Viernes 18 de enero. Un
detalle que no había tomado en cuenta al comprar mi pasaje en Perú: Portugal
tiene una hora de adelanto. Por tal motivo, ese día tuve que confiar en que la
conexión vía Madrid, empezando desde Lisboa todo iba a marchar bien. Había
comprado el pasaje a Lisboa vía TAP, la cual no tiene vínculo con IBERIA por lo
que tenía que recoger mi equipaje en Madrid y de ahí enviarlo vía AIR NOSTRUM,
una línea de vuelos regionales manejada por IBERIA, puesto que mi vuelo era
para la parte sur de Francia, a Toulouse. Ya desde Trujillo había coordinado
con todas mis amigas y esposa.
El día anterior me había
desecho de cajas de DVD, de CD y había envuelto todo este material con bolsas
de burbujas para aislarlos. También dejé para donación ropa que ya estaba un
poco maltrecha y que no iba a usar más durante el viaje o mi retorno a Trujillo.
Mi maleta pesaba, pese a los libros y regalos, 19,5 kilos. Una hazaña. El día
anterior cenamos una verdadera orgía de mariscos en un restaurante cercano a casa
de nosotros. A modo de despedida, Soraia nos había invitado a cenar a este restaurante
en el que habíamos estado hacía dos días previos. Maria tuvo que levantarse temprano
para poder dejarme en el aeropuerto. Cuando compré el pasaje, la idea era poder
en un vuelo con poca diferencia de horas, pero el suyo era por la noche. Ni modo.
Tomamos un desayuno ligero y nos fuimos al aeropuerto. Como estos vuelos se
realizan en Europa, son considerados regionales. En realidad, estaba con el
tiempo un poco ajustado. Una demora podría significar perder el avión. Salimos
con una media hora de retraso aproximadamente. El vuelo es un poco más de una
hora. Llegamos a Barajas y de ahí a buscar mi equipaje. He viajado ligero en
este viaje, pese a los libros, discos y música. Luego me fui al counter de
IBERIA para despachar mi equipaje. Para ingresar mi equipaje hice una cola,
pero confusión salí de ella para realizar el envío por otro medio. Confusión,
retorné a la cola otra vez. Era larga, pues había un vuelo hacia Japón, cargado
de turistas. Felizmente pasó rápido y me registré mi equipaje, tuve que pagar
casi 50 dólares por este. Al retorno felizmente no sucedió lo mismo. Una vez
ingresado, me dirigí a la Sala de embarque. En realidad, los aviones son
bastante pequeños, no más de 80 pasajeros con una cabina estrecha y un techo
que incomodaba a los más altos. Debido a la estrechez de la cabina, nuestro equipaje
de mano tuvo que ir en la cabina inferior. El vuelo duró casi hora y media. Al llegar
al aeropuerto de Toulouse, al descender tuvimos que recoger nuestro equipaje de
mano. Puesto que esa cabina no estaba del todo presurizada, mi mochila tenía
bastante escarcha en torno a ella. Felizmente no había puesto nada que pudiera
ser dañado en esta. Pasé todos los controles necesarios, recogí mi maleta y ya
en la zona de estar me esperaba Melissa, tan tierna y loca como siempre. Ya era
pasado mediodía. Ella me tenía una sorpresa: nos íbamos a Carcasona. Y, con la
coordinación de Olivier, íbamos a visitar el castillo de esta ciudad, la cual
siempre soñé visitar desde la primera vez que pisé Francia en el 2010. En esa época
visité muchos lugares como Albi, Cordes, el mismo Toulouse y Conques, además
que haber estado en otras zonas más de la denominada región cátara. Muchos amigos
ya me habían hablado de esta bella ciudad y, por fin, tuve oportunidad de
conocerla. Carcasona es un bello castillo fortaleza reconstruido en el siglo
pasado, luego de siglos de abandono. He aquí su historia (https://www.carcassonne.es/historia/).
Es necesario conocer más sobre el mundo cátaro y la vergonzosa cruzada contra
ellos que significó su exterminio y la expansión de Francia hacia esta zona
sureña rica y culta, que contrastaba con la norteña hosca, inculta y violenta.
Los cátaros fueron condenados por herejía y su último refugio, Montsegur, fue
testigo de una gran pira donde quemaron a muchos cátaros (hombres, mujeres y niños).
La tercera cruzada fue contra ellos. Aquí hay más datos https://www.loscataros.com/historia-de-los-cataros/
) (https://www.youtube.com/watch?v=3GXbftC_NJM).
Otro documento visual muy rico (https://www.youtube.com/watch?v=NqroTQv0rQo).
Llegamos luego de un viaje de casi
una hora desde Toulouse, durante el cual vimos varios tramos del famoso Canal
de Midi, el cual se oferta como un sitio turístico simpático; para la próxima
vez será (https://www.la-provenza.es/ruta-por-el-canal-del-midi)
(https://riosdelplaneta.com/canal-de-midi/).
En la carretera escuchamos algunas noticias que nos preocuparon: la posibilidad
de que el ingreso a la ciudad esté bloqueado por los chalecos amarillos (Gilles
Jaunes). Hicimos una pausa para leer con más tranquilidad el mapa rutero (tan
común en los vehículos) y preguntar a otra pareja que iba en su auto. Todo parecía
una falsa alarma. Llegamos a nuestro objetivo. Teníamos que buscar el lugar
para dejar el auto. Una vez que lo logramos, nos dirigimos hacia las murallas
sólidas de la ciudadela. Melissa llamó a la amiga de Olivier para ubicarla, mientras
veía extasiado este magnífico monumento. Nos encontramos con ella, quien nos permitió ingresar al museo y la ciudadela interna. La museografía y el material
audiovisual es de calidad y te da una idea de este bello espacio y su evolución.
Carcasona fue rescatada del olvido, de su estado ruinoso y, tras su puesta en
valor, es reconocida como Patrimonio de la humanidad. Pese al frío, la visita
fue agradable, sorprendente y doloroso por saber todo el triste fin de esta
comunidad rechazada por la iglesia católica. En nuestra caminata buscábamos la
oficina de turismo. Nos topamos con una pareja a la cual le preguntamos si
hablaban francés; ellos respondieron que poco y les preguntamos sobre su origen;
ellos respondieron que eran de Cataluña, les pregunté en español y ellos me
respondieron en catalán. Un tema espinoso por entonces. Caminamos por las
paredes anchas de la muralla, vimos un espacio adaptado para espectáculos y la
iglesia de Saint Nazaire, una verdadera joyita. Esta es la belleza a la que hay
que visitar (https://sobrehistoria.com/carcasona-sus-origenes-y-leyendas/)
(https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/paseo-por-carcasona-maravillosa-ciudad-medieval-sur-francia_11743/1).
Al salir, nos fuimos ya hacia la ciudad para ir al hotel que Melissa había separado,
el hotel Ibis, cómodo, bien ubicado y de buen precio. Por la noche salimos a
caminar por la ciudad para conocer esta ciudad medieval y comer la cassoulet. Hallamos
el Blasco y en el cual cenamos muy bien. Hicimos una buena caminata para ver
las murallas brillantes por la iluminación. Nos fuimos a descansar para poder partir
temprano a Montpellier a visitar a Olivier…