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domingo, 7 de mayo de 2017

FRANCIA, PUNTO DE INFLEXIÓN (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 07 DE MAYO 2017)

Este domingo Francia está viviendo su segunda vuelta electoral. En un proceso signado por la sombra de actos terroristas en su territorio y en el espacio europeo en estos últimos años, el sentido de tres palabras (libertad, igualdad, fraternidad) que movilizaron a la sociedad francesa y espíritus libres en las últimas décadas se ha visto amenazado por diversas reacciones de una ciudadanía atemorizada y movilizada por temores xenófobos y racistas. La segunda vuelta tiene como contendores a dos candidatos de igual línea ideológica; sin embargo, la candidata de extrema derecha Marine Le Pen canalizó los miedos de muchos ciudadanos que han visto a numerosos migrantes, sobre todo de sus antiguas colonias de África, Medio Oriente y Asia, como una real amenaza a la integridad francesa, su cultura latina y el espíritu cristiano que se admiten como los fundamentos de su identidad.
Hay, sin embargo, un olvido histórico que permitiría entender la actual situación francesa (o europea, en general) ligada a su pasado colonialista. Estas naciones fueron y son grandes gracias a un fuerte coste de todas las excolonias que les generaron un fuerte rédito económico, social y político. La historia enseña a la humanidad que cualquier acción tiene una secuela. Muchos países europeos han crecido gracias al “apoyo” de las tierras y sus ciudadanos de allende los mares que rodean a ese continente. Han sido parte de su historia y desarrollo. El simpático llamado hecho por el animador, periodista y analista británico John Oliver invita a la sociedad francesa a un voto consciente tras la posibilidad de que Francia siga el camino del aislacionismo y actitud de confrontación de la sociedad británica y norteamericana. El mundo parece encontrar como única respuesta a este proceso creado por el mismo sistema llamado globalización a la oscuridad, a la actitud conservadora y aislacionista. Extraña respuesta a un mecanismo creado por él mismo. Pareciera que lo que se pensaba como solo una propuesta económica no iba a rebasar las fronteras sociales, culturales y políticas.
Europa tiembla ante la posibilidad de una nueva deserción de un socio poderoso de subir esta líder extremista que quiere resolver problemas económicos y sociales con soluciones drásticas con graves repercusiones posibles. Las consecuencias no solo serían económicas (Euro, bancos, comercio) sino, y más peligroso, sociales y políticas. El triunfo de Trump en E.E.U.U. empoderó a grupos racistas, propuestas conservadoras y actitudes bravuconas en el mundo internacional. El aislamiento británico fue promovido por un líder que después terminó retractándose de los resultados. El lenguaje promovido por candidatos de extrema derecha hace recordar esa Europa que vio en su ciudadanía terribles demostraciones de racismo y xenofobia de dolorosa recordación. La historia ayuda a refrescar el presente.

Hoy Francia debe de continuar siendo l’espoir de la humanité

domingo, 26 de junio de 2016

EUROPA DESUNIDA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DOMINGO 26 DE JUNIO DIARIO CORREO)

Los resultados del referendo británico han sacudido el mundo entero. Desde las grandes bolsas y monedas de todos los países hasta el simple ciudadano a pie están sufriendo una ráfaga de consecuencias cuyas repercusiones recién han empezado con la renuncia de su Primer Ministro, impacto en diversas cotizaciones de las bolsas mundiales, incluida Lima, y millones de personas en riesgo de su estatus laboral desperdigados por el mundo y en la misma Gran Bretaña. La famosa campaña Brexit (Britain Exit - “salida de Gran Bretaña”) apuntó a los sentimientos del nacionalismo y del miedo, los que están siendo capitalizados por líderes de extrema derecha a lo largo de la Europa actual. La movilización de estos viscerales sentimientos hace peligrar la Comunidad Europea, ese sueño de varios líderes de post guerra, testigos de la masacre que fue la Segunda Guerra Mundial, quienes idearon y comenzaron a ver sus frutos desde 1951 cuando se creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Una hecatombe mundial enseñó a los europeos que era mejor vivir en comunidad que vivir aisladamente. Desde ese entonces, el mundo político, económico, social y cultural de 28 países de la vieja Europa estuvo trabajando para poder adecuar sus particularidades a un nuevo concepto filosófico y jurídico que englobase a estas comunidades multiétnicas y plurilingüísticas. Es un logro alcanzado tras una serie de sacrificios y privaciones que cada uno de los países miembros tuvo que asumir desde la creación de la Unión Europea en 1993. Ahora este delicado equilibrio ha sufrido un fuerte golpe que puede tener consecuencias insospechadas y que se avizoraron en la crisis económica en 2008 y la crisis griega de 2010-2014.

Las consecuencias de este evento, como ya se dijo, recién han empezado. Pero lo interesante es oír los comentarios que han surgido de diversos ciudadanos británicos por el mundo. Hay jóvenes voluntarios desperdigados por el mundo que se sienten golpeados por la brusca decisión de convertirse nuevamente en una isla. O de un ciudadano residente en Trujillo sentirse como un refugiado o exiliado; u otro que se lamenta de ser testigo de dos momentos históricos de su patria: votó por la unión con Europa en 1973 y ahora se siente frustrado que sus compatriotas hayan decidido separarse. O el reclamo de muchos jóvenes que se vieron en la necesidad de salir de su patria para ir a trabajar en otros países de la Comunidad gracias a los beneficios de su membresía. Las consecuencias externas son más oscuras, ya que fortalecen a políticos separatistas y aislacionistas del continente. Candidatos nacionalistas la van a tomar como caballito de batalla en sus promesas electorales: el móvil será el miedo que acentuará la xenofobia y el aislacionismo. Para nosotros, los peruanos, incluso se ensombrece el panorama desde la posible desaparición del espacio Schengen hasta los posibles nuevos criterios de migración y desplazamiento por Europa. Una ventana a lo desconocido se ha abierto.