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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 25 de junio de 2023

FESTIVAL DE CORRUPCIÓN (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 25 DE JUNIO TRUJILLO)

 



En la política peruana todo está permitido. Vale todo. La actividad de todos los actores políticos del congreso y del poder ejecutivo con la inefable Dina Boluarte a la cabeza nos ha demostrado que hay más fondo del que uno puede suponer en las honduras de la miasma en la que esos personajes nos han sumido.

En los últimos meses hemos visto la suma de contubernios a los que pueden llegar una banda “legal” de desalmados angurrientos que dicen llamarse congresistas, ministros o funcionarios del mediocre e impopular gobierno que nos están llevando a la anomia política que vivimos en la época del Fujimorismo más desalmado de los 90. En ese entonces, tras la disolución del congreso y de diversos poderes del Estado en el golpe del 5 de abril de 1992, todo este aparato estatal funcionaba siniestramente para los propósitos de la dupla siniestra y la banda de secuaces que deterioraron todas las instancias sociales, políticas, económicas, educativas y culturales de entonces y cuyas consecuencias estamos pagando ahora. El remedo de Congreso y sus integrantes son, en cierta manera, es producto del desarme gestado desde entonces. Ahora la figura recae en esa camarilla que ascendieron a una curul supuestamente bajo los ideales de una ideología, la cual enviaron literalmente al tacho tan sólo para satisfacer sus apetitos de posesión y poder, y de enriquecimiento los más. Desde la elección del Defensor del Pueblo, los tumbos políticos que vamos viendo son terribles. La impopular gobernante y sus ministros juegan a pared con muchos congresistas, posición que se entiende para sus intereses, contrarios a la gobernabilidad en general trasgrediendo todo el sistema legal y constitucional. El rompimiento peligroso de equilibrio de poderes que estamos presenciando, ahora con el absoluto empoderamiento negativo del Congreso cambia el punto gravitacional en una de las instituciones más impopular y cínica que se haya visto. No importa, todo vale. Por eso vemos las alianzas que presenciamos atónitamente. Haciendo historia, hubo alianzas que fueron escandalosas como la dupla APRA-UNO durante el primer gobierno de Belaunde, posición que hizo que varios apristas de buen cuño se alejaran del partido (los termocéfalos); ese “pacto” volvió ingobernable al país, pues petardeó los intentos de cambios del bisoño presidente frente a lo que halló en ese congreso. Ahora es lo contrario; ambas partes fagocitan para poder quedarse hasta el 2026. La ciudadanía está abrumada por la mediocridad, las amenazas de este gobierno bravucón e incompetente que no tiene (hasta la fecha) la capacidad de responder ante la amenaza de un nuevo El Niño, pues para más preocupado en negociar concesiones y arreglos políticos. Por otro lado, el retorno de Keiko significa el lento desplazamiento de grupos políticos similares, la absorción de varios de sus congresistas y, pronto, abiertos choques con otro partido que apunta a la misma masa electoral: APP.



domingo, 8 de mayo de 2022

UN VERDADERO SALTO AL VACÍO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 08 DE MAYO)

 


