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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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miércoles, 31 de enero de 2024

PASEO POR LA VIEJA HISTORIA LUSITANA (CRÓNICA DE VIAJE POR LISBOA)

 




Martes 26: día de despedidas. Maria y Soraia partían para Bruselas en el auto de Soraia con paradas previstas en Bilbao y París. Luego nos comentaron que pararon en París en casi un solo trote. Vaya. Tras la partida de ellas, Carmen y yo salimos a buscar nuevas aventuras en una Lisboa que tiene aún mucho por ofrecer. Decidimos ir nuevamente al Monasterio de los Jerónimos, pero dimos prioridad a un museo que ambos no conocíamos e íbamos a salir fascinados: Museo Nacional de las Carrozas (Museu dos Coches). Este museo es una iniciativa de la reina Doña Amelia D´Orleans y Bragança que tuvo la excelente idea de exponer la colección de carrozas que había en la casa real portuguesa. El museo tiene 119 años, tiene otro espacio más antiguo; pero ahora hay un nuevo edificio más adecuado en el que puede sostener tan interesante exposición: http://museudoscoches.gov.pt/pt/museu/, https://www.museudoscoches-ipmuseus.pt/, https://www.youtube.com/watch?v=ZCwrTrgIVw4





La visita fue un verdadero descubrimiento. Cuando estuve en Lisboa en 2019, Maria y yo tuvimos todas las intenciones de visitar este museo, pero había tanto por ver que pasamos por alto este bello museo. En el mundo virreinal, existieron las calesas, estas que eran usadas en la Lima de los siglos XVII y XVIII. Ricardo Palma cuenta en una de sus tradiciones un pleito que hubo entre dos destacados limeños del XVIII que tuvieron un encontrón con sus calesas en las tortuosas calles limeñas de antaño. Su famosa tradición fue la fuente de inspiración para el artista Teófilo Castillo, quien hizo una famosa pintura titulada como el duelo de las calesas, pintura que se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú en Lima (https://museos.cultura.pe/actividades/al-museo-
desde-casa-el-pleito-de-las-calesas
). Teófilo Castillo fue un gran retratista de esa Lima de antaño y varias de sus obras se ven en el MALI (https://lsiabala-almanzur.blogspot.com/2011/01/pintor-para-la-evocacion.html). Siguiendo con las calesas,  recuerdo haber visto una calesa en el edificio de la Cancillería peruana en el Palacio de Torre Tagle en el patio de entrada (https://elcomercio.pe/lima/patrimonio/restauracion-del-frontis-de-la-sede-principal-de-la-cancilleria-la-nueva-imagen-de-la-fachada-de-torre-tagle-periodo-virreinal-noticia/?ref=ecr#google_vignette), pero ahora tiene una nueva ubicación, por lo que amerita una nueva visita (https://www.afsdp.org.pe/una-vista-al-palacio-de-torre-tagle-casa-de-la-diplomacia-peruana/). Incluso en la novela Un mundo para Julius de Alfredo Bryce Echenique se habla de una calesa que era usada por Julius para jugar con su hermana Cynthia y la cual se nombra en el primer capítulo de esa deliciosa novela. El terrible tránsito de Lima no es de ahora como informan algunos textos referentes. Es una herencia virreinal:  https://especiales.elcomercio.pe/?q=especiales%2Fel-trafico-en-lima-comenzo-con-las-carrozas-ecpm%2Findex.html, https://institucional.us.es/revistas/arte/25/vol_I/art_26.pdf.   ¿Cómo habrá sido el Trujillo virreinal? ¿Habrá alguna calesa en nuestra ciudad? Volvamos a nuestro excelente museo lisboeta. Después de la pausada visita en la que vimos una  interesante exposición de caricaturas de la realeza lusitana; de ahí pasamos a comprar algunos libros (como la guía del museo) y otros objetos. Compré un libro interesante: Século XVII, Lisboa setecentista vista por estrangeiros de las autoras Piedade Braga, Teresa Rodrigues y Margarita Sá Nogueira, libro de crónicas de viajeros alemanes, franceses e ingleses a la antigua Lisboa, sobre todo después del terremoto de 1755 (Colecção Cidade de Lisboa, Livros Horizonte: https://www.livroshorizonte.pt/categoria-produto/cidade-de-lisboa/). Lastimosamente no pudimos visitar el edificio antiguo, pues estaba en restauración. Cruzamos el Jardín de Alfonso de Alburquerque (https://elpensante.com/biografia-de-afonso-de-albuquerque/), uno de los principales promotores del crecimiento del imperio portugués por el Océano Índico. Todo está ligado al mar. 






