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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 10 de septiembre de 2023

LA CAJAMARCA DE PEPE CHÁVEZ TEJADA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 10 DE SEPTIEMBRE)

 


El sábado pasado tuve la oportunidad de asistir, parcialmente, a la presentación del libro de fotografías Cajamarca. Belleza, soledad y coraje del autor José Luis Chávez Tejada con quien tuve una conversación interesante sobre el origen y gestión de este libro que muestra a una ciudad de bellas construcciones que conforman un patrimonio monumental notable, que es la atracción e interés de arquitectos, historiadores, promotores culturales y operadores turísticos; y que genera una gran cadena de servicios de la que los peruanos y, sobre todo, sus autoridades no somos todavía conscientes del gran potencial que tenemos a mano. Pepe me comentó cómo logró obtener todo ese corpus fotográfico, logrados en la soledad y enclaustramiento de la pandemia, cuando las ciudades de casi todo el mundo parecían espacios fantasmales. Además, contó todo el tortuoso camino recorrido, entre burocracia e indiferencia de muchos actores decisivos, para tener el libro en sus manos. Hacer cultura en nuestro país es apasionante, pero también frustrante al no haber una respuesta efectiva no sólo por parte de las autoridades, sino de la población en general, sea por desinterés, desconocimiento y, las más de las veces, prejuicio. Hay todavía en el ambiente esa idea de que la cultura es aburrida o inaccesible al entendimiento. Tema para discutir en otros ámbitos. Este artículo se centra en la preocupación de Pepe y la de muchos ciudadanos que habitan en ciudades con rico patrimonio histórico cultural, pero que ven día a día su lenta desaparición. En agosto estuve de visita en su ciudad y muchas de la periferia; aunque Cajamarca y Cajabamba tratan de preservar su centro histórico evitando construcciones inapropiadas, no ocurre lo mismo con ciudades como Chota, Bambamarca, San Marcos, entre otras. Sus bellas plazas de armas dejaron de ser un espacio equilibrado para ser ahora un muestrario de edificios de mal gusto, sin enlucir, como una muestra equivocada del “crecimiento”. Esa desgracia es la que vemos en nuestra ciudad. Pese a todas las gestiones en Trujillo para convertir a Trujillo en Patrimonio Cultural de la Unesco convocando a vecinos, empresas e instituciones para ese objetivo; no se va a poder lograr, pues el espacio propuesto está tan deteriorado, tugurizado o derruido que se hace difícil lograrlo. Quizás una o dos calles. Actualmente Arequipa, una de las pocas ciudades que tiene ese estatus, se encuentra en riesgo de perderlo debido a la inadecuada intervención de constructoras en zonas intangibles. José Chávez se propone con este libro lograr convertir a Cajamarca en Patrimonio Cultural. Este objetivo debe interesar a todos, incluido el mundo empresarial. Los réditos serán beneficiosos para la ciudad y sus habitantes logrando una actividad alternativa y limpia que mejore su calidad de vida. Esperemos que los cajamarquinos asuman un rol más proactivo en el manejo de su ciudad evitando el mal ejemplo de nuestra indiferencia.