Hasta los años 90, ingresar a la universidad era todo un reto. Implicaba una fuerte inversión en academias preuniversitarias, amanecidas y frustraciones. Además, nuestro país mantiene un defecto en el sistema educativo escolar: el de graduar alumnos muy jóvenes, con grandes escaseces de herramientas académicas y habilidades blandas. Desde ese entonces, se liberalizaron varios campos de la vida cotidiana de los peruanos; entre ellas, la educación. Así fueron surgiendo varios proyectos educativos de todo nivel en diversas partes del país para suplir las carencias educativas de calidad por un lado e incrementar, por el otro, la oferta que podría generar una sana competencia en un rubro que presentaba serias limitaciones por no ser cubiertas correctamente por el Estado. El Fujimorismo debilitó el Estado hasta donde pudo y dejó un “laissez- faire” a la iniciativa privada para suplir estas necesidades. Así fueron surgiendo centros educativos en todos los niveles, pues la creación de estos contaba con beneficios tributarios y otras facilidades para la inversión. El boom educativo devino prontamente en un franco desorden que permitió, incluso, la apertura de numerosas instituciones en situación precaria no sólo en sus planes curriculares, sino en sus mismas instalaciones. Además, esta insana proliferación se tornó en un evidente deterioro de la calidad educativa, pues ante un mercado que se iba reduciendo de postulantes y el abaratamiento de costos, muchas universidades privadas comenzaron a bajar todos sus niveles en pro de la rentabilidad, palabra que resultó toda una amenaza contra la educación en sí. La retención de estudiantes a toda costa y el relajado control de las instituciones educativas superiores permitieron que gente inescrupulosa abriese aulas, incluso, en cocheras de casas particulares. La creación de la SUNEDU obedece, precisamente, a detener esta incontrolable orgía de las máquinas de títulos en las que se han convertido casi todas las universidades. Desde entonces, ha habido una confrontación abierta contra esta y muchos oscuros lobbies se convirtieron en partidos políticos. Así vemos cómo diversos personajes han ido ascendiendo a nuestro lamentable congreso para buscar sólo los intereses más torcidos contra la calidad educativa. La exigencia de estándares mínimos las obligó a tener que adecuarse a un perfil básico de lo que es una universidad. Pero un perfil básico, con el que no se aspira a estar entre las mejores de Latinoamérica, ni de lejos. El objetivo es evitar el mayor número de situaciones irregulares como la creación de carreras sin ningún plan de estudios, ni una idea de la proyección sobre la comunidad: se las creaba puesto que los nombres de dichas carreras eran bastante “marketeros”. Y hay muchos puntos más de observación. De debilitarse la SUNEDU, la espiral de descenso de la universidad peruana será inevitable; nuestro sistema será un paria en el mundo académico mundial.


domingo, 20 de junio de 2021

AGONÍA DE UNAS ELECCIONES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 20 DE JUNIO)


Fraude. Golpe. Anulación. Firmas. Actas. Elecciones. ¿Cuántas veces habremos oído y leído estas palabras en las últimas semanas? ¿Cuántas variaciones en su origen, actor e, incluso, significado han ido surgiendo desde la boca de urna aquel 06 de junio?

Dos domingos después aún no tenemos un presidente oficial. Al momento de emitirse los primeros datos electorales del JNE, la evolución política y, de paso, el clima social han sido tensos y no han estado exentos de roces en una sociedad resentida por la pandemia, la crisis económica laboral y las tensiones de un Congreso de accionar lamentable. Aunque las cifras ya dan un ganador, la perdedora ha decidido quemar sus últimas naves arrastrando consigo a abogados, medios de comunicación, personalidades, políticos desgastados y militares retirados. Para ello, no ha escatimado en buscar recursos de todo calibre, mientras los medios jugaban un rol desconcertante, los cuales están lejos de contribuir en la construcción de puentes necesarios para proteger a nuestra endeble democracia. Las llamadas a una asonada social, una anulación de este proceso electoral o, peor aún, un golpe de estado son alarmantes y nos muestran el especial concepto que se tiene de la democracia, palabra manida hasta el cansancio, pero poco conocida. Un intento golpista no haría sino acentuar más la crisis no solo a nivel interno, sino a nivel internacional pues un golpe sería total o sistemáticamente rechazado. Ahora se debe pensar con cabeza fría con el fin de poder trabajar en conjunto y ayudar a estabilizar el ambiente político para tener gobernabilidad y proyectarse en macro soluciones urgentes e inmediatas. Además, fortalecer al virtual presidente, quien asume el mando de todos los peruanos y no un partido político que tiene fuertes problemas en el interno con personajes corruptos y egocéntricos, mal de todas nuestras organizaciones políticas.

