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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

viernes, 22 de marzo de 2019

LISBOA Y SU DURA HISTORIA: CARMO Y EL 01 DE NOVIEMBRE DE 1755.





Lunes 07 de enero. Día feriado para España luego de Bajada de Reyes. En Portugal las actividades transcurren normalmente. Es el día que vamos a almorzar con los amigos de Maria, del trabajo que tuvo en una empresa alemana que tenía sus instalaciones y fábrica en Lisboa y luego se mudó a China. Interesante es cuando las historias que uno lee en otras latitudes, las experimentas de manera directa y con testigos que te narran detalles. Ese día fuimos a hacer algunas compras, pues nos íbamos el martes y miércoles a varias ciudades y atracciones del Norte portugués. El almuerzo fue en un simpático restaurante y con unos amigos que comentaban diversas historias y viajes que habían hecho. Una pareja contó sus experiencias en Cuba, país al cual fueron para un tratamiento que les resultó gratuito y con éxito. En cierta forma de agradecimiento, retornan con cierta frecuencia a la isla y nos dijeron para ir al paraíso en alguna oportunidad. Habrá que planificarlo, pues sí quisiera ver la parte histórica colonial de Trinidad, Santiago de Cuba y La Habana. Terminado el opíparo almuerzo, siempre rociado de vino portugués, nos fuimos al ex Convento del Carmo, un gran convento y claustro que quedó totalmente arruinado tras el terremoto del 01 de noviembre. Ese fue nuestro objetivo inicial el día anterior, pero llegamos un poco tarde. Ahora tomamos todas las medidas de precaución.
Antes de ir a nuestro museo, fuimos a un restaurante que tiene una vista privilegiada: el Bellalisa. La vista es bonita. Se ve el Lisboa viejo. Es lo bueno de la ciudad, sus colinas ayudan a ofrecer un bello espectáculo del lugar. Uno puede ver las construcciones principales con lo principal: con las paredes enlucidas y algunas rescatadas con murales. Lo malo en nuestro país, en todas sus ciudades es ver las paredes laterales sin enlucido lo que da la sensación de una ciudad a medio hacer o arruinada. Tras dejar este mirador, nos fuimos a la plaza a ver la fuente de la plaza que da a la iglesia. 





Estas fuentes se llaman Chafariz y hay varias de estas por diversos barrios en sus respectivas plazas. Cerca de la casa de Maria hay uno. Sin mucho preámbulo, compramos los boletos para visitar el monumento arruinado que ahora es un gran museo “al aire libre”. El convento y claustro se han convertido un gran espacio de exhibición que no solo muestra lo rescatado de este espacio, sino de muchas iglesias que también colapsaron ese 01 de noviembre fatídico para Lisboa. Las consecuencias de ese terremoto las iba a conocer también en otras partes de Portugal y en España, tanto en Segovia como en Sevilla. Ubicado en el barrio del Rossio, este convento perteneció a la orden de los carmelitas. Durante el sismo, muchos feligreses acudieron a la iglesia pensando guarecerse contra la violencia del movimiento, pero el techo colapsó matando a casi todos los que estaban ahí. Desde ese entonces, esta iglesia está a techo abierto. Se quiso restaurarla, pero quedaron tan debilitadas sus estructuras que desistieron del proyecto. Pese a todo, se siguió con la posibilidad, pero en 1834 Portugal secularizó todas los conventos y claustros, por lo que se suspendió definitivamente. Se preserva sin techo y le da un aire muy especial. En las instalaciones del claustro se halla un interesante y pequeño museo con varios sarcófagos reales, escudos, lápidas, panoplias en piedra, fuentes, restos de columnas y capiteles. Tiene una sección que muestra los antiguos orígenes prehistóricos, del paleolítico de la zona (se verá con mayor profusión en el Convento de los Jerónimos). Hay una sección romana. Una dedicada a los fundadores y antiguos benefactores de este monumento religioso. Además, tiene una sección de objetos precolombinos, entre estos un par de momias peruanas que enriquecen su colección y que llama mucho la atención a los visitantes de este bello lugar.  Tras el terremoto, el Marqués de Pombal realizó una serie de cambios que transformaron a la ciudad de Lisboa, a la arquitectura y la ciencia. Fueron las bases de la sismología y replanteó el papel de la ciencia occidental. Tras los terremotos de Lima (1746) y Lisboa (1755), el pensamiento occidental se inclinó por la racionalidad para entender los eventos, más que dejarlos a la "acción divina", como aún pensamos aquí. En la tienda del museo no aguanté la tentación de llevar varias cosas. Aquí dejo la página del museo que vale la visita: http://www.museuarqueologicodocarmo.pt/mac.html. Otra página sobre el convento: https://www.diariodelviajero.com/europa/descubriendo-lisboa-convento-do-carmo.





