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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 28 de enero de 2024

NAVIDADES LISBOETAS

 




Sábado 23: Un día bastante casero. Hoy día llegaba Carmen a Lisboa desde Madrid. Maria y Soraia estaban abocadas en arreglar las cosas para su viaje y la cena navideña. Soraia ya pudo recoger su auto en el cual iban a viajar y tenían que equiparlo con ropa y otras cosas. Por la mañana salimos a comprar un par de zapatos de vestir que necesitaba. Nos fuimos caminando a la tienda Calçado Guimarães, una zapatería que no estaba lejos de la casa de Maria ( https://www.calcadoguimaraes.pt/). Una vez hecha la compra hicimos la visita a dos lugares muy simpáticos: la iglesia de Nuestra Señora del Amparo de Benfica (Igrejia de Nossa Senhora do Amparo de Benfica) y el Palacio Baldaya. La iglesia estaba abierta al público para que se puedan visitar los nacimientos. Es espaciosa y bien iluminada, y es parte del corazón del barrio (https://tropter.com/es/portugal/lisboa/church-of-our-lady-of-the-amparo-benfica). Antes de dirigirnos al Palacio Baldaya, hicimos un alto en un quiosco que vendía libros, discos y polos con figuras literarias. Había unos polos bonitos de los dos grandes héroes literarios de Portugal Luis de Camões y Fernando Pessoa. Pedí información al respecto, pero no había de mi talla; me dijo que tras la navidad le llegarían más. Nunca pode volver. Pero sí compré música: había en CD que rendía homenaje a Luísa Todi: As árias de Luísa Todi, cantadas por la soprano Joana Sera y acompañada de la orquesta Os músicos do Tejo. Incluye incluso música culta portuguesa. Además, encontré la ópera Rinaldo de Händel. Genial. Culminada esta rápida visita, nos fuimos al Palacio Baldaya que ahora es un centro cultural que tiene una biblioteca, una sección infantil, galerías de arte y sala de exposiciones. En esta había una sobre la estación de tren de Benfica, el medio que había en la antigüedad para poder comunicarse con Lisboa (https://bairrobenfica.pt/palacio-baldaya/) (https://bairrobenfica.pt/2022/11/17/2543/). Antes de ser un centro cultural manejado por la municipalidad local, era un laboratorio. Por la noche, llegó Carmen. Ya estábamos todos reunidos para recibir la navidad. Nos fuimos los tres, Maria, Carmen y yo, a cenar al restaurante Edmundo (https://www.cervejaria-edmundo.pt/). La comida a base de pescado es su fuerte. Lastimosamente presenciamos un escándalo de pareja que perturbó a todos los presentes. Cosas de la vida. Al día siguiente, Carmen y yo nos iríamos a caminar.

 