Decidimos ir al Monasterio de los Jerónimos. Ya había estado aquí en enero del 2019. Aquí mi crónica de esa visita: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2019/05/los-jeronimos-en-lisboa-la-historia-de.html. Sin embargo, en esta oportunidad no íbamos a poder visitar ni el museo arqueológico ni todo el monasterio en sí, lo que nos causó bastante frustración. La cola era primero para ingresar al claustro (la vez pasada había una exposición en homenaje a Magallanes / Magalhães) y en esta hicimos una visita bastante reducida. Luego fuimos a la iglesia en sí para ver los mausoleos de los Luis de Camões y Vasco da Gama, y la interesante sacristía. Además, está la tumba de Fernando de Pessoa: https://www.jeronimosmonasterytickets.com/es/tumbas/, https://www.youtube.com/watch?v=yVcGVhfLsKA. Terminada la visita, ya listos para almorzar, nos fuimos nuevamente al Restaurante Cervecería Portugalia. Ahora sí tuvimos que hacer una cola, pues había mucha gente en reserva. Luego de casi media hora logramos instalarnos para calmar el hambre (https://carta.menu/restaurants/lisboa/portugalia-cervejaria-belem); todo, por supuesto, rociado con vino verde. Acabado nuestro almuerzo, nos fuimos a nuestro último objetivo del día: El Museo de Arte Contemporáneo/ Museu do Arte Contemporânea. 







El museo está en un gran complejo, Centro Cultural de Belem, en el que hay otras instituciones públicas como privadas. En este museo (https://www.ccb.pt/macccb/), encuentras obras de Picasso, Braque, Duchamp, Dalí, muchos más. Además, hay exposiciones temporales como la que vimos de la artista belga Berlinde de Bruyckere, “Atravesar un puente en llamas”, con esculturas muy inquietantes por su temática y las formas presentadas (https://www.youtube.com/watch?v=VgLNgJJXZ7I)   (https://www.galleriacontinua.com/artists/berlinde-de-bruyckere-21). Y, por último, una exposición de grabados y diseños de muchos artistas. Éramos los últimos en salir; visitando la última planta, se nos avisó que ya estaban por cerrar. Fuimos a la tienda y compré un libro del fotógrafo brasileño João Salgado y un interesante almanaque de fauna mundial, el Animalario Universal del profesor Revillod, es un regalo genial (https://www.youtube.com/watch?v=VgLNgJJXZ7I). Como habían cerrado casi todo, tuvimos que buscar una salida alternativa y eso fue genial; nos encontramos con unos jóvenes mexicanos que también buscaban la salida, pero estaban más en plano de diversión. Con Carmen anduvimos cierto trecho hasta dar con un pasaje que nos ayudó a ubicarnos. Ya en la avenida, nos fuimos a comprar más pasteles de nata, pues Carmen quería llevar a España. Mañana iba a ser nuestro último día. Vimos un poco de televisión, una película inglesa (The Hundred-Foot journey) con Helen Mirren y la historia de una familia hindú que se instalan en Francia a dedicarse a crear restaurantes y la dura competencia por las estrellas de Guía Michelin (https://guide.michelin.com/es/es/historia-de-la-guia-michelin).

Miércoles 27: penúltimo día en Lisboa. Tomamos desayuno y nos fuimos al Centro Comercial Colombo, pues me era urgente una buena casaca, con mayor protección. Nuestros objetivos: Museo Nacional de Arte Antiguo (¡espléndido!) y el Palacio de Ayuda. Tomamos el metro hasta Terreiro do Paço. El museo no se encontraba en este lugar, sino cerca de la Av. 24 de Julio. Amablemente, un conductor de bus nos dio las instrucciones pertinentes, dónde y qué línea de bus tomar para ir a nuestro objetivo. Nos pasamos del paradero en el que teníamos que descender, pero no fue problema. Además, con la nueva casaca, se podía aguantar el frío que estaba arreciando. Subimos una pequeña colina sobre la cual estaba la ciudad y ahí estaba el museo (no era la entrada principal). Preguntamos sobre el mismo y dejamos todas nuestras cosas, menos mis cámaras.  Ya más ligeros, empezamos la caminata por este grandioso museo. Cuando subimos a la última planta, aún no nos dábamos cuenta de la magnitud del museo que íbamos a visitar.






