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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 27 de agosto de 2017

TERRORISMO INFORMATIVO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 27 DE AGOSTO) SOBRE EL MANEJO DE INFORMACIÓN

La novela El honor perdido de Katharina Blum, también subtitulada O cómo surge la violencia y adónde puede conducir, (1974) fue escrita por el novelista Heinrich Böll, la figura más emblemática de la literatura alemana de posguerra. Esta novela presenta a una víctima de la llamada libertad de expresión. Bajo su égida, se desvelan métodos primitivos, bajos, pérfido y hasta crueles con los que la prensa amarilla, con cierta impunidad, crea, tergiversa y oculta hechos para construir falsas noticias sin importarles, según palabras de Berta Vías Mahou, con ello “la salud, el honor y el buen nombre de personas inocentes”, convertidas en “objeto de interés público”. La novela desnuda ese periodismo o periodistas que, sin importarles la falta de verdad y sus consecuencias, lanzan noticias con el propósito de obtener protagonismo, reconocimiento y ventas. El novelista describe duramente al periodista Werner Tötges como un tipo inescrupuloso, ruin, mercenario, sembrador de falsas noticias. Su asesinato por parte de la persona que destruyó con calumnias lo convierte, irónicamente, en un paladín de la libertad de información. Esta novela fue llevada al cine por el agudo cineasta alemán Volker Schlöndorff.
El mal uso de los espacios de información puede convertirse en una poderosa arma para sembrar falsas evidencias y destruir a personas. La novela de Alonso Cueto, Grandes miradas, y su versión cinematográfica, Mariposa negra dirigida por Lombardi, tratan una variable del tema. Personalmente, tuve un amigo con un cáncer terminal quien tomó la drástica decisión del suicidio. Ese mismo día, en 1989, un programa televisivo de cierto canal limeño anunció esta noticia como un típico ajuste de cuentas del narcotráfico. Su viuda y un grupo de ciudadanos firmamos una carta para pedir la rectificación de esta falsedad. No sé si hubo enmienda.
En el programa televisivo Rey con Barba con fecha 20 de agosto de 2017 (https://www.youtube.com/watch?v=9Q10BmrR1_s) se emitieron puntos de vista sobre las intervenciones que se están haciendo en la Plaza Mayor de nuestra ciudad, las que crearon todo un revuelo en las redes sociales. Los “periodistas” tomaron como fuente de información una noticia de redes, la cual no se validó. Las opiniones vertidas, además de enunciar diversas falsedades, se acompañaron de gruesos calificativos contra autoridades ediles. La información manejada por este par de personajes durante dos minutos provocó un malestar generalizado en una población susceptible y desinformada. Esté uno o no de acuerdo con las refacciones de la Plaza Mayor, manejar esta información falaz en un momento en que los ánimos se hallan aún caldeados ha sido un acto totalmente irresponsable.

Lastimosamente, si comparamos esta situación con el libro con el que empezamos este artículo, esto nos deja como lección hasta qué punto se han de recibir con prudencia las noticias difundidas a través de los medios de comunicación.

domingo, 6 de noviembre de 2016

POLÍTICO =¿CÍNICO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 06 DE NOVIEMBRE)

Durante las últimas semanas hemos sido testigos de ciertas declaraciones o silencios intencionales de varios personajes del círculo político nacional que lindan con la desfachatez o, de lo mal intencionado que uno pueda pensar, el cinismo más duro que pueda emanar de los mismos. Difícil es pensar que estos personajes hayan emitido declaraciones basadas en una candidez de gente ya ducha en estas lides o simplemente callarlas por creer tener argumentos sólidos y no discutibles para sustentar sus propuestas de tal o cual decisión tomada.
A lo largo de la historia de la política peruana republicana hemos tenido políticos que, además de demagogos, han sido expertos en tergiversar datos, ideas e información con el fin de ocultar una grave verdad que afecta al bien común, al sistema político que infelizmente acoge a este tipo de personas o a la sociedad en general. No es una práctica moderna o nacional. Aún queda el recuerdo en la historia norteamericana la forzada renuncia de Richard Nixon por el escándalo Watergate; por meses, Nixon y su gente trataban de ocultar evidencias contundentes que desenmascararon el turbio espionaje hecho contra el partido demócrata y que usó servicios estatales como el FBI o la CIA para empañar las elecciones presidenciales de 1972. Su sucesor, Gerald Ford, lo libró de la cárcel. Gajes y favores pendientes.
Los testimonios de algunos congresistas para defender la elección de dos cuestionables personajes en el triunvirato del Banco Central de Reserva; la desopilante comparación entre el bisoño Carlos Moreno y su negociazo, y el siniestro Vladimiro Montesinos por parte de un congresista tránsfuga (además); el silencio amañado del burgomaestre limeño frente a dos escándalos vinculantes que le han estallado en las manos, ligados a la corrupción de Lava Jato y el lamentable incendio de Cantagallo; y la elección por parte de este Gobierno de un exviceministro fujimorista cuestionado por corrupción; todo esto nos hace pensar en posturas que rayan con el cinismo.
Situaciones como estas generan en la población un total descrédito del aparato político democrático, puesto que, como personas elegidas por el voto popular, su actitud significa una traición a las aspiraciones de los votantes, así como a la confianza depositada por los electores en dichos elegidos. Salvo que los mismos electores sigan también ese posible camino del cinismo manifiesto en estos últimos días.
Queda la activa presión de la sociedad civil, así como el compromiso de una prensa libre para desentrañar a estos personajes y sus patrañas que deterioran nuestra sociedad. Nixon comenzó su caída gracias a un informante y dos valientes periodistas que recibieron el apoyo de su diario. Quizá esos buenos ejemplos podrían acaecer con más frecuencias por estos lares.