Sábado 20 de julio. Tras un viaje largo desde Trujillo con
escala en Chiclayo durante toda la noche llegamos a Chachapoyas con Eduardo
Maruri, dispuestos a conocer lugares nuevos en este inagotable lugar de
secretos naturales, arqueológicos e históricos que encierra la ciudad de Chachapoyas
y la Región en general. Salimos de Trujillo a las 3 pm vía Movil Tour a las
4:30 de la tarde. Luego de casi tres horas llegamos a Chiclayo donde hacemos un
alto de casi media hora. Cerca de la estación de buses hay un pequeño
restaurante que posee un señor uruguayo (Snack El Uruguayo), quien prepara unos
deliciosos sánguches para el camino. Tiene el chimichurri que acompaña a la
carne. Es una visita clásica de nuestra parte. Seguimos nuestro camino a Chacha.
Estaba viajando con una gripe galopante encima. Pero no iba a rendirme.
Llegamos temprano para irnos a nuestro hotel, el Hostal del
Arriero, hotel en el cual ya había estado antes. El lugar es simpático y está
mucho mejor que cuando estuvimos la primera vez con María y Soraia. Como no
estaba nuestro desayuno, nos fuimos a uno cercano pues ya había pagado el tour
para ir a Kuélap, al que iba por quinta vez. Pero ahora había una novedad: el
teleférico. En realidad, había separado este tour, puesto que ahora es un poco
difícil ir por su cuenta por los boletos para el teleférico. Así que compré
este servicio y los demás los íbamos a ver ya en la ciudad. La empresa que
íbamos a emplear es Turismo Explorer. Como nuestro primer día no incluye el
desayuno, nos fuimos al Café Vivari, en plena plaza de armas con el céntrico
jirón Amazonas. Luego de nuestro rápido, pero rico desayuno, nos fuimos al
hotel a la espera de los operadores del tour. Como ahora el teleférico acorta
la distancia desde Nuevo Tingo, donde está la estación de partida, hasta el
paradero turístico del complejo Kuélap, los paquetes turísticos pueden salir
más tarde. Pero una solución trae otras consecuencias: años pasados, gracias al
flujo turísticos, muchos pequeños poblados que estaban en el camino de trocha
entre Tingo y Kuélap comenzaron a florecer gracias a sus restaurantes, recuerdos
e, incluso, hoteles o albergues. Pese a todo la distancia media entre Chachapoyas
y Nuevo Tingo es casi de dos horas. Además, había que recoger algunos pasajeros
más. Tuvimos un percance al casi atropellar a una joven en motocicleta.
Felizmente no pasó a mayores, pero la chica sufrió algunas contusiones. En el
camino, hay un hotel hacienda que era administrado por Casa Andina. Perdieron
una mina de oro, pues ahora Chachapoyas recibe pasajeros a través del aeropuerto
de Jaén. Sin embargo, todo apunta que pronto restablezcan el aeropuerto de Chachapoyas,
cerrado por un accidente producto, quizás, de la imprudencia del piloto (https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/error-humano-habria-causado-accidente-en-chachapoyas-nid732520).
Este artículo es más detallado: http://www.takeoffperu.com/2016/01/09/el-accidente-del-f-28-de-tans-peru/.
En el camino, recogimos a dos norteamericanos de la universidad de Harvard.
Estaban escapando a Perú por unas cortas y locas vacaciones. El bus iba con
personas de todas las nacionalidades. Es ya un foco turístico que tiene mucho
qué ofrecer, pese a carencias que son necesarias de abordar, como la accesibilidad,
por ejemplo. Tras casi dos horas, llegamos al pueblo de Nuevo Tingo, donde
hicimos una escala para comprar algunas habituallas y un poncho de plástico en
caso de lluvia (teníamos en casa, pero nos habíamos olvidado). Este poncho lo iba
a usar dos días después. Además, hicimos la reservación de los platos que íbamos
a almorzar al retorno. Luego nos fuimos a la estación de embarque del
Teleférico Kuélap. Con la asesoría y tecnologías francesas, se ha hecho este
medio de transporte que pende entre la parte baja de Nuevo Tingo y la estación
de embarque-desembarque del sitio arqueológico.