¿Qué ver en este Museo? ¿Los biombos japoneses o las lacas chinas de las salas orientales, o los platos hindúes o la vajilla oriental? ¿Las bellas esculturas medievales portuguesas o las pinturas de la escuela flamenca? ¿La pintura de Velásquez o el tríptico de El Bosco sobre las tentaciones de San Antonio? ¿Ver los nacimientos barrocos o los muebles de los diversos periodos de la historia lusitana? Una visita a fondo requiere mínimo cuatro horas. Nosotros nos tomó más de dos horas de disfrutar esta belleza (http://www.museudearteantiga.pt/collections/art-of-the-portuguese-discoveries) (https://www.youtube.com/watch?v=twTvYCwtOIo). En mi retorno, debo regresar a visitarlo con mucho más tiempo. Antes de ver el regalo que nos tenía el museo, una colección de pinturas barrocas españolas en la exposición itinerante, nos fuimos a almorzar. Al momento de salir del museo preguntamos cómo ir al Palacio de Ayuda; felizmente preguntaron por teléfono si estaban atendiendo y les informaron que estaba cerrado. Esto cambió nuestros planes: nos íbamos a un espacio cultural, económico y gastronómico, LX Factory. Llegamos a la estación y preguntamos a un jovencito, quien nos ayudó mucho. Tomamos el bus y al llegar nos indicó de bajar. Ya estábamos en el LX Factory (https://lxfactory.com/). Aquí hay una bella librería, Ler Devagar (http://www.sietelisboas.com/ler-devagar/), en la que compré dos cómics y un CD de jazz, de Egberto Gismonti, destacado músico brasileño (https://www.youtube.com/watch?v=WLVcrN3ndrc). Seguimos caminando viendo tiendas y restaurantes hasta llegar a una tienda de conservas (COMUR) decorada de una forma atractiva: vendían conversas de pescado como salmón ahumado, anchoas, entre otras especialidades. Las latas de conserva en sí son pequeñas obras de arte y, quizás por eso, de ahí el precio (https://www.centerofportugal.com/es/articulo/comur). El chico que vendía, brasileño él, era un vendedor nato. Una vez concluida nuestras compras, nos embarcamos hacia nuestra casa. Había que terminar las maletas, pues al día siguiente nos íbamos a España.

Fin de nuestra experiencia lusitana.






domingo, 21 de enero de 2024

FIESTAS DE FIN DE AÑO EN EUROPA (CRÓNICA DE VIAJE)

 




Cerrando el año 2023, año de varios viajes. En realidad, este viaje no lo había previsto, pues estoy en gestiones de vender mi casa y preparándome para recibir el primer año de fallecimiento de mi madre (02 de enero, 2023). Sin embargo, Maria me entusiasmaba para pasar las fiestas en Europa y, a ello se unió, Carmen Ortega, con quien habíamos estado en Cajamarca en agosto. Consulté los itinerarios para poder viajar y decidí salir el lunes 18 de diciembre. El día anterior, domingo 17, habíamos ido a desayunar opíparamente un desayuno a la usanza trujillana con tamalitos, panes, pescado frito, chicharrones de chancho, para celebrar las navidades y el año nuevo en el restaurante de Renzo Vinatea. Una despedida opípara. Por la noche Maria viajó por ITTSA, pues ella llevaba muchas maletas puesto que iba a permanecer un buen tiempo en Europa (tanto en Lisboa como Bruselas).