domingo, 17 de junio de 2018

CIUDAD EN CUIDADO INTENSIVOS (ARTICULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO) POSTULACIÓN DE LARGA DATA


En reciente reunión gracias a la convocatoria realizada por las autoridades competente para ver los avances hechos por su gestión para el rescate del Centro Histórico, se planteó una serie de requerimientos y compromisos de la sociedad civil y sus diversas instituciones con el fin de aspirar a que nuestra ciudad sea una candidata potencial a ser Patrimonio de la Humanidad. Estos avances se han centrado en más una parte operativa y de relaciones con el fin de colocar a Trujillo a ser considerada como tal, como lo son las ciudades de Lima, Cuzco y Arequipa en el Perú. Trujillo ha pugnado desde inicios de este siglo en lograr esta condición en cierto modo privilegiada que le permitiría trabajar de manera más ordenada entre los actores sociales, empresariales y culturales de la ciudad, y alcanzar fondos internacionales a los cuales no puede acceder en la actualidad por no cumplir con numerosos requerimientos que nuestra ciudad y sus ciudadanos deben de cumplir antes. Los intentos previos no consideraron de manera global y articulada todos los espacios geográficos sociales, físicos y culturales que se interrelacionan con la parte histórica de Trujillo, tales como lo son Moche, Huanchaco, Chan Chan y todos los demás elementos geográficos relevantes como el valle y río de Moche y el cerro Campana. Algunas de estas locaciones están en situación crítica, sea por el trato inadecuado del conjunto de conforma el gran cerro Campana, Huanchaco y sus totorales que mantienen cierta disputa con el proyecto Chavimochic; y, por otro lado, la crisis que sufre nuestro litoral con la famosa erosión costera, uno de cuyos factores decisivos es el famoso molón del puerto de Salaverry. Estos detalles deben de ser aclarados y expuestos a la sociedad civil para tener una visión de lo que nos espera como ciudad. Durante la reunión, además, se expusieron puntos muy interesantes y apremiantes para trabajar inmediatamente como el de la sensibilización a toda la población trujillana (no solo la que habita en el Centro Histórico) y la necesaria y urgente coordinación entre las empresas e instituciones que ejecutan obras en sus calles. En la reunión se comentó sobre el lamentable estado en que se hallan las calles y veredas de la ciudad al verse rotas por una u otra empresa que necesita colocar, reparar o remover instalaciones sin haber coordinado entre ellas para haber realizado una acción conjunta en la apertura de la infraestructura vial de la ciudad.
Como ciudadanos debemos de exigir una serie de puntos para que nuestra ciudad se convierta en una ciudad digna para todos sus habitantes y no la tierra donde cualquier vecino haga lo que se le antoje. Además, debería de exigirse una correcta reconstrucción de este espacio, como es el caso del ansiado alcantarillado para una ciudad que se está tropicalizando más cada año. Esto es mucho más importante y urgente que estar pendiente de eventos momentáneos simpáticos.

lunes, 1 de enero de 2018

LIMA: MALI ED ALTRI


Domingo 17. Luego de una noche movida, nos levantamos un poco tarde. Salvo Orietta, todos habíamos llegado un poquito tarde a casa. Pese a todo, nuestros cuerpos se levantaron y, luego de una ducha refrescante, decidimos ir a tomar desayuno casi almuerzo a Surquillo a un restaurante de comida francesa: Le P´tite France. Simpático lugar, buena comida, delicioso café para despercudir la cabeza y comenzar el corto día que teníamos por delante. Ese día retornábamos a Trujillo. Luego del suculento desayuno decidimos ir a tomar el Metropolitano. Valgan verdades, hasta la fecha nunca he tomado ni el Metropolitano, ni el Metro. Así que ya bien apertrechados, salimos camino a la Vía Expresa. Estábamos no muy lejos del puente de Angamos. Descendimos para tomar uno de los buses. Lastimosamente, por ser domingo, había menos unidades e iban repletas. Orietta estaba un poco fastidiada, así que decidimos tomar un taxi que nos lleve al MALI. Esta vez no quería perdérmelo. La primera vez que vine a este museo fue en 1966 que mi padre me llevó. Vinimos a Lima desde Arequipa y permanecimos no mucho tiempo. La visita en aquella vez me impactó por su notable colección de pintura virreinal (en ese entonces no tenía aún el conocimiento ni las herramientas para identificarla como tal) y de esta, había dos pinturas que me llamaron mucho la atención, la interpretación en la escuela cuzqueña (barroco indígena) que se hacía de la trinidad cristiana. El local siempre me pareció interesante. Hubo una serie de relatos como que quiso ser trasladado como trofeo de guerra a Chile. Lo que sí recuerdo era que el cuadro de Montero Los funerales del inca Atahualpa era expuesto como uno de los pocos objetos que no fueron expoliados en esa guerra. Aquí un poco de historia del lugar (http://www.mali.pe/historia.php#1). Ese edificio fue sede de un cine club en el cual vi tantos ciclos de cine como el del Expresionismo alemán o cine mudo sueco, que son los que más recuerdo con agrado. Además algunos ambientes del primer piso se usaron como sala de teatro; así pude ver Ubu Presidente (una versión latinoamericana para nuestras repúblicas bananeras, la dirigió Ísola), La vida es sueño (con Haydée Cáceres como Segismundo), Las troyanas y Ahí viene Pancho Villa. Esos años. En los 80, el Museo estaba muy maltratado. El espacio se ha replanteado en su uso y ahora hay un Patronato que vela por su estabilidad. Hay exposiciones maravillosas, muchas de las cuales quise ver, pero siempre se interponía algún suceso. Pero pude ver la exposición temporal de Jorge Eielson, algunas de cuyas obras estuvieron en nuestras bienales en Trujillo. Aunque la exposición de arte precolombino es interesante, he visto piezas más interesantes. No es su fuerte, por algún decir, pese a que la Sala de Textiles está notable. Pero la colección de pintura y escultura virreinal sí es notable. Y la colección de acuarelas de Pancho Fierro es el retrato de la sociedad limeña de los inicios de la república, aquella que objeto de escarnio de Felipe Pardo y Aliaga, y que tenía mirada casi benevolente de Manuel Ascensio Segura. Ña Catita se puede ver en esas acuarelas de viejas chismosas y falsas beatas. Y la pintura de Teófilo Castillo, como Ignacio Merino, Lizardo Montero y Baca Flor. Y los inicios del siglo XX con Sabino Springet entre otros. Lo que sí no he visto más cuadros de arte moderno. Supongo que toda la colección habrá ido al Museo de Arte Moderno en Barranco. Me queda ese pendiente. Lo que sí me pareció interesante es el rescate de la fotografía, arte nueva y en ebullición en nuestro país: ver a los hermanas Vargas, a Chambi, a Courret; es la historia visual del Perú de fines del siglo XIX, el XX y los inicios del XXI. 