El boleto ya era comprado por
las agencias de viaje y hay que esperar el turno respectivo para que podamos usar
el servicio. El trayecto demora solo 20 minutos, lo que antes te tomaba dos
horas por el camino de trocha. Una vez vine por estas fechas y había llovido un
día previo a nuestra visita; el sendero estaba muy lodoso. Aquí dejo esta
página oficial de la empresa: http://www.telecabinaskuelap.com/es/.
La travesía es simpática, solo pueden ir 6 personas por cabina. Esta
observación la hizo destacar un turista alemán que estaba un poco fastidiado,
pues comentaba que podía haber sido empleado cabinas más grandes para desplazar
más gente. El turista estaba fastidiado, pues el centro de interpretación ubicado
en el complejo Kuélap que recibe al visitante carecía de información en inglés o,
peor, en otras lenguas. Además, la señora que estaba custodiando el lugar no
estaba de buen humor. Una lástima. El hombre me explicaba en alemán su fastidio;
por sus gestos, la señora se sintió aludida. Un impase. Me llamaron, pues ya
teníamos que ir al sitio arqueológico. En realidad, ya lo he visitado cuatro
veces; pero en cada oportunidad veo más espacios de acceso restringido. Kuélap
necesita mucha inversión para su restauración y mantenimiento; la mente
estrecha de muchas autoridades ve un gasto, más que una verdadera inversión. Kuélap
es la joya que puede convertir, con los otros atractivos de la zona, en el
Cuzco del Norte, con todas las ventajas y los riesgos que esto signifique. El
acceso al lugar por la puerta Sur o 1 está en reparación desde hace un buen tiempo,
pero hay otros accesos que han sido limitados para ciertas funciones (https://www.pinterest.es/pin/163396292701112370/?autologin=true&nic=1).
Cuando vine aquí la primera vez en 1999, el lugar estaba solitario, éramos solo
10 personas; ahora ha cambiado, pues ves un buen número de turistas que llegan
al lugar. Me comentaban que para las fiestas patrias todo ya estaba lleno. Los
servicios colapsan, tal como pasó el año 2008 que vine con varios amigos. Aquí
hay más datos de este siempre interesante lugar a visitar: https://www.arqueologiadelperu.com.ar/kuelap.htm.
Una vez concluido nuestra visita al lugar, nos reunimos todos para retornar e
ir a almorzar al lugar donde estuvimos más temprano. El servicio de teleférico
cierra a las 4 pm. Recoge a los últimos visitantes de Kuélap, que también cierra
a esa hora. El almuerzo fue sólido, tanto así que por la noche cenamos poco. La
caminata cansó a más de uno. Muchos cayeron rendidos por lo que el retorno era
muy silencioso. Dejamos a los dos turistas alojados en el hotel Casa Hacienda
Achamaqui. Luego nos fuimos hacia la terminal de los buses donde bajamos todos.
Habíamos preguntado sobre algún lugar donde poder ir a tomar algunos tragos y
nos comentaron de a La Reyna. Al llegar al hotel, los demás se fueron a duchar;
decidí ir a ver el paseo del día siguiente: nos íbamos a Pueblo de los Muertos
y Huaylla Belén.
Salimos a cenar al Chacha, restaurante donde habíamos cenado
el último día cuando estuvimos con Soraia y donde se tomó el caldo a la minuta
más rico que haya probado. Como habíamos almorzado tarde, solo tomamos una cosa
ligera. Pero sí teníamos ganas de ir a conocer el bar que se llamaba Licores La
Reina. Una noche simpática iba a empezar, pues nos habían recomendado el famoso
Arco Iris. Esta es una combinación de diversos tragos de la región con diversas
bebidas, incluida leche. La señora Charito Reina nos iba mostrando las
combinaciones posibles y escogíamos la de nuestra preferencia. Así llegamos a
quedarnos hasta un poco más de la medianoche. Nos fuimos a nuestro hotel para
ir a nuestra excursión del día siguiente.
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