Lunes 18: fui al aeropuerto en taxi con mi maleta y mi mochila con las cámaras. Llegué a Lima un poco antes de las 13 horas. Ya habíamos coordinado con Maria para vernos en el aeropuerto. Ambos teníamos que hacer nuestros respectivos chequeos para nuestros equipajes y reservas de sitios. Como había comprado el trayecto Trujillo-Lima-Trujillo por separado, no se pudo enviar el equipaje directo hasta Lisboa. Lo complicado es que Maria había comprado su boleto en IBERIA, casi todos mis trayectos eran con LAN, salvo el trayecto Madrid- Lisboa – Madrid que las tomé en IBERIA. Ya en el aeropuerto, almorzamos algo ligero mientras esperábamos los turnos para dejar nuestros equipajes en nuestros respectivos puestos. LAN tiene la ventaja de tener a Lima como su nudo de conexión, por lo que cuenta con rápidos procesos para dejar tu equipaje, no así las otras empresas: en IBERIA la cola era impresionante. Uno de los factores que hicieron pesado el viaje fue las fiestas de fin de año; el aeropuerto era un hormiguero de gente, maletas, carretillas, paquetes. Terrible. Lo mismo iba a ver en Barajas, el aeropuerto de Madrid y en el de Lisboa, pero menos caótico que Lima. Personalmente, Jorge Chávez no me parece un buen aeropuerto, muchos servicios todavía son precarios y, con el desorden que solemos generar con nuestro comportamiento, hacen penosa la estadía en este aeropuerto. Esperemos que el nuevo sea mucho mejor. Salimos puntualmente, iba sentado al lado de la ventana y la distribución de los aviones de largo trayecto es de 2-5-2 asientos; en cambio IBERIA es 3-3-3. La oferta de entretenimiento es bastante variada (filmes y música, incluso juegos). No fue tan penoso en trayecto como me lo había imaginado. Ya había hecho otro trayecto desde Lima hasta Ámsterdam, que tomaba casi el mismo tiempo. En el trayecto descubrí varios cantantes de música brasileña muy buenos: Numanice (https://www.youtube.com/watch?v=hAw6QFzXjOU), la cantante Marília Mendoça (https://www.youtube.com/watch?v=tI55Zu9uZEM) y Maria Rita (https://www.youtube.com/watch?v=n6kF8UYpKrs). Vi algunos filmes, pero aproveché dormir y caminar de vez en cuando, pues 13 horas sentados no es nada beneficioso.

Martes 19: Ya casi llegando a Madrid comencé a conversar con mi “compañero” de viaje (durmió plácidamente casi todo el viaje), quien era un español que residía en Lima ya 8 años. Llevaba para su familia, sobre todo a su hermano, mucha fruta que es oriunda de aquí como la lúcuma y la chirimoya entre otras cosas más. Aterrizamos a la hora prevista. Iba a estar dos horas y media en Barajas, tiempo suficiente para buscar la conexión, sellar el ingreso en mi pasaporte, ir a las oficinas de Iberia para tener mi boleto de abordaje y ver qué asiento me tocaba, pasar el control (bastante exigentes) y tomar el tren para la terminal de la cual partía mi avión a Lisboa. El vuelo salió casi puntual a las 6 pm. Había hablado con Maria quien me comentó que no podía recogerme, pues el tránsito era una pesadilla. Y era cierto. Recogí mi maleta y fui a los servicios donde olvidé mi celular. Al salir me di cuenta de ello y regresé rápidamente, y Maria me había mandado por WhatsApp la dirección de su casa. Había llevado una buena cantidad de euros en billetes y los iba a usar ahí. El tramo es corto en cuanto a distancia, pero pensé que la ropa caliente que había llevado iba a ser la suficiente para aguantar el frío; sin embargo, la realidad iba a ser otra. Maria tiene su departamento en Benfica, exactamente en la Estrada de Benfica, un barrio muy simpático, cuna de un tradicional equipo de fútbol (https://www.eldia.com/nota/2019-5-19-4-25-31-benfica-el-barrio-en-el-que-convergen-la-vida-lisboeta-con-el-patrimonio-cultural-turismo). Dejamos las cosas y nos fuimos al centro comercial Colombo, al cual fuimos a pie (https://www.colombo.pt/lojas/). Es un centro comercial (mall) que tiene una gran cantidad surtida de tiendas, incluido el FNAC, mi lugar favorito, un espacio de libros, música y cine; compramos algo de ropa y un par de pantuflas, pues el frío estaba arreciando. Fuimos a FNAC (https://www.fnac.es/) para comprar algunos cómics, CD y B-Ray. Lo último ya no había más en tiendas. Pena. Pero sí compré unos CD de música de cantantes portugueses: Ana Moura (https://www.youtube.com/watch?v=TZurR7xGk4c); Mariza (ya tenía más música de ella, https://www.youtube.com/watch?v=y2g03OkoMiQ);  Nuno da Camara Pereira (https://www.youtube.com/watch?v=MvacX23T4ww); y el descubrimiento de la cantante Dulce Pontes, una de cuyas canciones se ha internacionalizado con un viejo fado (lo cantaba Amalia Rodrigues), Canção do mar (https://www.youtube.com/watch?v=v_2fyB4dj4U), canción para un pueblo que vive con el mar. Salimos en dirección a la casa para luego ir a cenar en O Solar de Benfica. Una verdadera cena pantagruélica: después de meses pude tomar vino, en este caso vino verde para acompañar el bacalao. Ya estaba en Portugal (https://es.restaurantguru.com/Solar-de-Benfica-Lisbon-2). Lo bueno del barrio es que cuenta con todo tipo de servicios como veremos posteriormente. En casa habían llegado varios números de Visão História, por lo que tenía varias revistas para leer. Además, algo de televisión para ver. Hicimos algunas compras en la tienda que está en la primera planta para el desayuno de mañana. Al día siguiente iríamos a dejar el auto de Maria, quien ya le había cambiado la batería, al servicio mecánico para su mantenimiento, pues tenía que pasar revisión técnica.





