cajabamba. Era, pues, toda una ruta nueva para mí. César me iba indicando la ruta. Fui conduciendo todo el trayecto y parábamos en ciertos lugares. Veíamos cómo se iban construyendo conjuntos habitacionales o nuevas urbanizaciones en terrenos fértiles; esta errada situación va a pasarle factura con el tiempo a la sostenibilidad alimenticia de la zona. Además, César nos contaba todo el problema que hubo y hay con el manejo de comunidades campesinas con las tierras y zonas agrícolas que generan todo un tráfico de corrupción. Sin ir muy lejos, lo vemos también con ciertas comunidades campesinas como las de Huanchaco que se acogen a una ley otorgada durante el Fujimorato y ha desembocado en el caos que vivimos tanto en la ciudad como los procesos de urbanización que no están bien regulados. Basta ver lo que sucedió en Piura con las recientes lluvias e inundaciones, las cuales terminaron dañando e inundando tierras que se vendían como seguras. Sin embargo, hay algunas interesantes propuestas de zonas urbanizadas a modo de retiro de la ciudad y su caos; recuerdo que, en Israel, ya en los 80 mucha gente no vivía en las ciudades; iban a pequeñas aldeas (no en el sentido infraestructural de servicios, pues tienen todo) con buenas de comunicación que permite a la gente vivir cómodamente e ir rápidamente a sus zonas de trabajo por buenas autopistas o buen sistema de transporte masivo, cosa de las que nuestro país adolece. Miguel, en Buenos Aires, no vive en la ciudad, sino lejos de ella. Se pensaba que con lo del COVID 19 iba a generar esa tendencia, pero la costumbre gregaria al extremo y el mal diseño de nuestro país con el terrible centralismo limeño hace que esa tendencia no prospere en nuestra sociedad. Veamos un caso colombiano (https://www.semana.com/hablan-las-marcas/articulo/migracion-por-la-pandemia-en-que-tipo-de-ciudades-prefiere-vivir-la-gente-y-que-espacios-quiere-habitar/202100/). Otro caso:  https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/mudarse-a-los-suburbios-una-tendencia-transitoria-generada-por-la-pandemia/. El centralismo y la gran concentración económica son otros de los males que nos tomarán mucho tiempo de erradicar en la sociedad y su imaginario (https://www.wikiwand.com/es/Centralismo_en_Per%C3%BA) (https://www.youtube.com/watch?v=KNkgWcsnDEs).




