En 1981, una noticia intrigante recaló en las redacciones de muchos diarios del mundo. Un físico, Brian Brady, había hecho diversos estudios sobre suelos y predijo tres sismos en territorio peruano, entre Pisco y Lima. Brady lanzó una primera alerta en 1978 en la que informaba sobre intensa actividad sísmica en 1980. La sismología, como ciencia, ha procurado y procura predecir movimientos de características desastrosas para salvar vidas, tomar medidas extremas de prevención y atenuar en algo las consecuencias de un fuerte sismo. Aunque el científico era refutado por diversos organismos científicos, siguió adelante con su teoría e, incluso, predijo las fechas en las cuales Lima iba a ser devastada: 6 de julio, 24 de agosto y 24 de setiembre. Todos los diarios peruanos, sobre todo limeños, lanzaron la alarma. Uno de ellos, el Diario Marka, cuyo director era Guillermo Thorndike, manejó la noticia de una manera sensacionalista y alarmante que causó grandes problemas al gobierno presidido por Fernando Belaunde. Pese a las advertencias de varios círculos científicos dudando de la predictibilidad de un terremoto, prevaleció la alarma y un insano prurito de llenar las portadas de los diarios con noticias tremendas. Hubo muchas personas que liquidaron bellas casas en La Punta, lugar amenazado de desaparición. Recuerdo que la familia de un conocido de la universidad vendió su casa y se mudó a Cuzco. Lima quedó vacía por esos días: julio fue un mes perdido para esa ciudad. Al final no tuvimos el sismo físico, pero sí económico: se perdió más de 300 millones de dólares (cálculos discretos), pues se redujo toda actividad turística que afectó a todo al país; además se paralizó mucha actividad constructiva. El Gobierno trataba de responder las alarmantes noticias de la mejor manera posible. Recuerdo un comentario de un ministro: se había comprado cientos de miles de bolsas para cadáveres para prevenir cualquier tipo de epidemia. Nuestra suerte estaba echada. No hubo terremoto alguno. Pasada la turbulencia, todo volvió a la normalidad. Eso sí: el diario Marka tuvo una venta extraordinaria durante tres meses de su campaña a tal grado que diariamente casi al mediodía ya había agotado su tiraje. Buena estrategia de marketing, le dicen.
Viernes 05 marzo, un programa
dirigido por Beto Ortiz y difundido por Willax sacó al aire una edición que
empleó información sobre la vacuna china. La información era parcial y fue manipulada
con cierta sevicia justo ad-portas de la vacunación de los adultos mayores. Omisiones,
interpretaciones erradas y conclusiones precipitadas causaron zozobra en la
población. Hubo candidatos que, incluso, invitaban a la sedición contra el actual régimen. La
incompetencia comunicativa del Gobierno hizo que la falacia prosperase, pero
hubo pronto otras reacciones que frenaron esta insania; el médico que acompañó
a Ortiz en ese programa terminó cambiando su versión en otros medios. Vileza y cizaña en tiempo
de elecciones generales.