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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 17 de septiembre de 2017

ENTRE HISTERIAS Y FOBIAS MEDIÁTICAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 17 DE SETIEMBRE)

La liberación de Maritza Garrido Lecca, fuera del circo mediático que se generó, fue también una demostración de las fobias y frustraciones que arrastra nuestra sociedad y que se desencadenan de vez en cuando en situaciones como estas. Extrapolando todos los elementos y por antítesis, hace recordar la triste historia de Jorge Villanueva Torres, denominado Monstruo de Armendáriz, a quien se le imputó el asesinato de un niño de 3 años en 1954, y que tras la falta de pruebas contundentes, surgió la propuesta para absolverlo póstumamente 60 años después de su fusilamiento. Aunque ambos, Maritza Garrido Lecca (MGL) y Jorge Villanueva (JVT), distan mucho en sus móviles y acciones, pues MGL sí reconoció su militancia política y JVT negó su crimen; las interpretaciones contextuales se les asemejan y, por oposición, los igualan. Ambos representaron o representan grupos humanos débiles en una sociedad como la nuestra clasista y racista: JVT era pobre y negro/MGL es blanca y mujer. El factor raza o sexo dirigió y dirige los sentimientos de animadversión de una población asustada que reclama venganza y permite que estos personajes reúnan todas las características que hagan desencadenar mis temores y mis fobias inconscientes. Mientras que las evidencias del asesinato de JVT eran débiles y se iban cayendo en el tiempo; en el caso de MGL, sorprende que la prensa escrita y hablada haya hecho todo un revuelo circense por su liberación convirtiéndola en una suerte de vedette, sea por su estrato social de origen, sea por haber trasgredido los cánones de mujer atractiva, blanca y frívola. La forma de enfrentar ambos acontecimientos por los medios de comunicación fue cuestionable por su falta de equilibrio, la actitud tendenciosa y la escasa ponderación necesaria para una población desinformada. Uno podría deducir que los medios se ensañan con los más débiles de la sociedad: así los pobres y las mujeres son más propensos a ser convertidos en chivos expiatorios de nuestros miedos y temores. Añadamos nuestras oscuras frustraciones con esta bailarina de la sociedad limeña; esta no solo ha trasgredido la justicia formal peruana, sino que quebró el orden o estatus que le compete a cada persona en la sociedad peruana, sobre todo a una mujer. Su situación se asemeja a la de Adela Quested, personaje de la novela Pasaje a la India de E. Foster, quien por un acontecimiento y su desenlace pasó de heroína inglesa a una mujer defenestrada y humillada por su grupo social. Además, solo comparemos la cobertura de prensa con el caso de la liberación de Lori Beredson, norteamericana ligada al MRTA, quien salió en libertad condicional tras 15 años de prisión.   

Interesante hubiera sido que los medios actuasen con la misma diligencia e indignación frente a los escandalosos indultos o liberaciones de probados delincuentes y de gente ligada al narcotráfico; o el reciente asesinato de 6 campesinos en Ucayali por posesión de tierras.

domingo, 6 de noviembre de 2016

POLÍTICO =¿CÍNICO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 06 DE NOVIEMBRE)

Durante las últimas semanas hemos sido testigos de ciertas declaraciones o silencios intencionales de varios personajes del círculo político nacional que lindan con la desfachatez o, de lo mal intencionado que uno pueda pensar, el cinismo más duro que pueda emanar de los mismos. Difícil es pensar que estos personajes hayan emitido declaraciones basadas en una candidez de gente ya ducha en estas lides o simplemente callarlas por creer tener argumentos sólidos y no discutibles para sustentar sus propuestas de tal o cual decisión tomada.
A lo largo de la historia de la política peruana republicana hemos tenido políticos que, además de demagogos, han sido expertos en tergiversar datos, ideas e información con el fin de ocultar una grave verdad que afecta al bien común, al sistema político que infelizmente acoge a este tipo de personas o a la sociedad en general. No es una práctica moderna o nacional. Aún queda el recuerdo en la historia norteamericana la forzada renuncia de Richard Nixon por el escándalo Watergate; por meses, Nixon y su gente trataban de ocultar evidencias contundentes que desenmascararon el turbio espionaje hecho contra el partido demócrata y que usó servicios estatales como el FBI o la CIA para empañar las elecciones presidenciales de 1972. Su sucesor, Gerald Ford, lo libró de la cárcel. Gajes y favores pendientes.
Los testimonios de algunos congresistas para defender la elección de dos cuestionables personajes en el triunvirato del Banco Central de Reserva; la desopilante comparación entre el bisoño Carlos Moreno y su negociazo, y el siniestro Vladimiro Montesinos por parte de un congresista tránsfuga (además); el silencio amañado del burgomaestre limeño frente a dos escándalos vinculantes que le han estallado en las manos, ligados a la corrupción de Lava Jato y el lamentable incendio de Cantagallo; y la elección por parte de este Gobierno de un exviceministro fujimorista cuestionado por corrupción; todo esto nos hace pensar en posturas que rayan con el cinismo.
Situaciones como estas generan en la población un total descrédito del aparato político democrático, puesto que, como personas elegidas por el voto popular, su actitud significa una traición a las aspiraciones de los votantes, así como a la confianza depositada por los electores en dichos elegidos. Salvo que los mismos electores sigan también ese posible camino del cinismo manifiesto en estos últimos días.
Queda la activa presión de la sociedad civil, así como el compromiso de una prensa libre para desentrañar a estos personajes y sus patrañas que deterioran nuestra sociedad. Nixon comenzó su caída gracias a un informante y dos valientes periodistas que recibieron el apoyo de su diario. Quizá esos buenos ejemplos podrían acaecer con más frecuencias por estos lares.