La
navidad de este año viene con interesantes regalos que han removido el ambiente
político y que han poblado las redes sociales con comentarios simpáticos: desde
el encuentro entre PPK y la lideresa de FP hasta el sonado caso Odebrecht que
está salpicando a los tres últimos estadistas que ocuparon el sillón
presidencial, temas que dieron y dan mucho de qué hablar.
El
encuentro propiciado por el Cardenal Cipriani en su modesta residencia entre el
electo Presidente Pedro Pablo Kuczynski y la excandidata Keiko Fujimori es bastante
interesante; la candidata hasta la fecha no ha asimilado su derrota en la
última contienda electoral y se resiste, cual animal herido que lame sus
profundas heridas, a dar un paso al costado para que la realidad política siga
su curso. Pero lo interesante de los momentos vividos y las situaciones creadas en las últimas semanas es
que han permitido desnudar o destapar una serie de hechos en los que nuestros dilectos
legisladores no salen del todo bien parados. Tanto ha sido el ruido político y
social que la misma Luz Salgado, actual Presidenta del Congreso, salió al llano
a poner, solo verbalmente, su puesto a disposición si se hallare alguna
evidencia de irregularidades en el seno
de dicha Institución. Por efecto dominó, la gente sigue esperando que cumpla con su palabra.
El caso Odebrecht sí arrastra una larga e interesante
cola. Si el escándalo de los Panamá Papers no modificó mucho el panorama
político preelectoral, ya que se estaba en la cresta de la ola y estalló a
pocos días de la primera vuelta, y se perdonó los escándalos de los dos principales candidatos
involucrados (Keiko y PPK); ahora el contexto es otro. Esta onda de destapes
abarca a los tres últimos gobernantes del sillón de Pizarro. Como siempre y es natural,
tenemos todo el derecho a la sospecha habida cuenta de que fue AGP quien renovó
contactos con esta empresa durante su primer gobierno, sacando adelante muchos
proyectos, entre ellos el de Chavimochic. El escándalo Operação Lava Jato
(Autolavado), que estalló en 2014, está trayendo una estela mortal para muchos
políticos y funcionarios gubernamentales peruanos; algunos paladines taciturnos
han salido al frente a tratar de defender a personalidades de dudosa reputación.
Quizá Mauricio Mulder, quien ha puesto su mano al fuego por su líder, pueda convertirse en el primer caso de un congresista
peruano que encarne a la Antorcha humana, un personaje de los 4 Fantásticos. Es
también un fuerte
golpe a la deslucida Justicia peruana,
la cual se ve confrontada por la Justicia norteamericana para actuar de
correcto oficio en este escándalo de corrupción, ya reconocido y evidenciado.
La pelota está en su campo y es la oportunidad para que la nuestra Justicia
adquiera una nueva dimensión ante la sociedad peruana.
La duda que queda flotando en el ambiente es
si estas malas artes de esa empresa solo se han circunscrito a los primeros años de este siglo
o se han estado practicando en nuestro país cuando empezó sus primeras
funciones en 1979 o la más importante a partir de 1988. Hay un largo e interesante camino por
recorrer.