En un reciente artículo
informativo difundido por las redes este último 13 de enero, da cuenta del buen
número de turistas que visitaron el museo Tumbas Reales de Lambayeque. Datos
varios que se dan en esta noticia deben llamarnos poderosamente a la reflexión.
Comencemos por la información
de que dicho museo se considera entre los diez mejores del mundo; imagino en el
ámbito de su especialidad, la arqueología. Veamos números: el Museo Egipcio de
El Cairo recibió cinco millones; Museo de Antropología de México, un poco más
de un millón; el Museo del Oro de Colombia, un poco más de setecientos mil.
Museo Tumbas Reales, 176,337. Otro dato que preocupa es el hecho de que los siguientes
museos que captaron buen número de visitantes no son de la zona ni de las
regiones colindantes como La Libertad. Por ejemplo, los museos importantes de
nuestra zona (Museo Cao, Museo de Sitio de Chan Chan y Museo Huacas de Moche)
no figuran en la lista. Otro dato: del número de turistas visitantes a dicho
museo, solo el 6 % son foráneos.
De los datos anteriores,
podemos inferir muchas cosas. Primero, la necesidad de trabajar con los datos
para partir de principios correctos y verídicos; la exaltación es buena por un
momento, pero puede terminar por tergiversar los proyectos de un país que debe
de apostar por el turismo. El segundo sí es grave, pues denota una falta de
coordinación de todos los actores que trabajan en la aún incipiente industria
sin chimeneas de la Región Norte. Las empresas y organismos estatales y
regionales deben focalizar su trabajo en la coordinación y comunicación para
poder hacer de esta una industria cuyos efectos se expandan por nuestras
regiones. El último punto. Tomemos la cifra del museo, ancla para otros sitios
turísticos: según los datos, solo 10,580 turistas foráneos llegaron al Museo
citado. Si en agosto del año pasado, se daba la noticia de que Perú había
recibido 2´177,142 (se recibió más de 4 millones); los datos del museo no
representan ni el 1% de la cifra captada a nivel internacional.
La situación puede revertirse
con un trabajo en equipo. La remodelación del aeropuerto de Chiclayo es una
gran ventaja para no desperdiciarse. Kuelap, pese a sus limitaciones, es otra
estrella que generará cada vez más valor a nuestras regiones. Por eso, la
reparación de la infraestructura de nuestras ciudades es vital para no dar la
imagen de ciudad arruinada que tiene Trujillo (por ejemplo) por el estado
lamentable de sus calles. O la culminación de vías rápidas que permitan a
viajeros terrestres ir a nuestras ciudades; pero la insufrible Autopista del
Sol, plagada de desvíos y accidentes, aleja a los que gustan conocer al país de
esa manera. Y la coordinación de todos los que trabajan directa e
indirectamente en esta industria es necesario. Sector público y privado (hoteles,
restaurantes, servicios, transporte) deben de articularse para un real trabajo
en equipo. Sino esos magros porcentajes permanecerán.