Proverbio árabe
LA FRANCIA DE VALLEJO
Conferencia presentada por mi persona en homenaje a César Vallejo
Conferencia presentada por mi persona en homenaje a César Vallejo
Cuando César Vallejo dejaba
el Perú por barco con Julio “El Chino” Gálvez Orrego el 17 de junio de 1923 en dirección a Europa para nunca más volver
con una moneda de oro de 500 soles[i], el
viejo Continente era un campo de experimentos políticos y sociales que iban a
configurar el mundo contemporáneo que hemos heredado. La tendencia a la
idealización y la sacralización de personas que admiramos no nos permiten ver
el contexto que les tocó compartir y las circunstancias de cotidianeidad que,
en este caso, experimentó nuestro vate en su periplo geográfico y humano vivido
desde su llegada a la capital francesa hasta su muerte el 15 de abril de 1938. Gracias
a la iniciativa de su amigo Julio Gálvez y su desprendimiento, este cambió su
pasaje de primera en barco por dos de tercera; así Vallejo se alejó del Perú
dejando atrás injustas demandas que aún el día de hoy ensombrecen su
imagen. Desde su arribo a París el 13 de
julio del año 23, César Vallejo vivió una serie de vicisitudes, producto de su
posición como emigrante de ajustados recursos y desconocedor del francés,
situación que fue mejorando con los años; así como de las turbulencias políticas y sociales
coyunturales que terminarían por estallar en la segunda guerra mundial,
conflicto declarado desde inicios de la década de los 30, pero oficialmente
reconocido desde el 1 de setiembre de 1939.
No quiero entrar en un
análisis interpretativo de la obra de Vallejo, no tengo autoridad para hacerlo;
pero quisiera contribuir en el campo de la hermenéutica para una mejor
interpretación de su obra y una mayor comprensión del Vallejo humano que vivió
una serie de situaciones adversas, las cuales muchas veces no le hicieron
placentera su vida el momento que le tocó vivir; y, más aún, tomando el
concepto de que el artista es un vaso comunicante entre los hombres y la
belleza que le permite trascender por encima de la vida prosaica que a todos
nos corresponde. Vallejo es ese vaso comunicante que abrió un nuevo lenguaje
para una gran masa humana silente que esperaba una voz. Ya un pensador
contemporáneo a Vallejo y también conocedor de su obra, José Carlos Mariátegui,
había visto en nuestro poeta el creador de una nueva estructura comunicativa
que se adecue a los nuevos cambios. Mariátegui le permitió publicar en la
revista Amauta diversas colaboraciones enviadas desde Europa. Además incluyó su
aguda reflexión sobre la poética vallejiana en su obra capital 7
Ensayos de interpretación de la realidad peruana[ii],
precisamente en el séptimo ensayo, capítulo XIV. Se puede, también, ahondar en la obra
narrativa no literaria de Vallejo a través del trabajo hecho por el
investigador Jorge Puccinelli[iii] quien realizó,
en vida, una exhaustiva revisión del trabajo intelectual y periodístico que
Vallejo redactó para la revista Mundial y el diario El Comercio de Lima entre
otros. Identificados ideológicamente en
el tiempo, Mariátegui, en su obra El artista y la época[iv],
nos acerca una herramienta de comprensión a la creación de un hombre que
resume, sintetiza su tiempo, y que vislumbra los cambios sociales necesarios.
Vallejo es un hombre de su tiempo; visionario, sí; pero también un hombre que
encarna las luchas ideológicas que sacuden a Europa en esos momentos. Su
acercamiento a la doctrina comunista, así como su profundo rechazo al fascismo
galopante que asolaba a muchos países del viejo continente nos muestran su marcado
compromiso con el hombre y la sociedad de su tiempo. Tal como leemos el breve
ensayo de George Lambie, El pensamiento político de Vallejo,[v] el
artista se preocupa por la historia que le está tocando vivir. Como escribe
Lambie, Vallejo ya había tenido un desarrollo político en nuestro país en su
juventud; pertenecía a una generación preocupada por la búsqueda de una
identidad nacional. No pertenece a ese grupo de artistas del torremarfilismo
que comenta José Carlos Mariátegui[vi],
claramente desdeñado por este intelectual; Vallejo no es un artista encerrado
en su torre de marfil, aislado y ajeno a los problemas que aquejan a los
hombres; Vallejo pertenece al grupo de artistas, hombres y mujeres, que se
sumaron a las causas sociales. Eran hombres y mujeres testigos activos de su
tiempo.
Pero, ¿cuál es esa época que
le cupo vivir a César Vallejo?