La carretera, aunque asfaltada, está plagada de curvas (muchas) y rompemuelles que ralentizan demasiado el viaje. Como la carretera ha sido hecha vinculando las poblaciones, generalmente los nuevos pobladores tienen la mala costumbre de construir, de instalarse al lado de la carretera. Esa es la pesadilla de la Autopista del Sol que tiene ¡Rompemuelles! Una autopista con rompemuelles. Alucinante. Entre curvas y rompemuelles, llega a ser una tediosa visita. Sé que hay viajeros locos y lo ves en las combis que cruzan intempestivamente; pero a estos locos del volante los rompemuelles no les hacen la menor mella. Así llegamos a Namora, lugar que visitaremos con más calma al retorno. En el trayecto de Namora a San Marcos, María se sintió mal; llegamos a San Marcos y nos detuvimos temporalmente en un grifo en las afueras de la ciudad. Como teníamos que ir a una farmacia, nos fuimos a la plaza principal de la ciudad. Ahí estuvimos un poco más de una hora y nos dio tiempo de visitar su iglesia principal, pequeña y en proceso de restauración. Aquí su historia: https://munisanmarcos.gob.pe/web/index.php/provincia/historia-de-la-provincia. A la salida cruzamos un puente sobre el río Cascasen donde empieza un tramo de trocha. Este río, como muchos de nuestro país, se había convertido en un verdadero botadero de todo tipo de residuos. El año pasado lo limpiaron (https://www.regioncajamarca.gob.pe/portal/noticias/det/5130). ¿Cuánto durará? Hicimos un alto, pues César quería recoger tara, la cual es muy buena para la garganta, fuera de ser empleado antiguamente como tinte (https://www.amazon-andes.com/es/tara-usos-beneficios-propiedades/). Nos falta mucho por aprender de la medicina natural, esa que fue parte del folklore y que muchos investigadores extranjeros han sabido robar para ser patentados y luego limitar su uso libre como ha pasado con la Uña de Gato, por ejemplo. Leamos este artículo, por ejemplo: https://www.aldia.unah.edu.pe/la-tara-una-planta-de-importancia-economica-en-el-peru/. Un mendigo sentado en un banco de oro, Raimondi dixit. Seguimos nuestra ruta. Llegamos a Aguas Calientes, sobre el río Crisnejas (https://www.asiescajabamba.com/2009/10/rio-crisnejas-limite-entre-cajabamba-y.html). Este lugar fue de grata recordación de ese primer viaje, pues nos quedamos “varados”, luego de una visita a La Grama. Un señor conocido de mi padre nos invitó a ir a recoger zanahoria y otros vegetales para llevar a Cajamarca. Como no podíamos regresar a Cajamarca tan tarde por ser los tiempos de Sendero Luminoso y el toque de queda, nos fuimos hasta Aguas Calientes. En el trayecto vimos el cielo estrellado más limpio que uno pueda imaginar. Nos alquilaron un cuarto con colchón de paja: experiencia de viajeros. Al día siguiente, queríamos lavarnos y la señora nos dijo que fuéramos al río para tener agua caliente, pues es zona de aguas termales. En ese entonces, no estaba ordenado; ahora es otro paisaje. Y para poner la cereza a la crema de la experiencia, aquel julio de 1983, la zona estaba en emergencia por epidemia de paludismo. Ahora es otra cosa: https://consultasenlinea.mincetur.gob.pe/fichaInventario/index.aspx?cod_Ficha=672. (https://rpp.pe/peru/actualidad/cajamarca-aguas-calientes-destino-turistico-de-san-marcos-noticia-593787). 40 años no han pasado en vano. En la ruta habíamos captado una buena emisora de radio con música de rock del recuerdo. Este encuentro también me traería un grato momento. Comenzamos el ascenso a Cajabamba. Un poco antes de llegar hay un serpenteo que hay que ir con cuidado. Hay, además, muchos locos de volante que hacen colectivo Cajamarca – Cajabamba diario. De pensarlo. Así llegamos a Cajabamba, la “Gloriabamba” de Simón Bolívar. 