Se juega en contra de los ciudadanos de a pie, quienes angustiados buscan un trabajo, dinero para alimentos o medicinas para un familiar o de manera personal; esperan su ansiada vacuna; o desean estabilidad para empezar un negocio personal o familiar. Aquí cabe recordar el rol principal que asumen los partidos políticos para el buen gobierno. El periodo del Fujimorato significó la muerte de los partidos tradicionales. Durante esa década, a la cual Iván Degregori denominó “de la antipolítica”, estas entidades fueron heridas “de muerte”; muchas no se recuperaron. Lo que sí hubo fue una nueva forma de concebir estas instituciones: sin ninguna ideología y unidos más para intereses personales o los del líder, además de una suerte de endiosamiento de este. Hay preguntas que quedan en el aire: ¿Cómo sería el fujimorismo sin ningún Fujimori? ¿APP sin ningún Acuña? El APRA atrincherado entorno a AGP, ¿cómo se proyectan con su aún sombra omnisciente para su reinscripción? ¿Se reinscribirá el PPC muerto su patriarca? ¿Son, a la larga pues, partidos políticos?


domingo, 22 de diciembre de 2019

DERECHO A MATAR (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 22 DE DICIEMBRE)


Dos jóvenes muertos en uno de los locales limeños de la empresa McDonald. Esta triste realidad ha desatado una polémica en la cual el grueso de nuestra sociedad está midiendo fuerzas. Fuerzas para que no seamos las siguientes víctimas.
Digo esto por las siguientes razones: casi en simultáneo con esta lamentable tragedia, escuchamos las desafortunadas declaraciones de la candidata por Lima al Congreso por el partido Avanza País, Beatriz Mejía. En sus explicaciones minimiza el caso de las mujeres violadas en nuestro país, pese a un incremento de las cifras de mujeres violentadas de toda edad con una mayoría del segmento de niñas y las adolescentes de 12 a 17 años. El año pasado, del número total de mujeres violadas, el 47 % corresponde a esta franja generacional. Cuando escuché su exposición en un programa de debate, me trajo a la memoria las declaraciones de Jorge Trelles en una entrevista televisiva en 2011 donde soltó la frase al aire: “nosotros matamos menos”. Recordé el tenebroso contenido del libro Muerte en el Pentagonito de Ricardo Uceda. La candidata Mejía, de ser electa, promoverá una visión que debilita la integridad humana; así nos lo ha hecho saber. Esto en el mundo político.
También leo con consternación que Leonor Velásquez Gonzales, profesora que atropelló a 6 niños, irá a prisión preventiva por siete meses. Esto es correcto. Sin embargo, Melissa González Gagliuffi, quien atropelló a 3 jóvenes (muriendo 2 de ellos), pese a muchas evidencias y análisis de peritos, está libre. En el mundo legal, la justicia tiene sus recovecos que generan indignación y acentuada desconfianza de que esta proteja nuestra integridad. Así se puede entender, en la oscuridad de la praxis jurídica, que haya microbuses circulando por nuestras ciudades, pese a que cargan miles de soles en multas u otras infracciones. Casos hay varios. Por ejemplo, en Trujillo: un microbusero, Víctor Hugo Hilario, atropelló a tres personas en estado de ebriedad intentando darse a la fuga. Esperemos que la justicia ya haya dado cuenta de este personaje. O el caso tan sonado en Lima de los micros piratas llamados “bestia”, los que acumulan millonarias deudas y multas ascendentes a los 200 mil soles como mínimo. Muchos de los argumentos que se esgrimen para dar libertad a estos asesinos del volante son el del “derecho al trabajo”, el "ser generador de ingresos familiares" u otras argucias aceptadas por la mayoría de la población que termina por solidarizarse con su asesino. La imagen del pobrecito es la que cala en aquellos que a la larga se convertirán en sus víctimas. Al final de cuentas son microempresarios, los que activan el transporte público, el cual es manejado por manos privadas. Quiero ser cándido en esta reflexión final e imaginar que no son la corrupción ni el tráfico de influencias los que influyen las decisiones de jueces o magistrados en estos casos. Imposible.
A la larga, no es difícil matar en nuestra sociedad si se halla la cuerda correcta.