Domingo 24: vísperas de navidad. Tomamos desayuno temprano para una jornada interesante. Maria y Soraia iban a estar muy ocupadas con sus arreglos viajeros, así que decidimos salir Carmen y yo hacia el casco antiguo (Baixa) de Lisboa. El sistema portugués de transporte público (que es público y no privado) está muy organizado. Habíamos comprado los boletos para el metro anteriormente y este se usa para todo el sistema de transporte. Así, con nuestra tarjeta, tomamos en el paradero cerca de casa el bus 729 que nos dejaba en nuestro destino final: el monasterio de los Jerónimos. El transporte público, con buses modernos y acondicionados para el transporte amable y humano de pasajeros dista años luz de la pesadilla que tenemos en nuestras ciudades con todo tipo de transporte imposible como combis, mototaxis, custer y otras pesadillas destartaladas y contaminantes que compiten entre ellos para captar pasajeros llevándolos como ganado. Y es un mal enquistado que ha generado formas de corrupción a todos los niveles socioeconómicos de nuestra sociedad. Tan diferentes a otros sistemas, incluso el ecuatoriano. El de Portugal permite a los turistas poder visitar cualquier lugar atractivo de manera cómoda, simpática y barata. Eso fue lo que hicimos ese día y lo haríamos en los siguientes (https://essencial-portugal.com/es/visite-lisboa/transporte-publico-lisboa/), (https://www.youtube.com/watch?v=Hc67dsR0hgE&t=17s). Les comparto también información del transporte público de Machala, Ecuador, ciudad en la que estuvimos en 2019 y vimos una ciudad ordenada sin ninguna movilidad de pesadilla que pululan por nuestras calles (https://www.movilidadmachala.gob.ec/web/rutas-de-buses-urbanos-de-machala/). Tomamos, pues, nuestro bus a nuestro destino; el bus nos dejó tras 30 minutos en el paradero de Jerónimos. Al llegar vimos a muchos turistas en la puerta impedidos de ingresar. Domingo 24, muchos lugares no iban a estar abiertos. Decidimos cruzar el gran Jardín de la Plaza del Imperio (Jardim da Praça do Imperio) con su bella fuente, varios azulejos con árboles y flora de muchas partes del mundo, hacia la Torre de Belén. Lastimosamente también estaba cerrada, pero en nuestra caminata, Carmen vio el ferry que venía desde Terreiro do Paço. Nos detuvimos en el restaurante /embarque Confitería Nacional Belén (Confeitaria Nacional Belem) donde también funciona FRS Portugal (https://www.frs-portugal.pt/es/) para hacer la travesía. Íbamos a ir por el río Tajo. El trayecto dura unos 30 minutos hasta llegar al terminal de ferry en Terreiro do Paço desde donde nos iríamos caminando por la ciudad vieja. En la plaza hay dos lugares atractivos por conocer: el Museo del Bacalao, toda una institución portuguesa (Centro Interpretativo da História du Bacalhau) y Museu da História do Lisboa. Optamos por este último. Es un museo relativamente nuevo, Carmen no lo conocía aún. Y hay cosas nuevas implementadas de la visita que hice en enero de 2019 (https://www.voyalisboa.com/lisboa-story-centre/). 






Una de las salas más interesantes es la que replica el famoso terremoto del 1 de noviembre de 1755 que destruyó casi toda Lisboa. También se ve una sala en la que se reproducen los olores de los principales móviles de los descubrimientos europeos: las especias; olores de pimientas, clavo de olor, cúrcuma, cardamomo, canela, comino, etc... Y, siendo Lisboa la capital de un gran imperio marítimo, los descubrimientos técnicos estaban a la orden del día y muchos han pasado al olvido o han sido “apropiados” por otros debido a que este imperio perdió su poderío y, por lo tanto, su reconocimiento mundial, siendo usurpados por otras potencias como los ingleses, franceses u holandeses; como España, Portugal también es víctima, pero en menor grado, de la famosa Leyenda Negra. El museo muestra la grandeza de Lisboa de los siglos XVI al XVIII, y la historia moderna convulsa con la caída de la realeza lusitana y la dictadura de Salazar que culmina con la Revolución de los Claveles que estalla el 25 de abril de 1974. Por eso, el famoso Puente 25 de abril tiene esa actual denominación que anteriormente era Puente Salazar. Esta fue una buena visita que nos tomó casi una hora recorrerlo. Y luego los libros, marcadores, revistas o postales. Al salir fuimos a buscar un restaurante, pues ya era hora de almuerzo. Pasamos por el Arco de Augusto con el que abre (o cierra) la Rua Augusta; la boletería estaba cerrada. Lástima. Encontramos un restaurante, São Nicolau, el cual después me enteré tiene muchas críticas negativas; sin embargo, para Carmen y para mí, estuvo bien y comimos bastante, siempre con vino verde. Salimos del restaurante a buscar las viejas iglesias, pues estas sí estaban abiertas. Caminamos por la Rua Augusta hasta la Plaza Rossio o de Don Pedro IV. Quería que Carmen vea la feria en la que había muchas cosas interesantes, pero esta ya había acabado. Seguimos buscando con el Google Map algunas iglesias cercanas y dimos con la de Santo Domingo (São Domingos de Lisboa). Preguntamos a unas personas que estaban paradas cerca de un bar tomando algunas cervezas y nos indicaron la ruta hacia la iglesia. Íbamos a tener tremenda sorpresa. Llegamos a la pequeña plaza de la Convivencia en cuyo monumento hay una placa en homenaje a la comunidad judía. 





