A la fecha del cese de las
funciones de Luis Galarreta como Presidente del inefable Congreso de la
República, el índice de aprobación de su labor, así como la del Congreso en su
conjunto, era solo entre el 8% y el 12 %; un bajón considerable habida cuenta
que empezó su dirección bianual con cierto apoyo de la ciudadanía. Este
termómetro indica qué percepción se tiene de esta entidad y del de la que la
preside; sin embargo, esta no ha sido tomada en cuenta por los integrantes de
la misma, quienes han elegido a personajes impopulares del partido Fuerza Popular y el
retorno abyecto e interesado de Yeni Vilcatoma. Valgan verdades, no les
quedaban muchas opciones entre sus cuestionados integrantes: algunos fueron
retirados y suspendidos (Kenji y sus avengers); otra, Yesenia Ponce, solo
suspendida pese a las reiteradas mentiras con las que engañó a sus compañeros
del Congreso (¿será cierto?), a la población de la Región que la eligió; y a la
ciudadanía en general. Su portavoz duro, Héctor Becerril, se halla sometido a
una suerte de cura de silencio, luego de haberse visto involucrado
escandalosamente en los audios que son, vale la pena reiterar la causa de
estos, producto de una investigación por lavado de activos y tráfico de
influencias vinculados al narcotráfico. Además, ya corrió la noticia de la
razón por la que Paloma Noceda renunció a FP: Salaverry le exigía firmar una
propuesta de Ley de Fortalecimiento de la Federación Peruana de Fútbol,
presidido por el inefable Edwin Oviedo, involucrado también en los audios y
amiguísimo (o hermanito, depende como quiera uno tratarlo) de toda esa calaña
que ha salido a flote gracias a los audios difundidos por IDL y Panamericana
TV. Así de sombrío está el panorama político de nuestra nación. Y nuestro país,
invadido de Hinostrozas, Mulderes, Chavarríes, Ríos, Becerriles, entre otros
lamentables ejemplos, vio perder a tres personajes importantes para nuestra
identidad positiva: Marco Aurelio Denegri, Enrique Verástegui y el joven buzo
piurano, Rafael Ballón, quien salvó a más de 60 personas en las inundaciones de
Piura en el Niño del 2017. Así de grande pareciera nuestra soledad,
parafraseando a GGM.
Pero la sociedad civil ha
respondido con indignación. Nuestra sociedad no debe quedarse callada. Como observó
Jaime Bayly en su entrevista con Renato Cisneros, ahora podemos detectar la
corrupción con más eficiencia que antes. Los audios tienen su motivación en la
lucha contra la corrupción que ha tocado todos los estamentos de la sociedad.
Los grandes buscan cómo ocultar sus fechorías en sus peones que les sirven para
sus objetivos. Pero muchos ciudadanos ya no son tan ingenuos; tenemos la
sospecha de sus actos corruptos y delictivos, solo faltan las evidencias como
las que han estado surgiendo a través de los audios que han tocado diversos
sectores de la política peruana y sus adláteres. Es nuestro deber, pese a lo
que chillen los que quieren tapar la verdad.
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