Viernes 26 de julio: Una breve noche para dormir. Desde el día anterior, cuando supimos que el hotel en el que íbamos a ir en Antigua canceló la reserva por no usar la primera noche; las razones son por los cobros excesivos de Avianca por nuestro equipaje por lo que tuvimos que cambiar nuestro itinerario por lo que nos íbamos a quedar sólo una noche y no dos en Antigua. Y lo peor es que el hotel de la reserva inicial le quería cobrar la noche a César, quien hizo la reserva. Carmen, César y yo estuvimos navegando para buscar los hoteles tanto en Panamá como en Antigua. Por fin encontramos dos hoteles idóneos en ambos lugares. Pero eso fue a la 1 pm por lo que dormí sólo media hora, pues el servicio empezaba a las 2 am. Nos recogieron del mismo lugar: una combi en un estado no muy bueno. Y eso nos iba a pasar una factura pesada: en el camino una de las llantas se reventó, lo que atrasó nuestra llegada al centro de visitantes donde el guía nos esperaba para ir al Templo IV en el cual se ha edificado una plataforma para poder ver la salida del sol. El guía estaba molesto por nuestra tardanza y su actitud no fue nada buena en un inicio, pues nos vio (a Maria y a mí) con bastones y esto iba a entorpecer la visita; peor aún el hecho de llegar atrasados. Nos llevó por un sendero del cual sólo pude ver sombras de árboles, pues eran las 4 de la mañana aproximadamente. El ascenso fue tortuoso entre raíces, troncos de árboles y un conato de lluvia. Íbamos cubiertos de protector solar y repelente contra los impertinentes mosquitos y otros bichos. Llegamos a nuestro destino cerca del amanecer. Teníamos que ascender ¡202 escalones! Me armé de valor y los subí lento, pero seguro. Ese día iba a ser el día del escalón, pues estos no fueron los únicos que subimos. Los escalones estaban un poco resbaladizos, pues había llovido. Al llegar a la parte superior no dimos con la sorpresa de que la niebla iba cubriendo todo el paisaje y no se despejaría hasta casi las 11 de la mañana. De todas maneras, vimos un paisaje surreal, pero pronto todos los numerosos turistas que estaban ahí comenzaron a descender. Nosotros bajamos con tranquilidad y comenzamos nuestro recorrido. Cada espacio visitado era explicado con cierta reverencia y admiración por parte de nuestro guía. En algunos casos se exaltaba. Pero este gran complejo iba encerrando maravillas. Al igual que los moche, los mayas utilizaban las construcciones anteriores como base para edificar una nueva estructura, por lo general pirámides. Y las ubicaciones de estas eran estratégicas y tenían un principio religioso y agrario. La parte cumbre de este sitio arqueológico es La Gran Plaza (https://aprende.guatemala.com/cultura-guatemalteca/gran-plaza-tikal-peten/).
Aquí hay dos grandes pirámides, la I y la II. Se visita el templo pirámide I a la cual se accede desde una escalera en la parte posterior del mismo. Al subir ves un panorama extraordinario. Todas las pirámides terminan rematadas con una suerte de sala sagrada y a su vez el remate superior tiene un mascarón hecho en piedra caliza con figuras, las cuales dieron nombres actuales a las mismas. Por ejemplo, la pirámide templo II, a la cual no se podía subir, tiene un mascarón un conjunto de máscaras por lo que se la llama “de las máscaras”. El templo (pirámide) I se llama “del Gran Jaguar” por obvias razones. Muchos de estos elementos fueron saqueados por arqueólogos rapiñas y terminaron en diversos museos del mundo. Felizmente hay una gran cantidad de estelas y restos de mascarones que están en el Museo Nacional de Arqueología que visitaríamos en nuestro último día en Ciudad de Guatemala. Luego de ver cada espacio sorprendente de esta cultura, llegar a este lugar te quita la respiración y dejas a tu imaginación lo que ves delante de ti. Los que hayan visto la parte final de la primera película de La guerra de las galaxias entenderá la magia que uno encuentra en esta plaza y en cada uno de los monumentos de la sorprendente arquitectura maya (https://hablemosdeculturas.com/piramides-mayas/#google_vignette). El último templo que visitamos fue el VI desde el cual pudimos tener una vista esplendorosa del lugar. He aquí un resumen de tan bello lugar: https://travelgrafia.co/blog/tikal-guatemala/. Ver este lugar es algo obligado en tu visita a este país. Su historia es interesante: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/tikal-la-gran-ciudad-maya-de-yucatan_18819. Pero su decadencia y extinción encierra un sentido de advertencia a toda la humanidad cuando desgastas o dilapidas tus recursos naturales. Tal como se explica ahora, la cultura maya sobreexplotó sus bosques, los arrasó para convertirlos en terrenos de cultivo y con el tiempo esta acción terminó en una gran desgracia con una sequía que duró años. Imaginar que el paisaje que uno ve ahora es de grandes bosques, pero en ese entonces eran terrenos de cultivos que iban agotando el recurso acuífero y empobreciendo la tierra; eso los forzó a abandonar sus bellas ciudades, las cuales fueron lentamente cubiertas por la vegetación selvática. Salimos del complejo en dirección al Centro de Visitantes, bastante cansados pues habíamos subido a varias pirámides, visto una inmensa tarántula y haber sido, en cierta manera, perseguidos por una manada grande de coatíes; estos simpáticos animales ya están acostumbrados a la presencia masiva de turistas y se han acostumbrado, mal, a esperar comida de los visitantes. Son numerosos y no son agresivos… todavía (https://www.lifeder.com/coati/). Muchos de estos nos acompañaron en nuestro recorrido y había familias enteras.