Dejamos la camioneta en la plaza de armas, la cual está bien conservada y no tiene feas construcciones como veríamos en Chota o Bambamarca. Cajabamba sigue siendo una ciudad atractiva (https://rpp.pe/peru/actualidad/conozca-la-siempre-fiel-ciudad-de-cajabamba-noticia-595883). Tomamos el Jirón Grau, ahora peatonal, para tener información de la zona y ver otros atractivos; en mi anterior visita fui a las cataratas de Cochecorral, una visita muy accidentada que cuento en esta crónica: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/cajabamba-hasta-una-proxima-vez.html. También fuimos a Cauday, como narro en esta otra crónica (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/cajabamba-hasta-una-proxima-vez.html). En realidad, íbamos a estar un par de horas en la ciudad, por lo que fuimos a caminar un buen rato y de ahí a almorzar al restaurante Sabor Cajabambino. María sólo podía tomar una buena dieta de pollo y le agregó arroz. Nosotros atacamos otras truchas fritas. Al salir nos fuimos hacia el Mercado Municipal por el Jr. Grau. Allí me encontré con la farmacia que me curó las llagas que me hice en la visita accidentada a las cataratas de Cochecorral. Recuerdos. En la misma calle procedí a comprarme una gorra con visera y unas sandalias para baño, las que había dejado en uno de los viajes. Teníamos intenciones de ir a los Baños del Inca el último día de nuestra estancia en Cajamarca. Llegamos al Mercado, no encontramos nada atractivo, así que les sugerí visitar las calles aledañas a la plaza para ver con tristeza que muchas casonas antiguas estaban a la venta y con la certeza de que muchas iban a ser demolidas para ser horrorosos edificios como los que vemos ahora por todas partes como símbolo de poder económico y mal gusto. Antes de retornar a Cajamarca, fuimos a ver la casa de José Sabogal, la que espera alguna vez ser restaurada. Es lo mínimo que puede hacer la ciudad a un hombre que dio fama a la ciudad y se convocaba un concurso nacional e internacional a su nombre (como lo vi en el 2010). La casa está parcialmente intacta, pero falta mucho más para un hombre clave para la pintura nacional y promotor del movimiento indigenista (https://noticia.educacionenred.pe/2014/03/biografia-quien-fue-jose-sabogal-jose-arnaldo-sabogal-dieguez-wikipedia-org-050652.html) (https://hal.science/hal-01846780/document). La historia en cuanto a la relación entre Bolívar y Cajabamba es bastante complicada, aquí tenemos una interesante versión de este complicado periodo histórico: https://www.youtube.com/watch?v=T-vZn-ytR4k. Hay algunas explicaciones que merecen mayor investigación; también está la observación sobre una lucha de independencia incruenta, ¿sería posible o no? Sobre todo, en una sociedad tan acostumbrada al sistema del cual sacaban mucho provecho. Complicada la situación.




Iniciamos nuestro retorno. Al salir de Cajabamba en dirección a Cajamarca hay un mirador interesante que nos da una vista del valle: el Mirador Virgen del Rosario. En el camino pasamos por Ichocán, la tierra de la cantante Yma Súmac (https://andina.pe/agencia/noticia-yma-sumac-quien-fue-esta-prodigiosa-artista-peruana-y-como-logro-conquistar-mundo-909261.aspx). Esta cantante fue todo un prodigio (https://www.youtube.com/watch?v=7JWxNqyIRtk) (https://andina.pe/agencia/noticia-yma-sumac-quien-fue-esta-prodigiosa-artista-peruana-y-como-logro-conquistar-mundo-909261.aspx). Nuevamente pasamos por Aguas Calientes y en el trayecto, de pronto, en la radio comenzó a difundirse la canción Wish you were here de Pink Floyd (https://www.youtube.com/watch?v=IXdNnw99-Ic). Esa canción la escuchaba en mi primera visita en 1983: la escuchaba cuarenta años después. Una ola de recuerdos me vino a la memoria y las compartí con todos mis compañeros de viaje. Pasamos de largo San Marcos para irnos a Namora. Nos estaba esperando. Namora es un pueblo simpático, de postres y músicos. Luthier de guitarras y deliciosos alfajores de gran variedad y otros bocaditos (https://andina.pe/agencia/noticia-cajamarca-conoce-namora-ciudad-las-guitarras-hermosos-paisajes-y-deliciosa-comida-860087.aspx). Dejamos la camioneta en la pequeña plaza y nos fuimos a ver la iglesia que estaba siendo refaccionada. Al salir nos dirigimos a una tienda a ver guitarras, pero decidimos ir por alfajores; así nos dirigimos a La Casa del Alfajor Namorino. Entramos al lugar y nos dieron a degustar diversos tipos de alfajores (de maicena, de yema, etc.…) (https://www.youtube.com/watch?v=jDQ4Iq77v2w). El alfajor es siempre una delicia. En Argentina compré y me regalaron varios de estos; aquí también los hay deliciosos (https://www.directoalpaladar.com/cultura-gastronomica/que-alfajores-cual-su-origen-que-se-diferencian-cada-pais). Al salir de Namora nos fuimos a una formación de rocas en las que se distinguen formas de animales ayudados, obviamente, por la imaginación (https://seturismo.pe/cajamarca-bosque-de-piedra-los-sapitos/). En el lugar había algunos niños que vieron el lente zoom de mi cámara y se acercaron a ver con más detalles. Los chicos estaban fascinados. Ya se hacía tarde y queríamos regresar a una buena hora a Cajamarca. 