Una vez culminada nuestra visita de dos horas, salimos a recorrer el Chiado para ver sus tiendas y atractivos. Regresamos temprano, pues al día siguiente íbamos a hacer un viaje de ensueño. Una cena casera cerró el día.






domingo, 17 de marzo de 2019

LA LISBOA DE PESSOA Y DE SUS TRANVÍAS.




Sábado 05 de enero. Prueba de fuego. Iba a conocer a la familia de mi esposa. Para esto se coordinó ir a almorzar al otro lado del río, a Montijo. Y esta experiencia me iba a permitir conocer sus dos grandes puentes: el inmenso en homenaje al descubridor Vasco da Gama a la ida y el 25 de abril, de retorno. Previamente, Maria había sido invitada a una exposición en homenaje a Eça de Queiroz en uno de los más bellos museos que he visitado hasta la fecha: La Fundação Calouste Gulbenkian. Iba a ser un buen sábado, poco frío y bastante soleado. Iba conociendo otra Lisboa, la de la gente, la de sus artistas e intelectuales, e iba a practicar mi rudimentario portugués.
Nuestro desayuno matutino siempre estuvo acompañado de quesos y buen pan. No engordé como una gran esfera a causa del frío y las buenas caminatas que tomamos, pero debo de decir que esos panes eran el quinto círculo del cielo del Dante. Salimos en el auto de Maria en dirección al Museo Gulbenkian, el cual visitaríamos al día siguiente con más calma pues teníamos el compromiso familiar. En el museo había una exposición basada en la obra Los Maias (Os Maias) de Eça de Queiroz y una buena reconstrucción de la época. Con Maria veíamos la puesta en escena de los tiempos de Eça, sus amigos, el Portugal de su época y el contexto mundial, la belle epoque, la Europa que se preparaba para las grandes exposiciones y el advenimiento de lo que vendría a ser la Primera Guerra Mundial. Había un montaje muy gracioso para “disfrazarte” a la moda de la época, con mostacho, sombrero de copa, monóculo. Profusa información de la novela y de la obra de Queiroz. Una vez concluida la visita y de habernos despedido de las amigas de Maria, nos enrumbamos a Montijo. Llevaba café, chocolate y pisco peruanos para brindar. Cruzar el Vasco da Gama es toda una experiencia. Es el segundo puente más largo de toda Europa (era el primero, hasta la construcción de uno en Rusia que une este país con Crimea). Así cruzamos el río Tejo en sus más de doce kilómetros. Más información sobre este gran puente que es parte del paisaje lisboeta (http://www.puentemania.com/148). Hay que resaltar que aquí el estuario del río es más ancho y, durante la construcción, tuvieron en cuenta cualquier observación sobre el medioambiente, pues está cerca a un parque natural, refugio de aves migratorias. Al llegar a Montijo, fuimos a buscar dónde dejar el auto. En Portugal, como en toda Europa, estacionar un auto es una cosa de locos. No solo no hay espacio, sino que hay que pagar por el estacionamiento, sea en un parqueadero o en la calle; se hace con el fin de desalentar a la gente el uso de auto y utilizar el servicio público. Imagino esto en Trujillo. Fuera de las fuertes multas que se anotarían todos los malos conductores que abundan en nuestro país, el servicio público tendría que ser de calidad y manejado por el Municipio (como lo hace cualquier país civilizado) y no por la empresa privada que es un conjunto de cavernícolas que hacen