Hoy, 02 de octubre, millones
de colombianos pueden dar un paso transcendental en su historia: aceptar las
condiciones de un cese al fuego definitivo entre el Gobierno colombiano y las
FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) iniciado este 26 de agosto al
cesar las hostilidades de manera unilateral; y de manera global a partir del 29
del mismo mes. Aunque hay fuerte oposición, de ser aceptado, vía plebiscito,
Colombia entraría en un proceso de paz bastante interesante y no carente de
riesgos, ya que el movimiento guerrillero más antiguo de América entrará en los
procesos civiles y democráticos de esa nación con ciertas y estrictas
condiciones para su reincorporación.
Las diversas etapas históricas
de la violencia sistemática de Colombia surgen desde los años 30 del siglo
pasado. Es el 09 de abril de 1948 con el asesinato del líder Jorge Eliécer
Gaytán que la situación recrudece los fuertes enfrentamientos entre los dos
partidos principales: liberales y conservadores. El famoso Bogotazo inicia prácticamente
una guerra civil que termina en 1957 con el acuerdo llamado Frente Nacional formando
una coalición bipartidista para ocupar el sillón presidencial. Hubo una cierta
estabilidad política, pero negar el acceso a las elecciones presidenciales a
otros partidos y la acentuación de las brechas económicas serán el caldo de
cultivo de diversos movimientos guerrilleros como ELN, EPL, M-19 y sobre todo
las FARC durante los 60. Surgen movimientos conservadores que darán origen a
los paramilitares. En los 70 entra un nuevo componente y del cual hay mucho de
qué hablar: el narcotráfico. Como sucedió en el Perú, los movimientos
sediciosos hallan su financiamiento en crímenes focalizados como el secuestro y
posteriormente una lucha frontal con los narcotraficantes de las regiones
amazónicas de nuestros países. Con el tiempo terminan por hacer arreglos y mantienen
una buena convivencia postergando sus verdaderos ideales (tanto en Perú como
Colombia la historia es similar).
Colombia ha realizado
diversos procesos de paz como lo hizo el presidente Barco y el M-19; o las
negociaciones bastante turbias hechas por Álvaro Uribe con los paramilitares (AUC). Pero el contexto colombiano se volvió tan
insostenible que en 1997 se ideó un plan norteamericano para invadir este país.
Los EE.UU. esperaban el apoyo de las FFAA de Perú, Ecuador y Brasil. Interesante
saber que esta tentativa fue dada a conocer por Vladimiro Montesinos a Genaro
Delgado Parker en 1999.
De ganar el sí, hay puntos interesantes
en sus casi 200 páginas que nos conciernen, todos vinculados al narcotráfico. Uno
de ellos: el Gobierno de Colombia se compromete a apoyar a sus campesinos desplazados que retornen en reemplazar el cultivo de coca. ¿Adónde irán todos los narcotraficantes? Basta leer
al periodista Jorge Colombo para entender ese raro futuro que nos puede esperar a todos los peruanos. (http://blogs.elespectador.com/ladrograycolombia/2011/01/17/historia-de-violencia/)