Miércoles 20: salimos temprano, luego de un buen desayuno. Maria y yo fuimos a dejar su auto en Norauto Alfragide; iba a tomar todo el día. Hoy íbamos a tener un día un poco accidentado. Dejamos el auto para recogerlo más tarde y fuimos en busca del auto de Soraia, su hija, para ir al castillo de Palmela, donde nos pasaría la primera aventura. Maria no se sentía muy segura con el auto de su hija, el cual también iba a tener una revisión total, pues con este se irían ambas hasta Bruselas el 26 de diciembre. Al llegar al lugar, se podía ver en la cima el castillo en el que funciona también un hotel de 5 estrellas. Tuvimos un percance al querer pagar un peaje, pero se solucionó rápidamente. Comenzó el ascenso al lugar; Maria quiso subir a lo más alto para dejar el auto, pero este no respondía ni en primera; me pidió que manejara, pero también fue infructuoso. En el cambio para asumir el timón, sentí que mi celular había caído, pero no tenía la certeza. Llevé el auto en retroceso hasta el estacionamiento y me percaté que no tenía el dichoso celular; eso nos generó una angustia que nos iba a impedir disfrutar tan interesante lugar: un castillo de los caballeros de la Orden de Santiago. La iglesia del conjunto fue destruida en el terremoto de 1755 y actualmente vemos sus ruinas. Como toda la península ibérica, esta zona fue arrasada y refundada por los árabes hasta que esta zona fue recuperada por los cristianos. La visita la hicimos rápido, pues nos dedicamos más a preguntar si habían encontrado el celular y viendo soluciones para este caso. Felizmente el celular estaba refundido en el piso del auto que tiene tapiz negro. A ambos nos volvió el alma al cuerpo y nos propusimos regresar al lugar luego de almorzar en Setúbal con la hermana de Maria y su simpático esposo. Aquí información de este interesante lugar: https://www.turismoenportugal.org/castillo-de-palmela, https://www.ecured.cu/Castillo_de_Palmela. El mundo medieval portugués me estaba rondando, pero tendría oportunidad de ver más de este en mis últimos días en Lisboa. Con el fin de no hacer esperar más el almuerzo, nos fuimos hacia Setúbal. Dejar estacionado un auto en Europa es toda una odisea: lo vimos en Lisboa y los lugares cercanos; y lo vería más dramáticamente en España. Setúbal es una joya que no pude disfrutar como vemos en la información que aquí alcanzo: https://viajeconpablo.com/que-ver-en-setubal-guia-viaje/, https://viajeros30.com/2019/10/23/que-ver-en-setubal-playas/. Esta joya la visitaré en mi próximo viaje. Pero sí comimos rico. Portugal es un país marítimo. Su mayor extensión no está en el continente, sino en el océano de prosperar un plan que ha generado ciertas polémicas en muchas partes de Europa y Norteamérica. Portugal ha estado muy vinculado a sus colonias, las que le dieron riqueza y poderío: https://www.youtube.com/watch?v=sxuif358eF4. Esa historia y sus territorios isleños le pueden permitir ampliar su actual extensión, hasta duplicarlo como vemos en los siguientes videos: https://www.youtube.com/watch?v=Yio7veTYP_M, https://www.youtube.com/watch?v=YQ2FJJcd9go. Sin embargo, el mar también les puede jugar en contra de su litoral y la población que lo habita. Algunas construcciones han sido contraproducentes, como algunas construcciones de espigones y diques, y se asemeja al triste caso del litoral trujillano con el caso del molón de Salaverry (https://www.youtube.com/watch?v=XetJfZmEzos). El mar está presente en el arte portugués, como lo podemos oír en su fado (como el que he puesto anteriormente cantado por Dulce Pontes).  Aquí un sencillo y breve documental sobre el tema con algunos buenos cantantes: https://www.youtube.com/watch?v=l4LMRkD1fRw. Este documental es más extenso, pero muy bueno en el que se entrevista a una de las mejores cantantes actuales de esta música: Mariza (https://www.youtube.com/watch?v=a5O6E59dV8Y).  Setúbal está considerado como un lugar de excelentes playas; pero también donde puedes comer una de las bondades de su espacio marítimo: el calamar (choco). Para eso nos fuimos a la Casa Santiago, o rei do choco frito (https://es.restaurantguru.com/Rei-Do-Choco-Frito-Setubal-Municipality/menu). Había una cola relativamente grande para entrar, lo cual indica que el lugar es bastante famoso; felizmente, Cremilda (hermana de Maria) y su esposo, Rogerio, habían ido más temprano por lo que ya habían separado una mesa para los cuatro; ellos ya habían empezado, pues era un poco tarde ya. El vino verde roció nuestra comida. Tras un contundente postre, salimos para ir a los autos y tratar de volver a visitar Palmela. Antes fuimos a ver una estatua simpática que hicieron los propietarios que emula a Fernando Pessoa como un calamar. Tal es la cultura del mar en esta zona, que la rotonda que se halla frente al restaurante tiene un conjunto de estatuas y el lugar se llama Rotunda das Sardinhas (rotonda de las sardinas). La avenida que acoge todo esto se llama Luísa Todi, de la cual hablaremos después. En nuestro fallido camino a Palmela, nos equivocamos de ruta. Tuvimos que recorrer un extenso tramo para retornar al punto inicial. Palmela será visitado en otra oportunidad. Nos fuimos hacia Lisboa; habíamos atravesado el Tajo por el puente Vasco da Gama y regresamos por el 25 de abril. Dejamos el auto de Soraia y fuimos a recoger el auto para pasar la revisión técnica obligatoria (estaba atrasada). Dejamos el auto ya arreglado en casa y nos fuimos en metro a la tienda del Corte Inglés, puesto que una de las estaciones da exactamente a esta tienda y puedes ingresar directamente a sus instalaciones (https://www.elcorteingles.es/centroscomerciales/es/eci/centros/centro-comercial-estella). Aquí aproveché para comprar unos guantes sencillos y una boina (por fin), la cual iba a usar durante todo el viaje para evitar el frío (sobre todo en España). Nuevamente tomamos el metro para irnos a la Plaza Rossio o de Pedro IV en la Baixa (https://www.lisboa.es/que-ver/plaza-de-rossio/). 




