Hechos consumados. Lunes 30 de
setiembre, Salvador del Solar se dirige al Congreso a solicitar la Cuestión de
Confianza para evitar la elección irregular de diversos candidatos cuestionado
para el TC. Su accidentada presentación, en medio de actos de lumpen proceder
por parte de algunos congresistas, obliga al presidente Vizcarra a cerrar uno
de los congresos más cuestionados, impopulares y gestor de muchos actos contra
la fe pública. Tras su obligada y necesaria decisión (en realidad, no quedaba
otra), muchos personajes pusieron el grito al cielo entre políticos,
comunicadores y empresarios (un ejemplo, la CONFIEP); pero el sentir de muchos
peruanos es otro, sobre todo entre los jóvenes hastiados del triste y ridículo
espectáculo que han presenciado en los últimos años entre ambos poderes del
Estado (Legislativo y Ejecutivo) y las escandalosas evidencias de corrupción en
el tercer Poder, el Judicial. No debemos de olvidar que toda esta lamentable
situación que estamos viviendo surge por la obligada lucha contra la corrupción
que ha hecho que tengamos a un expresidente prófugo, otro decidió suicidarse y
los otros han pasado por la cárcel o tienen arresto domiciliario. La lideresa de
otro partido político está en prisión preventiva y es bastante posible que los
nuevos informes de los Codinomes pongan contra las cuerdas a muchos
excongresistas (a estas alturas) por diversas razones. Este es el panorama de
la política en nuestro país.
Esta realidad es la que ven
millones de jóvenes y niños todos los días, la que se comenta en los medios de
comunicación, en los lugares públicos e incluso en los hogares de toda
condición social. Esta está alimentando en ellos su escepticismo o, en el peor
de los casos, un cinismo nocivo entre las nuevas capas sociales del tejido
ciudadano peruano. Es por esta razón que, si lo vemos desde esta perspectiva,
lo que se está viviendo es un momento delicado para la psique social peruana:
la impunidad o la ley. Si somos una sociedad que aspira a que sus hijos puedan
crecer socialmente saludables, este es el punto de quiebre. De no dar los pasos
correctos, hacemos que nuestro tejido social se resienta mucho más creando las
condiciones para que jóvenes, hartos de la situación, no quieran participar en
la necesaria política que toda sociedad debe de tener. Hay que quitarnos el prejuicio de pensar que el mundo político está diseñado solo para gente
inescrupulosa que legitima sus actos delincuenciales a través de leyes y
excepciones. Nuestros errores y tirrias se
los estamos transmitiendo a nuestros herederos.
Vienen grandes retos
que son todo un desafío: mejorar obligatoriamente una educación cívica que
comprometa más activamente a toda la ciudadanía; gracias a esta, muchas
acciones impropias no prosperaron; y, por otro lado, sanear de una vez por
todas, los partidos políticos para crear verdaderos cuadros efectivos con el fin de realizar actividad política partidaria en pro de la sociedad
No hay comentarios:
Publicar un comentario