A medida que íbamos llegando al centro, el número de turistas iba creciendo. Llegaban por oleadas. Cuando estuvimos en La Gran Plaza, hubo unas cien personas que se perdían en lo grande de esta plaza, pero lo que veíamos era una gran masa humana que imagino iba a cambiar la fisonomía del lugar. Hay paquetes turísticos que te permiten salir de Flores a las 10 de la mañana. El haber ido temprano nos ahorró esta molestia y el calor que ya comenzaba a subir rápidamente. Llegamos a nuestra combi turística (sólo para ese uso, no para transporte público como en Perú) en la cual había tres pasajeros que iban a Flores también. El calor arreciaba y el vehículo no tenía aire acondicionado. Además, el chofer estaba preocupado, pues él pensaba que nuestro guía le había tomado su celular. Al comprobar que no, el conductor, en el retorno, se dirigió a la estación de gasolina a la cual habíamos ido temprano tras el cambio de llantas para ver si ahí se había quedado el dichoso celular. Tampoco. Y para cerrar su mala racha, en el trayecto a poco de llegar a Flores, se revienta el tubo del radiador. Felizmente enviaron otra unidad a nuestro rescate. Pero, espero que el hombre haya, por lo menos, encontrado su celular, pues es una herramienta importante de trabajo en el mundo del turismo. Un drama humano como muchos. Llegamos a Flores. Maria y Carmen comentaron sobre este incidente y la dueña del hostal se conmovió por nuestra historia y nos permitió usar las habitaciones hasta nuestra partida al aeropuerto. Primero, nos fuimos a duchar y, luego, a almorzar, para luego ir al lago a nuestro suspendido paseo del día anterior. El calor apretaba. Cambié de ropa por algo más ligero. Lo recomendable es ir a los sitios arqueológicos con pantalones largos por la cantidad de mosquitos y los caminos de trocha que tenemos que transitar en este lugar, tanto así como el momento en que vimos una tarántula que el guía sacó: Sin embargo, en la ciudad sí puedes ir con algo más ligero. Estrené mis pantalones cortos de telar quiché. Al salir vimos muchas agencias que promocionan Belice (o Belize) como un lugar al cual puedes ir con cierta facilidad, pues no se halla tan lejos de Flores. Fuera de contar con buenas playas, hay también algunas ruinas mayas. El viaje por tierra es de casi 8 horas. Guatemala reclama este territorio como suyo y es un conflicto de larga data como muchos que hay en el mundo en territorios que fueron colonias (https://www.nytimes.com/es/2024/02/18/espanol/belice-y-guatemala-disputa.html?auth=login-google1tap&login=google1tap, https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-61727380). Luego de algunas indagaciones, nos fuimos a almorzar al restaurante Doña Goya, frente al lago y muy cerca de los lugares en los que las movilidades nos recogieron. Nos fuimos al segundo piso para ver en pantalla grande la inauguración de las Olimpiadas de París 2024. Pedimos unas cervezas para enfriar el cuerpo, pues el calor iba en aumento. Pedimos nuestros platos cuando se desató un temporal increíble. La lluvia, pese a estar lejos del balcón, entraba hasta nuestros sitios, se fue la luz: una locura. La lluvia inundó el primer piso y comenzamos a almorzar en nuestros platos cargados de agua de lluvia. Alucinante. Imagino cómo la habrán pasado los turistas que fueron a Yaxhá o Tikal a esta hora.
Una vez terminado el temporal, nos fuimos al hotel e hicimos las últimas compras. Decidimos no ir a nuestro paseo en bote por obvias razones. El esposo de la propietaria de nuestro hospedaje, amablemente, nos llevó al aeropuerto para estar a la hora para irnos Guatemala. Todo se desarrolló con seguridad, llegamos a la hora a Guatemala para ir a nuestro departamento. Hicimos el contacto con una taxista, quien nos llevó a nuestro destino. Pese al problema de mi pierna derecha, este no me amilanó e hice todo el trayecto de esta ruta maya por la cual había puesto punche para viajar a este país.
Una vez en el departamento, recogimos nuestras maletas, hicimos los arreglos para los días siguientes, pagamos la noche y nos fuimos a cenar. La Zona 10 tiene muchos restaurantes y bares, y hacen una noche movida. Nos fuimos al patio de comidas Fontabella (https://www.guatemala.com/comida/restaurantes/deliciosos-restaurantes-que-puedes-encontrar-en-fontabella-guatemala/) donde nos dimos un fuerte atracón. Luego nos fuimos a un bar bastante movido, lleno de gente: La Tabeerna. Nos fuimos a nuestro departamento a preparar los últimos detalles, pues al día siguiente nos íbamos a Antigua.