En esta plaza, siendo fiestas navideñas, había una bonita feria popular promovida por la municipalidad, con quioscos ordenados y señalizados; me hace recordar el desorden provocada por las autoridades ediles trujillanas con sus propuestas populistas que generan caos y suciedad en la plaza principal. Aquí no, todo ordenado; vendían de todo, así pude comprar los regalos que tenía que traer a Trujillo: cerámica muy bonita y unos polos que identifican a Lisboa y Portugal (www.truska.pt). Ya el hambre apretaba por lo que nos fuimos a buscar un lugar para cenar: nos quedamos en el restaurante A Lota (https://www.tripadvisor.com.mx/Restaurant_Review-g189158-d2392183-Reviews-or40-A_Lota-Lisbon_Lisbon_District_Central_Portugal.html). Lastimosamente Maria tuvo una langosta no muy fresca. Salimos del restaurante rumbo a casa. Nos fuimos a ver televisión. Aunque estábamos muy cansados, vino el filme Barbie. Muy graciosa. Así cerramos nuestros primeros dos días de esta buena visita.







domingo, 26 de mayo de 2019

LISBOA A SUS HÉROES Y SU PASADO: PANTEÓN Y SÉ.





Jueves 17 de enero. Último día, prácticamente, en Lisboa y en Portugal. El viernes partía para Francia, vía Madrid. El tiempo se fue volando como de costumbre. Íbamos a emplear la mañana para visitar el barrio antiguo de Alfama, su Panteón Nacional, el castillo de São Jorge, su vieja catedral. Una buena caminata por una de las colinas más tradicionales de esta vieja ciudad. Históricamente, Alfama es el barrio más antiguo de Lisboa. Ahí se encuentra el antiguo castillo de San Jorge y su vieja catedral. Pero Maria había decidido hacer una buena caminata para recorrer la vieja Lisboa. Para eso nos fuimos hasta la estación de Santa Apolonia. Este nombre lo tenía fijo en la cabeza. Cuando estuve en Europa entre 1994-1995, compré el famoso Euralpass para poder viajar por tren entre varias ciudades y países; te daban un folleto en el que salían todas las estaciones de trenes y los horarios de conexiones de estas con diversas ciudades de Europa. Ir a Lisboa o Sevilla era bastante complicado, puesto que en ese entonces estuve viviendo en Dinamarca. Era casi dos días ir hasta allí y, para complicar la situación, España había impuesto unilateralmente la visa para los peruanos. Eso fue a pocos días de partir a Dinamarca y no pude hacer los trámites debidos. Leía el nombre de Santa Apolonia, así como el de Santa Justa de Sevilla, dos estaciones que terminé de conocerlas 25 años después. Santa Apolonia es una estación que recibe este nombre, pues hubo anteriormente un convento con ese nombre. Bajamos del metro, (la línea se ha extendido hasta esta estación) y ascendimos hasta el edificio central; al salir nos topamos con el Museo Militar, el cual no íbamos a visitar. Decidimos caminar por las calles sinuosas para llegar a nuestro primer objetivo: El Panteón Nacional, O Panteão Nacional.