lo que les da la gana. Pese a estas restricciones, el problema del parqueo es latente y puedes tomar una buena cantidad de tiempo en la búsqueda de un sitio libre. Hallamos uno cerca del antiguo mercado del lugar. De ahí nos dirigimos al restaurante elegido especializado en carnes y mariscos; el encuentro fue muy simpático, los hermanos de Maria, sus cuñados y cuñadas, y sobrinos; estuvimos conversando tratando de mascullar mi portugués. Todo estuvo rociado de vinos portugueses y para bajativo tomamos copas de pisco. El dulce de guayaba también fue compartido a modo de postre: el almuerzo fue una verdadera orgía de sabores. Había pasado la prueba. Luego nos fuimos a caminar al malecón para ver los espacios que han sido recuperados, mejorados y reconstruidos. El paseo fue tranquilo, bajo un sol radiante, vimos un molino de agua recientemente abierto para el público: el viejo Montijo. Concluida la visita, nos despedimos para regresar a Benfica, pero ahora por el Puente 25 de Abril. Antes se llamaba Puente Salazar, el presidente que lo mandó a edificar en los años 60 y en el cual un buen amigo de Maria había participado y trabajaba en su mantenimiento. Este puente también permite el paso de un tren en su base inferior. Este es considerado uno de los más bellos de Europa( https://www.lavozdegalicia.es/noticia/carballo/2017/09/28/span-langgl-mirador-cielo-lisboaspan/0003_201709C28P52991.htm). En el trayecto vimos el inmenso Cristo que “mira” hacia Lisboa desde esta margen del río, uno de los principales miradores de la ciudad (tiene varios). Lisboa no es una ciudad plana; está, como Roma, sobre siete colinas. Otro de los grandes monumentos que se ve a la distancia y por el cual pasamos cuando íbamos a casa fue el Acueducto de las Aguas Libres (Aqueduto das Águas Livres). Este se empezó en el siglo XVIII y culminado en el XIX. Este acueducto fue encomendado por el rey João IV, quien gustaba de hacer grandes obras de ingeniería y porque Lisboa necesitaba agua siendo una ciudad en crecimiento. Ahora es un gran monumento a visitar (https://sobrelisboa.com/2010/08/06/el-sorprendente-acueducto-de-las-aguas-libres/). Felizmente no se les ha ocurrido demolerlo como lo hacen en otras partes del mundo. Aquí lo hemos hecho con regular frecuencia. Llegamos a casa a cenar, pero antes fuimos a comprar algunas cosas, como unos pijamas para mí, pues sí se sentía frío por la noche, pese a la calefacción.








El domingo 06 de enero, Bajada de Reyes. Esta vez nos fuimos a peinar el Gulbenkian, grande y hermoso como construcción. Visitamos todas las galerías posibles, desde arte egipcio antiguo hasta arte moderno. La colección de Medio y Lejano Oriente es muy buena y me hizo recordar la colección del Museo Guimet de París, otra joya. La de platería del siglo XVIII y XIX es otro regalo a los ojos. Llegamos temprano y compramos un boleto completo que nos permitía visitar una extraordinaria exposición itinerante de diversas estatuas. Bastante agotados y, tras haber visto el arte moderno con algunas piezas demasiado conceptuales, nos fuimos a almorzar en el restaurante del mismo Museo. Genial. Aquí dejo algunas páginas virtuales para su visita (https://www.facebook.com/pg/fundacaocaloustegulbenkian/photos/?ref=page_internal) ( https://gulbenkian.pt/). 





