La novela El honor perdido de Katharina Blum,
también subtitulada O cómo surge la
violencia y adónde puede conducir, (1974) fue escrita por el novelista Heinrich
Böll, la figura más emblemática de la literatura alemana de posguerra. Esta
novela presenta a una víctima de la llamada libertad de expresión. Bajo su
égida, se desvelan métodos primitivos, bajos, pérfido y hasta crueles con los
que la prensa amarilla, con cierta impunidad, crea, tergiversa y oculta hechos
para construir falsas noticias sin importarles, según palabras de Berta Vías
Mahou, con ello “la salud, el honor y el
buen nombre de personas inocentes”, convertidas en “objeto de interés público”.
La novela desnuda ese periodismo o periodistas que, sin importarles la falta de
verdad y sus consecuencias, lanzan noticias con el propósito de obtener protagonismo,
reconocimiento y ventas. El novelista describe duramente al periodista Werner
Tötges como un tipo inescrupuloso, ruin, mercenario, sembrador de falsas
noticias. Su asesinato por parte de la persona que destruyó con calumnias lo
convierte, irónicamente, en un paladín de la libertad de información. Esta
novela fue llevada al cine por el agudo cineasta alemán Volker Schlöndorff.
El mal uso de los espacios de información
puede convertirse en una poderosa arma para sembrar falsas evidencias y
destruir a personas. La novela de Alonso Cueto, Grandes miradas, y su versión
cinematográfica, Mariposa negra dirigida por Lombardi, tratan una variable del
tema. Personalmente, tuve un amigo con un cáncer terminal quien tomó la
drástica decisión del suicidio. Ese mismo día, en 1989, un programa televisivo
de cierto canal limeño anunció esta noticia como un típico ajuste de cuentas
del narcotráfico. Su viuda y un grupo de ciudadanos firmamos una carta para
pedir la rectificación de esta falsedad. No sé si hubo enmienda.
En el programa televisivo Rey con Barba con
fecha 20 de agosto de 2017 (https://www.youtube.com/watch?v=9Q10BmrR1_s) se emitieron
puntos de vista sobre las intervenciones que se están haciendo en la Plaza
Mayor de nuestra ciudad, las que crearon todo un revuelo en las redes sociales.
Los “periodistas” tomaron como fuente de información una noticia de redes, la
cual no se validó. Las opiniones vertidas, además de enunciar diversas
falsedades, se acompañaron de gruesos calificativos contra autoridades ediles.
La información manejada por este par de personajes durante dos minutos provocó
un malestar generalizado en una población susceptible y desinformada. Esté uno
o no de acuerdo con las refacciones de la Plaza Mayor, manejar esta información
falaz en un momento en que los ánimos se hallan aún caldeados ha sido un acto
totalmente irresponsable.
Lastimosamente, si comparamos esta situación
con el libro con el que empezamos este artículo, esto nos deja como lección hasta
qué punto se han de recibir con prudencia las noticias difundidas a través de
los medios de comunicación.
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