Terminada mi rápida visita al Museo (María, Alonso y Orietta estaban ya fuera) no podía pasar por alto un vistazo a la exposición de Eielson. Aquí queda este dato (http://www.mali.pe/)




Del MALI nos fuimos a almorzar al Cordano; la Plaza de Armas tenía el tránsito restringido, además para nuestros males había una celebración ruidosa por el día del Papa con un concierto estridente que reventaba los tímpanos. Nos fuimos al Cordano, un almuerzo rápido. Fuimos a la Casa de la Literatura Peruana. El espacio ha sido rescatado al mismo estilo del Museo Orsey de París que recuperó esa bella estación para hacerlo museo con el éxito que eso significó. Todo el Jeu de Paume se trasladó ahí y tienes una colección notable de impresionistas. En Lima se habilitó para hacer la Casa de  la Literatura, un espacio para el libro. Había una exposición temporal de la Revista Amauta y su contexto. Luego salimos en dirección de la Iglesia de San Francisco. Lima está recuperando su historia, la cual fue muy postergada y gracias a Andrade se comenzó a rescatar el Centro Histórico. Algo que debe de hacer Trujillo. Arequipa ya lo está haciendo. Lima aún no es capaz de convertir más calles en peatonales. Arequipa convirtió la calle Mercaderes en peatonal como lo es Jirón de la Unión. En vez de ir a la iglesia franciscana, nos fuimos al Parque de la Muralla para ver la estatua de Pizarro, la que recuerdo que se hallaba en la esquina de la Plaza de Armas. Creo que está ubicada en el lugar correcto. La intensa actividad  que había, acompañada de un ruido incesante, nos hizo partir a casa para preparar todo y regresar a Trujillo.






Así culminó mi visita a Lima  






miércoles, 22 de marzo de 2017

BREVE CRÓNICA DE UNA CIUDAD ABATIDA (TRUJILLO Y SUS HUAICOS NATURALES Y SOCIALES)

Miércoles 22 de marzo. Luego de una semana de lluvias y huaycos (riadas de lodo y piedra), salí a ver cómo estaban mis amigos y una parte de la ciudad: el centro histórico de Trujillo. Premunido de una máscara, gorro, agua y una cámara fotográfica me enfilé hacia la Av. América Norte, ubicada a dos cuadras de mi casa. Mi caminata fue un poco accidentada, pues se habían colocado bolsas de arena en lugares que entorpecían el paso o lo obstaculizaba del todo. Además se veían muchas calles con el acceso a ellas totalmente cerrado. Ojalá que alguno de sus residentes no vaya a pasar alguna urgencia, pues la posibilidad de llegar a cualquier domicilio en esa calle es nula. Agreguémosle la cantidad de tranqueras que se han colocado en varios barrios para que uno imagine el caos que hay en la ciudad. Y muchos vecinos han sacado sus bolsas de basura para depositarlas en las calles a las cuales, tal como están las cosas, dudo que llegue el camión de recojo. En varios aspectos, los ciudadanos, más que ser parte de la solución, somos parte del gran problema en situaciones como estas. En realidad, tenemos de nota en Civismo: 0.



