Lunes 07 de enero. Día feriado
para España luego de Bajada de Reyes. En Portugal las actividades transcurren
normalmente. Es el día que vamos a almorzar con los amigos de Maria, del
trabajo que tuvo en una empresa alemana que tenía sus instalaciones y fábrica
en Lisboa y luego se mudó a China. Interesante es cuando las historias que uno
lee en otras latitudes, las experimentas de manera directa y con testigos que
te narran detalles. Ese día fuimos a hacer algunas compras, pues nos íbamos el
martes y miércoles a varias ciudades y atracciones del Norte portugués. El
almuerzo fue en un simpático restaurante y con unos amigos que comentaban
diversas historias y viajes que habían hecho. Una pareja contó sus experiencias
en Cuba, país al cual fueron para un tratamiento que les resultó gratuito y con
éxito. En cierta forma de agradecimiento, retornan con cierta frecuencia a la
isla y nos dijeron para ir al paraíso en alguna oportunidad. Habrá que
planificarlo, pues sí quisiera ver la parte histórica colonial de Trinidad,
Santiago de Cuba y La Habana. Terminado el opíparo almuerzo, siempre rociado de
vino portugués, nos fuimos al ex Convento del Carmo, un gran convento y
claustro que quedó totalmente arruinado tras el terremoto del 01 de noviembre.
Ese fue nuestro objetivo inicial el día anterior, pero llegamos un poco tarde.
Ahora tomamos todas las medidas de precaución.
Antes de ir a nuestro museo,
fuimos a un restaurante que tiene una vista privilegiada: el Bellalisa. La
vista es bonita. Se ve el Lisboa viejo. Es lo bueno de la ciudad, sus colinas
ayudan a ofrecer un bello espectáculo del lugar. Uno puede ver las
construcciones principales con lo principal: con las paredes enlucidas y
algunas rescatadas con murales. Lo malo en nuestro país, en todas sus ciudades
es ver las paredes laterales sin enlucido lo que da la sensación de una ciudad
a medio hacer o arruinada. Tras dejar este mirador, nos fuimos a la plaza a ver
la fuente de la plaza que da a la iglesia.
Estas fuentes se llaman Chafariz y
hay varias de estas por diversos barrios en sus respectivas plazas. Cerca de la
casa de Maria hay uno. Sin mucho preámbulo, compramos los boletos para visitar
el monumento arruinado que ahora es un gran museo “al aire libre”. El convento
y claustro se han convertido un gran espacio de exhibición que no solo muestra lo rescatado de
este espacio, sino de muchas iglesias que también colapsaron ese 01 de
noviembre fatídico para Lisboa. Las consecuencias de ese terremoto las iba a
conocer también en otras partes de Portugal y en España, tanto en Segovia como
en Sevilla. Ubicado en el barrio del Rossio, este convento perteneció a la
orden de los carmelitas. Durante el sismo, muchos feligreses acudieron a la
iglesia pensando guarecerse contra la violencia del movimiento, pero el techo
colapsó matando a casi todos los que estaban ahí. Desde ese entonces, esta
iglesia está a techo abierto. Se quiso restaurarla, pero quedaron tan
debilitadas sus estructuras que desistieron del proyecto. Pese a todo, se
siguió con la posibilidad, pero en 1834 Portugal secularizó todas los conventos
y claustros, por lo que se suspendió definitivamente. Se preserva sin techo y
le da un aire muy especial. En las instalaciones del claustro se halla un
interesante y pequeño museo con varios sarcófagos reales, escudos, lápidas,
panoplias en piedra, fuentes, restos de columnas y capiteles. Tiene una sección
que muestra los antiguos orígenes prehistóricos, del paleolítico de la zona (se
verá con mayor profusión en el Convento de los Jerónimos). Hay una sección
romana. Una dedicada a los fundadores y antiguos benefactores de este monumento
religioso. Además, tiene una sección de objetos precolombinos, entre estos un
par de momias peruanas que enriquecen su colección y que llama mucho la
atención a los visitantes de este bello lugar. Tras el terremoto, el Marqués de Pombal realizó una serie de cambios que transformaron a la ciudad de Lisboa, a la arquitectura y la ciencia. Fueron las bases de la sismología y replanteó el papel de la ciencia occidental. Tras los terremotos de Lima (1746) y Lisboa (1755), el pensamiento occidental se inclinó por la racionalidad para entender los eventos, más que dejarlos a la "acción divina", como aún pensamos aquí. En la tienda del museo no
aguanté la tentación de llevar varias cosas. Aquí dejo la página del museo que
vale la visita: http://www.museuarqueologicodocarmo.pt/mac.html.
Otra página sobre el convento: https://www.diariodelviajero.com/europa/descubriendo-lisboa-convento-do-carmo.
Una vez culminada nuestra
visita de dos horas, salimos a recorrer el Chiado para ver sus tiendas y
atractivos. Regresamos temprano, pues al día siguiente íbamos a hacer un viaje
de ensueño. Una cena casera cerró el día.