En la ruta, César nos sugiere regresar por Llacanora y de ahí a Baños del Inca. En Llacanora estuvimos en el 2018. Aquí la crónica de ese viaje: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2018/06/san-nicolas-y-llacanora-cajamarca-vieja.html. Al llegar, nos fuimos al Real Plaza, pues María estaba buscando unos pantalones que había comprado en la visita que tuvimos en el 2015. En ese centro comercial hay varias tiendas que venden ropa especial para viajes. Ella no pudo encontrar lo suyo, pero yo compré unos calzados silenciosos. Nos fuimos a dejar las cosas y busqué un espacio para estacionar la camioneta. Eso nos dio tiempo para poder ir al Querubín. Una buena cena para cerrar el día.

Al día siguiente nos íbamos a Chota.







domingo, 8 de abril de 2018

DESAZÓN SOCIAL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 08 DE ABRIL)


En una reciente presentación sostenida por un amigo invitado a hablar sobre la publicidad, la propaganda política y el lenguaje persuasivo a varios estudiantes del colegio en que trabajo, esta culminó con una honda y fuerte reflexión de lo enferma que se halla nuestra sociedad. La nuestra presenta una anomia social permanente a la cual todos nos hemos acostumbrado, sea por desidia, cansancio o por mera ignorancia. Tras una serie de dinámicas y explicaciones, estas anomias fueron desnudadas a los jóvenes quienes cayeron en cuenta de la forma en que somos engañados o aceptamos como normal ciertos patrones de comportamiento que en otras latitudes serían consideradas como aberraciones, más que frivolidades.
Los ejemplos fueron directos y concisos: una sociedad que se preocupe más por una colección de figuritas de un álbum o convierta en un absurdo debate la canchita que se vende o no en salas de cine; en vez de habernos centrado en la vacancia o renuncia del expresidente Pablo Kuczynski, o en la situación penosa en la que se encuentra el desastroso Congreso de la República, el cual se ha convertido en un grupo de personajes de toda laya dudosa; todo esto pinta de cuerpo entero la absurda sociedad en la que nos hemos convertido. Lastimosamente ese es el retrato de una sociedad que reclama derechos a gritos, pero que corrompe a quien pueda con el fin de lograr una prebenda o evitar alguna sanción. El derrotero de muchas personas es cómo sacar la vuelta a la regla, a la ley; sin embargo, se rasgan las ropas cuando piden que la ley le sea aplicada con rigor y sanción cuando esta les favorece. Somos la sociedad que premia al más vivazo y sanciona al que trata de cumplir las normas y leyes como es debido. La sociedad que tiene un microbusero con más de 20 papeletas y sigue al volante de un vehículo que es más un arma que una herramienta de trabajo. Hablaba con una amiga alemana que era absurdo pagar arbitrios y predios por adelantado o puntualmente, puesto que luego venían las famosas amnistías tributarias que permitían que muchos vivos paguen sus deudas en cuotas irrisorias. Estas costumbres las vemos reflejadas cotidianamente en los líderes que conducen nuestro país y que se apañan, entre ellos, delitos y gruesos errores en contra de la población que los puso en un curul. El hecho de haber encubierto a la congresista Yesenia Ponce ante tal evidencia de corrupción es una muestra más de esa actitud por la cual hay desconfianza total por estos representantes, algunos de los cuales muestran un cinismo inconmensurable. Sin embargo, ellos están mostrando con sus hechos la misma catadura que vemos entre nosotros, los ciudadanos.
Pero hay una juventud que despierta cada vez más y tienen una actitud más crítica antes estos hechos. El caso de San Marcos, con sus bemoles, es uno de ellos. Varios jóvenes están encarando frontalmente las acciones incorrectas de líderes y adultos que no son capaces de ser consecuentes con lo que predican y hacen.