Esta corta visita la había planificado con Marco López,
gestor de proyectos y actividades educativas y culturales en la ciudad de
Huamachuco. Marco es un personaje, quien decidió regresar a su tierra a “hacer
patria” luego de un largo peregrinaje fuera del país. Para eso tenía que
labrarse un camino para su retorno. En su camino fue hallando otras personas
como la gente del Instituto de Educación Superior Pedagógico Publico José
Faustino Sánchez Carrión, para poder trabajar con la gente de su tierra natal. El primer contacto formal lo hicimos en
octubre cuando dicté el taller sobre Arte y Educación en la Universidad
Católica de Trujillo a invitación de Antonio Ulloa y su proyecto CLIAC (Centro
Latinoamericano en Arte y Comunicación). El viaje se vio postergado dos veces
y, como siempre, a la tercera se dio la oportunidad.
La visita fue rápida, ya que estaba cerrando año escolar y
era necesaria mi presencia para una serie de procesos. Pedí permiso para el
lunes 19 para poder hacer el taller por la mañana. Salí el domingo a las 13
horas en un bus de la empresa TUNESA. El bus iba con cierta cantidad de
pasajeros y vi algunos extranjeros a quienes pensaba que iban de turismo; todo
lo contrario, son voluntarios que trabajan para diversos proyectos en
Huamachuco o alrededores. Llegué un poco tarde, ya que el bus se detenía en
muchos lugares, fuera de que llovía. Recuerdo que una vez viajé allí en enero y
el tiempo era lluvioso y cargado de niebla. Me vino a la memoria ese viaje. Fui
con ropa y pijamas gruesas. Marco me estaba esperando con Walter Iparraguirre,
con quien íbamos a tener buenas charlas. Me instalaron en un hotel céntrico en
plena Plaza de Armas, la cual están remodelando. Me vinieron a ver a las 7:30
pm para cenar algo. Hicimos las coordinaciones respectivas para la actividad
del día siguiente y me fui a dormir temprano. Antes me dediqué a una buena
lectura sobre las entrevistas hechas a MVLL. Bastante interesante.
Al día siguiente, nos íbamos a reunir a las 7:30 am. Como
hábito, siempre despierto a las 5:30 am, así que seguí leyendo algo y luego me
tomé un buen duchazo. Ya listo, tomé mi cámara y tomé algunas fotos al hotel.
Marco llegó puntualmente a la cita pactada y me comentó que íbamos a tomar un
buen desayuno en el Instituto a las 8:30. Así que nos fuimos a tomar un
emoliente. Como anécdota, después ya en Trujillo, y gracias a una cocinera que
es bióloga y su amigo me enteré que, además de linaza, lleva la parte medular
del maguey o agave; estaba en la oscuridad culinaria. Este emoliente te levanta
el cuerpo y te lo caliente ya que el día estaba frío y húmedo. Amenaza de
lluvia. Nos dirigimos a ver una biblioteca que empezó hace un lustro
aproximadamente con fondos italianos.
Previamente, visitamos una bella casa frente al Campanario de la catedral, casa que se ha restaurado y que se está implementado como hotel. Sus zaguanes, grandes habitaciones y viejos muebles muestran el pasado de una ciudad orgullosa de su tradición agraria y ganadera. Al llegar a la Municipalidad, Marco me comentó que se logró que la Biblioteca Municipal se desplazase de su lugar original en un segundo piso de la Municipalidad a un nuevo local cerca de la pequeña iglesia altar de San José, que es una obra notable concluida por Florencia de Mora, dama influyente en Trujillo (hasta el nombre de un gran distrito lleva). El campanario de la catedral es interesante, parecido en funciones al de Otuzco. La Catedral es una construcción nueva y me comentaron que se tuvo, a mi modo de ver, la mala decisión de derruir tanto a la catedral como la iglesia que se hallaba casi al costado de ella, la de San Francisco. También fue demolida la construcción original del colegio en el que estudió César Vallejo, Colegio Nacional San Nicolás. Me pregunto cómo hubiese sido en la actualidad todo ese conjunto arquitectónico colonial en nuestros días. Al respecto me contaron algunas bromitas hechas por algunos intelectuales que visitaron esta ciudad en la búsqueda de patrimonio arquitectónico colonial. Después fuimos a ver la biblioteca instalada cerca de la iglesia de San José: bien implementada y con una sección dedicada a toda la publicación hecha en la zona, además de una sección dedicada exclusivamente a José Faustino Sánchez Carrión, hombre ilustre de esta ciudad. Los libros que han recolectado son numerosos y habrá que ver algunas posibilidades de reeditar algunos para el patrimonio cultural y académico de la Región y del país.
Luego de la visita relámpago, nos dirigimos
al Instituto para tomar un opíparo desayuno. Luego al trabajo con los chicos
desde las 9 hasta las 12 del día. Luego de ellos, salimos a almorzar algo
ligero y de ahí a ver el pequeño Museo Municipal Wamachuko, el cual contiene
varias piezas líticas labradas interesantes. Algunos trabajo son primorosos y
generan la pregunta de por qué no se continuó con esta tradición de labrar la
piedra o cantería. La zona sí mantiene una vieja tradición del tejido, pero
queda en el ambiente la extraña ausencia de trabajadores de piedra. Comentaban
mis acompañantes que cuando la ciudad comenzó a cambiar y modificó algunas
calles, se requirió la mano de obra de canteros y apareció un señor ducho en el
arte. Ese señor fue requerido con frecuencia y le fue bien en su trabajo. ¿Se
pudo haber abierto un nuevo rubro para la ciudad como lo hace Cajamarca o
Arequipa? El tiempo y la osadía de sus habitantes lo dirán.
Tomé mi bus de retorno a Trujillo en la misma empresa, bajo una tupida lluvia. El bus iba hasta Lima. Lo loco de esta última etapa de mi visita iba a ser la penosa: el bus se malogró en el camino; una vez que se puso en marcha, en un badén el bus no podía pasar, pues el espacio-luz del mismo es corto y la bus era demasiado largo para poder pasar cómodamente. Los pasajeros tuvimos que bajar para aligerar peso. Pronto llegó una patrulla de carreteras y una motocicleta de policía, eso me dio un poco de calma; estuvimos en este percance por casi media hora. Ya pasando Shirán, pude contemplar un incendio de maleza (las flamas eran altas) que parece no eran de gran importancia pues no se reportó como incidente noticioso en Trujillo. En fin.