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Trujillo, La Libertad, Peru
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miércoles, 25 de diciembre de 2019

EL NORTE DEL NORTE: PÓMAC, FERREÑAFE, TÚCUME




Viernes 02 de agosto. Norte de Chiclayo. Íbamos a hacer un buen periplo. Tomamos un buen desayuno para salir temprano e irnos hacia Ferreñafe. El muchacho que trabajaba en el restaurante nos indicó salir por la calle Tacna hasta la altura de Makro hasta acceder a la ruta que va hacia Picsi y de ahí a nuestro objetivo. Al llegar a Ferreñafe, tomamos una ruta que nos evita ingresar a la ciudad en sí; nos fuimos directamente al Museo Sicán, una visita siempre agradable. Recuerdo mi última visita con varios amigos que habíamos alquilado un auto en vez de una camioneta y fue terrible, pues a todos los alcaldes de la Región, se dedicaron a abrir calles y avenidas para cambiar tubos de agua y desagüe. Terrible. Al llegar dejamos la camioneta y ya había cierto calorcito. Entramos en el museo e hicimos la visita de manera pausada para ver los detalles que siempre se nos escapan en todo museo. Este no es grande, pero la riqueza que tiene sí lo hace notable. La tumba de entierro invertido sigue siendo todo un misterio, pese a que ya muchos arqueólogos dudan que este entierro haya sido como tal; quizá con el tiempo las bases colapsaron y el cuerpo quedó en esa posición como se lo halló ya en siglo XX. Misterios que se esperan un día se resuelva. La ciencia en sus avances sí ha podido identificar el nexo familiar entre las chicas y mujeres que fueron sacrificadas para ser enterradas con un soberano, terrible suerte para las mujeres que eran forzadas a seguir la eternidad del gran señor. La sala que tiene ajuar funerario y la bella máscara enrojecida con cinabrio es una de las mejores del museo, pues enseña la capacidad y creatividad metalúrgica de este pueblo. Es un espacio cultural que mucha gente antes pasaba por alto; ahora ya hay más visitas. Positivo. En este lugar compré un libro: Conociendo Sapamé de Edgardo Sánchez Canario, docente de Historia y Geografía, un libro que contiene 142 páginas sobre la historia y geografía física, social y política de la zona; además tiene en las últimas páginas un pequeño glosario de palabras moche sacadas del libro de Brüning y cómo se pronuncian en nuestro sistema fonético. Es un libro didáctico, acompañado de fotos que describe la fauna, flora y los principales accidentes geográficos del lugar; además recopilación literaria de la tradición del lugar. Adela quedó prendada de la frondosa vegetación del museo, pues había buganvillas de todos los colores. Uno no se da cuenta de las cosas bellas que te rodean hasta que alguien te lo hace notar. Aquí alcanzo un breve documental al respecto: https://www.tvperu.gob.pe/novedades/museos-puertas-abiertas/visitamos-el-museo-nacional-de-sican.