Y luego ingresamos a la iglesia y ¡oh! Sorpresa: la iglesia sufrió un gran incendio en 1959 y la han mantenido tal como quedó hasta nuestros días. Alucinante (https://www.youtube.com/watch?v=J856UbJ2u3o&t=230s) (https://www.lisboa.es/que-ver/iglesia-de-santo-domingo/). Es una visita impresionante. Este descubrimiento para ambos nos alentó a buscar otras iglesias y nos fuimos a São Roque, iglesia que no conocía Carmen todavía. En el camino, vimos a la distancia la Estación de Rossio. Aunque el museo estaba cerrado, la visita a la iglesia en sí fue interesante: el esplendor del barroco portugués. Aquí les comparto lo que había escrito en mi primera visita en enero de 2019. En esa oportunidad estuvimos en su interesante museo: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2019/03/la-lisboa-de-pessoa-y-de-sus-tranvias.html. Aquí información del barroco portugués (no hay que olvidar que la palabra “barroco” es una palabra portuguesa): https://monolito.es/blog/el-arte-barroco-en-portugal-una-mezcla-de-culturas-y-estilos, https://visitportugal.com/es/node/73844





Desde San Roque nos fuimos en dirección a la Plaza de Luis de Camões en la que hay dos iglesias, una frente a la otra: Nuestra Señora de Loreto y Nuestra Señora de la Encarnación. Como había culto en ese momento, no ingresamos; pero seguimos bajando por la Rua Garrett hasta llegar a la basílica Nuestra Señora de los Mártires (https://cloud.3dvista.com/hosting/7342916/0/index.htm). Ya era un poco tarde y queríamos tomar algo antes de partir a casa para la cena de Nochebuena. Quisimos entrar al simpático café A Brasileira, el que tiene delante de su fachada la estatua sentada de Fernando de Pessoa. Pero ya no estaban atendiendo. Intentamos en la Pastelería Bernand, tampoco. Todos ya querían ir a sus casas para los últimos preparativos. Por fin, nos atendieron en Castro, que es un taller de Natas. Así que pedimos las consabidas natas y una buena infusión para el camino de regreso. Bajamos hasta Terreiro de Paço nuevamente para tomar el metro hasta Benfica. Llegamos cuando ya estaban todos reunidos. Tuve un incidente con el maniubro de mi puerta y, gracias a Rogerio, el problema fue solucionado. La mesa estaba llena de dulces que habían traído Carmen y Maria, bolos do rei e da ranha, roscas de rey, confites, mazapanes. Espacio para la gula. El 25 de diciembre fue un día de reposo. Pero el 26 y 27, Lisboa nos mostrará sus otros tesoros.






domingo, 26 de mayo de 2019

LISBOA A SUS HÉROES Y SU PASADO: PANTEÓN Y SÉ.





Jueves 17 de enero. Último día, prácticamente, en Lisboa y en Portugal. El viernes partía para Francia, vía Madrid. El tiempo se fue volando como de costumbre. Íbamos a emplear la mañana para visitar el barrio antiguo de Alfama, su Panteón Nacional, el castillo de São Jorge, su vieja catedral. Una buena caminata por una de las colinas más tradicionales de esta vieja ciudad. Históricamente, Alfama es el barrio más antiguo de Lisboa. Ahí se encuentra el antiguo castillo de San Jorge y su vieja catedral. Pero Maria había decidido hacer una buena caminata para recorrer la vieja Lisboa. Para eso nos fuimos hasta la estación de Santa Apolonia. Este nombre lo tenía fijo en la cabeza. Cuando estuve en Europa entre 1994-1995, compré el famoso Euralpass para poder viajar por tren entre varias ciudades y países; te daban un folleto en el que salían todas las estaciones de trenes y los horarios de conexiones de estas con diversas ciudades de Europa. Ir a Lisboa o Sevilla era bastante complicado, puesto que en ese entonces estuve viviendo en Dinamarca. Era casi dos días ir hasta allí y, para complicar la situación, España había impuesto unilateralmente la visa para los peruanos. Eso fue a pocos días de partir a Dinamarca y no pude hacer los trámites debidos. Leía el nombre de Santa Apolonia, así como el de Santa Justa de Sevilla, dos estaciones que terminé de conocerlas 25 años después. Santa Apolonia es una estación que recibe este nombre, pues hubo anteriormente un convento con ese nombre. Bajamos del metro, (la línea se ha extendido hasta esta estación) y ascendimos hasta el edificio central; al salir nos topamos con el Museo Militar, el cual no íbamos a visitar. Decidimos caminar por las calles sinuosas para llegar a nuestro primer objetivo: El Panteón Nacional, O Panteão Nacional.