Ya repuestos con energía y el estómago llenos, nos dirigimos al Carmo, las ruinas de un convento que cayó en el terrible terremoto de 1755. Fuimos en metro desde la estación cercana a Gulbenkian y bajamos en Plaza de los Restauradores (Praça Restauradores), cerca del Elevador da Gloria, un interesante tranvía o funicular que te desplaza en un segmento fijo ida y vuelta hasta el jardín de São Pedro de Alcântara, desde el cual tuvimos una vista extraordinaria. Aquí más datos (https://fotografiandoviajes.com/elevadores-funiculares-ascensores-lisboa/). En el lugar había una simpática feria dominical que te ofrecían ropa, diversos recuerdos y comida. Maria me enseñó un puesto en el que vendían Ginja, un trago a base de cereza. Le dicen Ginginha. Y los tenderos te servían por 2 euros una ginginha en una taza hecha de chocolate blanco o negro; luego de tomarte la bebida…te comías la taza, así de simple. Repetí el plato. Una buena costumbre que debe de exportarse a Perú para compartir (https://www.verema.com/blog/licores-destilados/1351806-ginja-licor-lisboa). De ahí nos fuimos caminando hacia la iglesia de São Roque, de origen jesuita, a la cual entramos. Aunque la portada no es tan esplendorosa, el interior te deslumbra por los inmensos altares barrocos de estilo portugués, llenos de pan de oro. Luego de la visita a esta iglesia, nos dirigimos a su museo, que muestra la historia de la iglesia y de la congregación jesuita en esta zona. Tiene relicarios y un bello Cristo, hecho en marfil de origen filipino (http://www.sietelisboas.com/museu-de-sao-roque/). De ahí nos dirigimos al Carmo, pero llegamos ya casi a la hora de cerrar. La visita iba a ser muy apretada y no la hubiéramos disfrutado. Postergamos esta para el día siguiente, lunes 07. 





Decidimos caminar hacia el Café A Brasileira, en cuya cercanía está la estatua de Fernando Pessoa, sentado al lado de una mesa y en la que hay otra silla que suele ser usada por los turistas para llevarse un recuerdo. Y eso fue lo hice. Habíamos atravesado la plaza en honor a Luis de Camoes. Tras las fotos de rigor, nos fuimos al Café para tomar una bebida y poder disfrutar los deliciosos pasteles que hay en este. Las mesas se comparten con otras personas y eso es lo que hicimos con una familia venezolana que reside en USA. Estuvimos conversando un buen rato. Al final, nos despedimos y fuimos a unas tiendas en Chiado, un barrio antiguo y tradicional. Era una zona un poco deprimida y en 1988 hubo un incendio que arrasó con el lugar, destruyendo 18 edificios y causando dos víctimas. Fue reconstruida bajo la dirección de un famoso arquitecto portugués, Álvaro Siza. Ahora la zona es comercial, llena de tiendas de todo tipo. Ingresamos a una para comprar un saco, pues había remate. Uno para el frío no me cayó mal. Pasamos por el elevador Santa Justa, pero había mucha gente, por lo que solo me quedó contemplarlo desde afuera. Portugal y, sobre todo, Lisboa tienen un intenso trajín turístico, principalmente de asiáticos; no es raro toparse con coreanos y chinos, que estaban por todas partes. Nos dirigimos a la estación del metro Baixa-Chiado para regresar a casa. Lunes iba a ser otro agitado día en Lisboa.





BICENTENARIO COPIOSO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 17 DE MARZO) ¿CÓMO VAMOS A RECIBIR NUESTRO BICENTENARIO?


