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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 16 de febrero de 2020

LA CIUDAD QUE QUEREMOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 16 DE FEBRERO)


En recientes declaraciones de Hermes Escalante, presidente de la Cámara de Turismo de La Libertad, destacó la importancia del turismo como un motor vital del desarrollo económico de la Región, y como un factor integrador y articulador de otras actividades productivas y de servicios de Trujillo y sus alrededores. Es la actividad que moviliza a varios sectores vinculados directamente a este, pero a su vez repercute sobre otros de manera indirecta, pero efectiva. Un turista requiere de servicios básicos como alojamiento y alimentación, pero los vinculados a la cultura y al hedonismo son las atracciones de un lugar por el cual el turista se ha movilizado cientos o miles de kilómetros. Trujillo, como cualquier ciudad turística, atrae a una persona no solo por su gastronomía o sus espacios agradables para el bienestar, sino por su cultura, su historia y las facilidades para que uno pueda acceder a estas. Al crear estas condiciones y facilidades, muchas otras actividades se benefician indirectamente, como la educación, vital eje de desarrollo de cualquier sociedad. Buenos museos, una intensa investigación de nuestro pasado físico y social, y la adecuación de zonas naturales (bosques, cataratas, montañas) alimentan el desarrollo de una niñez que conoce su espacio físico e histórico.
Pero ¿qué cosas tenemos que mejorar? Varias. Se necesita un plan macro el que involucre y en el que participen muchos actores de la ciudad y Región. Ver planes educativos y de comunicación para sensibilizar a una población que conoce poco a su ciudad y sus alrededores. Comenzar a ocupar espacios culturales formales con propuestas que acerquen a los niños y los jóvenes que se sienten excluidos y no identificados con su entorno. Incorporar el lenguaje artístico de una juventud que tiene propuestas que los mayores no escuchamos y marcamos distancia en vez de tender puentes para sumar esfuerzos de un bien común. Necesitamos una marca que vele la calidad de todos los actores directos de la industria sin chimeneas. Hubo una que se ha quedado en la congeladora durmiendo el sueño de los justos. Velar por el ornato de la ciudad y su sistema vial. Estos dos puntos son álgidos, pues Trujillo se está volviendo en un gran basurero en el que encuentras autos abandonados y basura en calles y parques, lugar preferido por algunas constructoras para dejar sus desechos; o el lastimoso estado de sus calles plagadas de huecos y rompemuelles colapsados. Cuando redacto este texto, leo con escepticismo la noticia de que los transportistas privados del servicio público aceptan cambiar sus unidades; pero no solo eso es necesario, lo es también la necesidad de mejorar el trato hacia los pasajeros. Los transportistas los llaman clientes; creo que ninguna empresa trata a los mismos como ganado y son expuestos a tanto riesgo como la carrera de dos choferes energúmenos para captar más pasajeros. Cumplir reglas es vital. Educación cívica, eso falta.

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