Este gran edificio es la memoria intelectual, artística e histórica de Portugal. Tiene una larga historia que se mezcla con la leyenda y el mito popular. Aquí hay datos interesantes de su pasado (https://www.abc.es/internacional/20140119/abci-panteon-nacional-lisboa-lugar-201401170047.html). Todo panteón es una gran visita para navegar en el imaginario de una nación, no importando el momento que uno le toque visitar. Este sitio acoge tumbas simbólicas como la de Luis de Camões o Vasco da Gama, pero también es el espacio de la gran cantante de fados Amalia Rodrigues o el jugador de fútbol Eusébio da Silva Ferreira, más conocido como Eusebio. Aquí un fado de Amalia Rodrigues sobre la vieja Lisboa (https://www.youtube.com/watch?v=v6P68KXeBy4) y aquí un video con varios goles de Eusébio (https://www.youtube.com/watch?v=GLBBCjM4b_w). Aquí más datos anecdóticos de este lugar (https://www.visitlisboa.com/es/node/853). Lo más destacado es subir a la cúpula, recorrer los pasillos laterales y controlar un poco tu acrofobia para ver todo el panteón desde la parte superior. Luego salir a una amplia azotea para ver el Tajo y parte de la ciudad antigua: es una vista maravillosa. Al descender, hicimos una última vuelta por el panteón para despedirnos de Luis de Camões, Vasco da Gama, toda la pléyade de portugueses que son el orgullo de la nación lusa.




Al salir nos fuimos en dirección a la iglesia de San Vicente de Fora, una blanca iglesia grande frente a un pequeño parque. El edificio es sobrio, pero monumental. Esta gran iglesia tiene al costado un antiguo convento agustino, que es famoso por sus azulejos. No ingresamos puesto que teníamos más cosas pendientes en mi último día. Además, luego nos enteramos de que aquí está el cementerio real de la Familia Braganza (Bragança). Aquí tenemos más datos de tan bello lugar (http://www.sietelisboas.com/sao-vicente-de-fora/). Está muy ligado a la historia de esta vieja ciudad, pues este es el resultado del éxito del asedio cristiano contra la ciudad mora que era Lisboa en el siglo XII. Afonso Henriques, una vez reconquistada la ciudad, mandó a erigir un monasterio e iglesia a cargo de los agustinos. Está dedicada a este santo español y sus restos fueron traídos desde el Algarve a este sitio.  Aquí hay más datos (https://destinoinfinito.com/monasterio-san-vicente-fora/) (http://www.sietelisboas.com/sao-vicente-de-fora/).
Al salir nuestro objetivo era el castillo de San Jorge. Pero no iba a ir de Lisboa sin haber subido al tranvía para un recorrido más extenso. Al intentar tomar uno para subir en dirección al castillo, creo yo que hubo un mal entendido con el conductor de uno de estos el cual entendió que nosotros queríamos pasar, cuando nuestra intención era subir al tranvía. Ya habrá otra oportunidad. Antes de llegar al castillo hicimos una escala en el Miradouro de Chão do Loureiro (Mirador del Terreno del Laurel), en el que hay muchos cafés y pastelerías como una pascana natural de los cientos de turistas que, como nosotros, estaban recorriendo la Lisboa vieja.