2020. La ex Intendencia de Trujillo festeja su independencia como una declarada rebeldía contra la corona española. Todo esto en un agitado 1820, cuando casi todas las otrora posesiones ibéricas en esta parte del mundo habían cortado el cordón umbilical con la metrópoli. Muchas ciudades y naciones, desde 2010, han venido celebrado sus respectivos bicentenarios preparando actividades a la altura de una conmemoración de este nivel. ¿Qué estamos haciendo como ciudad para nuestras actividades conmemorativas?
Gobiernos y ciudades trazaron planes para embellecer sus espacios geográficos, mejorar las condiciones sociales y trabajar con diversos actores sociales (culturales, académicos, empresariales, educativos, religiosos) una serie de grandes y pequeñas propuestas con el fin de recibir tan importante acontecimiento que marcó la historia de nuestros países. Recuerdo que, para los sesquicentenarios de nuestra independencia en 1971 y la batalla de Ayacucho en 1974, el gobierno de turno embelleció Lima, Ayacucho y otras ciudades; hizo una intensa campaña de información en diversos medios para sensibilizar y educar a la población.
Trujillo es una ciudad de rápido y caótico crecimiento, desbordada en muchas de sus funciones básicas. Ha carecido de una planificación, pues ha ido parchando los problemas generados en las últimas décadas, incluso autorizando y legalizando situaciones insostenibles como el haber otorgado licencias de construcción en zonas de alto riesgo y haber invertido dinero público en instalar servicios de agua y luz en dichas zonas. Este desorden tiene un alto costo económico y social que pasa una pesada factura a todos los ciudadanos por no haber actuado con autoridad y decisión a quienes les compete. Trujillo es una ciudad que debe de aprender a vivir con el agua: estrategias para evitar su erosión costera y construcciones para preparar a la ciudad con su nueva realidad climática. El litoral es cada vez más estrecho y nuestra falta de planificación acentúa este fenómeno. Las lluvias estivales, con o sin Fenómeno del Niño, son una realidad trastocando nuestro diario quehacer.
¿Cuál sería el mejor regalo de la ciudad? Una solución holística a esa realidad. Un sistema de drenaje que implicaría rehacer las lamentables calles que tenemos y revisar el colapsado sistema de desagüe. Arborizar la ciudad, crear grandes parques como una forma de reciclaje natural de agua, así como una verdadera planta de tratamientos de aguas servidas para dejar de contaminar nuestro océano, obviamente vinculado a una verdadera planta de reciclaje de residuos.
Alguien me dijo que eso era imposible para Trujillo. Otras ciudades peruanas lo han hecho de manera silenciosa. Ni qué decir de otras ciudades sudamericanas: ejemplos como Cuenca, Guayaquil y Arequipa deberían de ser nuestro derrotero y superarlo. Pero, es innegablemente decisión política que tomar. Este sería el mejor obsequio por nuestro Bicentenario.

sábado, 16 de marzo de 2019

PORTUGAL: LISBOA, PRIMER DÍA. VIAJE CON ODISEO.