En realidad, en los últimos años la arqueología ha tenido notables descubrimientos en todo nuestro país. Estamos parados sobre un gran patrimonio histórico del cual pocos peruanos son consciente de ello, fuera de que no los conocen; por esa razón, no los respetan e, incluso, los destruyen en la más honda ignorancia que se ha expandido groseramente en las últimas décadas. Y esa experiencia nos la iban a contar en nuestra siguiente visita del día: Bosque seco de Pómac. Nos enrumbamos hacia esta reserva natural e histórica, pues todo lo que vimos en Museo Sicán fue hallado en este bosque lleno de huacas y bonitos parajes para visitar. Aquí detalles de este parque: https://www.sernanp.gob.pe/bosque-de-pomac. Primero, hay que  ingresar al Centro de Interpretación explicado por una chica que fue nuestra guía durante la visita. Pómac es un bosque seco que tiene un lecho de río con poca agua, aunque el día de nuestra visita tenía un buen nivel. Nuestra guía nos mostró el viejo algarrobo en el que se siente una mística especial. Fuimos al mirador Las Salinas para ver el extraordinario paisaje que asemeja al mundo maya de Guatemala o el sur de México. En esta visita al mirador, Adela decidió descansar un poco, mientras Carmen y yo subíamos a obtener esa vasta vista del lugar. Como íbamos con camioneta pudimos vadear el río La Leche para ir a otro lugar fascinante, el lugar donde se hallaron los entierros cuyos ajuares los habíamos visto en Ferreñafe. Ya había estado en la huaca de El Oro (muchos creen que se llama Huaca del Loro), pero con nuestra guía nos fuimos a otra que no conocía: Las Ventanas. La peculiar forma como fue construido (unas hornacinas no cubiertas) le da este nombre. Desde ese impresionante lugar tuvimos una vista hermosa del conjunto de huacas que hay en este bosque. Desde esta altura, nuestra guía se despidió de nosotros y nos dio las indicaciones para salir por el camino de trocha hacia Pacora, de ahí a Íllimo y luego nuestra siguiente meta: Túcume. Nuestra guía nos mostró un fruto de una planta enredadera que creció por todas partes en nuestro famoso Niño costero del 2017. Las lluvias se van acentuando cada año más, producto de los cambios climáticos que afectan a todo el mundo. La construcción de un extenso proyecto de irrigación como el de Olmos va a cambiar más el clima y humedad de esta zona. Este proyecto ha sido liderado por la empresa envuelta en grave escándalo de corrupción como lo es Odebrecht. Aquí un video promocional de esta empresa que muestra el proyecto en sí que cambiará Lambayeque: https://www.youtube.com/watch?v=BcOPcz2t6V4. En nuestro camino para salir a Pacora se nos cruzó intempestivamente una gran iguana a la que llaman pacazo aquí en la región; esta saltó dándonos un gran susto, pues el animal no es una lagartija pequeña y ligera. El día anterior habíamos visto uno en las paredes derruidas de la iglesia matriz de Zaña. Salimos de la reserva a través de una puerta metálica, no había personas que lo cuidase; espero que no haya muchas malas artes de personas que ingresan a talar o robar, mas no lo creo pues todos se conocen entre sí. La ruta es tranquila con poco tráfico hasta llegar a Íllimo, ahí el tráfico se intensifica pues es camino a Olmos y a la selva Norperuana. Casi bordeando las 2 de la tarde llegamos a Túcume. En el lugar solo visitamos el museo de sitio, siempre atractivo y muy didáctico, también nos fuimos a ver el vivero que tienen en el lugar. Es interesante las muestras del algodón nativo que hay en la zona y la casi extinción de este. Aquí algunos datos: http://www.arqueotur.org/yacimientos/complejo-arqueologico-de-tucume-y-museo-de-sitio.html. Aquí hay más datos: https://www.tvperu.gob.pe/novedades/museos-puertas-abiertas/eco-museo-de-tucume-el-valle-de-las-piramides.
Hay tanto por ver en esta región. Aquí un vínculo que da a conocer todos los avances arqueológicos: http://www.ledizioni.it/stag/wp-content/uploads/2016/12/Libro-Arqueologia-Lambayeque.pdf.






Salimos casi a las 4 pm de Túcume en dirección a Lambayeque para almorzar en la Casona Descalzi. Llegamos a las justas, pues ya no había casi comensales. Felizmente nos atendieron y logramos comer con calma. De ahí, hablando con el taxista y otras personas me indicaron que había una ruta que se encontraban tan solo saliendo de Lambayeque camino a Chiclayo. Y era cierto, es una vía larga semi asfaltada que conduce cerca de la caleta San José. Salvo un pequeño percance, la ruta fue muy efectiva y llegamos cerca de la caleta, tomamos la carretera que lleva hasta Pimentel. Dejamos la camioneta cerca del malecón y salimos a caminar. Adela estaba muy contenta pues gusta del mar. Caminamos por el bonito malecón que se ha hecho hasta llegar al gran muelle, al cual lo han incluido como paquete turístico. El muelle tiene en su entrada una serie de paneles que explican la historia de este y su ingreso es simpático. El muelle es largo y, ya anocheciendo, corría un frío viento que calaba en los huesos. Culminada la visita y la buena caminata, nos dirigimos hacia Chiclayo para dejar la camioneta. La pensábamos devolver ese día, por eso nos fuimos a la gasolinera de llenar de combustible. Llamé por teléfono, pero el encargado me comentó que no podía recoger el vehículo, pues estaba con muchos servicios en proceso; así decidimos ir al aeropuerto al día siguiente. Como habíamos almorzado tarde y nos fuimos al café que el día anterior habíamos descubierto: Expresso 414. Habíamos hecho un buen periplo. Recuerdo que Adela me felicitó pues habíamos sobrevivido a la locura vial que es Chiclayo.




Sábado 03 de agosto. Último día. Luego de nuestro último desayuno, nos fuimos a dejar la camioneta en el aeropuerto. Una vez terminado todo el papeleo, nos fuimos a Lambayeque para visitar el museo de Tumbas Reales. Tomamos un taxi que nos llevó por un precio módico y nos dejó en el mismo museo. La visita siempre es simpática y nos dimos el tiempo de ir a paso lento para disfrutarlo. Una vez concluida la visita, al salir del museo nos encontramos con varios jóvenes que estaban ensayando para un espectáculo. Era un ambiente de fiesta. Felizmente no bien salimos de las instalaciones del museo, hallamos un señor que nos cobró módicamente para llevarnos de retorno a Chiclayo. Nuestro bus salía a las 3 pm. Como teníamos un poco de tiempo, nos fuimos a una cafetería para comer algo ligero. El lugar se llama Latte Café. Con comodidad fuimos al hotel, pagamos nuestras habitaciones y recogimos nuestro equipaje para irnos caminando a la estación de bus Emtrafesa. Fin de nuestra visita.