Pese a la actual revolución
tecnológica que nos hace creer que todo tipo de cambio se realiza por segundos,
la historia nos ha demostrado que los cambios sociales son, pese a todo,
lentos. Y estos se generan en todos los estratos de una sociedad. Tomemos
cualquier postulado de las teorías del cambio social y las mismas nos darán la
razón sobre estos mismos que pueden tener una nueva visión paradigmática o una
revolución profunda que cambie sus estructuras, como las explica Pior Sztompka[vii]. Pero,
¿cuáles son esos acontecimientos que envolverán a Europa, a sus ciudadanos, a
su cultura, a Vallejo? Podemos identificar cuatro grandes acontecimientos: la
primera guerra mundial, oficialmente culminada cinco años antes de que nuestro
vate llegase a París; el ascenso del fascismo y nazismo; la revolución
bolchevique que daría el nacimiento de la extinta Unión Soviética; y la guerra
civil española, cruenta guerra fratricida en la cual estuvo directamente
involucrado. Basándome en las reflexiones de Lambie, con los dos primeros
acontecimientos, Vallejo acentuaba en sí el pesimismo por ver una Europa y la
civilización occidental en decadencia, tal como se planteaba en el libro de
boga La decadencia de occidente (1928) de Oswald Spengler. Como anécdota queda
que ese mismo año, Vallejo deja de pertenecer al APRA y pasa a formar parte del
nuevo Partido Socialista Peruano; este giro le permitió ver una esperanza para
un nuevo mundo en los dos últimos grandes acontecimientos.
Quisiera focalizar mi
exposición en el primer gran acontecimiento, el cual ha de cambiar, incluso, el
mapa intelectual de Europa de entonces. Los otros acontecimientos ha sido abordados
por diversos investigadores peruanos y extranjeros a través del estudio de la
obra de César Vallejo o su identificación ideológica, como bien lo hizo David
Sobrevilla en su investigación César Vallejo, poeta nacional y universal y
otros trabajos vallejianos; su viuda, Georgette Vallejo, entre otros
La primera guerra mundial o
la llamada Gran Guerra es un gran acontecimiento humano que influirá en el
imaginario social. Este conflicto mundial cambió completamente la geopolítica
europea y fue el primer gran movimiento masivo de personas y también la primera
gran masacre colectiva realizada en el espacio de cinco años[viii]. Es la primera gran muestra de la globalización
efectiva de nefastas consecuencias. Extrañamente el campo de acción bélico fue
bastante reducido (en comparación de la segunda guerra mundial, veinte años
después): el campo de batalla se circunscribió al noreste de Francia, parte del
territorio belga, en algunas regiones de Polonia, norte de Italia y zonas
focalizadas en Serbia. Con los detalles expuestos sobre los costos y pérdidas
de la maquinaria productiva de cada nación envuelta en este conflicto, la
guerra no significó muchas alteraciones en sus economías. Muchas florecieron y
recobraron su brío pocos años después. El injusto castigo impuesto a Alemania
por sus intenciones de querer entrar en el grupo de los grandes imperios no fue
por causas de pagar las pérdidas ocasionadas a los países vencedores del
conflicto. Además es una guerra de
medios que convocan a los hombres a ir al campo de batalla; es una guerra en la que la
información es recibida por los medios impresos, que también fungen de
propaganda; y los líderes gubernamentales se ven pronto envueltos en la
contienda de manera expuesta. Se dirigen a sus pueblos, son cabeza de una
campaña enfervorizada contra el enemigo. Es una guerra en la mente de la gente.