Este gran edificio es la memoria intelectual, artística e histórica de Portugal. Tiene una larga historia que se mezcla con la leyenda y el mito popular. Aquí hay datos interesantes de su pasado (https://www.abc.es/internacional/20140119/abci-panteon-nacional-lisboa-lugar-201401170047.html). Todo panteón es una gran visita para navegar en el imaginario de una nación, no importando el momento que uno le toque visitar. Este sitio acoge tumbas simbólicas como la de Luis de Camões o Vasco da Gama, pero también es el espacio de la gran cantante de fados Amalia Rodrigues o el jugador de fútbol Eusébio da Silva Ferreira, más conocido como Eusebio. Aquí un fado de Amalia Rodrigues sobre la vieja Lisboa (https://www.youtube.com/watch?v=v6P68KXeBy4) y aquí un video con varios goles de Eusébio (https://www.youtube.com/watch?v=GLBBCjM4b_w). Aquí más datos anecdóticos de este lugar (https://www.visitlisboa.com/es/node/853). Lo más destacado es subir a la cúpula, recorrer los pasillos laterales y controlar un poco tu acrofobia para ver todo el panteón desde la parte superior. Luego salir a una amplia azotea para ver el Tajo y parte de la ciudad antigua: es una vista maravillosa. Al descender, hicimos una última vuelta por el panteón para despedirnos de Luis de Camões, Vasco da Gama, toda la pléyade de portugueses que son el orgullo de la nación lusa.




Al salir nos fuimos en dirección a la iglesia de San Vicente de Fora, una blanca iglesia grande frente a un pequeño parque. El edificio es sobrio, pero monumental. Esta gran iglesia tiene al costado un antiguo convento agustino, que es famoso por sus azulejos. No ingresamos puesto que teníamos más cosas pendientes en mi último día. Además, luego nos enteramos de que aquí está el cementerio real de la Familia Braganza (Bragança). Aquí tenemos más datos de tan bello lugar (http://www.sietelisboas.com/sao-vicente-de-fora/). Está muy ligado a la historia de esta vieja ciudad, pues este es el resultado del éxito del asedio cristiano contra la ciudad mora que era Lisboa en el siglo XII. Afonso Henriques, una vez reconquistada la ciudad, mandó a erigir un monasterio e iglesia a cargo de los agustinos. Está dedicada a este santo español y sus restos fueron traídos desde el Algarve a este sitio.  Aquí hay más datos (https://destinoinfinito.com/monasterio-san-vicente-fora/) (http://www.sietelisboas.com/sao-vicente-de-fora/).
Al salir nuestro objetivo era el castillo de San Jorge. Pero no iba a ir de Lisboa sin haber subido al tranvía para un recorrido más extenso. Al intentar tomar uno para subir en dirección al castillo, creo yo que hubo un mal entendido con el conductor de uno de estos el cual entendió que nosotros queríamos pasar, cuando nuestra intención era subir al tranvía. Ya habrá otra oportunidad. Antes de llegar al castillo hicimos una escala en el Miradouro de Chão do Loureiro (Mirador del Terreno del Laurel), en el que hay muchos cafés y pastelerías como una pascana natural de los cientos de turistas que, como nosotros, estaban recorriendo la Lisboa vieja.