02 de enero, 2019. Luego de muchas dudas y temores por las amenazas de lluvias por la zona Norte, tomé el avión de AVIANCA para Lima, temprano para poder llegar al aeropuerto y comenzar mi periplo hacia Europa. Desde Lima me iba a Medellín, Colombia, en un vuelo de LATAM que salió un poco más de la 1 de la tarde. El vuelo fue tranquilo y tenía la intención de salir en Medellín para conocer algo de la ciudad. Vano intento. Llegamos a una hora poco apropiada para visitar un museo (4:30 pm) y no tenía idea de las distancias desde el aeropuerto a la ciudad. Lo más prudente fue quedarme en las instalaciones, las cuales no eran cómodas por estar en remodelación. Una cosa que me causó extrañeza era la carencia de enchufes para poder cargar tu celular, tan en boga en todos los aeropuertos. Me dediqué a leer un libro que llevaba, pero tenía intenciones de comprar algunas revistas de historia. Nada de nada. Había pocas tiendas y las pocas que había te ofrecían ropa y cosas de cuero. Pero no precisaba eso, quería unas buenas revistas de historia colombiana. Este tipo de revistas está repleto de datos y es una forma amena de conocer la historia de un país. Tampoco había venta de DVD o B-Ray de filmes colombianos. Extraño. Compré algo de música y dulce de guayaba, el cual pensaba traer a Trujillo a mi retorno. Pensaba. El vuelo nuestro de conexión era Iberia, el cual salió puntualmente, cerca de las 11 pm. El vuelo iba con muchos infantes y estas distancias se vuelven fatigosas para niños y bebés. Algunos llantos cansaban a todos los demás pasajeros, incluido yo. Vi varios filmes, pero viajar hacia Europa es casi perder un día y quería adaptar mi reloj biológico para no sufrir estragos del jet lag. Llegué a Barajas cerca de las 2.30 pm y comencé mis trámites de conexión para mi vuelo a Lisboa. 03 de enero. Madrid me recibió con frío, pero el aeropuerto es climatizado por lo que no tuve que usar ropa pesada, la que tenía en mi maleta. Hice todos mis trámites en TAP, línea aérea portuguesa. Pensé que iba a pagar por mi maleta, pero llevaba poco peso, por lo que pasó con normalidad. Hice todos los trámites necesarios, pasar por controles e irme a un restaurante a comer algo. Había comprado un boleto para no tener premuras. María, mi esposa, estaba informada que ya estaba en Madrid, así como Carmen Ortega, la amiga española en cuya casa iba a pasar mi última semana de ese mes europeo. Compré algunas revistas para leer y tuve un percance en un cajero automático: al marcar la clave al ver tantos posibles dígitos, marqué mi DNI peruano, pero no era esa la clave a colocar. Felizmente fue un incidente que se solucionó rápidamente al día siguiente en Lisboa. Usé mi tarjeta de crédito para hacer algunas compras. Es la comodidad de interconectividad. El vuelo estaba previsto que saliera de Barajas a las 7 pm hora local (Portugal tiene una hora menos) y llegar un poco más de las 7 pm de Lisboa. Locuras del horario. Iba a estar en el aire 12 minutos. Fantástico. Pero el vuelo no salió a su hora, nos demoramos un poco más de 40 minutos, felizmente estaba conectado con María para avisarle sobre este inconveniente. El vuelo salió con este retraso y al llegar a Lisboa, nos dirigimos a la terminal en un bus que estuvo detenido otros 15 minutos por una operación que estaban haciendo en la pista de aterrizaje. Como llegamos rodeados de niebla, no pude contemplar el paisaje, no tenía la menor idea de cómo era la geografía del lugar. Así llegamos a la terminal, recogí mi maleta y me encontré con Maria y Soraia, quienes estaban en el aeropuerto para recogerme. Nos fuimos a Benfica, a la casa departamento para instalarme por estas dos semanas en la que iba a pasear por el norte y el sur del bello Portugal. 
María iba a ser una estupenda guía y me iba a mostrar lo más bello de su país y explorar sus lados gastronómicos increíbles que aún tengo en la memoria.
El viernes 04 me levanté temprano (tenía el horario de cabeza), desayunamos y fuimos a hacer algunas compras y sacar dinero (ver el asunto de mi tarjeta), comprar un delicioso pan y unos pastelitos, ver la iglesia del barrio y una reconstrucción de un local amplio en el cual había un laboratorio y ahora es un centro artístico y biblioteca. Luego de arreglar algunas cosas nos fuimos a ver el principio de la ciudad: el museo citadino. Este se halla en Palacio Pimenta y es toda una odisea la visita, pues descubrí que según la leyenda fue Olísipus u Odiseo, quien fundó Lisboa en tiempos remotos, durante la Grecia arcaica cuando la leyenda de la Odisea. Fascinante. 