De ahí su gran repercusión. Es una guerra de los pobres y los ciudadanos de pie
que van a caer en las terribles trincheras de Verdun, Somme u otros nombres que
causan una dolorosa recordación. Entre las consecuencias, una vez terminado el
conflicto, se tiene un nuevo mapa de Europa con la desaparición del gran
Imperio Austro-Húngaro y el Imperio Otomano, así como la transformación del
extenso Imperio Ruso en un conglomerado de soviets que se convertirá en la
Unión Soviética; la fugaz aparición de la
joven Alemania en el concierto mundial y su absurda rendición en esta guerra
traerán lamentables secuelas a toda Europa y el mundo en general un par de
décadas posteriores; irónicamente los dos imperios coloniales dominante en ese
entonces, Gran Bretaña y Francia,
alcanzan su cenit, pero también inician su acelerada decadencia. Francia se vio
debilitada por esta guerra en cuanto a sus planes geopolíticos, mientras que
Gran Bretaña se vio algo favorecida por la anexión de los territorios perdidos
por la desaparición del Imperio Otomano. Pero la intervención de los Estados
Unidos en suelo europeo ya es un indicio de lo que vendría. Esta guerra
replantea los roles continentales. EE.UU, un país de ultramar interviene por primera
vez en Europa, lo que lo convierte en una gran potencia del orbe; por otro
lado, vemos los inicios de la expansión japonesa en Asia y un hecho importante:
la amenazante realidad comunista que tuvo su primera manifestación concreta en
la Rusia de entonces. En muchas partes, durante los años 20, la bandera roja
flamea en lugares tan diversos como el ayuntamiento de Glasgow en Escocia, en
fábricas italianas o en las duras huelgas generales en Gran Bretaña, Francia o
Alemania. El peligro rojo precipita el surgimiento del fascismo y el nazismo[ix]. Quisiera
resaltar que este contexto llamó mucho la atención a Vallejo, como lo menciona
Greg Dawes en su artículo Neruda y
Vallejo ante la vanguardia.[x]
Pero, ¿cómo afectó esta gran
guerra al ciudadano simple en sociedades que estuvieron involucradas en la
guerra y que forman parte del inconsciente colectivo actual? El próximo año,
Europa se prepara para recordar el primer centenario del inicio de la Gran
Guerra. La intelectualidad europea de esas décadas participó directamente o
indirectamente en la conflagración. Grandes escritores franceses fueron
enviados al frente y ellos mostraron, a través de sus diarios, novelas, poemas
o ensayos, l´état d´esprit, el estado del espíritu de la época, de su
tiempo. Así tenemos una vasta producción literaria hecha por autores como
Maurice Genevoix, Roland Dorgelès, Henri Barbusse, Charles Péguy, Henri
Fournier, Louis Aragon, Guillermo Apollinaire, Louis Pergaud, Blaise Cendrars,
Maurice Barrès, Jean Giono, Marcel Proust, Georges Bernanos, Romain Rolland,
Alphonse de Châteaubriand, Céline, Jean Cocteau, entre otros[xi]. Sus desgarradores manifiestos en novelas,
poemas, crónicas de guerra o partes periodísticos nos muestran la crueldad de
esta contienda, el sinsabor de saberse abandonados en medio de bombardeos de
obuses o francotiradores. Testimonios como Viaje al fin de la noche de Céline o
varios poemas del poemario Caligramas de Apollinaire nos
muestran la condición y soledad de hombres que fueron al campo de batalla con
una ilusión y que van descubriendo amargamente que son olvidados o carne de
cañón. En las agudas reflexiones de Ferdinand Bardamu, una especie de
heterónimo de Céline, advierte lo que la guerra es para el hombre cotidiano, la
manipulación de los poderosos y la absurda pasión nacionalista que arrastra a
la humanidad a acciones sin sentido. Muchos de ellos cayeron heridos y
acentuaron su espíritu antimilitarista o antisistema.
Pero no solo Francia mandó al
frente a su intelectualidad. La campaña de adormecimiento civil acalló a las
mentes pacifistas y predominó el espíritu bélico. Gran Bretaña envía a poetas o
hijos de grandes pensadores. El poeta Robert Graves sobrevive a la batalla de
Loos, pero el hijo de Rudyard Kipling, John morirá en combate, como le sucedió
a la joven promesa Rupert Brooke. Coincidencias de la vida: el famoso poema If
fue dedicado especialmente por Kipling para su hijo. Los versos iniciales de
este poema se volvieron premonitorios:
Si puedes conservar tu cabeza cuando todos los demás pierden
la suya y te culpan por ello.
Kipling, un hombre que creía
en la grandeza del imperio, que apostó por la misión salvadora de su nación y
que había usado su influencia para apoyar a su hijo, miope y limitado para las
órdenes, se vio con triste realidad de que su hijo varón había sido una víctima
más de esta hecatombe humana. Su cuerpo jamás será hallado, pese a las
gestiones de su desamparado padre. A pesar de todo, siguió apoyando la causa a
través de los medios, como hicieron también Arthur Conan Doyle, H. G. Wells y
Chesterton. Este último se prestó para reclutar a irlandeses, católicos, bajo
el mando británico. Se estaba creando el odio contra los bárbaros teutones.
Pero por el lado alemán, también su intelectualidad se ve envuelta en esta
fiebre bélica. Dos grandes voces sobrevivientes, pacifistas a su manera,
escriben notables novelas que conmoverán al mundo: Sin novedad en el frente (im
Westens nichst neues) de Erich Maria Remarque y Tormentas de Acero (In
Stahlgewitter) de Ernst Jünger. La segunda novela fascinó a muchas
personas ligadas al nazismo, pero siempre se mostró independiente y sobrevivió
como pudo a la locura nazi; mientras que la primera novela y su autor sacaron
provecho al espíritu antibélico de postguerra y asentó en los Estados Unidos
para vivir cómodamente su sueño americano gracias a las regalías obtenidas por
la venta de los derechos de su novela al cine de Hollywood[xii].