Luego de un reparador café y un delicioso pastel nos fuimos hacia el castillo. Este ascenso se hizo por las estrechas calles de una ciudad medieval, aunque los edificios son nuevos, tras el terremoto de 1755. Así llegamos a la entrada del castillo. Hicimos una pequeña cola y recogimos algunos folletos informativos. Ya adentró nos dirigimos hacia las instalaciones militares para culminar en el museo de la ciudad. Este espacio era originalmente una fortaleza y espacio real de los musulmanes y luego pasar a manos cristianas tal la reconquista de Afonso Henriques. Esta fue la zona real portuguesa hasta el siglo XVI. Fue usado como lugar militar. En la actualidad es un monumento y patrimonio nacional; además se han hecho muchos avances en las investigaciones arqueológicas y se está descubriendo todo ese mundo musulmán que le dio mucha gloria arquitectónica a esta zona. Los azulejos son bellos y hay interesantes reconstrucciones de varios de ellos bellos pero dañados.









Aquí más datos (https://elcuadernoviajero.wordpress.com/2016/10/20/castelo-de-sao-jorge-eterna-fortaleza-de-lisboa/) (http://castelodesaojorge.pt/site/es/historia/)
Nuestro último objetivo era la Catedral de Lisboa, La Sé. En el camino vimos los restos del teatro romano cerca a nuestra meta. No logramos ingresar por estar en reparaciones. Así que seguimos hacia la catedral, la cual es una suerte de madre de todas las iglesias de Lisboa, pese a no ser tan grande como los Jerónimos, es una sólida iglesia que carga con la historia de esta ciudad. Está edificada sobre la mezquita de los musulmanes vencidos por Afonso y sus huestes. Su construcción es románica, por eso esos anchos muros de espíritu militar, inspirado en el ambiente de las cruzadas medievales. Se parece a la Sé Velha de Coimbra. La iglesia tiene muchos tesoros y los tienen escondidos en el segundo piso en una bien cuidada ala que guarda casullas, incunables, objetos de culto e imágenes. En la parte posterior al altar principal hay una serie de salas en las que vemos viejos y bellos trabajos escultóricos tumularios. La iglesia es sobria y discreta. Según la historia, ha tenido varios problemas aparte de terremotos e incendios. Aquí tenemos más datos al respecto (http://www.sietelisboas.com/se/) (https://www.e-cultura.sapo.pt//patrimonio_item/7602). Esta fue una visita reconfortante. En esta caminata por la ciudad, nos dirigimos hacia la Casa dos Bicos (casa de los picos), donde se halla la Fundación Saramago (Fundação Saramago). Esta casa perteneció a una familia noble y la casa quedó muy dañada por el sismo de 1755. Fue utilizada como almacén de bacalao, el pescado base en la dieta portuguesa. En las últimas décadas del siglo pasado, la casa fue rescatada y actualmente es un espacio para exposiciones. De ahí nos fuimos a Praça do Comercio y al Parque Saba Praça do Município, donde María me tomó algunas fotos. Desde ahí caminamos por la zona pombalina para ir a nuestro siguiente objetivo: el almuerzo. Y este lo íbamos a tomar en A Tendinha, un lugar informal que sirven especialidades diversas y acompañado de cerveza, pero la especialidad es la bifana, razón por la cual Maria había escogido este restaurante; no es nada elegante, pero el ambiente es simpático y ves poco turista; sin embargo, estaba lleno. El restaurante está en la Plaza Rossio, también llamada Praça de Dom Pedro IV. La bifana es un rico sánguche hecho con lonjas de chancho macerado en ajos, vino blanco, laurel y pimiento, y tras ser colocado a la plancha, se lo sirve en pan portugués. (https://www.196flavors.com/es/portugal-bifana/).
Antes de retornar ya a casa para preparar nuestras cosas, pues tanto Maria como yo teníamos que viajar al día siguiente, fuimos a dar una vuelta y llegamos a un pequeño bar regentado por un peruano que vive en Lisboa. Fuimos para bajar el chancho y lo mejor para estos casos es un corto de pisco. Estuvimos conversando largo y tendido, pues el dueño era de Trujillo. Tras nuestra larga conversa, decidimos retornar a casa para preparar las cosas ya que salía a Toulouse, vía Madrid, muy temprano. Mi último día en Portugal estuvo cargado de historia. Hasta una próxima vez.