Aquí la leyenda y la historia se abren para entender cómo la tradición y la leyenda acompañan a la historia en su búsqueda de las raíces de una comunidad, de una ciudad, de un lenguaje, de una tradición. Una pena que no pudimos visitar la primera planta en la que se ubican las maquetas históricas que muestran la evolución de la ciudad desde los tiempos prehistóricos (lo veré también en el Convento de los Jerónimos), el terrible impacto que significó el terremoto de 1755, la reconstrucción del Marqués de Pombal, la ciudad nueva. Tuve, días después, la oportunidad de ver esa gran obra de ingeniería que son sus dos grandes puentes que unen a Lisboa con sus barrios separados por el río Tajo (Tejo en portugués). Aquí dejo un par de datos del museo (http://www.museudelisboa.pt/equipamentos/palacio-pimenta.html) y este es su página de Facebook. (https://www.facebook.com/museudelisboaEGEAC/) Luego de esta visita, nos fuimos a la Plaza del Comercio (Praça do Comércio), que es una construcción post terremoto, zona llamada anteriormente Terreiro do Paço (Terraza del Palacio), bella plaza que tiene un puerto hacia las aguas del río Tejo. La vista es extraordinaria y se observa las orillas y miradores que rodean a la ciudad. Increíble pensar que este lugar fue arrasado por el maremoto que llegó luego del terrible sismo de ese año. La plaza tiene el monumento ecuestre en homenaje al rey José I. Aún coronaba la plaza un inmenso árbol navideño. En esta plaza, hay un reciente museo moderno en la Torreão do Ponte (Torreón del Puente), el cual contiene una museografía de la ciudad y una buena simulación del terrible sismo que le cambió el rostro a la ciudad, al país, al mundo occidental y su fe en la razón. Terminada la visita nos fuimos a tomar un café y comer un buen pastelito para el frío en el Café Martinho de Arcada, que era frecuentado por Fernando Pessoa. (http://www.museudelisboa.pt/equipamentos/torreao-poente.html).





Cruzamos el Arco de Rua Augusta y atravesamos las calles hasta la Plaza de Pedro IV para llegar a la estación de metro con el fin de retornar a casa. Una buena visita para mi primer día en Lisboa. Aquí dejo un video sobre el terremoto de Lisboa y sus consecuencias. (https://www.youtube.com/watch?v=fKigEJj3iVI).




  

domingo, 10 de marzo de 2019

ACUSETES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 10 DE MARZO)


La suerte de Yohny Lescano está echada. Las evidencias de acoso sexual, sembradas o no, han sido las suficientes para que este otrora paladín de las causas nobles y justas en nombre del pueblo queden borradas de un plumazo. Ha pasado a engrosar la lista de cadáveres políticos que van quedando de este inefable y lamentable grupo de congresistas y la miasma en que se ha convertido la política en nuestro país en los últimos meses. Lescano, como muchos políticos, hizo su carrera en provincia, entre Puno y Arequipa, y últimamente representó a Lima, como muchos provincianos que se catapultan para conquistar la capital. Así pues, su paso por el Congreso quedará en el recuerdo de haber sido un mañoso más que anduvo por este hemiciclo. Que Lescano haya caído en una trampa es bastante factible. De haber sido ese el hecho, le ha faltado muñeca para manejarlo, habida cuenta de que es un personaje que estaba en la mira de sus rivales. Pero su absurda reacción de echar la culpa a otros sobre un acto que debió haber sido reconocido como suyo lo desdibuja completamente y cualquier explicación ofrecida suya ya es de por sí deslegitimada. Ofrecer las disculpas para resarcir un poco su alicaída posición hubiese sido lo recomendable. Pero iba hundiéndose en un pantano de justificaciones que nacían muertas de credibilidad. Sea desaforado o no, no logrará resucitar después.
La sorpresa grande no ha sido, sin embargo, el hecho censurable de Lescano, sino la reacción de toda la jauría de congresistas (incluso de su bancada) y políticos, quienes han aprovechado de lapidarlo lo más posible y gritar a los cuatro vientos su acto doloso para así desviar nuestra atención o tapar las fechorías que no dejamos de descubrir cada día a través de diversos medios. Las manifestaciones de solidaridad con la periodista acosada han sido tan fingidas, puesto que muchos de estos “solidarios” no tuvieron ningún reparo de proteger a Moisés Mamani e, incluso, humillaron a Lana Campos, la azafata que sufrió la agresión por parte del congresista puneño. Los medios han dado cabida a muchos de estos personajes, notables sinvergüenzas, a exponer su posición sobre el acosador e incluso censurarlo. Por ejemplo, Mauricio Mulder tiene el suficiente descaro de opinar sobre su colega, mientras arrastra evidentes casos de tráfico de influencias por tres trabajadores recomendados. O ver a muchas congresistas de FP salir del hemiciclo, habiendo blindado a Mamani y López Vilela. Este último tuvo la desfachatez de acosar a una colega de su misma bancada: Pilar Noceda. La deplorable actitud de Milagros Salazar de haber dudado de la víctima del acosador puneño, pero poner las manos en el fuego por Héctor Becerril tiene una sola explicación: cinismo.
En el mundo infantil, el acusete es la persona que delata a otro para lograr un reconocimiento por parte de sus mayores o, muchas veces, para ocultar una malacrianza. ¿Cuál es la figura que aplica con estos personajes?