Luego de seis riadas, el Centro Histórico ha sido uno de los barrios más castigados de la urbe. El Porvenir y Buenos Aires, ambos equidistantes, son también los que más graves consecuencias han tenido. Estos barrios han sido construidos sobre varios lechos de ríos secos que se activan en temporadas pluviales como esta. Recuerdo una visita que hice por el sur de Israel, zona generalmente desértica, en la cual hay lluvias esporádicas pero violentas. Las autoridades habían planificado estos lugares llamados Wadi (un poco como los lechos de ríos secos) para que nada se construyese sobre ellos y que haya advertencias para cualquier visitante, fuera de refugios por su hubiera una furtiva riada de agua. Me tocó la experiencia de vivir una tormenta sorprendente con rayos que iluminaban la noche y que retumbaban sobre las cabañas en las que estábamos hospedados; al día siguiente, hubo una fuerte lluvia y vi cómo esos lechos secos se cargaban de agua que formaban una fuerte corriente y que arrastraba con todo. Buen susto, pero todo bien previsto. Aquí varios de estos lechos son zonas urbanizadas e incluso lotizadas “legalmente”, producto de invasiones, traficantes de tierras y de políticos inescrupulosos para obtener votos futuros. A mi parecer, hay zonas en las cuales la intervención de un proyecto de canalización de aguas significará forzosamente la expropiación de casas e incluso cuadras para construir un gran canal dren para la ciudad. Esperemos que haya ese líder que se faje esta impopular medida, pero necesaria si la ciudad en su conjunto quiere seguir existiendo. Las medidas hechas en Ecuador para su sistema de drenaje han sido extraordinarias, un verdadero ejemplo para el de nosotros, el país que lideraba la economía del continente y no ha sido capaz de crear verdaderos proyectos de impacto social como sí lo ha hecho Ecuador. 19 años perdidos desde el Fujimorato con el Niño del 98 y 34 años desde el Niño 82-83 desde el segundo gobierno de Belaunde. Tiempo perdido.
Sigamos con el lamentable periplo. Entré por la Avenida Manuel Vera Enríquez para encontrarme con un tráfico endemoniado y que levantaba un polvo bastante dañino. Esta tierra llegó del famoso camposanto de Mampuesto, un ex reservorio chimú ahora un cementerio. Huelgan las palabras para preguntar cómo es que este reservorio natural terminó de cementerio que colapsa por ¡segunda vez! Imagino que en la era Chimú, muchos canales se servían de estas aguas cuando había lluvias cuyas aguas alimentaban este reservorio natural. Ahora no existen esas fugas o las mismas se han convertido en calles, avenidas o manzanas de casas. Al llegar a la esquina entre la avenida mencionada y la 8 de Octubre me hallé con un microbús atascado en un hoyo abierto por la corrosión de la capa asfáltica. La presencia de varios policías de tránsito como algunos voluntarios controló el tráfico de gente desesperada de salir como sea de ese tráfago. La gente acataba las reglas, pero no faltaba algún abusivo en camionetas 4x4 que generaban desorden: increíble, no era el transporte público, sino energúmenos al volante que se creen con todo el derecho del mundo a avanzar sin respetar a los demás; incluso algunos parecían tener la intención de arrollar peatones. Subí un par de cuadras la avenida 8 de Octubre y la situación era caótica. Muchas calles estaban bloqueadas u otras llenas de lodo de la riada del domingo 19 (la que fue más fuerte). Me dirigí nuevamente a la Avenida Manuel Vera y tomé la dirección de Av. España. Era un caos total, los policías indicaban a los choferes de no tomar la Vera Enríquez por la cantidad de barro acumulado. Crucé hacia la calle Junín. Un triste panorama; sin embargo, ya había maquinaria removiendo el barro para que haya un tránsito fluido. Tres cuadras de Junín, cercanas a la calle San Martín, estaban llenas de lodo y basura. Y así sucedió con todas las transversales a San Martín, la que ha soportado todas las riadas y, quizá, las que vengan aún. Cuando escribo esto, ya están anunciando otra.