Hubo personajes polémicos que
ensalzaron la guerra, como el polémico Gabrielle D´Annunzio, poeta que con sus
ideas no solo artísticas, sino políticas han de crear las bases de otra lacra
que llevará a Europa a una segunda guerra mundial: el fascismo. Para este
poeta, la Gran Guerra era una forma de galantería. Amaba su posición de subteniente en la guerra. Pero por otro lado, otros literatos venidos de
América describirán a esta como una acción incomprensible para el genio humano:
Hemingway.
Este acontecimiento creó un
nuevo mapa europeo y mundial por dos décadas. París se volvió una ciudad que
recibía a todos los ciudadanos del mundo. Sin embargo, pronto se verá envuelta
en problemas sociales, políticos y económicos. El gran crack capitalista del 29
en EEUU tocará las puertas de Europa y golpeará a las poblaciones más
vulnerables. Vallejo acentúa su acercamiento al comunismo como lo hemos
expuesto. Este movimiento atraía, cada vez más, a cientos de artistas e
intelectuales, y Francia reaccionó. Vallejo fue expulsado por su afiliación
comunista y por haber estado hasta tres veces en la Unión Soviética[xiii],
producto de lo cual escribió el libro Rusia en 1931[xiv]. El
París de esos años era un hervidero de creatividad e intelectualidad, como
también lo era Berlín. Ambas ciudades, capitales de naciones que habían vertido
mucha sangre de su juventud trataban de recuperar. Pero la sombra de la
inestabilidad social, la increíble inflación alemana, el surgimiento de
movimientos comunistas por diversos países tendrán en zozobra a las inestables
naciones. El compromiso y la identificación ideológica de César Vallejo se van a acentuar durante
las visitas a España, nación que estaba atravesando una crisis por la
declaración de la Segunda República hasta el estallido de la guerra civil.
Durante cinco años esta joven república quería modernizar y, como dice
Georgette Vallejo, nuestro poeta que tenía dudas sobre su militancia debido a
los ecos estalinistas que hacían cuestionar su pensamiento ideológico para
asumir con dinamismo su militancia marxista incondicional. Era un hombre de su
época[xv].
Espero que estos datos,
genéricos aún, nos sirvan para entender más su producción literaria, sea en
verso como en prosa. El acercamiento a diversos intelectuales en París o en sus
visitas a España o Unión Soviética, herederos de este mundo posbélico
moldearon, quizá, parte de su obra que nos sigue deslumbrando.
[i], Ricardo Silva-Santisteban (1997) César Vallejo, Poesía Completa. Tomo
1, PUCP, Lima.
Georgette Vallejo (2012) Allá Ellos, Allá Ellos, Allá Ellos, UAP, Lima.
[ii] José Carlos Mariátegui (2005) 7
Ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca Amauta, edición
71, Lima.
[iii] Jorge Puccinelli (2002) Artículos y crónicas completos, PUCP, Lima.
[iv] José Carlos Mariátegui (1978) El
artista y la época, Biblioteca Amauta, edición 6, Lima.
[v] George Lambie (Enero
2011-diciembre 2012) El pensamiento político de Vallejo, revista Norte,
Instituto de Estudios Vallejianos, Universidad Nacional de Trujillo, No 17-18, Trujillo.
[vi] José Carlos Mariátegui (1978) El
artista y la época, Biblioteca Amauta, edición 6, Lima.
[vii] Pior Sztompka. Sociología del cambio social, Alianza Editorial, Madrid.
[x] Greg Dawes (2008). Neruda y Vallejo ante la vanguardia, Nerudiana,
Fundación Pablo Neruda, Santiago de Chile.
[xii] Jean-Louis Thiérot (2013) Vent de l´est. Ceux de 14, les écrivans dans la
Grand Guerre, Le Figaro, Hors-série. París.
[xiv] Alejandro Bruzual (2006) Los viajes de César Vallejo a la Unión
Soviética: La dialéctica del vaso de agua. University of Pittsburgh, Vol. 4,
No. 1, Otoño 2006, 23-39.
[xv] Georgette Vallejo (abril-diciembre 1999), Apuntes biográficos sobre
“Poemas en prosa” y “Poemas humanos”, Norte, Instituto de Estudios Vallejianos,
Universidad Nacional de Trujillo.
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