domingo, 3 de marzo de 2019

PRIMER DÍA DE CLASES (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DOMINGO 03 DE MARZO)


Se da inicio del año escolar 2019.  
Como cada inicio del nuevo periodo escolar, este coincide con cambios climáticos drásticos que Trujillo, la Región y el país, están experimentando. Estos están afectando toda actividad humana (económica, cultural, social y la educativa) y, como desafío, tenemos que aprender a convivir con ellos. Estos son una constante que debe de incluirse ya en el calendario anual de Educación (como, imagino, ya se está haciendo en otros rubros como Salud, Producción, entre otros) que obligan a replantearnos algunas propuestas de cambios o adaptaciones con el fin de no paralizar una actividad tan importante para una nación como la educativa.
La infraestructura educativa es un primer escollo a lo largo del país. En Trujillo, muchos planteles de más de tres décadas, aunque sólidos, no fueron pensados para la tropicalización que estamos viviendo. Proyectos como Chavimochic y los cambios dramáticos vividos en las últimas décadas han motivado la presencia de mayor humedad, la que nos exige hacer una revisión sesuda de la infraestructura escolar. Ya no es necesario tener un Fenómeno del Niño en la Región para tener lluvias. Las tenemos casi todos los veranos. Hay que hacer severas modificaciones en edificios, en sus aulas y partes administrativas. Debemos de contar más con áreas verdes, una buena arborización para tener sistemas frescos naturales de ventilación que reemplacen un posible equipamiento costoso, imposible de acometer para el Estado. Es tiempo de que buenos arquitectos e ingenieros hagan suyo el reto de mejorar la infraestructura educativa innovando e implementando materiales no costosos. Lastimosamente, todo apunta a que no habrá marcha atrás en estos drásticos cambios (habrá veranos más calurosos y torrenciales, como inviernos un poco más crudos)
En medio de este duro panorama, esta realidad debe de ser incorporada, casi obligatoriamente, como parte de los contenidos educativos; la descripción de esta debe de ser incluso diversos temas escolares transversales para que los estudiantes logren un aprendizaje muy significativo y permita, entre ellos, propuestas de soluciones ante la realidad que se pueda presentar como adversa, pero que, de ser comprendida, puedes hallarse soluciones simples que atenúen estas circunstancias y que respondan a una mayor conciencia ciudadana responsable y solidaria. Por ejemplo, proyectos de arborización tanto en su propio centro educativo, como en el de sus comunidades movilizarían a estudiantes para ejercer presión a desidia y desinterés de autoridades que deberían asumir estos proyectos como suyos. Una circunstancia adversa como esta requiere respuestas colectivas coercitivas.
La educación puede aportar así, a través de sus alumnos y docentes, respuestas constructivas a la adversidad.