La semana pasada ha sido el
escenario de hechos lamentables, pero aleccionadores de la sociedad peruana.
Son radiografías de nuestro país que pueden reducirse en dos sustantivos:
racismo y cinismo.
Las declaraciones de Carlos
Bruce sobre el presidente Martín Vizcarra han sido por demás ofensivas y
discriminatorias, reflejo de una percepción de muchos peruanos que, con estas
sentencias encubiertas de racismo, nos estamos viendo a nosotros mismos. Esos
filtros sociales, lingüísticos y culturales son moldes que sirven no solo para
retratar al otro, sino a sí mismo. Es la aceptación que se tiene la sociedad
peruana para la construcción de sus interrelaciones sociales, económicas y
políticas. El ideario que se tiene de la capital justifica que, incluso,
empresas u otras instituciones creativas y exitosas creadas en diversas
provincias de nuestro país tengan por meta el sueño del provinciano: conquistar
la capital. Y ceñirse a sus reglas. La historia de las provincias peruanas lo
demuestra; empresas terminan mudándose con sus directorios a la gran capital.
Universidades de modelo empresarial han seguido este modelo y han terminado
adecuando, incluso, sus niveles de logro de acuerdo a niveles capitalinos: una
forma silenciosa del debilitamiento del desarrollo académico e intelectual de
cualquier zona de nuestro vasto territorio en un pro capitalino. Es una
justificación aceptada por todas las partes involucradas, en las que un
provinciano se le puede permitir participar en ligas mayores, como lo dijo
exabrupto el nombrado congresista. A diferencia de otros países vecinos, como
Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia, incluso Chile; nuestro país mantiene un
modelo de centralismo en todas sus formas y somos sus ciudadanos quienes
alimentamos esta visión. Las mismas noticias hacia el exterior lo sintetizan
todo: cuando se habla de construcciones o proyectos que muestran el desarrollo
de infraestructura de nuestro país, de cada 10 de ellos, 7 u 8 corresponde a
aéreas metropolitanas limeñas. Quizá esto permita entender el porqué del lento
avance de la Autopista del Sol a diferencia de los avances del metro u otras
soluciones viales de Lima metropolitana. Cuestión de prioridades con pago electoral.
Por otro lado, el cinismo
evidenciado por varios congresistas de la República en cuanto a la Cuestión de
Confianza raya con el escándalo. Varios de ellos tomaron una posición
abiertamente contraria. En la abierta campaña contra este, las posiciones de
varios congresistas nos daban la certeza de su voto. Pero nuestro país está
lleno de sorpresas. Los votos de Luz Salgado, Carlos Tubino y Karina Beteta a
favor del sí, y la ausencia (habitual en él, pese a todo) de Mauricio Mulder;
estarán dejando con un fuerte sinsabor a sus compañeros de bancada. La
diferencia de votos marca una brecha grande que puede tener muchas lecturas.
Pero la percepción ciudadana tiene la suya: personas que no quieren perder
privilegios