Este artículo nace a razón de
dos actividades en las cuales participé tanto como oyente, así como integrante
de una reciente mesa de diálogo. Se sintetiza en la importancia de la cultura
como medida preventiva contra toda violencia que corroe la sociedad peruana.
En el 2013 el Departamento de
Humanidades de una universidad local, el SENAJU, el Ministerio de Educación y
la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito dirigieron un
proyecto sobre la génesis, situación y propuestas de contención de la
criminalidad y violencia juvenil en Trujillo; los resultados de este se
publicaron en mayo del 2014 y el texto se comenzó a compartir entre diversas
personalidades políticas de nuestra ciudad y Región. (https://juventud.gob.pe/wp-content/uploads/2017/12/Criminalidad-y-violencia-juvenil-en-Trujillo.pdf). El
texto contiene estudios de casos y varias entrevistas a los principales actores
de esta cruda situación enquistada en numerosos sectores de nuestra ciudad.
Pero el libro, tras el análisis expuesto, ofrece una lista de 12 propuestas
viables para prevenir la violencia en diversos núcleos sociales para ese
distrito y, por extensión, a toda la ciudad. Son propuestas aplicables e
integrativas de una sociedad fragmentada por diversas razones con el fin de
restañar el tejido social en espacios públicos que necesitan ser intervenidos
de manera adecuada. Un ejemplo era la necesidad de revisar el uso de las losas
deportivas que, lejos de integrar a un vecindario, se termina volviendo un
lugar que convoca pandillas o son usadas para el consumo del alcohol y sus
consecuencias negativas. La creación de áreas verdes y parques es una gran
solución para toda una ciudadanía ávida de desarrollar su espíritu gregario
ejerciendo además una coerción efectiva sobre grupos disociadores.
Pero son el arte y los
deportes los que necesitan un replanteamiento de su aplicación y necesidad, y el
obligado compromiso de autoridades e instituciones privadas con el desarrollo
de estas. Tras el estudio arriba comentado, la UNODC trabajó con diversas
municipalidades con el fin de implementar el proyecto D1 de Vania Masías para
los adolescentes por dos años; pero, lejos de concluir, este continúa con los
jóvenes formados en estas escuelas que rescataron a través de la danza a muchos
de las drogas, el alcohol o el pandillaje. Fue grato haber conversado con estos
chicos entusiastas en el encuentro CONECTA TRUJILLO realizado en el Teatro
UPAO. Este evento nos permitió conocer a muchas personas que están trabajando
por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en los espacios que
intervienen. Mas, un problema latente es el financiamiento de estos urgentes proyectos
que no solo previenen, sino que contribuyen en la construcción y
fortalecimiento de la identidad personal y social, y el desarrollo de la
solidaridad entre los integrantes de las comunidades en las que actúan.
Políticas urgentes
para nuestra ciudad, ahora.
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