Viernes 25 de octubre. Chimbote.
La Municipalidad de Nuevo Chimbote organizó su Feria Internacional del libro.
Gracias a Augusto Rubio, pude ir a esta feria para poder acompañar a Ahmed
Galai, ciudadano tunecino quien fue uno de los ganadores del Premio de la Paz
del año 2015 (https://www.youtube.com/watch?v=93J27Q6DDf4).
Estaba invitado para la inauguración y para dar un discurso a la juventud (http://www.noticiasser.pe/premio-nobel-de-la-paz-inaugurara-la-feria-del-libro-de-nuevo-chimbote-2019).
Me pasaron a recoger por Trujillo por la noche del jueves y así fuimos al
aeropuerto para buscarlo en el Aeropuerto. De ahí nos íbamos directamente a
Chimbote para dormir en nuestro hotel: Hotel Buenos Aires. Llegamos casi a medianoche
así que nos fuimos a dormir directamente. El viernes nos levantamos para
cumplir una larga jornada que comenzó, precisamente con la ceremonia de
inauguración y su discurso. Estuve haciendo la traducción en sus diversas
actividades que se desarrollaron el día viernes (https://letraschimbotanas.lamula.pe/2019/10/30/si-una-nacion-no-lee-no-tendra-desarrollo-global/viscely/).
E incluso me sirvieron para escribir un artículo al respecto (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2019/11/los-jovenes-y-la-anhelada-justicia.html).
A la hora del almuerzo fuimos a un simpático lugar en el que servían
prodigiosas raciones de cebiches y otros potajes. Por la noche, nos fuimos a
una simpática pizzería que queda en la Av. Pacífico de un argentino que vive
hace buenos años en Chimbote: Luperdi Pizza.
Lo bueno fue el sábado 26. Habíamos
salido temprano para ir a ver la Iglesia de Nuevo Chimbote que es muy bonita. A
cierta hora, Augusto me llamó para coordinar la partida para visitar Chankillo.
Así que emprendimos el camino hacia el sur. La idea era ir a Chankillo, luego a
Sechín y su museo de sitio, y de ahí partir hacia la playa Tortugas para almorzar.
Esa fue nuestra intención. Pero llegar a Chankillo era un poco al albur.
Felizmente la ruta estaba en buen estado y luego de un buen tramo, llegamos hasta
el campamento de los arqueólogos. Ya están aplanando la ruta, pues ya tiene cierta
fama en el mundo del turismo arqueológico y, si se abocarán más a ello, lo convertirían
en una verdadera atracción más de esta zona que es bastante antigua desde el punto
de vista histórico. Nuestro país tiene una fuente inagotable que debe de explotar
de manera ordenada, inclusiva y sistemática. En la trocha que lleva al lugar,
nos pasamos unos cuantos metros, pero felizmente una pregunta a unos campesinos
nos hizo retornar a nuestro objetivo. Desde lejos, se ve la fortaleza de Chankillo,
anillos de piedra que rodean un viejo templo que contenía ídolos que fueron
destruidos, como sucedió con Túcume y sus pirámides. Lo interesante e impresionante
es el reloj solar, monumento respetado por las culturas que se acercaron, incluida
los incas quienes dejaron ofrendas en este lugar por ser un santuario solar. Es
todo un potencial. En la zona nos encontramos con el arqueólogo Alcides Álvarez
Vela, quien nos dio una explicación detallada del lugar. Es todo un espacio
para la imaginación. Aquí un video que explica este interesante y viejo observatorio,
quizás el más viejo de toda América: https://www.youtube.com/watch?v=VzAA0s3627c.
El espacio ya es noticia internacional, aunque es poco visitada por los
peruanos. Hay mucha gente de Chimbote que no tiene idea de que exista: https://www.bbc.com/mundo/noticias-39890936.
Quisimos subir a la ciudadela, pero ya el cansancio nos ganaba un poco y era
una colina empinada. Además, los arqueólogos del proyecto se estaban retirando,
pues era sábado pasado ya el mediodía.
Salimos en dirección a Sechín a ver su museo.
Este ha sido reordenado y la museografía ha mejorado considerablemente. E
incluso ya incluyen información de Chankillo. Hicimos una breve visita al
templo, pues ya era tarde y aún no habíamos almorzado. Nos fuimos a Casma para
buscar un buen restaurante para un ligero almuerzo: fuimos al Tío Sam. Los
platos son opíparos y los precios son adecuados. Aquí vienen los arqueólogos a
almorzar.
Luego de nuestro almuerzo
decidimos ir a Tortugas. Este es un balneario siempre atractivo. Bajamos del
auto para hacer una buena caminata, respirar un poco de aire marino antes de
regresar a Chimbote. El viaje fue tranquilo, pues en un principio se nos dijo
que íbamos a salir esa misma noche, pero hubo cambio de planes y se decidió
salir al día siguiente, domingo. Por la noche, la cena fue en el restaurante
Donde Victoria. Ese día hicimos una breve caminata, pues era nuestro último día
en Chimbote.
El auto vino el domingo 27,
muy temprano, pues íbamos con Marco Martos quien tomaba el vuelo a Lima desde
Trujillo. El domingo almorzamos juntos y llevé a Ahmed a conocer Huanchaco y la
iglesia de Huamán. Una jornada intensa.