Entrar a San Martín es sentirse desolado. Imagino la pesadilla que habrán vivido residentes y comercios que se hallan en esta calle. Aún discurría agua cerca de las bermas. Me acerqué a la Alianza Francesa a ver el edificio. No había nadie, pero luego hablé con el Director y me comentó que habían previsto varias medidas: cubrir objetos y elevarlos, igual libros y otros materiales, asegurar ventanas y puertas. En el 98, el entonces Director vio pasar flotando un gran conteiner de basura desde la avenida Miraflores. No sé qué habrán visto esta vez. Me acerqué al restaurante de unos amigos, el Patio Rojo: daños considerables. Espero que los bancos tengan una política de préstamos blandos a muchos pequeños y medianos empresarios que han sufrido pérdidas parciales o totales de sus medios de trabajo: es lo mínimo que pueden hacer, ya que ahora te prestan dinero a por doquier. Solo espero que no sea una política de usura total que es la esencia, en cierta manera, de un banco.
Seguí caminando por San Martín y vi las tres casas que amenazan desplomarse. Creo que se haría una acción de emergencia, ya que la gente pasa al costado de ellas sin medir el peligro de la caída parcial o completa de una de estas casas. Lamentable. Esta vez me dirigí hacia el Club Libertad. Hablé con el Sr. Anticona, guardián del lugar; me contó aterrado cómo el agua y el lodo ingresaron en el local inundando parte de las canchas de básquet y la entrada. De ahí me dirigí hacia la calle Almagro. Antes di una mano a un señor gasfitero que iba a hacer unos arreglos a una casa, el señor es discapacitado físico y no podía subir los montículos creados con los sacos de arena. Vi otros casos más; si la ciudad en sí es poco amable con los discapacitados físicos, por estos días el panorama es peor. De Almagro fui hacia la Plaza de Armas que yacía aún con polvo, pero ya no como la vi fotografiada el domingo. Subí por Pizarro y en el camino te encuentras con vendedores improvisados de venta de mascarillas. Fui a una farmacia a comprar una medicina que sí había, aparte pregunté por mascarillas: agotadas. Todas estas están en las calles sobrevaloradas. Imagino que el índice de inflación por estos días debe de estar llegando más allá del 40 %. Seguí por Pizarro, quise tomar un jugo y no tenía vuelto: el billete de 10 o 20 soles era raro. Me abstuve y me dirigí hacia la Casa de Emancipación: cerrada. Luego Club Central: cerrado. Doblé por Junín para ver Santa Clara: cerrada. Tomé la calle Independencia hasta España en cruce con Av. Del Ejército. Crucé la avenida, ya no tan caótica para dirigirme hacia la Av. Miraflores. Aquí ya es otro el panorama y el caos volvía a cundir. 




La Av. Miraflores ha sido el cauce “natural” de estas riadas. El asfalto se ha hundido por muchas partes, pero no se ven dichos huecos por la presencia de agua. El caos se iba acentuando a medida que uno se acerca a la Av. Túpac Amaru. La calle está cerrada y a lo largo de la avenida en dirección hacia la Av. América Este las calles trasversales están todas cerradas con barreras de sacos o tranqueras. Es la locura total. En algunos casos, la gente ha hecho una suerte de fortines que a la llegada del agua la derivan hacia el vecino afectándolo. Los trujillanos se quejan del molón de Salaverry y ellos han hecho réplicas del mismo sin importarles a quiénes afectan. Nuevamente, 0 civismo.
Pasé frente al Cementerio de Miraflores. No vi mucho, pero creo que los vivos se han preocupado más por sus vidas que por los muertos. Seguí hasta llegar a Borgoño, doblé para ver cómo estaba la Universidad Privada del Norte, mi ex centro de trabajo, poco afectado. Luego me dirigí hasta Daniel Hoyle para visitar a María. Estaba tranquila felizmente. Pero problemas de agua y organización son los que carcomen la paciencia de la gente. En su casa hice una buena pascana. Como reflexión es la necesidad de organizarnos para exigir a las autoridades presentes y venideras en embarcarse en proyectos globales urbanos que consideren drenes, canales, parques, una urbanización ordenada de la ciudad.




Tomé el camino hacia 8 de Octubre, luego de mi pascana. También en un estado lamentable. Hay algunos sectores que han llegado a situaciones extremas: han construido un muro rápido de ladrillos y cemento.

Trujillo tiene que pensar que ya somos una ciudad tropical y que esta experiencia sea el punto de partida de una ciudad mejor. No queda otra. Porque Trujillo sigue siendo un  lugar bonito para vivir y lo haremos.