Luego de un reparador café y un delicioso pastel nos fuimos hacia el castillo. Este ascenso se hizo por las estrechas calles de una ciudad medieval, aunque los edificios son nuevos, tras el terremoto de 1755. Así llegamos a la entrada del castillo. Hicimos una pequeña cola y recogimos algunos folletos informativos. Ya adentró nos dirigimos hacia las instalaciones militares para culminar en el museo de la ciudad. Este espacio era originalmente una fortaleza y espacio real de los musulmanes y luego pasar a manos cristianas tal la reconquista de Afonso Henriques. Esta fue la zona real portuguesa hasta el siglo XVI. Fue usado como lugar militar. En la actualidad es un monumento y patrimonio nacional; además se han hecho muchos avances en las investigaciones arqueológicas y se está descubriendo todo ese mundo musulmán que le dio mucha gloria arquitectónica a esta zona. Los azulejos son bellos y hay interesantes reconstrucciones de varios de ellos bellos pero dañados.









Aquí más datos (https://elcuadernoviajero.wordpress.com/2016/10/20/castelo-de-sao-jorge-eterna-fortaleza-de-lisboa/) (http://castelodesaojorge.pt/site/es/historia/)
Nuestro último objetivo era la Catedral de Lisboa, La Sé. En el camino vimos los restos del teatro romano cerca a nuestra meta. No logramos ingresar por estar en reparaciones. Así que seguimos hacia la catedral, la cual es una suerte de madre de todas las iglesias de Lisboa, pese a no ser tan grande como los Jerónimos, es una sólida iglesia que carga con la historia de esta ciudad. Está edificada sobre la mezquita de los musulmanes vencidos por Afonso y sus huestes. Su construcción es románica, por eso esos anchos muros de espíritu militar, inspirado en el ambiente de las cruzadas medievales. Se parece a la Sé Velha de Coimbra. La iglesia tiene muchos tesoros y los tienen escondidos en el segundo piso en una bien cuidada ala que guarda casullas, incunables, objetos de culto e imágenes. En la parte posterior al altar principal hay una serie de salas en las que vemos viejos y bellos trabajos escultóricos tumularios. La iglesia es sobria y discreta. Según la historia, ha tenido varios problemas aparte de terremotos e incendios. Aquí tenemos más datos al respecto (http://www.sietelisboas.com/se/) (https://www.e-cultura.sapo.pt//patrimonio_item/7602). Esta fue una visita reconfortante. En esta caminata por la ciudad, nos dirigimos hacia la Casa dos Bicos (casa de los picos), donde se halla la Fundación Saramago (Fundação Saramago). Esta casa perteneció a una familia noble y la casa quedó muy dañada por el sismo de 1755. Fue utilizada como almacén de bacalao, el pescado base en la dieta portuguesa. En las últimas décadas del siglo pasado, la casa fue rescatada y actualmente es un espacio para exposiciones. De ahí nos fuimos a Praça do Comercio y al Parque Saba Praça do Município, donde María me tomó algunas fotos. Desde ahí caminamos por la zona pombalina para ir a nuestro siguiente objetivo: el almuerzo. Y este lo íbamos a tomar en A Tendinha, un lugar informal que sirven especialidades diversas y acompañado de cerveza, pero la especialidad es la bifana, razón por la cual Maria había escogido este restaurante; no es nada elegante, pero el ambiente es simpático y ves poco turista; sin embargo, estaba lleno. El restaurante está en la Plaza Rossio, también llamada Praça de Dom Pedro IV. La bifana es un rico sánguche hecho con lonjas de chancho macerado en ajos, vino blanco, laurel y pimiento, y tras ser colocado a la plancha, se lo sirve en pan portugués. (https://www.196flavors.com/es/portugal-bifana/).
Antes de retornar ya a casa para preparar nuestras cosas, pues tanto Maria como yo teníamos que viajar al día siguiente, fuimos a dar una vuelta y llegamos a un pequeño bar regentado por un peruano que vive en Lisboa. Fuimos para bajar el chancho y lo mejor para estos casos es un corto de pisco. Estuvimos conversando largo y tendido, pues el dueño era de Trujillo. Tras nuestra larga conversa, decidimos retornar a casa para preparar las cosas ya que salía a Toulouse, vía Madrid, muy temprano. Mi último día en Portugal estuvo cargado de historia. Hasta una próxima vez.